“Hijos de la fábula”, de Fernando Aramburu

Seis años después de su aclamada Patria, Fernando Aramburu vuelve de nuevo a tocar el tema del terrorismo con Hijos de la fábula (2023), una novela que es todo un alegato contra la violencia y con la que el autor vasco intenta ridiculizar a dos aspirantes a terroristas que deciden continuar haciendo la guerra por su cuenta pese al cese de la lucha armada de ETA.

Los protagonistas son dos jóvenes fanáticos vascos, Asier y Joseba, que acaban de incorporarse a la banda justo cuando ETA decide terminar con sus acciones terroristas, por lo que se quedan colgados en el sur de Francia esperando unas órdenes que no acaban de llegar.

La novela se enmarca en el ciclo denominado Gentes vascas, del que forma parte Patria y con el que el escritor vasco trata de novelar a las gentes de su pueblo. “Son relatos de la vida de personas corrientes de mi tierra y no necesariamente tendrá que hablar de terrorismo”, ha afirmado el autor recientemente.

Hijos de la fábula es una novela humorística y sorprendente, magistralmente escrita y muy divertida, en la que su autor se mofa de los fanáticos que trataron de imponer sus ideas mediante la fuerza. Aramburu deja fuera de la narración a las víctimas y se centra en los agresores, porque de lo que se mofa no es del terrorismo, sino de los terroristas.

    «El catarro te ha entrado por culpa de un punto débil. Aquí me tienes a mí. Ni me has contagiado ni nada. Y eso que no me separo un minuto de tu lado. Mis genes vascos no se andan con chiquitas. ¿Que llega una bacteria? Muy bien. Ven aquí, bonita. Mis genes le dan una paliza y adiós problema. Pero tú tienes ese tercer apellido castellano.»

Escrita con frases cortas y con un ritmo de lenguaje, veloz y seco, que se adapta muy bien al tipo de relato y a la personalidad de los protagonistas. Una novela que nada tiene que ver con Patria, pero que resulta enormemente entretenida y muy fácil de leer. Más que recomendable.

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SINOPSIS

La nueva novela del autor de Patria sobre gentes vascas: una obra irónica, demoledora, divertidísima.

Dos jóvenes exaltados, Asier y Joseba, se marchan en 2011 al sur de Francia con la intención de convertirse en militantes de ETA. Esperan instrucciones en una granja de pollos, acogidos por una pareja francesa con la que apenas se entienden. Allí se enteran de que la banda ha anunciado el cese de la actividad armada. Abandonados a su suerte, sin dinero, sin experiencia ni armas, deciden continuar la lucha por su cuenta, fundando una organización propia, en la que uno asumirá el papel de jefe y disciplinado ideólogo, y el otro el de subalterno más relajado. El contraste entre el afán de gestas y las peripecias más ridículas, bajo una lluvia pertinaz, va llevando la historia hacia una especie de drama cómico. Hasta que conocen a una joven que les propone un plan.

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     «Vamos a secuestrar una gallina. Una sana, con todas sus plumas y con su pico en buen estado. Tómatelo como un entrenamiento. Mejor aún, como unas maniobras. Y al final la ejecutaremos. Imagina que es un empresario. Uno de esos explotadores de la clase obrera que no pagan el impuesto revolucionario. Uno que se niega a contribuir económicamente a la liberación de nuestro pueblo. Tenemos que acostumbrarnos a la sangre, compañero. No hay guerra sin sangre.»

Tras el éxito de Patria, esta nueva novela de Fernando Aramburu nos arrastra, de una manera agilísima y sorprendente, por una peripecia inesperada y un desenlace magistral. Contada con un humor permanente, cáustica, veloz, escrita con frases cuya brevedad son un auténtico virtuosismo, Hijos de la fábula vuelve a demostrarnos que Fernando Aramburu pertenece a la estirpe de los grandes escritores, los que nos cuentan historias como nadie es capaz de hacerlo.

