“Momentos estelares de la humanidad : catorce miniaturas históricas”, de Stefan Zweig

Momentos estelares de la humanidad (Sternstunden der Menschheit) es un libro de pasajes históricos novelados escrito por el autor austríaco Stefan Zweig en 1927. Como el propio subtítulo expresa, Zweig nos presenta en su obra catorce momentos que consideró de una especial relevancia histórica. Acontecimientos como la muerte de Cicerón, la caída de Bizancio, el descubrimiento del Océano Pacífico, la derrota de Napoleón en Waterloo, o la expedición hacia el Polo Sur.

Haciendo gala de un cuidado estilo literario y de un extraordinario conocimiento de la historia, el autor de Veinticuatro horas en la vida de una mujer nos aproxima a esos momentos estelares de la humanidad, que marcaron un «rumbo durante décadas y siglos».

Un libro magnífico. Absolutamente recomendable

«Así como en la punta de un pararrayos se concentra la electricidad de toda la atmósfera, en esos instantes y en el más corto espacio, se acumula una enorme abundancia de acontecimientos. Lo que por lo general transcurre apaciblemente de modo sucesivo o sincrónico, se comprime en ese único instante que todo lo determina y todo lo decide []

Tales momento dramáticamente concentrados, tales momentos preñados de fatalidad, en los que una decisión destinada a persistir a lo largo de los tiempos se comprime en una única fecha, un una única hora y a menudo en un solo minuto, son raros tanto en la vida de un individuo como en el curso de la Historia. Aquí he tratado de evocar, a partir de las más variadas épocas y regiones, algunos de esos momentos estelares –los he denominado así, porque, resplandecientes e inalterables como estrellas, brillan sobre la noche de lo efímero–. En ningún caso se ha procurado decolorar o intensificar la verdad de los acontecimientos externos o internos recurriendo a la propia invención, pues en esos instantes sublimes que la Historia configura a la perfección, no es necesario que ninguna mano acuda en su ayuda. Allí donde ella impera como poetisa, como dramaturga, ningún escritor tiene derecho a intentar superarla.»

Del prólogo de Stefan Zweig

SINOPSIS

Éste es probablemente el libro más famoso de Stefan Zweig. En él lleva a su cima el arte de la miniatura histórica y literaria. Muy variados son los acontecimientos que reúne bajo el título de Momentos estelares: el ocaso del imperio de Oriente, en el que la caída de Constantinopla a manos de los turcos en 1453 adquiere su signo más visible; el nacimiento de El Mesías de Händel en 1741; la derrota de Napoleón en 1815; el indulto de Dostoievski momentos antes de su ejecución en 1849; el viaje de Lenin hacia Rusia en 1917… «Cada uno de estos momentos estelares—escribe Stefan Zweig con acierto—marca un rumbo durante décadas y siglos», de manera que podemos ver en ellos unos puntos clave de inflexión de la historia, que leemos en estas catorce miniaturas históricas con la fascinación que siempre nos produce Zweig.

STEFAN ZWEIG

Escritor austríaco, Stefan Zweig fue muy conocido en las primeras décadas del siglo XX gracias a sus relatos, novelas, ensayos y semblanzas biográficas.

De origen judío, Zweig nació en una familia acomodada y estudió Filosofía en la Universidad de Viena, interesándose desde entonces en la literatura, tanto desde un punto de vista crítico como creativo. En 1901 publicó su primer poemario y desde entonces mantuvo una intensa actividad en diversos campos y géneros, pasando del ensayo a la novela o el teatro con facilidad.

Zweig destacó también por sus firmes posiciones éticas en contra de la guerra, que le llevaron al exilio en Suiza durante la I Guerra Mundial, donde se estableció como corresponsal. Durante varios años, Zweig se dedicó a escribir y a viajar, pasando por Alemania y la Unión Soviética, trabando amistad con numerosos intelectuales de la época.
Tras el auge del nacional socialismo en Austria y Alemania, Zweig decidió establecerse en Londres, ya que su origen judío y sus posiciones pacifistas le situaron en una incómoda posición, siendo su obra prohibida por el régimen nazi. Zweig vivió también en París y viajó por América Latina dando una serie de conferencias.

En 1942, convencido de que la Alemania nazi iba a ganar la guerra y someter al mundo a sus ideales, Zweig se suicidó junto a su segunda esposa. Poco después, en 1944, aparecería su autobiografía, El mundo de ayer.

La obra de Zweig, pese a su éxito en la época, cayó progresivamente en el olvido durante la mayor parte del siglo XX, hasta su recuperación décadas después, siendo obra de estudio por críticos y académicos. De hecho, sus relatos han formado parte de obras tan actuales como la película El gran hotel Budapest, dirigida en 2014 por Wes Anderson.
De entre sus libros, habría que destacar títulos tan importantes como Novela de ajedrez, Amok, El amor de Erika Wald, María Antonieta -biografía que fue llevada al cine-, o su autobiografía, El mundo de ayer.

FRAGMENTO DEL LIBRO

   «El gesto grandioso de Balboa consiste en lo siguiente. Por la noche, justo después del baño de sangre, un indígena le ha indicado una cercana cumbre desde cuya altura se puede contemplar ya el mar, el desconocido Mar del Sur. En seguida Balboa toma sus medidas. Deja a los heridos y extenuados en la población saqueada y ordena que aquellos que aún son capaces de avanzar —sesenta y siete en total, de los ciento noventa con los que partió de Darién— asciendan esa montaña. Hacia las diez de la mañana están cerca de la cima. Sólo queda escalar una pequeña y pelada cumbre. Después, la vista se extenderá en la inmensidad.
   En ese momento, Balboa ordena a sus hombres que se detengan. Nadie debe seguirle, pues esa primera vista del océano desconocido no quiere compartirla con ninguno. Quiere ser el único por toda la eternidad, el primer español, el primer europeo, el primer cristiano que, después de haber atravesado ese otro océano enorme de nuestro universo, el Atlántico, haya divisado por fin éste, aún desconocido, el Pacífico. Despacio, con el corazón palpitante, profundamente imbuido del significado del momento, con la bandera en la mano izquierda y la espada en la derecha, una silueta solitaria asciende en medio del orbe inmenso. Asciende lentamente, sin prisa, pues la verdadera empresa ya ha sido realizada. Sólo un par de pasos más, cada vez menos. Y en efecto, cuando llega a la cumbre, ante él se abre una enorme vista. Tras las montañas en declive, tras las verdes colinas cubiertas de bosque, yace inacabable un gigantesco disco de metal reluciente: el mar, el mar, el nuevo, el desconocido, hasta ahora únicamente soñado y jamás visto, el legendario, el mar buscado en vano desde hace años y años por Colón y por todos sus sucesores, cuyas olas bañan las costas de América, de la India y de China. Vasco Núñez de Balboa mira y mira, ufano y feliz, disfrutando al saber que sus ojos son los primeros de un europeo en los que se refleja el infinito azul de esas aguas.»