“Ésta es mi tierra”, de Luis Landero

Ésta es mi tierra (2002) es un librito de 134 páginas, bellamente ilustrado con fotografías de Genín Andrada y dibujos de OPS, que recoge el guion que escribió Luis Landero para la serie de Televisión Española Ésta es mi tierra, un espacio documental y literario que recoge el trabajo de escritores y los relaciona con los paisajes que han impregnado sus obras. En este capítulo el escritor extremeño recuerda su infancia en Alburquerque (Badajoz) y nos lleva a los lugares más significativos de su pueblo.

El libro comienza con un hermoso autorretrato. Posteriormente nos conduce por los espacios más representativos de su Alburquerque natal y por los recuerdos de su infancia en una familia de labradores, en una casa en la que sólo había un libro. Nos descubre los inicios de su vocación de escritor, favorecidos por la gran sabiduría para el relato oral que tenía su abuela Francisca, analfabeta, pero que dominaba como nadie el arte de contar. Y termina hablándonos de la inevitable marcha de su familia a la gran ciudad, dejando atrás el paraíso perdido de su tierra y de su infancia.

     «Si es verdad que existe en el hombre, y en cada uno de nosotros, la nostalgia de un Paraíso perdido, de una plenitud que nos fue arrebatada, para mí ese Paraíso sería la infancia y la naturaleza. Por esos, uno no se distancia de ella, no la ve como paisaje, ni menos aún la valora estéticamente. Uno no mira; actúa (uno va a nidos, o a lagartos, o a grillos, o a ranas, o corre sin cansarse hacia no importa dónde, o se sube a un árbol o se tumba en la hierba). Y algo similar les ocurre también a los campesinos. Tampoco ellos tienen conciencia estética del paisaje».

Ésta es mi tierra es un libro maravilloso, escrito con una prosa magnífica y que rezuma lirismo y un profundo amor por su tierra. Más que recomendable.

Alburquerque, nostalgia en blanco y negro: Luis Landero

SINOPSIS

En Ésta es mi tierra el escritor Luis Landero recrea su infancia y vivencias personales en Extremadura, todo ello en la mejor literatura de tradición y pulso cervantino, mezcla de ironía, ternura y sabiduría vital. Sin interferir y complementando la visión del escritor, acompañan al texto las fotos de Genín Andrada y los dibujos terriblemente lúcidos de OPS.

Estaesmitierra

     «Mi signo es la impertinencia; mi pasión, un cierto afán de plenitud que me impide el disfrute de mí mismo y me invita al ensueño. Mi dulzura es la naturaleza y el verano, que es tanto como decir la melancolía de la infancia. Mi dolor es la insatisfacción crónica y la repentina falta de entusiasmo. La literatura ha acabado por ser, después de la tormenta, una reparación de daños.

     Me gustaría entender el mundo. Vendería mi alma al diablo por ser sabio. Pero hay días en que no entiendo nada, y sólo me llega el fragor de algo absurdo, caótico».

LUIS LANDERO

Landero_bigLuis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. Lluvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. En  El huerto de Emerson (2021) retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en invierno. En Una historia ridícula (2022) demostró su maestría en el uso del humor para retratar la condición humana. La última función (2024) es su última novela.

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

  • Más sobre Luis Landero en Extremeños Ilustres

       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero

“La última función”, la nueva novela de Luis Landero

Algo menos de dos años después de la publicación de Una historia ridícula, el escritor extremeño Luis Landero, Premio Nacional de las Letras 2022, regresa con un nuevo libro, La última función (Tusquets, 2024), una novela sobre los sueños incumplidos de la juventud, las ilusiones perdidas y las segundas oportunidades, muy del gusto del autor de Alburquerque.

En ella un grupo de amigos, ya jubilados, nos recuerda cómo en los años 90 un reputado actor de su pueblo, en la Sierra de Madrid, regresa a casa en el otoño de su vida y cómo deciden hacer una representación teatral con el resto de los vecinos con el objetivo de atraer al turismo y evitar el despoblamiento que amenaza a la localidad. Para ello necesitarán contar con una gran actriz y es ahí donde parece Paula, una mujer cuyas ilusiones se vieron frustradas por la rutina laboral.

Los dos protagonistas principales, Tito Gil y  Paula, han fracasado, el primero en el arte y la segunda en el amor. Por eso el fracaso es uno de los temas principales de la novela. La derrota y la posibilidad de redimirse a través del arte y del amor. Pero La última función es también una historia de amor en tono humorístico, un canto al teatro y un retrato de esos pueblos despoblados y sumidos en una imparable decadencia.

 «Bajo el sortilegio de un relato oral colectivo, en La última función Luis Landero vuelve a deleitarnos con la fascinación de una historia y de unos personajes que parecen salir de la bruma y tomar la escena para sentirse transformados. Una historia de amor inesperada, y un sinfín de personajes secundarios humorísticos y admirables que culminan en un magistral desenlace».

En La última función, el escritor de Alburquerque regresa al estilo narrativo y a los personajes típicos de sus primeras novelas. Según su propio autor, estamos ante una novela optimista, una novela, «en cierto modo, luminosa, donde efectivamente no hay malos, no existe la maldad en el sentido espeso del término. Lo que sí puede existir es la melancolía, el fracaso, tantas cosas como hay en la vida. Tengo novelas como Lluvia fina o La vida negociable donde aparecen personajes más sombríos, de mala índole, pero en esta no. Esta es mi otra versión, la versión bondadosa de la vida”.

SINOPSIS

¿Puede una obra teatral cambiar la vida de quienes la representan? ¿Puede el arte transformarnos?

    «Ernesto Gil Pérez (Tito para más señas o, como mucho, Tito Gil) entró en el bar restaurante Pino al anochecer de un domingo de enero, unos dos meses antes de la llegada o, más bien, de la aparición de Paula, y estas dos figuras, y los hechos que ocurrieron en ese tiempo, son la materia principal de esta historia. Todo esto y más sucedió entre el invierno y la primavera del año 1994, en San Albín, o solo Montealbín, que de las dos formas se le puede llamar a este lugar, o más bien se le llamaba, porque hace ya tiempo que está abandonado de Dios y de los hombres, como tantos otros de por aquí, de estas sierras pobres de la periferia de Madrid, lindantes ya con Guadalajara y con Segovia, y que tuvieron, aunque cueste creerlo, sus tiempos de esplendor. Y el último, y sin duda el más grande, de esos esplendores, sobrevino precisamente durante esos meses, y con aquella magnífica, deslumbrante explosión, y después de tantos siglos de historia, se extinguió definitivamente este lugar».