FERNANDO ARAMBURU

Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) es autor de los libros de cuentos Los peces de la amargura (2006, XI Premio Mario Vargas Llosa NH, IV Premio Dulce Chacón y Premio Real Academia Española 2008) y El vigilante del fiordo (2011), de las obras de no ficción Autorretrato sin mí (2018), Vetas profundas (2019) y Utilidad de las desgracias (2020), así como de las novelas Fuegos con limón (1996), Los ojos vacíos (2000, Premio Euskadi), El trompetista del Utopía (2003), Bami sin sombra (2005), Viaje con Clara por Alemania (2010), Años lentos (2012, VII Premio Tusquets Editores de Novela y Premio de los Libreros de Madrid), La gran Marivián (2013), Ávidas pretensiones (Premio Biblioteca Breve 2014) y Patria (2016), Premio Nacional de Narrativa, Premio de la Crítica, Premio Euskadi, Premio Francisco Umbral, Premio Dulce Chacón, Premio Arcebispo Juan de San Clemente, Premio Strega Europeo, Premio Lampedusa, Premio Atenas…), el último gran fenómeno literario español, traducida a 35 lenguas y convertida en prestigiosa serie por Aitor Gabilondo para HBO. En 2021, Los vencejos, ácida y enternecedora, lo confirmó como uno de los mejores escritores europeos. Hijos de la fábula (2023) es su última novela.

“Los vencejos”, de Fernando Aramburu

    «Ya nada me ata. No me atan las ideas ni las cosas. El mundo sería, no sé si más bello, pero seguramente más pacífico, si todos los hombres conocieran desde la niñez la hora precisa de su última toma de oxígeno.»

Los vencejos (2021) es una novela del escritor vasco Fernando Aramburu, publicada cinco años después de su famosa y aclamada Patria, con la que obtuvo el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa. Los vencejos es la historia de Toni, un profesor de instituto cansado de la vida y enfadado con el mundo que decide poner fecha a su muerte. Se concede un plazo generoso, justo un año, con la esperanza de averiguar por qué razones no quiere seguir viviendo.

    «No me gusta la vida. La vida será todo lo bella que afirman algunos cantantes y poetas, pero a mí no me gusta. Que no me venga nadie con alabanzas al cielo del ocaso, a la música y a las rayas de los tigres. A la mierda toda esa decoración. La vida me parece un invento perverso, mal concebido y peor ejecutado. A mí me gustaría que Dios existiera para pedirle cuentas. Para decirle a la cara lo que es: un chapucero. Dios debe de ser un viejo verde que se dedica desde las alturas cósmicas a contemplar cómo las especies se aparean y rivalizan y se devoran las unas a las otras. La única disculpa de Dios es que no existe. Y aun así yo le niego la absolución.»

Toni irá redactando cada noche una especie de crónica personal en la que va repasando lo que ha sido su existencia y sus relaciones con los demás. En este diario nuestro protagonista se dedicará, además, a reflexionar sobre las más diversas cuestiones e irá repasando algunos de los principales asuntos de la vida política y social del momento. Y este ejercicio de escritura, que a diario lleva a cabo, va a dar lugar a una novela involuntaria, que en principio no pretendía escribir.

He tardado bastante en decidirme a leer este libro, debido a alguna de las críticas poco favorables que había leído y a su extensión, casi 700 páginas. Al final, su lectura me ha llegado a enganchar, pese a tratarse de un historia dura y descarnada y estar protagonizada por un individuo políticamente incorrecto, un resentido, que despierta poca o nula simpatía. Me ha gustado sobre todo la forma en que está escrita, con una prosa clara y brillante, aderezada con ciertas dosis de ironía y de sarcasmo.

Aramburu ha comentado en alguna ocasión que uno de los motivos que le llevó a escribir esta historia fue intentar imaginarse lo que una persona haría si supiera el momento exacto de su muerte. Una historia que nada tiene que ver con su anterior novela, Patria, y que no gustará a un público tan amplio, pero que constituye todo un ejercicio de buena literatura que merece la pena leer.

    «Prosigo con mi campaña de suelta de libros por la ciudad. En las estanterías empiezan a formarse huecos. Compruebo que, según va mermando la biblioteca, me duele menos desprenderme de los libros, incluso de aquellos que en un momento dado tuvieron una significación especial para mí. Libros que me dejaron honda huella, con los que aprendí, con los que disfruté y me emocioné; en algunos casos, piezas valiosas que me supusieron un desembolso considerable; regalos de mamá y papá, de Amalia cuando me quería; también primeras ediciones, obras en lengua francesa y ejemplares firmados por sus respectivos autores en la Feria del Libro, a la que tanto me gusta acudir todos los años en solicitud de dedicatorias.»

