“Todos los hermosos caballos” de Cormac McCarthy

  Publicada en 1992, la novela Todos los hermosos caballos cosechó el aplauso de la crítica y un gran número de lectores.

imagesCA9QKW33  Primera de las tres novelas de la Trilogía de la frontera, que se completaría con En la frontera y Ciudades de la llanura, puede considerarse una obra de aprendizaje con resonancias épicas.

  «Lo que a estas alturas el lector reconoce como McCarthylandia: una extensión solitaria de sombras simbólicas y metáforas rumiadas con melancolía, el sol poniéndose lentamente por el oeste y la brisa de la tarde soplando entre pedruscos antiguos y cactus macilentos y llevando consigo, con un eco espeluznante y crepuscular, el sonido a la vez familiar y triste de una máquina de escribir estrepitosa”

Charles McGrath, The New Yorker

  Fue adaptada al cine en la película de 2000 All the Pretty Horses (Todos los caballos bellos), protagonizada por Matt Damon y Penélope Cruz y dirigida por Billy Bob Thornton.

Tráiler de All the Pretty Horses 

SINOPSIS

  Ambientada en 1949, en las tierras fronterizas entre Texas y México, la historia se centra en el personaje de John Grady Cole, un muchacho de dieciséis años, hijo de padres separados que tras la muerte de su abuelo decide huir a México en compañía de su amigo Lacey, para encontrarse con un mundo marcado por la dureza y la violencia. Una novela de aprendizaje con resonancias épicas que inaugura un paisaje moral y físico que nos remite a la última epopeya de nuestro tiempo. Un estilo seco para una historia de emociones fuertes, ásperas, primigenias: «Su abuelo era el mayor de ocho chicos y el único que vivió más de veinticinco años. Se ahogaron, les dispararon, les cocearon caballos. Perecieron en incendios. Sólo parecía darles miedo morir en la cama. Mataron a los dos últimos en Puerto Rico en en mil ochocientos noventa y ocho y aquel año se casó y llevó a su novia al rancho y debió de salir a contemplar sus posesiones y reflexionar largo rato sobre los designios de Dios y las leyes de la primogenitura.»

 CORMAC MCCARTHY

Cormac McCarthy

Cormac McCarthy

  Cormac McCarthy nació en 1933 en Rhode island, aunque pasó la mayor parte de su niñez cerca de Knoxville, Tennessee, donde se desarrollan sus primeras cuatro novelas. Las circunstancias de su biografía se hallan envueltas en la leyenda: no concede entrevistas, se dice que vivió bajo una torre de perforación petrolífera y que en su juventud llevó la vida de un vagabundo. En 1965 llamó la atención de la crítica internacional con su obra El guardián del vergel, que ganó el premio Faulkner a la Primera Novela. Más tarde aparecerían La oscuridad exterior, Hijo de Dios y Suttree, ambientadas en un Sur gótico y violento y que han sido comparadas con la obra de William Faulkner y Flannery O’Connor. En 1981, Cormac McCarthy recibió el premio MacArthur Fellowship, el reputado Genius Grant, y escribió Meridiano de sangre. En 1992 publicó Todos los hermosos caballos, el primer volumen de una trilogía, que cosechó el aplauso de la crítica y un gran número de lectores. Se convirtió en un New York Times bestseller y fue galardonado con el National Book Critics Circle Award y con el premio literario más importante de Estados Unidos, el National Book Award. Completan la trilogía En la frontera y Ciudades de la llanura. Más tarde apareció No es país para viejos, La carretera (galardonada con el premio Pulitzer), y El Sunset Limited.

FRAGMENTOS DE LA NOVELA

  «Las sociedades a las que me han expuesto se me antojaban en su mayor parte máquinas para la supresión de las mujeres. La sociedad es muy importante en México, donde las mujeres si siquiera tienen el voto. En México están locos por la sociedad y por la política y son muy malos en ambas cosas. A mi familia se la considera gachupines aquí, pero la locura del español no es tan diferente de la locura criolla. La tragedia política de España tuvo su ensayo general veinte años antes en tierra mexicana. Para quienes tenían ojos para ver. Nada era lo mismo, y no obstante, todo lo era. En el corazón español hay una gran añoranza de libertad, pero solo la suya propia. Un gran amor por la verdad y el honor en todas sus formas, pero no en la sustancia. Y la profunda convicción de que nada puede probarse si no es con sangre. Vírgenes, toros, hombres. En última instancia, el propio Dios.”

      […]

  «En su sueño podía oír los caballos caminando entre las rocas y podía oírles beber en la oscuridad de los charcos poco profundos donde las piedras eran suaves y rectilíneas como las piedras de antiguas ruinas y el agua goteaba de sus hocicos y sonaba como agua goteando en un pozo y en su sueño vio caballos y los caballos de sus sueños se movían gravemente ente las piedras inclinadas como caballos llegados a un paraje antiguo donde había fallado una ordenación del mundo y si se había escrito algo sobre las piedras, la intemperie se lo había llevado y los caballos eran cautelosos y se movían con gran circunspección, pues llevaban en su sangre el recuerdo de este y otros lugares donde en su tiempo hubo caballos y volvería a haberlos.”