“La guerra civil contada a los jóvenes”, de Javier Pérez-Reverte, ilustrado por Fernando Vicente

«Todas las guerras son malas, pero la guerra civil es la peor de todas»

La guerra civil contada a los jóvenes es el último libro publicado por Javier Pérez-Reverte.

El escritor de Cartagena considera que la Guerra Civil española no está bien contada en los libros de texto. Por eso, en esta obra, trata de recordar a las nuevas generaciones que una tragedia como ésta se dio aquí, en nuestro país. Que nuestros padres y nuestros abuelos fueron protagonistas de esa guerra y que su lección debería valernos para que no se repitiera nunca más.

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             Ilustración de Fernando Vicente

Porque «si a un joven no le das historia, lo estás dejando huérfano de memoria y, sin memoria, no tiene ninguna posibilidad de comprender un país tan complejo como España», ha asegurado su autor.

  «Numerosos españoles se vieron obligados a tomar partido por un bando o por otro. Algunos lo hicieron de forma voluntaria, dispuestos a combatir porque su manera de pensar coincidía con la de los militares sublevados o con la del gobierno legítimo, y otros sencillamente se vieron obligados por las circunstancias, por el lugar en el que se encontraban al estallar el conflicto, razones familiares o sociales. Hubo familias divididas y amigos enfrentados. Incluso personas contrarias a la violencia se vieron obligadas a combatir, alistadas a la fuerza en uno u otro bando. Éstos fueron llamados “nacional” o “facista” en el caso de los sublevados y “republicano” o “rojo” en el de los defensores del gobierno legítimo».

La guerra civil contada a los jóvenes es un libro directo, escrito con un lenguaje comprensible. No pretende sustituir a los libros de historia, sólo ser una especie de puerta que permita acercarse a otros aspectos más profundos y concretos. Consta de 30 capítulos, muy breves, acompañados por fantásticas ilustraciones de Fernando Vicente.

SINOPSIS

La Guerra Civil española contada de forma escueta, objetiva y rigurosa, sin clichés partidarios ni etiquetas fáciles, en textos de Arturo Pérez-Reverte e ilustrada de forma espléndida por Fernando Vicente.

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   «Todas las guerras son malas, pero la guerra civil es la peor de todas, pues enfrenta al amigo con el amigo, al vecino con el vecino, al hermano contra el hermano. Hace casi ochenta años, entre 1936 y 1939, en tiempos de nuestros abuelos y bisabuelos, una espantosa guerra civil tuvo lugar en España. Causó miles de muertos, destruyó hogares, arruinó el país y llevó a mucha gente al exilio. Para evitar que tan desoladora tragedia vuelva a repetirse nunca, es conveniente recordar cómo ocurrió. Así, de aquella desgracia podrán extraerse conclusiones útiles sobre la paz y la convivencia que jamás se deben perder. Lecciones terribles que nunca debemos olvidar.»

Arturo Pérez-Reverte

ARTURO PÉREZ-REVERTE

Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en noviembre de 1951. Escritor y periodista, es un autor de gran popularidad gracias a sus novelas en las que suele mezclar misterio, acción, aventuras e historia.

© Victoria Iglesias

Como periodista, Reverte inició su carrera en el diario Pueblo, en el que permaneció durante doce años hasta que entró a formar parte de los servicios informativos de RTVE. Fue allí donde comenzó su labor como corresponsal de guerra, cubriendo durante más de diez años los peores conflictos armados en el mundo. Sus experiencias en lugares como Eritrea, Chipre, Chad, Líbano o, sobre todo, en la Antigua Yugoslavia -cuya cobertura informativa le valió el Premio Príncipe de Asturias de Periodismo-, le valieron para escribir su libro Territorio Comanche.

En 1986, Reverte publicó su primera novela, El maestro de esgrima, en la que se podía apreciar alguna de sus posteriores constantes: la pasión por la historia de España y por el clásico folletín de aventuras.

Con La tabla de Flandes, El Club Dumas y La sombra del águila, sus posteriores novelas, Reverte consiguió situarse en lo más alto de las listas de ventas. De ese modo, en 1994, coincidiendo con la publicación de Territorio Comanche, decidió dejar su puesto en RTVE para dedicarse en exclusiva a la literatura, manteniendo, eso sí, una columna de opinión en El Semanal.

Sin duda, la aparición de sus novelas protagonizadas por el Capitán Alatriste le supuso un nuevo éxito a nivel popular que además se vio refrendado por un reconocimiento desde el mundo literario que le valió ocupar el sillón de la T en la Real Academia de la Lengua Española.