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Un grupo de amigos jubilados todavía recuerda la tarde de aquel domingo de enero de 1994 en que un Tito Gil maduro hizo su aparición en el bar restaurante del pueblo, en la Sierra de Madrid. Lo reconocieron por su prodigiosa voz. Regresaba a su lugar natal el afamado actor, el niño prodigio, la gran promesa teatral que parecía haber triunfado en los escenarios de la capital, o tal vez de medio mundo. Quizá en busca de notoriedad, Tito Gil no tardará en proponerles una gran representación colectiva con la que revitalizar el turismo y atraer a gente. Será la última oportunidad de evitar el despoblamiento paulatino. Nadie parece resistirse, pero necesitan a una gran actriz que le dé a él la réplica. En esas fechas, Paula, una mujer que ha visto aplastados sus sueños por la rutina laboral, toma el último tren en Atocha y despierta, sin saberlo, en la estación de un pueblo para ella desconocido.

LUIS LANDERO

Landero_bigLuis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. Lluvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. En  El huerto de Emerson (2021) retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en invierno. En Una historia ridícula (2022) demostró su maestría en el uso del humor para retratar la condición humana. La última función (2024) es su última novela.

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

  • Más sobre Luis Landero en Extremeños Ilustres

       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero

“Retrato de un hombre inmaduro”, de Luis Landero, «el divertido retrato de un hombre común, cuya vida es tan cómica como trágica, tan heroica como anodina.»

«Vivir es convertir el absurdo en el blanco de nuestros dardos lanzados al albur del momento.»

Veinte años después de que Luis Landero ganara el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa con su primera novela, Juegos de la edad tardía (1989), el escritor extremeño publicaba su sexta novela, Retrato de un hombre inmaduro (2009). Una novela en la que un hombre de temperamento inmaduro de sesenta y tantos años, durante una noche de hospital, quizás la última de su existencia, le cuenta a una mujer –tal vez una enfermera– la historia de su vida. Una vida sin historia, la de un hombre corriente con sus defectos y sus virtudes.

La novela es, pues, el relato, salpicado de continuas reflexiones y pensamientos sobre los más diversos temas, de la existencia sin brillo de este sujeto ordinario, que ha sido, entre otras muchas cosas, botones en un hotel, oficinista, periodista en una revista de barrio o regente de una papelería en el barrio madrileño de Chamberí. Un sujeto, en fin, lleno de contradicciones y con duplicidad de carácter, que tan pronto aspira a convertirse en un sujeto intachable como se deja llevar por raptos de crueldad y violencia gratuita.

    «Como casi todo el mundo, yo era bueno no por el bien que hacía sino por el mal que dejaba de hacer. De ésos hay muchos virtuosos. Lo que se llama una buena persona, que no hace daño a nadie. Y es que ya se sabe, quien fuma tiene un vicio, pero quien no fuma no posee por eso una virtud. Por otra parte, yo soy de los que delegan, como casi todos: en cuestiones políticas, en los políticos; en cuestiones morales, en los curas, profesores y escritores del ramo; en la información y en la opinión, en los periodistas; en la educación, en las escuelas; en la seguridad, en la policía y en el ejército. Es decir, delego en los profesionales, que para eso se les paga.

    Y en fin, así soy yo. Un hombre sin virtudes, un yermo donde no crecen malas hierbas, es cierto, pero tampoco las más humilde flor.»

La historia le ha servido al autor de Una historia ridícula de pretexto para desplegar un extraordinario ejercicio de imaginación y de buena escritura en la más pura tradición cervantina.

Retrato de un hombre inmaduro es una excelente novela llena de ironía y de humor. El propio Landero ha reconocido que es una novela un poco «desmadrada» y que la había escrito «muy liberado, sin saber adónde me iba a llevar la vida sin argumento, o con un argumento muy difuminado, de este hombre. Ha sido un soplo de aire fresco, una experiencia memorable, un divertimento con mucho absurdo, que es una palabra clave en la estética del siglo XX y que me gusta mucho, porque todos somos hijos de Kafka, del dadaísmo o del absurdo

En fin, otra gran novela del escritor nacido en Extremadura, muy recomendable, y que se lee de un tirón.

    ¿Qué le ha parecido mi vida? ¿Le parece ridícula, insípida, trivial, curiosa, o una vida a medio vivir, o solamente una vida más entre tantas? Yo no sabría cómo definirla, y menos aún cómo juzgarla. Es así, créame. Al cabo de tanto tiempo, lo ignoro todo sobre mí. Sí, sólo ahora, al haber destilado mi vida en palabras, me doy cuenta de lo ignorante que soy de mí mismo. Por ejemplo. ¿He sido feliz en el amor? Creo que no, pero no estoy seguro. ¿Y en el trabajo? Pues tampoco está claro.

   ¿Ha merecido o no la pena vivir? Tampoco lo sé, porque no consigo abarcarme a mí mismo y ver mis años desplegados en panorámica, formando un argumento. Y eso sin contar que siempre me ha gustado más mirar el espectáculo del mundo que tomar partido en él. No sé nada, nada, nada. Ni siquiera sé si he vivido o no con cierta dignidad. Aunque, eso sí, tres o cuatro veces en mi vida he tenido el privilegio de caminar sobre las aguas…»

SINOPSIS

En la habitación de un hospital, y en el curso de la que muy probablemente sea su última noche en este mundo, un hombre de unos 65 años le cuenta a alguien, y también a sí mismo, la historia de su vida. Dejándose llevar por el azar de la memoria y la fluidez de su propio relato, va y viene en el tiempo, rescatando, con no poco humor, las pequeñas y más significativas aventuras que vivió y que vio vivir. Porque a este hombre le ha gustado mirar siempre el espectáculo del mundo tanto o más que participar en él. Pero, como todos, conoció el amor, el sabor agridulce de la libertad, el poder, el horror, la belleza, la amistad, el absurdo, la doble conciencia y, en fin, todos los ingredientes de que está hecha la vida. Y no sólo cuenta, sino que al hilo de cada episodio busca algún sentido al viejo misterio de vivir, ahora que no hay tiempo ya de engañarse ni de rectificar. Como quien manipula las piezas para formar un puzzle, se enlazan el rápido curso vital y los remansos reflexivos, el bullir inagotable de personajes y peripecias casi siempre cómicas o kafkianas, para trazar el perfil de un hombre sesudo y a la vez infantil, responsable y a la vez arbitrario, bueno a la vez que inmoral: un retrato del hombre contemporáneo.

