“Elogio de las manos”, la nueva novela de Jesús Carrasco

Once años después de que se publicara su exitosa y celebrada novela Intemperie, Jesús Carrasco regresa con Elogio de las manos, una obra que supone una nueva vuelta al mundo rural y que reivindica el trabajo manual y la importancia de lo que nos rodea

Con ella el autor extremeño se ha hecho merecedor, por unanimidad entre todos los miembros del jurado, del premio Biblioteca Breve 2024. Quienes han destacado que es «una novela curativa y luminosa que aborda la restauración de una casa en el campo que redime a la familia que la ocupa». 

     «La mañana en que pusimos un pie por primera vez en aquella casa ya sabíamos que la iban a derribar. Era solo cuestión de unos pocos meses, un año, a lo sumo: el tiempo que tardara el propietario en gestionar los permisos y reunir el dinero necesario para construir varios apartamentos en el terreno en el que se levantaba aquella vivienda, abandonada tantos años atrás. Que aquel lugar terminara siendo una parte importante de mi vida, casi una extensión de mi cuerpo, es algo cuya responsabilidad solo puedo atribuirme a mí mismo. Porque fui yo, sin que nadie me obligara, el que le entregué a la casa una parte sustancial de lo que soy: mis manos».

Esta novela, de la que comenzó a tomar notas en 2016, poco después de publicar La tierra que pisamos, es, sin duda, su obra más autobiográfica, de peripecia personal donde pretende reflexionar sobre el trabajo manual, los objetos, y sobre lo sensorial en un mundo tan evanescente como el actual. En ella busca reconocer y adentrarse en la importancia del trabajo manual y en la importancia de los valores que se transmiten en la familia. Trata temas universales como la muerte, el amor o el paso del tiempo, y lo hace con humor, ternura y ligereza, pero sin perder profundidad.

La primera intención del autor extremeño fue escribir un ensayo puro. Sin embargo, el resultado final es más bien una indagación en sus intereses reales, pero con forma narrativa, es decir, una novela, en la que el narrador coincide en un gran porcentaje con el autor. El mismo Carrasco ha afirmado que «muchas de las inquietudes del narrador son mis inquietudes. Muchos de los puntos de vista del narrador son mis puntos de vista. Pero he construido una novela. Yo también me he incluido en la novela como un personaje y hago cosas que no hago en la vida real. Me retrato, me perfilo como personaje de unas formas que no coinciden exactamente con mi perfil real. Soy mucho más gracioso en la novela que en la vida real y, a veces, más hábil que en la vida real también. Y a veces más torpe que en la vida real. Me he deformado como he deformado al resto de los personajes para convertirlos en eso: en personajes».

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Entre «aguaeras» y serones. Artesanos de la familia materna del autor trabajando el esparto, hace ya bastantes años, en la villa de Feria

     «Por otra parte, su cercanía me llevaba, como tantas cosas en la casa, a la infancia. Al recuerdo primitivo de un tío mío, espartero, que en algún momento me subió a lomos de su burro y me llevó a ver las colmenas que tenía en una pequeña parcela con almendros y muretes de piedra en Feria, Badajoz.

      Me recordaba también a otra burra que nunca vi, pero que forma parte del relato fundacional de mi familia. Era el animal con el que el tío Paulino iba cada madrugada desde Feria hasta Zafra para cargar, envueltas en paja, grandes barras de hielo. De regreso al pueblo, picarían ese hielo, lo distribuirían alrededor de una heladera y mi madre y sus tres hermanos se pasarían muchas horas seguidas girando una manivela hasta cuajar la leche. Luego, después de comer, venderían los helados casa por casa en los tórridos veranos al sur de la tierra de Barros».

Vengo de una familia trabajadora. Además de sus oficios, mis padres encuadernaban libros, y hacían muchas otras cosas para sacar adelante a sus seis hijos. Las manos y el trabajo manual siempre han estado en la familia, mi padre nos daba un martillo de niños para que claváramos nosotros mismos y tardé mucho tiempo en descubrir que esto tiene que ver con la autonomía. He reunido estas piezas en este libro, pero las implicaciones de las manos para mí son muchísimas”, ha afirmado su autor.