Varias de sus novelas han sido adaptadas al cine, como Territorio Comanche, El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, El Club Dumas (como La novena puerta) o Alatriste; en estos momentos se está negociando la adaptación a serie de televisión y a largometraje de La reina del Sur.

Pérez Reverte ha recibido diversos premios y galardones como el Príncipe de Asturias de Periodismo, el Goya al mejor guión adaptado, el Jean Monnet o la Orden de Caballero de las Artes y las Letras que otorga el gobierno francés, entre otros.

Algunas de sus últimas novelas, como El Asedio y Un día de cólera, se han centrado en la invasión de España por parte de las tropas napoleónicas y la Guerra de Independencia Española. Tras una vuelta a la crónica urbana con El francotirador paciente, Reverte se centró de nuevo en la novela histórica y los libros con Hombres buenos.

El pequeño hoplita, publicado en 2010, fue su primera incursión en el mundo de la literatura infantil.

FERNANDO VICENTE

fernando-vicente-FotoNació en Madrid, España, en 1963. Pintor e ilustrador de formación autodidacta, sus primeros trabajos aparecieron en la década de los ochenta en las revistas Madriz y La Luna de Madrid. Actualmente publica en el diario El País y sus diversos suplementos. Ha ganado tres premios Award of Excellence de la Society for News Design. Ha participado en importantes exposiciones en espacios como ARCA, Círculo de Bellas Artes de Madrid o en el Museo de ABC.

FRAGMENTOS DE LA NOVELA

    «La Guerra Civil Española tuvo derivaciones indirectas en la Segunda Guerra Mundial, que estalló a los pocos meses. Muchos republicanos exiliados murieron en los campos de exterminio nazis. Los soldados españoles de la División Azul, que el franquismo envió a Rusia para ayudar a las tropas alemanas, encontraron a veces frente a ellos a compatriotas: antiguos republicanos españoles que luchaban encuadrados en el ejército soviético. Un gran número de españoles tomó las armas en diversos lugares de Europa contra los nazis, tanto con las tropas regulares aliadas como con la Resistencia francesa, a la que aportaron su coraje y experiencia militar. Algunos de los blindados de las tropas que liberaron París iban tripulados por republicanos españoles y se llamaban Gernica, Belchite, Brunete o Don Quijote».

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          Ilustración de Fernando Vicente

“La agonía del búho chico”, de Justo Vila

20151204124135_00001La agonía del búho chico es la primera novela del escritor extremeño Justo Vila. Cuando se publicó, en 1995, por la editorial pacense Del Oeste Ediciones, tuvo una gran acogida por parte de los lectores y de la crítica. El profesor Ricardo Senabre le dedicó las siguientes palabras: «Pocas veces una primera novela constituye una sorpresa tan grata como en este caso. La obra tiene méritos suficientes para llegar a un amplio número de lectores. Confiemos en que el autor no se detenga aquí. Tiene facultades de sobra para hacernos concebir muchas esperanzas. Y esto no es algo que pueda decirse todos los días».

Narra la historia de un grupo de personas que, tras acabar la guerra civil española, abandonan sus pueblos por miedo a las represalias y se esconden en las sierras extremeñas de La Siberia y de La Serena.

Estos huidos o maquis forman la partida de Alonso “Veneno”, condenado a la pena de muerte como autor del delito de adhesión a la rebelión militar que, tras pasar por el campo de concentración de Castuera y escapar de la cárcel de Puebla, se refugia en la Sierra de Cantosnegros.

    «Aquella tarde del siete de diciembre, de pie en los riscos de Cantosnegros, Alonso “Veneno” miraba con los prismáticos a lo lejos. Sus ojos ahumados parecían atrapados por los luminosos y transparentes colores que bañaban la serena llanura, cambiantes, vaporosos y fugitivos a cada minuto que pasaba. Desde el alto peñasco, todo le parecía eterno, imperecedero, indestructible: el enorme cielo sin nubes; el vasto mar verde de humildes chaparros y altivas encinas; el Guadiana inmutable, encajado en dirección noroeste y de pronto quebrando hace el sur. Y la luz. Luz estallando en la blusa de las encinas, violenta, tensa, cubriendo convulsivamente la distancia, disolviendo como humo de nubes las sombras verdes.»

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                                  ©Fernando Vicente

Son hombres y mujeres que sueñan con recuperar las libertades arrebatadas por el nuevo régimen. Sobreviven en condiciones muy precarias, pero continúan en la lucha, con la esperanza de que los aliados intervengan a favor de su causa. Pero después de la aventura fracasada del Valle de Arán, tienen que replantearse la estrategia guerrillera. Entonces toman una decisión desesperada que tendrá terribles consecuencias para la partida.