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SINOPSIS

Toni, un profesor de instituto enfadado con el mundo, decide poner fin a su vida. Meticuloso y sereno, tiene elegida la fecha: dentro de un año. Hasta entonces cada noche redactará, en el piso que comparte con su perra Pepa y una biblioteca de la que se va desprendiendo, una crónica personal, dura y descreída, pero no menos tierna y humorística. Con ella espera descubrir las razones de su radical decisión, desvelar hasta la última partícula de su intimidad, contar su pasado y los muchos asuntos cotidianos de una España políticamente convulsa. Aparecerán, diseccionados con implacable bisturí, sus padres, un hermano al que no soporta, su exmujer Amalia, de la que no logra desconectarse, y su problemático hijo Nikita; pero también su cáustico amigo Patachula. Y una inesperada Águeda. Y en la sucesión de episodios amorosos y familiares de esta adictiva constelación humana, Toni, hombre desorientado empeñado en hacer recuento de sus ruinas, insufla, paradójicamente, una inolvidable lección de vida.

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    «Los vencejos no volverán hasta la próxima primavera. Me han dejado solo con toda la masa humana que me agobia y me saca de quicio. He leído que los vencejos emigran más allá del Sahara, hasta Uganda y por ahí, y que pasan la mayor parte de su vida en el aire. Justamente lo que yo habría deseado: no tocar el suelo, no rozarme con nadie. Si hubiera podido elegir entre nacer hombre o nacer vencejo, visto lo visto me habría decidido por lo segundo. Lo digo en serio. Ahora estaría devorando insectos en los cielos de África en lugar de respirar humo de automóviles en esta ciudad y poner a diario mis nervios a prueba en un instituto de enseñanza secundaria. Qué hermosa filosofía existencial: salir de un huevo, surcar el aire en busca de alimento, ver el mundo desde arriba sin atormentarse con preguntas existenciales, no tener que hablar con nadie, no pagar impuestos ni el recibo de la luz, no creerse el rey de la creación, no inventarse conceptos pretenciosos como la eternidad, la justicia, el honor, y morir cuando a uno le toque, sin asistencia médica ni honras fúnebres.»

FERNANDO ARAMBURU

Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) es autor de los libros de cuentos Los peces de la amargura (2006, XI Premio Mario Vargas Llosa NH, IV Premio Dulce Chacón y Premio Real Academia Española 2008) y El vigilante del fiordo (2011), de las obras de no ficción Autorretrato sin mí (2018), Vetas profundas (2019) y Utilidad de las desgracias (2020), así como de las novelas Fuegos con limón (1996), Los ojos vacíos (2000, Premio Euskadi), El trompetista del Utopía (2003), Bami sin sombra (2005), Viaje con Clara por Alemania (2010), Años lentos (2012, VII Premio Tusquets Editores de Novela y Premio de los Libreros de Madrid), La gran Marivián (2013), Ávidas pretensiones (Premio Biblioteca Breve 2014) y Patria (2016, Premio Nacional de Narrativa, Premio de la Crítica, Premio Euskadi, Premio Francisco Umbral, Premio Dulce Chacón, Premio Arcebispo Juan de San Clemente, Premio Strega Europeo, Premio Lampedusa, Premio Atenas…), el último gran fenómeno literario español, traducida a 35 lenguas y convertida en prestigiosa serie por Aitor Gabilondo para HBO. En 2021, Los vencejos, ácida y enternecedora, lo confirmó como uno de los mejores escritores europeos.

“Patria” de Fernando Aramburu

«Pedir perdón exige más valentía que disparar un arma, que accionar
 una bomba.»

Patria es la última novela del escritor vasco Fernando Aramburu, editada en 2016. Rápidamente se convirtió en un auténtico fenómeno editorial y social, consiguiendo un gran reconocimiento por parte de los lectores y de la crítica. Recientemente, ha sido galardonada con el Francisco Umbral al mejor libro del año 2016.

En Patria se nos narra la historia de dos familias que viven en un pueblo próximo a San Sebastián, familias en un principio unidas por una estrecha amistad, pero pronto enemistadas por razones políticas, y víctimas de una mutua y creciente animadversión alimentada por las madres, ejes centrales de la narración. La acción abarca cerca de tres décadas, desde mediados de los años ochenta hasta varios meses después de la declaración del cese definitivo de la violencia por parte de ETA en octubre de 2011.

               «Ya sabes, ¿no?

    –Primero lo de Joxe Mari y ahora, esto.

    –No es lo mismo.

    –Desgracia sobre desgracia.