Lola Pons, integrante del jurado, ha destacado el léxico de lo rural y el retrato de ese campo del sur español «que no es sórdido ni aparece de forma edulcorada. La salud mental también aparece en la novela, pero es original porque aquí los terapeutas son una burra, los amigos, el campo, el sol de Cádiz y todo eso se permea en una novela que resulta agradable».

Elogio de las manos es una novela de escritura muy sensorial, donde el tacto y los olores vuelven a estar muy presentes, sin olvidarse de los paisajes que tanto le gusta a Carrasco retratar de esa manera tan pormenorizada. Con pasajes de enorme sensibilidad y belleza, y plagada de profundas reflexiones y de referencias a títulos de películas y libros en los que las manos tienen un papel destacado. Una novela magnífica, que está muy bien escrita y que hará, sin duda, las delicias de sus muchos lectores. Absolutamente recomendable.

    «Siempre nos ha gustado pintar las casas en las que hemos vivido. Hay en ello una renovación sencilla y una promesa de comienzo. En ocasiones, solo después de pintar una pared somos conscientes de la suciedad que tenía, de lo necesario que era ese trabajo. La alegría de un muro blanco es la de un renacimiento».    

SINOPSIS

Una novela tan extraordinaria como la peripecia de sus protagonistas

En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron, de un modo azaroso, a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les permitiría hacer uso de ella mientras él encontraba financiación para construir allí unos apartamentos. Era solo cuestión de tiempo que la casa fuera derribada. Sin embargo, durante los años siguientes, pasaron largos periodos en ella, reparándola con sus propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro y celebración.

Allí recibieron a vecinos y amigos; con ellos compartieron comida, música, trabajo y risa. Allí la familia llegó a convivir con una docena de gallinas, varios caballos y burros, dos perros y algún ratón. Nunca perdieron de vista que terminarían llegando las máquinas excavadoras, lo que convirtió la experiencia en aquella casa en una elocuente metáfora de la vida: nos entregamos a ella aun sabiendo que termina.

     «Con el tiempo he comprendido que aquel escenario compartido con Marie reproducía uno que, de niño, compartí con mi padre cuando, junto a mi madre, encuadernaba libros en un taller parecido a una chabola. En aquel espacio él terminaba los libros que mi madre previamente cosía y allí bajaba yo por las tardes para penetrar en una esfera singular, diferente a las otras en las que me movía. Nada que ver con el colegio, con la casa, con la calle o con el campo. Aquel era un espacio de trabajo lleno de herramientas especializadas, materiales, olores y un acusado aire de provisionalidad. En aquel lugar mi padre puso entre mis manos, por primera vez, su martillo. Me dio un trozo de madera y algunos clavos usados y me enseñó primero a enderezar los clavos y luego a clavarlos. Podría parecer que solo pretendía mantenerme entretenido para que no le distrajera de su tarea. Quizá fuera así, nunca se lo pregunté. Prefiero, en cualquier caso, creer otra cosa: que a mi padre le gustaba tenerme cerca y que quisiera enseñarme a manejar el martillo con el fin último de emanciparme. Instruirme en una actividad que contribuyera a mi autonomía. Que no necesitara la ayuda de otro para golpear adecuadamente con aquella herramienta sencilla. Con el tiempo vinieron otras muchas enseñanzas de esa índole: arreglar el pinchazo de una rueda, cambiar un enchufe, afilar un lápiz con un formón, desmontar un tejado antiguo, mezclar cemento, arena y agua».    portada_pbb-2024_varios-autores_202402051320

Elogio de las manos es una novela tan extraordinaria como la peripecia vital de sus protagonistas, una historia en la que caben la aventura, la reflexión y el recuerdo. Con el talento expresivo que le caracteriza, Jesús Carrasco logra que la vida se cuele entre sus páginas, demostrando que la profundidad no está reñida con la ligereza y que ambas pueden iluminar un libro inolvidable.

      «En lo que a mi experiencia se refiere, este elogio es un elogio de las manos liberadas. Emancipadas de la ancestral condena del trabajo y de la necesidad. Manos creativas y también recreativas. Para el minero que se rajó las uñas arrancándole a la montaña su carbón; para la lavandera de piel agrietada, comida por los sabañones; para la tejedora; para el cabrero; para la hija-madre-abuela que abandonó su tierra para limpiar con una esponja la piel transparente de unos viejos lejanos, piel lechosa; para el niño soldado; para el que rebusca en la basura; para el aceitunero que no pudo siquiera ser altivo; para los parias, para el que tuvo que reunir sus propias tripas en la trinchera de una guerra que no era suya. Las manos, una condena».