La agonía del búho chico es una novela donde se mezclan realidad y fantasía. Está sustentada en un gran trabajo previo de documentación. Justo Vila es un gran conocedor de la historia reciente de la región extremeña. Sin duda, conocía y había investigado los hechos sobre los que ha cimentado su magnífica novela. El escritor extremeño demuestra también un gran conocimiento de los territorios y escenarios en los que se desarrolla la trama de la historia –las comarcas extremeñas de La Siberia y de La Serena–, y de la flora y la fauna de la zona. Y hace gala, además, de un dominio asombroso del lenguaje.

El resultado de todo ello es una excelente novela, muy bien escrita, entretenida y fácil de leer. Una de mis novelas favoritas. Cuando la leí por primera vez, hace ya más de dos décadas, me pareció una novela extraordinaria. Por eso la he recomendado montones de veces. Al volver nuevamente a ella, después de tantos años, he descubierto matices nuevos, detalles olvidados, que han hecho que su lectura me haya resultado tan gratificante o más que aquella, ya tan lejana, primera vez.

El profesor y bibliógrafo Manuel Pecellín ha afirmado que sigue siendo la «mejor novela de cuantas han abordado la historia de los guerrilleros en Extremadura». Y ha escrito sobre ella: «Símiles y metáforas, de hermosa factura, sobre la base de la flora, la fauna o el entorno paisajístico, refuerzan con acierto el discurso, que, por otro lado, no omite recursos como el monólogo interior, la trama coloquial sin conexiones lógicas, la ruptura del orden cronológico, la alternancia imprevista de las voces y hasta el uso suave del dialecto, prueba de la madurez alcanzada por el narrador»

    «Fue un gemido aterrador que helaba la sangre en las venas y, cabalgando a lomos del viento gallego, como escoba del cielo, subió hasta lo más alto de las sierras, bajó a las vaguadas, rozó los techos vegetales de los chozos de los pastores, entumeció los músculos de los mastines, rompió la calma de los campos cansados y llenó de pánico a la comadreja, a la gineta, al zorro, al mochuelo, al cárabo, al cuco, a la carraca y a la oropéndola; cruzo valles y torrenteras, dehesas y olivares; hizo encogerse a adelfas y jaras, cantuesos y escobas blancas; rompió el discurrir torrencial e impetuoso de los saturados arroyos; navegó por el Guadiana hasta el Portillo de Cíjara, quebró en la Sierra del Aljibe y se elevó hasta rebotar en los canchales de la Umbría; arañó los tejados rojos y pardos de Villarta, se perdió por los paisajes huidizos de Fuenlabrada y, desde el Puerto de los Carneros, el eco devolvió el gemido, cada vez más apagado y agónico, a la choza de Alonso, abriéndose pasa entre espantados jabalíes, sorprendidos ciervos, asustados linces, batiendo alas como un alimoche.»

Territorio del búho chico. Germán Grau

 Territorio del búho chico.  Dibujo de Germán Grau

SINOPSIS

Tras la guerra civil española un grupo de personas, pertenecientes al bando perdedor, abandonan sus pueblos por miedo a las represalias y se esconden en las sierras de La Siberia extremeña y de La Serena. Son los huidos, los maquis, gentes que asisten, desesperadas, a su propio aniquilamiento.

En La agonía del búho chico, a Justo Vila le interesa el mundo interior de sus protagonistas, y a desarrollar ese íntimo entorno es a lo que se dedica buena parte del libro. Pero no pierde intensidad la otra parte de la novela, la más descriptiva, aquella que dibuja minuciosamente el entorno de la zona, o los enfrentamientos del grupo con sus perseguidores. Penetrando en los oscuros misterios del corazón humano, Justo Vila urde una sólida estructura narrativa con los materiales de la soledad, el absurdo, la muerte, la esperanza y la desesperación, y deja abiertas las puertas a su reconocimiento literario.

Esa mezcla de acción e intimismo da como resultado una novela compacta, densa, gratificante para el lector.

JUSTO VILA

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     facebook.com/JVilaIzquierdo

Justo Vila Izquierdo es un escritor e historiador español. Nació en 1954, en Helechal (Badajoz), en el seno de una familia de jornaleros que emigró a las cuencas mineras de Asturias a principios de los sesenta. De regreso a Extremadura compaginó sus estudios con diversos trabajos (jornalero, albañil, educador, colaborador en prensa y radio, etc.) Licenciado en Geografía e Historia, ha trabajado de maestro y ha sido director de la Biblioteca de Extremadura.