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     «Ya he vuelto a perder el hilo de la historia. Bueno, si es que esto es una historia, porque al fin y al cabo mi vida es el cuento de los que nada tienen que contar. Y es que a mí me han ocurrido muchas cosas, sí, pero ninguna de importancia, y por eso sólo puedo contar episodios nimios y dispersos. ¿Le he dicho ya que mi vida, como tantas otras, carece de argumento? Yo no veo que haya habido en ella una evolución, un discurso, y aún menos un planteamiento, un nudo, un desenlace, sino que todo han sido piezas sueltas, perlas sin hilo, naipes sin casar, agua que no hace cauce. Un salpicón de nombres, de rostros, de sucesos aislados Pero detrás de todo ese vivir desarreglado supongo que estoy yo, y que esos sucesos me contienen y me definen.»

LUIS LANDERO

Landero_bigLuis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. Lluvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. En  El huerto de Emerson (2021) retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en invierno. Una historia ridícula (2022) es su última novela

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

  • Más sobre Luis Landero en Extremeños Ilustres

       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero

“¿Cómo el corto el pelo, caballero?”, de Luis Landero

    «Yo sospecho que quien al hablar (e incluso al escribir, como da la impresión de que ocurre a veces con Unamuno) te toca, te echa el aliento, te tira de la manga, te empuja, te magrea, y señala además a las cosas para dejar bien remachadas las palabras, se carga ventajosamente de razón.»

¿Cómo le corto el pelo, caballero? es una recopilación de cuarenta y un artículos, del extremeño Luis Landero, que aparecieron en la prensa entre 1990 y 2004.

Son artículos que versan sobre cuestiones de actualidad, tipos y paisajes, pero también recogen sus inquietudes y experiencias más íntimas, y reflexiones sobre el hecho mismo de la escritura. Resultan especialmente entrañables aquellos en los que nos habla de los recuerdos de su infancia en tierras extremeñas, en la raya misma con Portugal.

Por si fuera poco, en algunos de estos escritos podemos encontrar pinceladas sobre cuestiones que más tarde desarrollaría en algunas de algunas de su novelas.

     «En casi todas las plazas españolas hay o ha habido grupos de ociosos que, sentados en hilera en algún petril o banco corrido de piedra, se dedican a estar allí, mirando alrededor y meciendo en el aire los pies. Uno no necesita verles la cara para detectar las pequeñas anomalías que se producen en la vida diaria del entorno; basta con vigilar los pies. Si se mueven, es que algo excepcional está ocurriendo, y tanto más excepcional cuanto más vivo sea el vaivén; si enseguida vuelven a pararse, es que se trata de una falsa alarma. Y así pasan las horas, los años y los siglos. Si uno observa los asientos de piedra de nuestras plazas, encontrará una franja erosionada y sucia que, a manera de bajorrelieve, registra la crónica ilegible de nuestra historia cotidiana. Como el viento o la lluvia, el pueblo ha ido escribiendo y reescribiendo sobre el mismo renglón el enigma geológico de su propio pasado. Algaradas, crímenes, alzas de precios, pestes, episodios de navegantes, santos y cornudos, bandos y pregones, tedios y anhelos, todo ha quedado allí esculpido como notas a pie de página o réplica burlesca del claro discurso histórico que, al lado, nos confía otro escribano. Porque, en efecto, cerca del banco, con más hilazón y facundia, una estatua, una escalinata, el tritón de una fuente, el atrio o la picota, nos ofrecen también su versión de los tiempos.»

SINOPSIS

También en las distancias cortas brilla el mejor Landero. A medio camino entre el relato y la parábola, entre el apunte autobiográfico y el comentario de actualidad, entre el elogio de la literatura o las perplejidades del docente, este libro reúne los artículos que Luis Landero ha ido publicando -con menos asiduidad de la que le gustaría a sus lectores- en diferentes medios. Y juntos revelan una sorprendente unidad, una misteriosa coherencia tanto en su mezcla de narración y reflexión, como en su visión del mundo. Articulista de excepción, también en este género mostró Landero una escritura sabia y madura desde sus propios inicios.

Como avisa el propio autor en el prólogo, en todos ellos le guió el propósito de recuperar el valor de un instante, de fijar la mirada en los detalles, ahí donde la vida se muestra de pronto «en toda su enigmática y descarada espontaneidad», de abordar los grandes acontecimientos desde el sillón de las peluquerías, o de hablar de la actualidad desde la «épica de lo cotidiano». En todos ellos asoma el contador de historias y recuerdos que evocan una época; el lector sutil y apasionado que ofrece la clave de complicados asuntos en las palabras de Kafka, Tolstói o Shakespeare -saber leer es aprender a conocer-; o el brillante pedagogo que arremete contra los gramáticos o los teóricos para quienes la lectura directa de los libros «equivale a cursar estudios de ginecología en un burdel». Y así, avanzando entre la sonrisa maliciosa, la nostalgia indisimulada, la carcajada o la sentencia, la amenidad y el encanto están garantizados.

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      «Y es cierto que el hombre ha perdido en gran parte su vieja capacidad narrativa de siempre y, con ella, el arte y el hábito de recrear los hechos objetivos y escuetos, y de apropiarse imaginariamente de ellos y de incorporarlos así a su experiencia personal, lo cual no sólo aprovecha al conocimiento sino también a la memoria, pues todo cuanto se transforma en narración pide ser transmitido, y no se olvida nunca. Pero, de cualquier modo, somos fabuladores impenitentes, casi instintivos, y necesitamos convertir cada día la vida en relato, añadir a la verdad neutra de los periódicos las verdades hondas e intuitivas de nuestro corazón, y por eso seguiremos rescribiendo la actualidad, y guardándola y protegiéndola, como un tesoro de conocimiento que es, en libros invisibles.»

LUIS LANDERO

Landero_big Luis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. Lluvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. En  El huerto de Emerson (2021) retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en inviernoUna historia ridícula (2022) es su última novela

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

  • Más sobre Luis Landero en Extremeños Ilustres

       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero

“Una historia ridícula”, de Luis Landero, la historia de un resentido

    «¡No es para tanto la primavera!»