JESÚS CARRASCO

Jesús Carrasco Jaramillo nació en Olivenza (Badajoz) en 1972. A los cuatro años se trasladó con su familia a Torrijos, en la provincia de Toledo, y en 2005 a Sevilla, donde reside en la actualidad. Desde 1996 trabajó como redactor publicitario, actividad que compaginó con la escritura. Intemperie le ha consagrado como uno de los debuts más deslumbrantes del panorama literario internacional y ha sido galardonada, entre otros, con el Premio Libro del Año otorgado por el Gremio de Libreros de Madrid, el Premio de Cultura, Arte y Literatura de la Fundación de Estudios Rurales, el English PEN Award y el Prix Ulysse a la Mejor Primera Novela. Ha quedado finalista del Premio de Literatura Europea en Holanda, del Prix Méditerranée Étranger en Francia, y de los premios Dulce Chacón, Quimera, Cálamo y San Clemente de España. Elegida como Libro del Año por El País en 2013 y seleccionada por The Independent como uno de los mejores libros traducidos en 2014 en Reino Unido. Intemperie ha llegado ya a más de 30 países, cuenta con 29 traducciones y otras tantas reediciones en España y ha sido traducida a veintinueve lenguas. Además ha sido adaptada al cómic por Javi Rey y llevada a la gran pantalla con el mismo título por Benito Zambrano, con Luis Tosar como protagonista. 

En 2016 publicó su segunda novela, La tierra que pisamos, con la que obtuvo el Premio de Literatura de la Unión Europea 2016 y ha sido traducida a 15 lenguas.

Ya en 2017 apareció Levante, un cuento ilustrado por el propio Carrasco, que se publicó dentro de la obra colectiva Historias dentro de una caja, editada por la editorial pacense Universitas.

En 2005 había realizado una incursión en el género infantil con Castigada sin salir, un cuento escrito por Carrasco e ilustrado por Antonia Santolaya.

En El País Semanal de 2 de diciembre de 2018, aparecería el sentido articulo titulado Los libros que no leíamos, donde el autor “retrocede hasta el día en que se enamoró de los libros”.

En 2019, el Aula literaria Guadiana de Don Benito (Badajoz) presentó una edición no venal del relato titulado Una auténtica ganga, editado con motivo de su participación en dicho Aula.

Llévame a casa (2021) ha cosechado excelentes críticas y lleva, desde su publicación, cinco ediciones y otras tantas traducciones. Se ha hecho merecedora de la XVII edición del Premio Dulce Chacón de Narrativa Española (2022), que concede el Ayuntamiento de Zafra a la mejor obra en castellano impresa y editada el año anterior y el Casino de Santiago (2023).

En 2022, colabora en la obra titulada Imaginar un país, España en 2050, un ensayo colectivo sobre el futuro de España que ha reunido a algunos de los escritores más relevantes del panorama literario actual, con el texto titulado Contra el vencimiento.

Ha traducido del inglés The Night Always Comes (La noche siempre llega, 2023), del autor norteamericano Willy Vlautin, novela publicada en España por Seix Barral. En los últimos diez años ha impartido talleres y cursos de escritura, moderado debates, presentado libros y entrevistado a autores como Antonio Muñoz Molina, Paco Calvo o Juan Luis Arsuaga.

Elogio de las manos (2024) es su última novela.

Aunque vive en una gran ciudad, Carrasco se siente fuertemente ligado al medio rural. 

    «La mitad de mi vida la he pasado en el campo. Nací en Olivenza, un pueblo de Badajoz que está en la frontera con Portugal. Cuando tenía cuatro años, mi familia se trasladó a Torrijos, un pueblo de Toledo. He pasado mi vida entera dando tumbos por los caminos, subiéndome a los árboles, construyendo cabañas, cazando perdices a mano y conejos con hurones, haciendo ese tipo de cosas que se hacen en los pueblos. Es la tierra que amo, es mi lugar en el mundo en cierto modo.»

Jesús Carrasco

“14 de abril”, de Paco Cerdà

«Crepúsculo de los reyes, está despuntando el alba.»