Forma parte, entre otras, de la Asociación de Escritores Extremeños, la Unión de Bibliófilos de Extremadura, la Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz y la SEGUEF (Sociedad de Estudios de la Guerra Civil y el Franquismo), siendo uno de sus miembros fundadores.

El grueso de sus obras, tanto novelísticas como históricas, se centra preferentemente en el estallido de la guerra civil y en las consecuencias de ésta en Extremadura. Sus novelas se caracterizan por la abundante utilización de recursos del paisaje, el habla, la fauna, la flora, la etnografía y el imaginario colectivo de la región.

Ha publicado libros de historia: Extremadura: la guerra civil y La guerrilla antifranquista y libros de viajes como Descubrir España: Extremadura y En cuanto amanezca. Ha escrito guiones para televisión como Extremadura amarga y La montaña mágica, pero, sobre todo, es autor de novelas fundamentales, como La agonía del búho chico, Siempre algún día, La memoria del gallo y Lunas de agosto. Además, Justo Vila es también autor de numerosos cuentos.

FRAGMENTOS DE LA NOVELA

   «Me habían contao que la culebra, atraía por la leche materna, se acerca hasta los chozos y se introduce en ellos. Que, la mu condená, espera escondía hasta que tos duermen. Entonces se sube a la cama y se agarra del pecho de la madre pa chuparla. Dicen que mama como cualquier recién nacío. Por eso ninguna madre se da cuenta de na, porque creen que es su criaturita la que pega los chupetones. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que la culebra, si el crío se despierta pa pedir su ración, muy astutamente la mete el rabo en la boca a la criaturita. Y entonces, el niño empieza a chupar, venga a chupar, hasta que se ahoga con la cola del bicho. Yo no la he visto en toa la crianza, pero es que es mu lista. Creo que se dio cuenta que le tendíamos una trampa y entonces no entró en el chozo […] «Mira, Modesto, que la culebra es mu lista y ha visto la ceniza que hay alreor del chozo pa descubrirla… Esa ha tirao pa lo de las cabras y s´está mamando a la “Banquilla”». Al principio pensé que no era posible. Pero luego recordé un caso similar que me había contao mi padre, cuando él llevaba las cabras del pueblo. La verdá es que a una cabra le es mu difícil defenderse de la culebra. Cuando ésta se acerca silbante en la noche, la cabra se queda inmóvil, paralizá, como si hubiera sío hinotizá. Entonces, decía mi padre, la culebra se enrosca a las patas de la cabra y chupa sus tetas.»
    […]
   «La nuestra es una guerra olvidada, inexistente. Los aliados no quisieron verla en el cuarenta y cinco. Nos dejaron solos. Declaraciones hipócritas y nada más. Hemos fracasado. Hemos sido derrotados por el franquismo. Ciertamente, nunca se podrá decir que nuestra causa carecía de sentido, pero se acerca el día, está a la vuelta, en que nadie recordará la historia de este tiempo; pesará sobre ella la losa de un pacto de silencio. Y llegará el olvido, tranquilizador olvido para la mayoría que, convencida de que es imposible repetir la historia, tranquilamente, podrá atreverse a desconocerla. Pero no se puede ocultar parte de la memoria de un país, había dicho Alonso. Si se cierran las puertas a la historia, ésta esperará pacientemente en el umbral, para irrumpir en cualquier momento, con todas sus imprevisibles consecuencias.»

“Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar”, de Pascual Madoz

Diccionario_de_MadozEl Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar es una magna obra publicada por Pascual Madoz entre 1846 y 1850. Compuesta por 16 volúmenes (Madrid, 1845-1850), analiza todas las poblaciones de España. Supuso en la época una mejora importante respecto al Diccionario geográfico y estadístico de España y Portugal, que había terminado de publicarse en 1829 por Sebastián Miñano.

También conocido como «el Madoz», es una obra a la que según su propio autor, se dedicaron 15 años, 11 meses y 7 días de trabajos literarios. En esta tarea le ayudaron más de mil colaboradores y veinte corresponsales: «No soy yo el autor del Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico: esta gloria corresponde a tantos y tan distinguidos colaboradores que he tenido en todas las provincias y a los buenos amigos que han trabajado en las oficinas de mi redacción, cuyos nombres, los de aquellos y los de estos, figurarán con los de los corresponsales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en lugar oportuno; corresponde a todos los Gobiernos que se han sucedido desde 1836 hasta el día, porque todos sin distinción de colores políticos, han secundado noble y lealmente mis esfuerzos».