Cuando se cumple un año de la publicación de El huerto de Emerson, el escritor extremeño Luis Landero regresa con Una historia ridícula. Una novela protagonizada por Marcial, un individuo peculiar, solitario y resentido, que se enamora perdidamente de Pepita, una chica de buena familia que es poco menos que inalcanzable para él. 

Se trata de una novela con grandes dosis de humor. Un humor que nace de la solemnidad con la que se expresa Marcial y del contraste entre ese discurso y los hechos de nuestro protagonista.

     «Aquí haré un pequeño inciso. Me acordé de que estábamos en primavera. Esta palabra, primavera, está exagerada por los artistas y los enamorados. Siempre me pareció excesiva para nombrar el mero rebrote de lo verde y sus flores. No es para tanto la primavera, es solo un mito, una niñería romántica. Pero ahora, sintiendo tan cerca a Pepita, me pareció que allí, en ella, estaba encarnada la primavera, el mito de la floración, el misterio de la vida que regresa con un empuje que te arrebata como a esos santos arrodillados y orantes de las estampas que se elevan del suelo y permanecen extáticos en el aire, como si una fuerza descomunal los hubiera succionado hacia las divinas, mágicas alturas…»

Según el escritor de Alburquerque, “Marcial es esa persona a la que el nombre le viene muy grande, un poco enclenque y no especialmente inteligente. Los compañeros de colegio se burlaban de él y salió de la infancia con el paso cambiado y ahora tiene cuentas pendientes con el ser humano”.

Como el propio autor ha comentado, la idea de esta historia le vino de un relato que escribió hace más de treinta años que se titulaba Asalto a la casa de la mujer amada y que trataba de alguien que no era admitido en casa de su amada, al contrario que los otros pretendientes.

Con una mezcla de humor, amor y odio, Landero nos ofrece esta novela, entre cómica y dramática, que hará, sin duda, las delicias de sus muchos seguidores.

Como suele ocurrir en todas sus obras, en ésta también encontramos frecuentes guiños a su añorada tierra extremeña.

Por cierto, que la ilustración de la portada le viene a la historia que ni pintada.

En fin, otra excelente novela del autor extremeño, que se lee de un tirón y que desde aquí recomendamos.

    «En el amor, todas las trampas para conquistar a la amada son válidas, y también la impostura. Al fin y al cabo, todos fingimos ser mejores y más atractivos de lo que en verdad somos. Los pájaros hinchan el papo y esponjan el plumaje, el sapo y la cigarra cantan con una potencia que excede a su tamaño, el león su melena, el ciervo el aparato de su cuerna, qué menos que yo me engalanase con las modestas prendas de un escritor en ciernes. Así fue como el amor obró en mí una metamorfosis tan rara y prodigiosa como la de Franz Kafka. De pronto, una mañana me desperté convertido en un ente sublime y ridículo a la vez, y también a la vez sabio y estúpido, como esos animales fabulosos que tenían a un tiempo garras, pico y pezuñas.»

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SINOPSIS

Una historia de amor repleta de humor e ironía.

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     «No creo pecar de orgullo, como demostraré a lo largo de mi exposición, si comienzo diciendo que soy un hombre con ciertas cualidades. Quizá no resulte especialmente apuesto y llamativo, pero sí educado, discreto, concienzudo, culto y buen conversador. Todos cuantos me conocen, saben o deberían saber, de mi honradez y rectitud. En otros tiempos tuve un buen puesto de trabajo y un piso de en propiedad. ¿Mi visión del mundo y de la vida? Trágica y trascendente. ¿Mi historia? De amor, de odio, de venganzas, de burlas y de ofensas. Me llamo Marcial Pérez Armel, resido en Madrid y tengo en muy alta estima el viejo concepto del honor.»

 Marcial es un hombre exigente, con don de palabra, y orgulloso de su formación autodidacta. Un día se encuentra con una mujer que no solo le fascina, sino que reúne todo aquello que le gustaría tener en la vida: buen gusto, alta posición, relaciones con gente interesante. Él, que tiene un alto concepto de sí mismo, es de hecho encargado en una empresa cárnica. Ella, que se ha presentado como Pepita, es estudiosa del arte y pertenece a una familia adinerada. Marcial necesita contarnos su historia de amor, el despliegue de sus talentos para conquistarla, su estrategia para desbancar a los otros pretendientes y sobre todo qué ocurrió cuando fue invitado a una fiesta en casa de su amada.

LUIS LANDERO

Landero_bigLuis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. Lluvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. En  El huerto de Emerson (2021) retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en invierno. Una historia ridícula (2022) es su última novela

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

  • Más sobre Luis Landero en Extremeños Ilustres

       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero

“Hoy, Júpiter”, de Luis Landero

       «–Es curioso –dijo– que mi conflicto sea justo el contrario del tuyo. ¿Cómo decir? Tú estás viviendo una historia de amor. La mía, sin embargo, es la historia de un odio.»

Diecisiete años después de que un desconocido Luis Landero ganara el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa con su primera novela, Juegos de la edad tardía (1989), el escritor extremeño publicaba Hoy, Júpiter (2007), un libro en el que se describen dos historias paralelas que al final convergen.

Está protagonizado por Dámaso Méndez y Tomás Montejo, dos personajes cuyas vidas se acabarán cruzando. El primero crece en un medio rural, bajo la poderosa influencia de un padre exigente que le ningunea y que acabará depositando sus expectativas en otro muchacho con más talento que él.

    «La vida es sólo un soplo y un sueño, los años te atropellan, las edades vuelan, los imperios se desmoronan, cuando quieres darte cuenta hoy es ya mañana y mañana fue ayer. Te echas a dormir un rato, y al despertar descubres que se ha hecho ya tan tarde que no queda tiempo para nada, sólo para llorar la juventud perdida y hecha ya desperdicios. Así que si quieres llegar a algo, tienes que darte mucha prisa.»

El segundo protagonista, Tomás Montejo, es un profesor de instituto de Lengua y Literatura, que sueña con ser escritor y a quien la relación con una joven alumna vendrá a rescatarlo de la rutina.