Tras las elecciones municipales del 12 de abril, que dieron como resultado el triunfo de los partidos republicanos en las principales ciudades del país, el 14 de abril de 1931 se produjo la proclamación de la II República Española, que se llevaría por delante a la monarquía, trayendo, para muchos, la esperanza de nuevos aires de justicia y libertad.

Lo que pasó en las 24 horas de ese día, crucial para la historia de España y en que el pueblo se echó mayoritariamente a la calle, nos lo cuenta el escritor y periodista Paco Cerdá en su libro titulado 14 de abril (2022).

14 de abril puede definirse como una novela de no ficción, a medio camino entre la literatura y el periodismo, que se sustenta en un enorme trabajo de documentación e investigación, y que puede leerse como una novela. Un libro que ha sido distinguido con el II Premio de No Ficción Libros del Asteroide.

El relato comienza y se cierra con la historia de Emilio Arauzo Honorio, un encuadernador madrileño en paro, que se desangra lentamente en la madrugada del 14 de abril de 1931 tras haber sido tiroteado en una manifestación que pedía el fin de la monarquía.

     «No tenías sueño y fuiste al cine. La película era mejor que la del pobre encuadernador en paro con los cincuenta recién cumplidos que cada día proyecta el espejo. Salías del teatro, luna nueva en el cielo de Madrid, y esa marea humana te sorprendió. Vivas ardorosos. Vivas enardecidos. Gargantas henchidas de fe. Entre ellas, la de tu cuñado […]

     Va a empezar el martes 14 de abril de 1931. En los conventos ya preparan el Libro del Apocalipsis para leerlo este domingo. Cada hora de la liturgia anunciará el fin del mundo. Reyes, tronos, fuego, azufre, bestias, esclavos, muertos. Eso ocurre hoy: un mundo se extingue, una dinastía agoniza, unas vidas se apagan. La tuya, Emilio, es la primera. Descansa en paz.»

14 de abril se asoma a las plazas y calles de un país agitado y recupera historias desconocidas que tuvieron lugar en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Granada, Salamanca, Tarragona, Eibar, Jaca, Huesca, Palma, Cartagena, Moaña, Huelva, Cádiz o Melilla, así como sus repercusiones en París, Roma o Washington.

Concentrado únicamente en el día de la proclamación de la Segunda República, el libro sumerge al lector en todo cuanto sucedió no solo en los escenarios de poder, como el Palacio Real (con la familia real atemorizada dentro), los ministerios tomados con arrojo por los líderes republicanos o los primeros ayuntamientos que izaban banderas tricolores asumiendo riesgos, sino en las calles y hogares de toda España.

Esta obra es, ante todo, un viaje a la minúscula del 14 de abril. A manifestaciones enardecidas, a cementerios llenos de gente compungida, a un hospital donde una mujer está dando a luz a vida o muerte. Un viaje a la represión policial y las cargas de caballería del último gobierno de Alfonso XIII, a incendios y destrozos callejeros para borrar la memoria de la corona, a atracos mortales aprovechando el caos de aquel martes histórico y a prisiones donde ardía el deseo de libertad. 14 de abril también recorre colegios, campos de fútbol, teatros, emisoras de radio, redacciones de periódicos, hoteles con mullida moqueta o poblados chabolistas llenos de analfabetismo en aquel día histórico de primavera con luna nueva en el cielo.

Como gran protagonista del relato aparece el pueblo raso, este libro proyecta una mirada especial sobre las vidas rotas del encuadernador Emilio, de Cándida la pescadera, de Teresa la anarquista, del telegrafista Pàmies, de Antonio el jornalero, de Francisco el manifestante, o del militar Eduardo. Los más olvidados de una jornada histórica y cuya memoria restituye, por primera vez, esta crónica de largo aliento.

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     «La Escena. Perfecta, rotunda, simbólica. Es la escena soñada por los ideólogos de la República. El azar la ha dispuesto en esta hora trascendental en que la España oficial y mortecina agoniza en el Palacio Real mientras la España real toma el poder en las calles como masa amorfa sin corifeo aparente. Ahí está la escena: sobre el techo de un camión, que ha entrado en la plaza por la calle de Alcalá, emerge enhiesta la figura de un oficial del Ejército que porta una bandera tricolor. Una bandera republicana con un mástil de más de dos metros. Una bandera grande, morada, roja y gualda; una tela hipnótica, símbolo del cambio y del salto en la Historia. Es la iconografía perfecta de la revolución popular.»