Esta obra todavía es consultada por los historiadores, investigadores y arqueólogos, ya que contiene interesante información sobre ruinas, restos y posibles yacimientos arqueológicos con la descripción que en aquel entonces éstos presentaban.

LA VILLA DE FERIA EN EL DICCIONARIO DE MADOZ

En este gran trabajo de Madoz, podemos encontrar una serie de datos, verdaderamente interesantes, de carácter urbano, administrativo, económico, histórico y social, que permiten aproximarnos a la forma de vida de nuestros antepasados en la segunda mitad del siglo XIX.

En el tomo VIII del Diccionario, encontramos la entrada correspondiente a la villa de Feria, que es descrita de la siguiente manera:

Vistas de Feria desde El Mirrio

«Situada en un cerro elevado, dando vista al norte y al este, de cuyos aires se halla muy combatida; está resguardada al sur y oeste por 3 elevadas sierras denominadas Ferrera, Sierra Vieja y Sierra del Palacio»

«Villa con ayuntamiento, en la provincia y diócesis de Badajoz (10 leguas), partido judicial de Zafra (3 leguas), audiencia territorial de Cáceres (18 leguas), capitanía general de Extremadura.

Situada en un cerro elevado, dando vista al norte y al este, de cuyos aires se halla muy combatida; está resguardada al sur y oeste por 3 elevadas sierras denominadas Ferrera, Sierra Vieja y Sierra del Palacio, con CLIMA destemplado; y se padecen anginas y afecciones de pecho en el invierno, intermitentes y fiebres continuas en el verano.

Tiene 456 CASAS, pequeñas y de 2 pisos, habitable el bajo y destinado el segundo para graneros; en 19 calles irregulares, pendientes, mal alineadas, de piso incómodo y divididas algunas por barrancos de 1 y 2 varas de profundidad, con escaleras para pasar de una acera a otra; la plaza tiene 60 varas de larga por 35 de ancha, y en ella se encuentra la casa consistorial, que hallándose arruinada hace bastantes años, se habilitaron en el de 1837 dos salas, una en alto para las sesiones de ayuntamiento, y otra en el piso bajo, que sirve de cárcel; hay escuela de primera educación, dotada con 3000 reales de los fondos públicos, a la que asisten 120 niños; otras dos de niñas, a la que concurren 80, mediante una retribución proporcional; iglesia parroquial dedicada a San Bartolomé Apóstol, con curato de término y provisión ordinaria; el edificio, situado en el centro del pueblo, cerca de la plaza, es bastante solido, moderno y de una sala nave; la torre es cuadrada y en ella existe el reloj de la villa; esta iglesia fue construida en el siglo XV; pues habiéndose extendido la población separándose de su primitivo sitio, se abandonó por distante e incapaz su antigua parroquia, la cual, con advocación de la Virgen de la Candelaria, quedó reducida a ermita, y fue destruida totalmente por los franceses en la guerra de la Independencia; en los afueras, 40 pasos al sur, hay una ermita dedicada a San Fabián y San Sebastián; contigua a ella, el cementerio, y en la cima, 80 pasos al norte el antiguo castillo, cuyas fortalezas fueron también destruidas por los franceses; es un recinto de figura rombóidea, de más que común espesor, cuya altura es de 10 a 12 varas; robustecen sus ángulos obtusos varios tambores salientes y se subdivide en 2 plazas, entre las que se interpone una torre cuadrada de grande elevación; en la plaza del norte, hay 2 cisternas que a pesar de la altura del sitio que ocupan, conservan siempre agua muy pura; las potables de esta vecindad consisten en 7 fuentes o pilares públicos a sus inmediaciones, que suelen escasear en el verano.

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«Las potables de esta vecindad consisten en 7 fuentes o pilares públicos a sus inmediaciones, que suelen escasear en el verano»

Confina el TÉRMINO: por el norte, con el de Villalba; por el este, con los de Fuente del Maestre y Zafra; por el sur, con el de Burguillos; por el oeste, con el de La Parra, a distancia de media legua a una por todos los puntos; y comprende 6000 fanegas, roturadas de labor, de las cuales son 120 de primera clase, 2000 de segunda, y el resto de tercera; las 5 dehesas denominadas el Álamo, de cabida de 1.000 fanegas, con 24000 encinas y chaparros; la Peralera, de 400 fanegas, con 8000 encinas; la de Chorrero, de 300 fanegas, con 3000 encinas; y las de Carrascales y Dehesilla, sin arbolado, que componen entre las dos 650 fanegas; y por último, el caserío denominado las Bodegas de las Viñas de don Blasco, que son 36 casas, situadas 3 cuartos de leguas al sur, que sirven para encerrar los vinos de las cosechas, en el cual hay 2 oratorios, con culto público.