     «Y a partir de entonces vivió ya para los libros. Sería lector, profesor, investigador, y quizá hasta escritor. Quizá sobre todo escritor. Una tarde se puso a escribir, redactó unas líneas y luego se detuvo sin saber cómo continuar pero sabiendo que tenía toda la vida por delante para consagrarla a esa misión, desde ahora sagrada.»

La novela es una historia de odio pero también de amor con una alta carga autobiográfica, apoyada en hechos y vivencias reales. Landero creció bajo la fuerte influencia de un padre que le responsabilizaba de todas sus frustraciones. Le exigía tanto que le abrumó. Le ponía ejemplos de otros muchachos con más habilidades que él, lo que le creó un fuerte sentimiento de culpa.

«Hay dos mundos que son las fuentes de donde manan mis demonios: mi infancia y mi adolescencia. Ambos me alimentan literariamente. Ésa es la semilla, pero lo demás es imaginario», señala el autor extremeño.

La novela está escrita con una excelente prosa que se adapta a las exigencias de los protagonistas y a las distintas situaciones de la historia. Destacan las bellas descripciones de ambientes y personajes de la infancia del escritor allá en su Extremadura natal y los guiños a ese mundo mágico tan presente en sus obras. En esta obra Landero adelanta algunos de los temas que más tarde desarrollaría en sus novelas El balcón en invierno (2014) y El huerto de Emerson (2021). En fin, otra buena novela del autor extremeño que desde aquí recomendamos.

     «En el verano se bañaban juntos en la alberca, pescaban con cestas y cribas en el regato cuando el cauce iba bajo, barbitos, bogas y bermejuelas, dormían en la era los días de la trilla, cogían almendras y hacían culebras de mazapán en Navidad, iban juntos a buscar cardillos, setas, espárragos, criadillas, a apañar aceitunas, a castrar colmenas, a cazar pájaros con red, a pescar ranas de noche con linternas, a buscar nidos, a lagartos, y entre todos hacían licor de moras y de guindas, o embotaban tomates y pimientos y confitaban frutas, y hasta el gato y los perros parecían participar de esos momentos que el trabajo en común hacía maravillosos. Y a él lo mandaba todo el mundo, trae esto, ve a por aquello, estate quieto, despluma esa perdiz, remángate el jersey, dame, toma, y a él le encantaba que lo mandasen, ser útil, agradar a todos, sentirse importante en la familia. Y lo que más le gustaba era hacer trabajos en cadena: uno partía con un martillo las almendras, otro separaba el fruto de la cáscara, otro les quitaba la piel, otro las machacaba en el mortero. Iban pasando las cosas de mano en mano, todos sentados en asientos bajos, cada cual en lo suyo pero siempre juntos y solidarios.»

SINOPSIS

Las vidas de Dámaso Méndez y Tomás Montejo corren paralelas, en principio sin otro parentesco que un fluir subterráneo de temas compartidos. La vida de Dámaso es la historia de un odio, cuyo origen se remonta a la adolescencia, cuando un joven de su edad le arrebató su lugar en el edén familiar y provocó el enfrentamiento y la violenta ruptura con su padre, un hombre deseoso hasta el delirio de redimirse de su propio fracaso vital a través de los éxitos perdurables del hijo. Desde entonces, Dámaso consagra su existencia a servir a esas dos pasiones excluyentes que son el odio y el afán de venganza. Por su parte, Tomás, profesor y escritor, joven solitario dedicado por entero a la pasión de los libros y del conocimiento, conoce un día el amor, y con él el desorden, por el que su vida tomará un rumbo imprevisto y tormentoso. Entre la comicidad y el dramatismo, ambos personajes crean con el barro de esas pasiones sus dioses, sus demonios, sus mundos de papel, y así van construyendo ese yo imaginario que hay en todos nosotros y que es el que con más verdad y hondura nos ilumina y nos define. Hasta que, a través de muy diversas peripecias, los destinos de Dámaso y Tomás se cruzan y se unen para urdir un desenlace compartido.

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    «Cuando comenzó a anochecer, Tomás Montejo no había abierto aún la carta. Su mente estaba en otro lado, en otro texto. Había sacado una carpeta sin estrenar para empezar a tantear una novela que se le había venido ocurriendo en los últimos días y que era como si ya estuviese escrita, un relato que en realidad eran dos historias entrelazadas, sacadas del barro mismo de la vida, y que eran la de Dámaso y la suya propia, unas cuatrocientas páginas, calculó, y de la cual tenía ya pensado hasta el título. Por la ventana entraba una leve brisa de verano. Miró al cielo. Aún no se distinguían las primeras estrellas. Sí, bueno o malo, aquél era su mundo, y ahora, como Ulises, después de algunas peripecias, regresaba finalmente a su hogar. Y aunque el dolor era mucho, tampoco la esperanza era poca.
     Tomó un lápiz, lo afiló a conciencia, y escribió la primera frase. Sí, allí empezaban para él las verdaderas aventuras.»

Ligera, velocísima, con mucho humor, pero también oscura, trágica, Hoy, Júpiter, la esperada novela con que Landero vuelve tras cinco años de silencio, participa del carácter de fábula y de narración irrefrenable que sólo un magnífico contador de historias como él puede hilvanar. Como una función de teatro, que se anuncia ante el público y en la que los personajes son como títeres de sus ilusiones y sus sentimientos, en Hoy, Júpiter, las vidas se trenzan y se destrenzan en torno al conflicto entre imaginación y realidad.

LUIS LANDERO

Landero_big Luis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. LLuvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. El huerto de Emerson (2021) es su última novela

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

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       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero

Luis Landero, pregonero de la Feria del Libro de Badajoz

Luis Landero en el Pregón de la Feria del Libro

Este viernes 28 de mayo, ha abierto sus puertas la 40ª edición de la Feria del Libro de Badajoz que se celebra en el Paseo de San Francisco de la capital pacense y que finalizará el próximo 6 de junio.

El encargado de pronunciar el pregón oficial con el que ha dado comienzo la presente edición de la feria ha sido el escritor extremeño Luis Landero con la conferencia titulada La memoria de la tribu.

El escritor de Alburquerque repitió ayer como pregonero de la Feria del Libro de Badajoz después de haberlo sido también en la vigésima séptima edición celebrada en el 2008.

Destacó el papel que la literatura juega en la historia que conocemos del mundo que vivimos: «Si no fuera por los libros, no tendríamos pasado. Gracias a ellos conservamos la memoria de todo lo que hemos sido, de esta tribu a la que pertenecemos».