Todas las historias narradas en este libro de no ficción son reales. Todos sus detalles están documentados y basados en un abanico de fuentes heterogéneo que el autor detalla en las páginas finales: docenas de periódicos de abril del 31, archivos fotográficos, vídeos, documentales, películas, ensayos, tesis doctorales, trabajos final de máster, artículos académicos, libros de memorias, crónicas, diarios personales, cartas, dietarios, telegramas, radiogramas, cables diplomáticos, partes policiales, pasquines políticos, alocuciones radiofónicas, revistas, informes de partido, fichas de afiliados, gacetas oficiales, estatutos jurídicos, sentencias judiciales, boletines militares, cédulas, partes de defunción, registros meteorológicos, órdenes militares, árboles genealógicos, el calendario lunar, estadísticas futbolísticas, cuadros, esculturas, archivos militares, fichas antropométricas, el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, mapas de carreteras y callejeros de época, actas plenarias, bases de datos de la España de 1931, inscripciones en lápidas, obituarios, listas de fusilados, textos teatrales, el romancero popular, poemas, letras de zarzuela y de los himnos que jalonaron aquella jornada.

El jurado del galardón –integrado por Jordi Amat, Daniel Capó, Leila Guerriero, Daniel Gascón y el editor Luis Solano– ha valorado especialmente «el objetivo de poner en el centro de la narración a los olvidados y restituir la dimensión humana de una fecha histórica que ha marcado nuestro pasado reciente», así como «la extraordinaria labor de investigación y documentación del autor y su ambición literaria».

El escritor valenciano nos acerca a la crónica de lo que ocurrió en ese día histórico que pudo cambiar la historia de España desde el punto de vista tanto de los grandes protagonistas como de las voces anónimas. Y lo hace conjugando el rigor histórico con el ejercicio de la buena literatura, donde importa tanto lo que cuenta como la manera de contarlo.

Cada capítulo está integrado por un puñado de historias cortas y bien hilvanadas, escritas con una prosa brillante y apasionada, que te atrapan y no te dejan indiferente.

En fin, un libro magnífico y absolutamente recomendable. No dejen de leerlo.

       «El 14 de abril es [el resultado de] un proceso revolucionario liderado por masas urbanas de todo el país que, de manera coral, hicieron convulsionar las principales ciudades españolas. No se entiende sin esta coralidad geográfica que empezó con una bandera en Eibar, continuó a mediodía con una República Catalana proclamada como spin-off de la República que se estaba proclamando en España y siguió con el gran teatro político que estaba ocurriendo en Madrid con la huida del rey [a Cartagena para, desde allí, coger un barco a Marsella] y el reparto de poderes desde el Ministerio de Gobernación. La llegada de la República no fue madrileña, fue de las capas urbanas de todo el país. Una mirada centralista nos hace perder muchos matices, porque la llegada del nuevo régimen fue diferente según la zona del país. Pasa algo parecido con los matices ideológicos: olvidamos que, ya desde el comienzo, la República respondía a intereses muy diversos.» Paco Cerdà

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SINOPSIS

Una crónica conmovedora que confirma a Paco Cerdà como una de las voces más sólidas y singulares de la literatura española actual.

Madrid, 1931. Un encuadernador en paro se desangra lentamente en la madrugada del 14 de abril. Su vida se apaga tras haber sido herido en una manifestación que pedía el fin de la monarquía.

Así comienza este relato sobre la llegada de la Segunda República a todos los rincones de España. Una mirada humana que busca tanto a los grandes protagonistas del momento como a los anónimos participantes en esa jornada trascendental. Un solo día en el que caben, como en una tragedia shakespeariana, todos los sentimientos: la ilusión de las masas, el miedo de la familia real, la ansiedad de los presos, la ambición por el poder, la lealtad a unas ideas, la esperanza colectiva y el dolor de las víctimas. Las minúsculas vidas olvidadas por la Historia.

Ganadora del II Premio de No Ficción Libros del Asteroide, esta crónica conmovedora y extraordinariamente documentada confirma a Paco Cerdà como una de las voces más sólidas y singulares de la literatura española actual.