    –Ella ha llamado. Casi las diez serían. Le he colgado.

    –Pues ayer estuvisteis en la cafetería.

    –Ayer fue ayer, hoy es otro día. Ya no hay amistad. Ve haciéndote a la idea.

    –Tantos años. ¿No te da pena?

    –A mí me da pena Euskal Herria, que no la dejan ser libre.

    –No me voy a acostumbrar. El Txato es mi amigo.

   –Era. Y mucho cuidadito con juntarte con él. Lo mejor es que se marchen. Con todo del dinero que tienen, ¿qué les cuesta comprarse una casa por ahí abajo? Son ganas de provocar.

   –No se irán. El Txato es tozudo.

   –La lucha no perdona. Se irán o los echarán. Que elijan».

 

Patria es una novela que te atrapa desde la primera página. Que está muy bien escrita y resulta fácil de leer. Y que nos ofrece una historia valiente y muy emotiva. Muy recomendable.

«Un verdadero acontecimiento… una de las grandes novelas de la literatura española contemporánea.»  Rafael Narbona, Revista de Libros

«Cuando acabas de leerla, sabes que has leído un clásico.»  Ignacio Martínez de Pisón

Leer el primer capítulo de la novela

SINOPSIS

El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.

FERNANDO ARAMBURU

Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) es licenciado en filología hispánica por la Universidad de Zaragoza y desde 1985 reside en Alemania. Fue miembro del Grupo CLOC de Arte y Desarte. Considerado ya como uno de los narradores más destacados en lengua española, es autor de las novelas Fuegos con limón (1996); Los ojos vacíos (2000), que junto con Bami sin sombra (2005) y La gran Marivián (2013) conforman la «Trilogía de Antíbula»; El trompetista del Utopía (2003); Viaje con Clara por Alemania (2010); Años lentos (2012, VII Premio Tusquets Editores de Novela y Premio de los Libreros de Madrid) y Ávidas pretensiones (Premio Biblioteca Breve 2014). Como cuentista ha publicado asimismo los volúmenes Los peces de la amargura (2006, XI Premio Mario Vargas Llosa NH, IV Premio Dulce Chacón y Premio Real Academia Española 2008) y El vigilante del fiordo (2011). Diez años después de Los peces de la amargura, con su última novela, Patria, Fernando Aramburu nos entrega su novela definitiva. Una historia imprescindible, extremadamente valiente y conmovedora, que reclama ser leída por todos. Tal vez el libro más impactante de la literatura española reciente.

OTRO FRAGMENTO DE LA NOVELA

       «La lluvia caía sobre las tumbas y el camino asfaltado y los árboles oscuros que flanquean el camino. Piedras fúnebres, mojadas y un fresco olor a silencio. Flotaban sobre la ciudad y más allá, sobre los montes y el mar lejano, las nubes densas. Y no se veía una silueta humana en todo el cementerio.
     –Bien, ¿no? Yo tenía mucha necesidad de estas palabras. Cosas mías, Txato. Pronto me reuniré contigo. Ahora sé que voy a venir en paz. Mientras tanto, caliéntame la tumba como me calentabas en otros tiempos la cama. Te dejo, que me está esperando Xavier. Los hijos ya saben que, en cuanto se pueda, nos tienen que llevar al pueblo. Así que, por ese lado, puedes estar tranquilo. Esperemos que no llueva como hoy el día de mi entierro. Pobres asistentes. Se van a calar. Y las flores, lo mismo.
      Xavier se apeó del coche para indicarle a su madre, agitando la mano, dónde estaba, como a treinta metros calle abajo. Seguía lloviendo. Que si quería ira a algún sitio. No, a casa.
     –Saludos del aita.
     –Te lo pasas bien hablando sola, ¿verdad?
    –Me da consuelo. Y, total, no hay a mi lado gente que me escuche. Ahora, si por casualidad piensas que estoy chalada , puede que te equivoques.
     –Yo no he dicho eso.
     –Antes que se me olvide, el Txato pregunta cuándo te vas a casar. Dice que ya va siendo hora.
      Se hizo el silencio dentro del coche. Parados ante un semáforo en rojo, la calle gris-neblinosa, Xavier se volvió a mirar a su madre.
     –Pues sí, definitivamente creo que estás chalada.
      El semáforo se puso verde y a Bittori le entró la risa.»

 

FUENTES

  • Lecturalia
  • Patria

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