“El último catón”, de Matide Asensi

«En busca de la Vera Cruz, la cruz en la que murió Cristo»

9788408083450  El último catón es el libro más vendido de Matilde Asensi, con más de tres millones de ejemplares. Es también la novela más conocida de la escritora alicantina y, sin duda, una de las obras de referencia de la narrativa española de los últimos años.

  Santiago de la Vorágine recoge en su obra titulada Leyenda dorada cómo Santa Helena, madre del emperador Constantino, descubrió en el año 326 la Verdadera Cruz de Cristo, durante un viaje a Jerusalén, con motivo de la búsqueda del Santo Sepulcro. Tras este acontecimiento, Santa Helena y su hijo Constantino mandaron construir, en el lugar donde fue encontrada la Vera Cruz, la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, donde fue guardada la reliquia. Con el paso de los siglos, multitud de trozos de la Vera Cruz fueron repartidos por toda la cristiandad.

  En la novela, unos cuantos hermanos de la basílica del Santo Sepulcro, devotos adoradores de la reliquia, se constituyen en una hermandad secreta conocida con el nombre de Staurofílakes, o guardianes de la Cruz con el objeto de salvaguardar la Vera Cruz y de recuperar los distintos fragmentos de la misma dispersos por todo el mundo.

   La trama de la novela se inicia cuando el staurofílax Abi-Ruj Iyasus aparece muerto en un accidente de avioneta en Grecia. A los pies del cadáver, se encontró una caja de plata, muy antigua y decorada con esmaltes y gemas, que contenía unos extraños pedazos de madera sin valor aparente. Uno de esos fragmentos resultó ser, nada menos que, el famoso Lignum Crucis (reliquia del madero de la Vera Cruz) del Monasterio Docheiariou, en el monte Athos.

  Asensi introduce, hábilmente, en su novela la obra del poeta italiano Dante Alighieri titulada La divina comedia que contendría las claves para superar las siete pruebas que han de pasar los aspirantes a staurofílakes.

  Con estos elementos, Matilde Asensi nos presenta una entretenida novela, de fácil lectura, y llena de peligrosas aventuras en busca de los ladrones de las reliquias de la Vera Cruz, la cruz en la que murió Cristo.

SINOPSIS

  Desde el archivo secreto de la ciudad del Vaticano, la hermana Ottavia Salina, paleógrafa de prestigio internacional, se enfrenta a un extraño enigma: descifrar los tatuajes aparecidos en el cadáver de un etíope. Con la ayuda de un capitán de la guardia suiza y un arqueólogo de Alejandría, Ottavia tendrá que descubrir quién está detrás del robo en las iglesias de todo el mundo de las reliquias de la Vera Cruz, la cruz en la que murió Jesús.

Tráiler de El último catón

  Siete pruebas basadas en el purgatorio de La divina comedia de Dante Alighieri tienen las llaves para abrir las puertas. La expiación de los siete pecados capitales se realizará en las siete ciudades que ostentan la fama de practicarlos: Roma por su soberbia, Rávena por su envidia, Jerusalén por su ira, Atenas por su pereza, Constantinopla por su avaricia, Alejandría por su gula y Antioquía por su lujuria.

  Asensi, con su habitual maestría en la combinación de conocimientos y divulgación insertados en una trama imprevisible, nos ofrece una novela de múltiples lecturas.

MATILDE ASENSI

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Matilde Asensi

  Con más de veinte millones de lectores en todo el mundo, Matilde Asensi se ha convertido en un referente para los seguidores del bestseller de calidad. La escritora alicantina está entre los cinco autores españoles que han logrado entrar en el «club del bestseller mundial», logro que consiguió tras la publicación de El último catón.

   En 1999 publicó su primera novela, El salón de ámbar, y con Iacobus (2000) empezó a conquistar un territorio de lectores que copaban entonces sólo algunos grandes escritores extranjeros. Con su siguiente novela, El último catón (2001), se consagró como una narradora experta y dio el gran salto al extranjero. El último catón no es sólo su novela más vendida, sino que sigue siendo un referente para los que gustan de la historia, la aventura y el conocimiento. En 2003, en El origen perdido, Asensi combina hábilmente los secretos con los hackers informáticos, y en Todo bajo el cielo (2006) lleva a sus lectores a la China del Gran Emperador. Entre estos dos títulos publicó Peregrinatio (2004), una guía novelada que recupera a los protagonistas de Iacobus para realizar un viaje por el Camino de Santiago. Sus últimas novelas, Tierra firme, Venganza en Sevilla y La conjura de Cortés, conforman la exitosa trilogía Martín Ojo de Plata, que cuenta con más de un millón de lectores. Dicha trilogía fue publicada recientemente en un único volumen, Trilogía Martín Ojo de Plata, que incluía un nuevo prólogo de la autora y un impresionante material inédito.

  Las novelas de Matilde Asensi han sido traducidas a quince idiomas. Con la traducción al inglés de El último catón consiguió en 2007 el Premio Internacional Latino Book Awards en la categoría de «Mejor novela de misterio» y una mención de honor como «Mejor novela de aventuras». En 2008, en el mismo certamen, logró el segundo premio por Todo bajo el cielo en la categoría de «Mejor novela de ficción de época en español».

   En mayo de 2011 se le concedió el Premio de Honor de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza en reconocimiento a la trayectoria y los méritos de la autora a lo largo de su carrera literaria en relación con el género de la novela histórica. Y en marzo de ese mismo año fue galardonada con el Premio Isabel Ferrer de la Generalitat Valenciana por su extensa y reconocida labor como periodista y escritora.

  Toda la obra de Matilde Asensi destaca por su calidad literaria y su contrastada documentación histórica.

FRAGMENTO DE “EL ÚLTIMO CATÓN”

   «La Vera Cruz se convirtió, de este modo, en la reliquia más importante de los cruzados y éstos la llevaron consigo, desde entonces, a todas las batallas. Era mostrada a los soldados antes de las contiendas para que les sirviera de estímulo y, durante más de cien años, gracias a la Madera de Cristo, decían, jamás fueron vencidos. Multitud de Ligna Crucis salieron hacia Europa, enviados como regalo tanto a reyes como a papas, a monasterios y a las familias nobles de Occidente. El Leño Santo fue troceado y repartido como si fuera un pastel, pues allá donde llegaba una de sus astillas, afluía la riqueza en forma de peregrinos y devotos. Los staurofílakes contemplaron a distancia tal segmentación, sin poder hacer nada por impedirla. Su contrariedad derivó en un resentimiento ciego, y juraron recuperar lo que quedase de la Vera Cruz costara lo que costase. Pero la tarea resultaba, por el momento, imposible.»