Es precisamente al pasado, a su infancia, donde se retrotrajo Landero al escribir su última obra, El huerto de Emerson, y al regresar a Extremadura de nuevo como pregonero. «Uno puede cambiar de tierra, pero de lo que no cambia uno es de memoria y de infancia, eso es para siempre».

MEDIDAS DE SEGURIDAD

Por segundo año, la Feria del Libro se celebra bajo las medidas excepcionales provocadas por la pandemia de la COVID-19. En este sentido se volverán a tomar las medidas de seguridad e higiene implantadas en la pasada edición, que se celebró en septiembre de 2020: separación mínima entre casetas de 2 m, gel hidroalcohólico a disposición de participantes y visitantes, control de aforos, y toma de datos y temperatura en las conferencias abiertas al público.

El horario de la Feria del Libro será de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 22:00 horas, siempre que la situación sanitaria de la ciudad en el momento de la celebración lo permita.

La Feria del Libro de Badajoz volverá a tener una amplia presencia en las redes sociales y a través de la web Feria del Libro de Badajoz, desde las que se informará sobre el desarrollo de cada una de las actividades. El hashtag utilizado para el seguimiento de la feria será #40FLB.

En este enlace se encuentra disponible el programa completo de la Feria con todas sus actividades y presentaciones.

FUENTES

“El huerto de Emerson”, la nueva novela de Luis Landero

    «La vida puede ser breve, pero la memoria de lo vivido no se acaba nunca.»

El huerto de Emerson es el título de la nueva novela del escritor extremeño Luis Landero, recientemente publicada.

Tras el éxito de Lluvia fina, la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo; el escritor extremeño vuelve a la senda que dejó en El balcón en invierno.

En el El huerto de Emerson, retoma, por tanto, los recuerdos de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal, las vivencias de su adolescencia y juventud en un barrio de emigrantes de Madrid y sus experiencias en el mundo del trabajo. Vuelve a escribir de lo que mejor conoce y de lo que más le gusta. Mezclando de nuevo recuerdos y vivencias, reflexiones en torno a la literatura y la vida, humor y poesía.

Como el propio autor ha señalado, el libro es «un 75% narración, un 15 % de ensayo y unos gramos de poesía». En ella destacan las descripciones de personajes y de ambientes de la infancia del escritor extremeño en su Alburquerque natal. En un estilo que recuerda al que utilizaban sus mayores para contar historias alrededor del fuego, y en verano al fresco de la calle.

Sobre el título de la novela, ha comentado Landero que “Emerson es un filósofo norteamericano que dice que todos somos únicos y originales y lo compara como si todos hubiéramos recibido en herencia un terrenito, un huerto, donde tenemos que cultivar lo nuestro […] y en eso consiste el arte de ser nosotros mismos”.

     «Dice Emerson que cada cual ha de aceptarse a sí mismo tal como es, y aceptarse además con orgullo y contento. Que a todos nos ha tocado en suerte un terrenito en el que laborar. Que es seguro que habrá alrededor terrenos más grandes y fértiles, donde crecen lechugas mejores que las nuestras, pero que nosotros tenemos que cultivar lo nuestro, el huerto que nos tocó en suerte, sin envidiar lo ajeno, conformes y alegres con nuestras lechugas, por pequeñas y pálidas que sean.»

En esta novela son numerosas las referencias a otros libros y escritores. Aparte del ya mencionado Emerson, desfilan por él autores de la talla de Cervantes, Kafka, Shakespeare, Borges, Montaigne, Machado, Dickens, Faulkner, Conrad, Chéjov, Quevedo y Proust, entre otros.

El huerto de Emerson es una gran novela, entretenida y de muy grata lectura. Escrita con una prosa magnífica y con ese toque mágico, tan del gusto de su autor, del que se desprende cierta añoranza por el paraíso perdido de su tierra y de su infancia.

     «La casa y la noche estaban llenos de peligros. O mejor dicho, el mundo entero estaba entonces lleno de peligros. En el último traspatio vivía una culebra que hipnotizaba a los pájaros con la fijeza de sus ojos amarillos y su lengua negra de dos filos. Y también podía hipnotizar a los niños. En los desvanes vivía una lechuza y había murciélagos gigantes, y enormes y peludas arañas venenosas. En el pozo habitaba un escuerzo. Si te asomabas al pozo, el escuerzo podía escupirte su veneno y ya no había remedio, la muerte era segura. Te lavaban muy bien lavado en un barreño, te peinaban, te vestían con tus mejores ropas, y así, muy limpio y muy peinado, te metían en una caja blanca forrada de raso. Luego la caja se la llevaban en la carroza negra de los muertos, con el cochero en el pescante vestido también de negro, y el caballo negro, y la caja blanca puesta entre cristales transparentes con cruces pintadas de oro.»

 LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SINOPSIS

Un relato memorable sobre lo vivido y lo leído.

Tras el éxito prolongado de Lluvia fina, Luis Landero retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en invierno. Y lo hace en este libro memorable, que vuelve a trenzar de manera magistral los recuerdos del niño en su pueblo de Extremadura, del adolescente recién llegado a Madrid o del joven que empieza a trabajar, con historias y escenas vividas en los libros con la misma pasión y avidez que en el mundo real.

       «En los días de invierno de mi infancia, mi pueblo encogía, se encerraba en sí mismo, como los pájaros y los gatos, y también encogía la gente, y todo era entonces más pequeño, salvo los campos, que parecían más desolados y más grandes que nunca. Campos yermos y desabrigados donde hasta el viento gime, temeroso y errante. Las puertas, que habían estado abiertas hasta después de las fiestas de septiembre, se cerraban de día y se atrancaban por la noche. En invierno la gente tiene mucho más miedo que en verano. El viento llevaba por las calles el olor amoroso de los braseros, y las viejas caminaban más aprisa, arrebujadas como corujas, temerosas de Dios y del diablo. Lo más escondido y secreto de las carnes jóvenes volvía a la vergüenza y al espanto de lo prohibido. En invierno se hablaba más bajo, había largos, impenetrables silencios, solo rotos por las toses que, al cabo del verano, regresaban con notas más graves y profundas. La cigüeña se fue hace ya tiempo, el gato ronronea gustoso junto al fuego, chamuscándose casi los bigotes, y los perros sin amo caminan en invierno un poco de lado, como al bies, y ya no ladran con la facilidad y la alegría de antes. En días así, los muertos estarán más solos y olvidados que nunca.»