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     «Hay un nutrido grupo de personas que miran a los balcones del segundo piso del Palacio de Comunicaciones, blanco, flamante, moderno. Constancia saca la cabeza por la ventanilla. Quiere ver qué pasa. Quiere enterarse. Se asoma por la ventanilla y contempla la insólita escena: el personal de Correos y Telégrafos está colocando en el balcón central del edificio una bandera republicana. Es la primera en un edificio oficial de Madrid. El chófer sale del taxi. Constancia también. Se funden con la multitud, cada vez más numerosa y apiñada. Todos miran hacia arriba, a esas banderas tricolores que van coronando —uno detrás del otro— los edificios públicos de la plaza. Las banderas monárquicas son arriadas una a una. El entusiasmo desborda la muchedumbre. Bocinazos, gritos, aplausos. Gorras y sombreros se descubren para saludar, para reverenciar lo nunca visto, a lo sumo imaginado.»

PACO CERDÀ

20220928102240Paco Cerdà (Genovés, 1985) es periodista y escritor. Es autor de El peón (Premio Cálamo Libro del Año 2020), Los últimos (2017) y 14 de abril (2022), que ha recibido el II Premio de No Ficción Libros del Asteroide. Fundador de La Caja Books, ha trabajado diez años como reportero en Levante-EMV y colabora con El País, la Cadena Ser y Cuadernos Hispanoamericanos. Su obra ha sido traducida al francés. El peón se publicará próximamente en Estados Unidos y será llevada al cine.

FUENTES

  • Cerdà, Paco. 14 de abril. Barcelona, Libros del Asteroide, 2022
  • Libros del Asteroide

 

“Imaginar un pais, España en 2050”, un ensayo colectivo sobre el futuro de España

La Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia ha reunido a algunos de los escritores más relevantes del panorama literario actual en Imaginar un país, un ensayo colectivo sobre el porvenir de España. La obra se ha realizado en colaboración con el Instituto Cervantes y la editorial Espasa y acerca los hallazgos del proyecto España 2050 a la ciudadanía de un modo ameno y didáctico.

Los ensayos son obra de Jesús Carrasco, Elisabeth Duval, Espido Freire, Inés Martín Rodrigo, Sergio del Molino, Rosa Montero, José Ovejero, Lorenzo Silva y Manuel Vilas. La obra cuenta, además, con un prólogo de Antonio Muñoz Molina y unas palabras introductorias del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa.

La ciencia, la historia y los recuerdos personales se mezclan en nueve textos fascinantes en los que los autores reflexionan de forma accesible y amena sobre los grandes desafíos que marcarán el futuro de nuestro país, como la educación, el cambio climático, el envejecimiento demográfico, la transformación tecnológica y la desigualdad.

Presentación del libro «Imaginar un país. España en 2050», de VV. AA.

En el acto de presentación del ensayo, que ha tenido lugar en el Instituto Cervantes, han tomado la palabra algunos de los autores de la obra, como Lorenzo Silva, Elisabeth Duval e Inés Martín Rodrigo. y también se han proyectado mensajes en vídeo de Rosa Montero, Manuel Vilas, José Ovejero y Jesús Carrasco.

Además, ha intervenido Diego Rubio, director de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo de la Presidencia del Gobierno, quien ha subrayado que, «para entender el presente, es necesario proyectar a futuro los efectos de las decisiones que estamos tomando hoy», y «construir utopías que nos inspiren y marquen el camino, la dirección a trabajar para poder progresar».

«Por eso -añadió Rubio-, creamos hace tres años en Moncloa la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, que reporta directamente al presidente del Gobierno y tiene el mandato de analizar la evidencia empírica para entender, precisamente, cuáles van a ser los retos y las oportunidades que España se va a encontrar en las próximas décadas, y a ayudar al país a prepararse para ellos».

Durante estos tres años, explicó, «hemos trabajado con más de 250 instituciones, desde la Comisión Europea hasta pequeñas asociaciones», así como «con más de 200 investigadores y académicos de todas las ramas del conocimiento». Pero «nos faltaba» hacerlo con «quienes han sido los padres de la idea de futuro: los escritores», de ahí la «especial ilusión que nos ha hecho que participen en este proyecto once de los mejores que tenemos en el panorama actual, uniéndose a nuestras reflexiones y especulación sobre el futuro».