Le baña a la parte del sur, a una legua, la ribera de Guadajira, en dirección de sur a norte, con un puente en el camino de Burguillos, construido de ladrillo con 3 arcos, 6 varas de elevación y 14 de largo; hay un arroyo llamado de la Albuhera, que tiene su nacimiento de las aguas sobrantes de la charca del mismo nombre; corre de oeste a este y es de mucha utilidad al vecindario, por ser de curso perenne y no haber más abrevadero para los ganados; la charca o Albuhera, que acabamos de nombrar, se halla entre los términos de este pueblo y La Parra; se recogen en ella las aguas de invierno, para moler en tiempo de verano; fue edificada por los años 1750, por el Sr. D. Amador Malaguilla, obispo de Badajoz, que la donó después al convento de monjas Carmelitas de la misma ciudad; cubre el agua de 50 a 60 fanegas de tierra, y está contenida por una muralla de 60 varas de larga, 42 de altura y 13 de espesor; en los puntos llamados la Madre y el Aventadero, hay varios molinos; el terreno que ocupa fue cedido por el ayuntamiento de esta villa, reservándose estos vecinos el privilegio de vez en las moliendas y baja en las maquilas, de cuyo derecho usan; esta finca fue declarada nacional, tasada en 959070 reales y vendida en más de un millón. Al este de la villa hay un pilar de agua mineral ferruginosa que se aplica a las obstrucciones de vientre.

El terreno participa de monte y llano; la parte de este y sur es de monte, parte pizarroso y pedregoso, y parte de monte bajo en el sitio llamado Cadenilla, que aprovecha el ganado cabrío; las dehesas de propios son de pasto y labor, divididas en 3 giros, que se reparten alternativamente al pueblo cada año, aprovechándose con los ganados del pueblo los pastos de lo vacante; del arbolado se surte el pueblo de leña y madera para sus labores.

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       «El término comprende 6000 fanegas, roturadas de labor»

CAMINOS: la carretera de Badajoz a Sevilla pasa a media legua, en dirección de oeste a este; los demás son vecinales y de herradura. El correo se recibe en Zafra por balijero, 3 voces a la semana.

PRODUCCIÓN: trigo, cebada , avena, centeno, aceite, vino; se mantiene ganado lanar, cabrío, de cerda, vacuno, bueyes y caballerías de labor y de carga; y se cría caza menuda y animales dañinos.

INDUSTRIA Y COMERCIO: 6 telares, que manejan las mujeres, en los que se elaboran lienzos comunes, mantas y jergas; 6 molinos harineros, 2 tahonas, 3 más de zumaque, 4 molinos de aceite; se trafica en muletas castellanas, compradas en la feria de Salamanca de 8 de septiembre, que se venden después en la de La Parra, el 24 de agosto.

POBLACIÓN: 550 vecinos; 2069 almas.

CAPITAL DE PRODUCCIÓN: 3340728 reales.

IMPUESTOS: 290325 reales.

CONTRIBUCIÓN: 37773 reales 29 maravedíes.

PRESUPUESTO MUNICIPAL: 18500, del que se pagan 2800 al secretario por su dotación, y se cubre con el producto de las fincas de propios que son las 5 dehesas ya referidas y el déficit por el repartimiento vecinal.

Esta villa fue dada por el rey Enrique IV de Castilla a D. Lorenzo Suárez de Figueroa, con el título de conde, por los grandes servicios que le había prestado. Posteriormente, el rey D. Felipe II, hizo merced de ella, con el titulo de duque, a D. Gómez Suárez de Figueroa, su quinto conde; y últimamente, pasó su señorío al duque de Medinaceli, cuyo señor residía en el castillo, en el cual hubo alcalde hasta su destrucción; el duque cobra actualmente 4000 reales por alcabalas.

Esta villa hace por armas, en escudo dorado, 5 hojas verdes de higuera»

PASCUAL MADOZ

madoz(Pamplona, 1806 – Génova, 1870) Político español. Ejerció la abogacía en Barcelona y militó en las filas del Partido Progresista. Debido a su trabajo, estableció una afinidad muy estrecha con la burguesía catalana y estuvo muy vinculado a sus intereses industriales, que siempre defendió a ultranza.