En El huerto de Emerson asoman personajes de un tiempo aún reciente, pero que parecen pertenecer a un ya lejano entonces, y tan llenos de vida como Pache y su boliche en medio de la nada, mujeres hiperactivas que sostienen a las familias como la abuela y la tía del narrador, hombres callados que de pronto revelan secretos asombrosos, o novios cándidos como Florentino y Cipriana y su enigmático cortejo al anochecer. A todos ellos Landero los convierte en pares de los protagonistas del Ulises, congéneres de los personajes de las novelas de Kafka o de Stendhal, y en acompañantes de las más brillantes reflexiones sobre escritura y creación en una mezcla única de humor y poesía, de evocación y encanto. Es difícil no sentirse transportado a un relato contado junto al fuego.

LUIS LANDERO

Landero_bigLuis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. LLuvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. El huerto de Emerson (2021) es su última novela

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

  • Más sobre Luis Landero en Extremeños Ilustres

       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero

“Lluvia fina”, de Luis Landero

Luis Landero acaba de publicar recientemente su última novela, Lluvia fina, en la que el escritor extremeño nos acerca a la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, deciden reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. Pero es más fuerte el memorial de agravios que cada uno guarda en su corazón que la posibilidad de una reconciliación.

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   «Porque ella era la única que conocía los secretos de todos y cada uno de ellos, y sabía que los pequeños y viejos rencores, por viejos y pequeños que fuesen, estaban latentes en la memoria, al acecho, esperando la ocasión de volver al presente, renovados y recrecidos, rescoldos aún tibios que el menor viento podía avivar en llama, o como esas historias en cuyo planteamiento, inocente o cómico en apariencia, está ya la semilla de un final desdichado. Y también sabía o intuía que, si los rencores y agravios habían permanecido aletargados hasta entonces, es porque apenas hablaban entre ellos, solo de tarde en tarde y por teléfono para felicitarse los aniversarios y las Pascuas, o contarse alguna novedad. Y estaba bien que fuese así, pensaba Aurora, para que el viento no desatase la furia de las brasas, para que la historia no se pusiera en marcha y se precipitase ciega hacia su desenlace.»

Landero admite que ha sido la novela que menos le ha costado escribir, y que tiene la sensación de que prácticamente se ha escrito sola.

La novela está basada en un hecho real, la historia le surgió tras leer un suceso en la prensa sobre una reunión familiar: «Yo estaba con otro proyecto literario y de pronto se me cruzó esta novela. Y todo por una noticia que leí en un periódico de una reunión familiar que había terminado con un muerto y tres heridos. Que no se habían reunido desde hacía mucho tiempo.

Y de pronto, no sé que ocurrió, fue como una intuición muy poderosa y fue como un rapto donde yo de pronto vi el libro escrito, incluso editado, y hasta el título, Lluvia fina», ha afirmado Landero.

Lluvia fina es una novela dura e intensa, con una importante carga psicológica, que ahonda en los sentimientos y en las relaciones familiares de los personajes de la historia. Una novela magistralmente escrita, con ese estilo inconfundible de Landero, pero sin artificios innecesarios. «Si me sale una frase demasiado bonita, la borro. Hace tiempo que renuncié a escribir la página perfecta», ha afirmado el escritor extremeño. En fin, otra gran novela de Landero, absolutamente recomendable.

Empezar a leer la novela

SINOPSIS

Tras mucho tiempo sin apenas verse ni tratarse, Gabriel decide llamar a sus hermanas y reunir a toda la familia para celebrar el 80 cumpleaños de la madre y tratar así de reparar los viejos rencores que cada cual guarda en su corazón, y que los han distanciado durante tantos años. Aurora, dulce y ecuánime, la confidente de todos y la única que sabe hasta qué punto los demonios del pasado siguen tan vivos como siempre, trata de disuadirlo, porque teme que el intento de reconciliación agrave fatalmente los conflictos hasta ahora reprimidos. Y, en efecto, la primera llamada de teléfono desata otras llamadas y conversaciones, inocentes al principio y cada vez más enconadas, y de ese modo iremos conociendo las vidas de Sonia, de Andrea, de Horacio, de Aurora, del propio Gabriel y de la madre, y con ellas la historia familiar, desde la infancia de los hijos hasta la actualidad. Tal como temía Aurora, las antiguas querellas van reapareciendo como una lluvia fina que amenaza con formar un poderoso cauce al límite del desbordamiento. Entre Agosto e Hijos de un dios salvaje, Lluvia fina es la novela más trepidante de Luis Landero.

OTRO FRAGMENTO DE LA NOVELA

     «Está cayendo una lluvia menuda y helada. Aurora se recoge en su abrigo y camina sin prisas hacia la parada del autobús. La calle está desierta. Solo algunas siluetas apresuradas que se desvanecen enseguida en las sombras. Alrededor, los reflejos de las farolas en el suelo mojado, las ráfagas ocasionales de los coches, la luz de las ventanas: la vaga irradiación nocturna de la ciudad. Al pasar bajo una marquesina se detiene, saca un pañuelo del bolso, se lo pone sobre la cabeza y se lo anuda bajo la barbilla. En ese instante suena el teléfono. Suena como indignado, y a Aurora le recuerda los pasos recios de la madre cuando se acercaba amenazante con su maletín. Años y años llevan sonando esos pasos en la memoria de toda la familia. Es Gabriel, que espera, quizá también indignado, al otro lado de la línea. Aurora no tiene ganas de volver a casa, de tener que contar, sonreír, explicar, escuchar, y luego leer y oír todos los mensajes, y contestar y devolver todas las llamadas, y escuchar una vez más las confidencias de cada uno de los personajes de esta historia que no acabará nunca, las distintas versiones de cada episodio, con todas sus bifurcaciones y detalles, además de tener que comentar, comprender, moderar, orientar, consolar, condolerse, alegrarse, negociar los silencios, ofrecer consejos y esperanzas…, solo de pensarlo se siente agotada de antemano, incapaz de tanto, y con mucho sueño atrasado, como si llevase años sin dormir. La lluvia es menuda pero persistente. Para hacer tiempo, y acaso también por curiosidad, porque los relatos nos atrapan de tal modo que a veces no podemos ya vivir sin ellos, y quizá también porque siente la llamada imperiosa de la fatalidad, decide escuchar los mensajes del móvil.»