Durante el coloquio, Inés Martín Rodrigo, encargada de moderar la charla, ha expresado el honor de formar parte de este proyecto, del que ha destacado la diversidad de sus autores, lo que ha permitido «enriquecer el texto». Lorenzo Silva ha destacado la libertad con la que han contado los autores y ha defendido la importancia «pensar qué será lo todavía no es, lo que podría ser» como un «motor de transformación» para el país. Por su parte, Elisabeth Duval ha recordado que «los futuros no están determinados y se harán o no se harán de una manera o de otra en función de decisiones políticas».

También se han proyectado mensajes en vídeo de Rosa Montero, Manuel Vilas, Jesús Carrasco y José Ovejero, quienes han destacado el valor que tiene «invertir tiempo, dinero, esfuerzo y talento en intentar pensar qué va a suceder dentro de unos años», y han señalado que «la ambición más noble de la política es querer transformar no solo el presente sino el futuro y por eso pensar en el año 2050 es un acto de responsabilidad».

LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SINOPSIS

Nueve ensayos esenciales para entender el futuro de España, escritos por los autores más importantes de la actualidad

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Los seres humanos no podemos predecir el futuro, pero sí podemos soñarlo, trabajar por él y hacerlo realidad. De la mano de algunos de los escritores más importantes de la actualidad, Imaginar un país aborda cuestiones fundamentales para el porvenir de los españoles y españolas, acercando los hallazgos del proyecto España 2050 a la ciudadanía de forma accesible y amena. 

La ciencia, la historia y los recuerdos personales se mezclan en nueve ensayos fascinantes en los que los autores reflexionan sobre el pasado y el presente de nuestro país para sumergirnos en un futuro posible que está en nuestras manos construir.

Textos de Jesús Carrasco, Elizabeth Duval, Espido Freire, Inés Martín Rodrigo, Sergio del Molino, Rosa Montero, José Ovejero, Lorenzo Silva y Manuel Vilas. 

“El hombre en busca de sentido”, de Viktor Frankl

    «La Historia nos brindó la oportunidad de conocer al hombre quizá mejor que ninguna otra generación. ¿Quién es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que inventó las cámaras de gas, pero también es el ser que entró en ellas con paso firme y musitando una oración.»

El hombre en busca de sentido es un estremecedor ensayo psicológico del neurólogo y psiquiatra austríaco de origen judío Viktor Frankl en el que narra las terribles experiencias vividas en diferentes campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau, entre los años 1942 y 1945.

Apareció por primera vez en alemán en 1946 con el título Ein Psychologe erlebt das Konzentrationslager (Un psicólogo en un campo de concentración), pero fue a partir de la edición inglesa de 1962, en la que salió al mercado con el título Man’s Search for Meaning (El hombre en busca de sentido) y a la que se le añadió una breve exposición de los conceptos básicos de la logoterapia (la versión original del Dr. Frankl del moderno análisis existencial), cuando el libro alcanzaría el favor de los lectores. A partir de entonces se convertiría en un éxito a nivel mundial. Traducido a medio centenar de idiomas, se han vendido millones de ejemplares en todo el mundo. Según la Library of Congress de Washington, es uno de los diez libros de mayor influencia en Estados Unidos.

Durante todos esos años de sufrimiento en los campos de concentración, Viktor Frankl sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda, absolutamente desprovista de todo, salvo de la existencia misma. Él, que todo lo había perdido, que padeció hambre, frío y brutalidades, que tantas veces estuvo a punto de ser ejecutado, pudo reconocer que, pese a todo, la vida es digna de ser vivida y que la libertad interior y la dignidad humana son indestructibles. En su condición de psiquiatra y prisionero, Frankl reflexiona con palabras de sorprendente esperanza sobre la capacidad humana de trascender las dificultades y descubrir una verdad profunda que nos orienta y da sentido a nuestras vidas.

La logoterapia, método psicoterapéutico creado por el propio Frankl, se centra precisamente en el sentido de la existencia y en la búsqueda de ese sentido por parte del hombre, que asume la responsabilidad ante sí mismo, ante los demás y ante la vida. ¿Qué espera la vida de nosotros?

   «Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representan una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino— para decidir su propio camino. […]

   En conclusión, cada hombre, aún bajo unas condiciones tan trágicas, guarda la libertad interior de decidir quién quiere ser –espiritual y mentalmente, porque incluso en esas circunstancias es capaz de conservar su dignidad de seguir sintiendo como un ser humano. […] Y es precisamente esta libertad interior la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido.» 