Inició su trayectoria política en 1836, año en el que fue elegido diputado, y mantuvo su escaño durante varias legislaturas, hasta 1856. Fue ministro de Hacienda en 1855, y durante su ministerio presentó el proyecto de ley de desamortización general civil y eclesiástica, que incluía también las propiedades de los ayuntamientos.

Esta ley inauguró una nueva etapa, dado su alcance político y económico. La desamortización consistía en una acción legal cuyo objetivo era liberar y entregar a la adquisición pública las propiedades inmuebles atesoradas por entidades que no amortizaban sus bienes, como la Iglesia y los municipios.

En 1856 se opuso al golpe de Estado de O’Donnell como jefe de la milicia nacional y, tras la revolución de 1868, fue designado gobernador de Madrid y miembro de la comisión encargada de ofrecer la Corona española a Amadeo I de Saboya. La elección del nuevo rey supuso un período de interinidad en la jefatura del Estado provocada por los continuos enfrentamientos entre los partidos políticos y por las presiones internacionales. Los progresistas, a los que pertenecía Madoz, consiguieron finalmente que su candidato, Amadeo de Saboya, fuese elegido el 16 de noviembre de 1870.

Madoz fue uno de los fundadores de la estadística en España, con su traducción y ampliación de la Estadística de España, de Moreau de Jonnès, en 1835. También redactó Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, obra básica para conocer la economía del siglo XIX y el imperialismo colonial español.

FUENTES

  • Wikipedia
  • Biografías y vidas
  • Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar

 

“Inés del alma mía”, de Isabel Allende

9788401352881Inés del Alma mía es una novela histórica de la escritora chilena Isabel Allende. Narra la vida y hazañas de la extremeña Inés Suárez que participó junto con su amante, Pedro de Valdivia, en la conquista de Chile y en la fundación de la ciudad de Santiago. La historia es una especie de diario que su protagonista, Inés Suárez, dirige, ya en la vejez, a su hija adoptiva Isabel, en el que da cuenta de los principales hechos de su vida.

   «Pero de todos modos debo relatar mi versión de lo acontecido para dejar memoria de los trabajos que las mujeres hemos pasado en Chile y que suelen escapar a los cronistas, por diestros que sean. Al menos tú, Isabel, debes conocer toda la verdad, porque eres mi hija del corazón, aunque no lo seas de sangre.

   Supongo que pondrán estatuas de mi persona en las plazas, y habrá calles y ciudades con mi nombre, como las habrá de Pedro de Valdivia y otros conquistadores, pero cientos de esforzadas mujeres que fundaron los pueblos, mientras sus hombres peleaban, serán olvidadas.»

Según la propia autora, Inés Suárez fue “una mujer con agallas que desafió las convenciones de su tiempo». Sus hazañas fueron realmente “excepcionales en una época tan masculina como la de la conquista de América, de testosterona, de hierro, de violencia y masacre.» 

De ella escribió Valeriano Gutiérrez Macías en su obra titulada Mujeres extremeñas: «Mujer de extraordinaria belleza, de nobles sentimientos, con un gran corazón, fue Inés de Suárez, que llevaba en sus venas todo el fuego de este sol ardoroso, casi africano, que brillaba en el firmamento de nuestra tierra y que le hará amar con pasión, saltando por encima de todos los prejuicios establecidos.

Inés de Suárez fue la primera mujer que pisó Chile. Fue Gobernadora cuatro veces de aquel país, en alternativas de guerras de conquista con los bravos indios araucanos.

Se ha afirmado que la amiga íntima del paladín de la tierra parda, Pedro de Valdivia, rigió sabia y prudentemente el Arauco.

Si tuviésemos que sintetizar su vida en dos líneas diríamos de ella lo siguiente: “Gobernó Chile y se distinguió por sus extraordinarias virtudes y, sobre todo, por su amor, prudencia y sabiduría”.»

Allende ha asegurado que no tuvo que inventarse nada, que los hechos que se relatan en la novela son absolutamente históricos. Para escribir esta historia y poder empaparse del momento histórico y de los personajes, realizó un profundo trabajo de investigación histórica que le llevó cuatro años.

Una novela que refleja, con valentía, las luces y sombras de la conquista de Chile. Muy interesante.