LUIS LANDERO

Landero_bigLuis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. LLuvia fina (2019) es su última novela

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

“La vida negociable”, de Luis Landero

«Mira, Huguito, en la vida todo es negociable, y también con Dios, digo yo, se podrá negociar.»

   «Señores, amigos, cierren sus periódicos y sus revistas ilustradas, apaguen sus móviles, pónganse cómodos y escuchen con atención lo que voy a contarles. Cuando yo era adolescente, cuando apenas sabía nada del mundo de los mayores ni tenía clara conciencia del bien y del mal, e ignoraba por tanto de qué manera prodigiosa puede llegar uno a convertirse en un momento, quizá sin advertirlo, como en un cara o cruz, en un canalla o en un santo, un día mi madre me llevó con ella a un lugar secreto, y yo supe que era secreto porque eso fue lo primero que me dijo en cuanto llegamos allí».

    Así, de esta llamativa manera, arranca La vida negociable, la última novela de Luis Landero, con la que el escritor extremeño vuelve a la novela «pura y dura», después de El balcón en invierno, su libro más autobiográfico.

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    Nos encontramos ante una especie de novela picaresca moderna, mitad drama, mitad comedia. En ella, el protagonista, Hugo Bayo, nos da cuenta de su vida desde la adolescencia hasta la edad adulta. Hugo es un tipo sin principios ni escrúpulos, un sujeto amoral capaz de negociar con su conciencia y de chantajear a sus propios padres. Él se cree un genio, un tipo con talento, que, movido por el afán, siente el ferviente deseo de ser un gran hombre y de hacer grandes cosas, pero que, mientras tanto, tiene que ir trapicheando para poder ganarse la vida.

«Y no sé en qué momento empecé a convencerme de que dentro de mí había todo un mundo por descubrir, de que en efecto yo era único, un genio en ciernes, y de que el destino tenía reservado algo bueno y especial para mí, y esta creencia la sigo sustentando hoy, tantos años después. Es verdad que la vida no me ha dado apenas ocasión de demostrar mi valía, y que mis cualidades innatas todavía no han salido a la luz, y que al final toda mi genialidad se quede en nada, pero yo por ahora me reafirmo en lo mío.» 

    Muy a su pesar, se ve condenado, una vez y otra, a trabajar de peluquero, actividad para la que sí posee un talento innato, pero con la que no se siente realizado.

     La vida negociable me ha parecido una novela extraordinaria, que resulta fácil y agradable de leer. Una novela, con algunos pasajes verdaderamente antológicos, que te atrapa desde la primera página. Magistralmente escrita, con ese estilo inconfundible de Landero. Un estilo que desprende cierto aroma cervantino y que puede considerarse heredero de la tradición oral. En este sentido, el propio autor de Alburquerque ha reconocido la influencia que han tenido sus mayores en el desarrollo de su capacidad como escritor. En especial su abuela Frasca, de la que ha llegado a afirmar que a ella le debe la música de su idioma: “Ella fue la que me enseñó a contar. La música del cuento. Y el ritmo. Era muy buena narradora. Contaba las cosas como las había oído. Además, tenía un lenguaje que venía rebotado a través de generaciones y hablaba como Cervantes o así”.

    En fin… Una gran novela. Absolutamente recomendable.

«El cervantismo de Landero se vuelve a mostrar en esta especie de novela ejemplar».

José María Pozuelo Yvancos. Cultura ABC Cultural

Leer el primer capítulo

SINOPSIS

Hugo Bayo, peluquero de profesión y genio incomprendido, les cuenta a sus clientes la historia de sus muchas andanzas, desde su adolescencia en un barrio de Madrid hasta el momento actual, ya al filo de los cuarenta, en que sigue buscándole un sentido a la vida. Y así, recordará la relación tormentosa y amoral con su madre, el descubrimiento ambiguo de la amistad y del amor, sus varios oficios y proyectos, sus éxitos y sus fracasos, y su inagotable capacidad para reinventarse y para negociar ventajosamente con su pasado, con su conciencia, con su porvenir, en un intento de encontrar un lugar en el mundo que lo reconcilie finalmente consigo mismo y con los demás.

LUIS LANDERO

Landero_bigLuis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. La vida negociable es su última novela.

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA 

     «Y no sé cómo, obsesionado con todo aquello, se fue apoderando de mí el ansia del saber, y la angustia de la fugacidad del tiempo. Al atardecer, cada cual se vestía y arreglaba y uno a uno nos dispersábamos por la ciudad hasta el día siguiente. Un día más que se va, pensaba yo entonces, mientras se enfilaba hacia el metro y aprovechaba el trayecto, a casa, para hacer balance de lo que había aprendido en la jornada, y siempre me parecía muy poco. Una limosna apenas, para lo que yo quería y podía llegar a saber, y a ser, si me lo propusiera. Pero los años vuelan, me decía, y cuando quieres darte cuenta habrás dejado de ser joven y empezará a ser tarde para emprender cualquier tarea de mérito. Y qué va a ser entonces de todas esas buenas cualidades ocultas que hay en ti. Qué sabes tú de medicina, de leyes de política, de física, de arte o de filosofía. ¿Qué sabes tú de nada? Todo, todo en el mundo está por descubrir. Pero tu llegarás a viejo tan ignorante como en la niñez y en la negrura de tu ignorancia irá a confundirse con la definitiva de tu tumba. Y esa será la historia de tu vida. Pasó por el mundo sin abrir los ojos a la luz, deberías poner en tu epitafio.»

[…]

«A lo mejor es que me estoy curando del afán, pensé en algún momento, porque esa ha sido siempre mi enfermedad crónica, el deseo inagotable, la fiebre y el ansia del futuro, la ambición de querer excederse a mí mismo, y acaso sea verdad que contra ese mal de juventud no hay mejor medicina que los años. Con los años, uno se acomoda a lo que hay, negocia con uno mismo y con el mundo, porque, como bien decía mi padre, todo en la vida es negociable, ahora comienzo a comprenderlo, ahora que empiezo a vivir en el presente sin otra patria que el presente. Quién sabe, quizá aceptando mi fracaso, es decir, aceptándome, consiga, si no ser feliz, al menos un poco de sosiego y de paz.»