20151117133915_00001   Inés Suárez (1507-1580), española, nacida en Plasencia, viajó al Nuevo Mundo en 1537 y participó en la conquista de Chile y la fundación de la ciudad de Santiago. Tuvo gran influencia política y poder económico. Las hazañas de Inés Suárez, mencionadas por los cronistas de su época, fueron casi olvidadas por los historiadores durante más de cuatrocientos años. En estas páginas narro los hechos tal como fueron documentados. Me limité a hilarlos con un ejercicio mínimo de imaginación.
    Ésta es una obra de intuición, pero cualquier similitud con hechos y personajes de la conquista de Chile no es casual. Asimismo me he tomado la libertad de modernizar el castellano del siglo XVI para evitar el pánico entre mis posibles lectores.
Nota de la autora

SINOPSIS

Inés Suárez es una joven y humilde costurera extremeña que se embarca hacia el Nuevo Mundo para buscar a su marido, extraviado con sus sueños de gloria al otro lado del Atlántico. Anhela también vivir una vida de aventuras, vetada a las mujeres en la pacata sociedad del siglo XVI. En América, Inés no encuentra a su marido, pero sí un amor apasionado: Pedro de Valdivia, maestre de campo de Francisco Pizarro, junto a quien Inés se enfrenta a los riesgos y las incertidumbres de la conquista y la fundación del reino de Chile.

En esta novela épica el aliento del amor concede una tregua a la rudeza, la violencia y la crueldad de un momento histórico inolvidable. A través de la pluma de Isabel Allende se confirma que la realidad puede ser tan sorprendente o más que la mejor ficción, e igualmente cautivadora.

ISABEL ALLENDE

Isabel_allendeEscritora y periodista chilena residente en Estados Unidos, Isabel Allende inició sus estudios en su propia casa, hasta que en 1953 su familia residió en Bolivia y Beirut, asistiendo en esta última ciudad a un colegio privado inglés.

Desde 1959 trabajó para Naciones Unidas en la FAO, viajando a partir de entonces por Europa por razones de trabajo. Desde 1967 hasta 1973 trabajó como periodista en Chile y también en televisión.

En 1973, como consecuencia del golpe de estado en su país, se exilió a Venezuela, trabajando también como periodista en Caracas. Retornó a Chile en 1988. En la actualidad, vive en California.

Allende es una de las escritoras en lengua española más leída de todos los tiempos y ha publicado tanto novela como cuentos infantiles o teatro. Gran parte de su obra se cataloga dentro del realismo mágico. Su lenguaje es sencillo, claro y pleno de contenido, y con un marcado acento feminista.

A lo largo de su carrera ha vendido millones de copias de sus libros, con traducciones a multitud de idiomas. De entre su obra cabría destacar títulos como La casa de los espíritus, que fue adaptada al cine con gran éxito, o Inés del alma mía.

Allende ha obtenido numerosos galardones por sus obras, como por ejemplo el Premio Nacional de Literatura de Chile en 2010.

FRAGMENTO DE LA NOVELA

   Ines_de_Suarez «Y entonces enarbolé la pesada espada a dos manos y la descargué con la fuerza del odio sobre el cacique que tenía más cerca, cercenándole el cuello de un solo tajo. El impulso del golpe me lanzó de rodillas al suelo, donde un chorro de sangre me saltó a la cara, mientras la cabeza rodaba a mis pies. El resto no lo recuerdo bien. Uno de los guardias aseguró después que decapité de igual forma a los otros seis prisioneros, pero el segundo dijo que no fue así, que ellos terminaron la tarea. No importa. El hecho es que en cuestión de minutos había siete cabezas por tierra. Que Dios me perdone. Cogí una por los pelos, salí a la plaza a trancos de gigante, me subí en los sacos de arena de la barricada y lancé mi horrendo trofeo por los aires con una fuerza descomunal, y un pavoroso grito de triunfo, que subió desde el fondo de la tierra, me atravesó entera y escapó vibrando como un trueno de mi pecho. La cabeza voló, dio varias vueltas y aterrizó en medio de la indiada. No me detuve a ver el efecto, regresé a la celda, cogí otras dos y las lancé en el costado opuesto de la plaza. Me parece que los guardias me trajeron las cuatro restantes, pero tampoco de eso estoy segura, tal vez yo misma fui a buscarlas. Sólo sé que no me fallaron los brazos para enviar las cabezas por los aires. Antes de que hubiese lanzado la última, una extraña quietud cayó sobre la plaza, el tiempo se detuvo, el humo se despejó y vimos que los indios, mudos, despavoridos, empezaban a retroceder, uno, dos, tres pasos, luego empujándose, salían a la carrera y se alejaban por las mismas calles que ya tenían tomadas.»