El hombre en busca de sentido es mucho más que el testimonio de un psiquiatra sobre los hechos y los acontecimientos vividos en un campo de concentración, es una lección existencial. El admirable ejemplo de una persona que, pese a haber sufrido los más atroces padecimientos físicos y morales, fue siempre capaz de mantener la dignidad y seguir sintiéndose un ser humano.

Una verdadera obra maestra de obligada lectura. Totalmente imprescindible

SINOPSIS

     «Este libro no pretende ser un informe sobre hechos y sucesos, sino el relato de experiencias personales, experiencias que han sufrido millones de personas una y otra vez. Es la historia del interior de un campo de concentración, contada por uno de sus supervivientes. No se ocupa de resaltar los grandes horrores, que en otros lugares ya han sido descritos exhaustivamente —y no siempre se han creído—, sino que se detiene en los pequeños sufrimientos diarios. En otras palabras, intentará responder a la pregunta: «¿Cómo se veía afectada la psicología del prisionero por el día a día en un campo de concentración?»

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El doctor Frankl, psiquiatra y escritor, suele preguntar a sus pacientes aquejados de múltiples padecimientos: «¿Por qué no se suicida usted?» Y muchas veces, de las respuestas extrae una orientación para la psicoterapia a aplicar: a éste, lo que le ata a la vida son los hijos; al otro, un talento, una habilidad sin explotar; a un tercero, quizás, sólo unos cuantos recuerdos que merece la pena rescatar del olvido. Tejer estas tenues hebras de vidas rotas en una urdimbre firme, coherente, significativa y responsable es el objeto con que se enfrenta la logoterapia.

En esta obra, Viktor E. Frankl explica la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. Prisionero, durante mucho tiempo, en los desalmados campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda. ¿Cómo pudo él que todo lo había perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del exterminio, cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla? El psiquiatra que personalmente ha tenido que enfrentarse a tales rigores merece que se le escuche, pues nadie como él para juzgar nuestra condición humana sabia y compasivamente. Las palabras del doctor Frankl alcanzan un temple sorprendentemente esperanzador sobre la capacidad humana de trascender sus dificultades y descubrir la verdad conveniente y orientadora.

     «En otra ocasión, mientras cavábamos una zanja, el amanecer proyectaba una luz grisácea. Gris el cielo y gris la nieve, bañada por la luz del alba; grises los harapos, que malamente cubrían los cuerpos de los prisioneros, y grises sus rostros. Mientras trabajaba, mi imaginación hablaba con mi mujer, o acaso quería escudriñar la razón de mi sufrimiento, de mi lenta agonía. En una violenta protesta contra lo inexorable de la muerte inminente, sentí que mi espíritu atravesaba todo el gris circundante, que trascendía ese mundo desesperado, y en algún lugar oí un victorioso «sí» en respuesta a mi pregunta sobre si finalmente la vida tenía sentido. En ese momento se encendió una luz en una granja lejana, recortada en el horizonte como una pincelada de color, radiante en aquel amanecer grisáceo en Baviera. Et lux in tenebris lucet. Y la luz brilla en medio de la oscuridad.

     Estuve muchas horas despedazando la tierra helada. El guardia pasaba junto a mí y me insultaba, pero yo seguía hablando con mi amada. La sentía a mi lado cada vez con mayor intensidad. Tenía la sensación de que podía tocarla, que si extendía la mano alcanzaría la suya. Una sensación extraordinariamente viva: ella estaba realmente ahí. En ese preciso instante, un pájaro se posó justo delante de mí, sobre el montón de tierra extraído de la zanja, y me miró fijamente.»

VIKTOR FRANKL

a4573345341bb27f6d6c1c176b9751a0Viktor Frankl (1905-1997) es uno de los referentes más destacados de la psicología del siglo XX. Doctorado en Medicina y Filosofía por la Universidad de Viena, fundó la logoterapia, también denominada Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia.

En 1942, en pleno apogeo de los nazis, él y su familia fueron hechos prisioneros e internados en los campos de concentración. Fue precisamente esta experiencia la que lo llevaría a confirmar vivencialmente su teoría psicológica (desarrollada en las décadas anteriores) basada en el sentido de la vida y con raíces existencialistas. Tras sobrevivir al Holocausto, fue profesor de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de Viena y obtuvo la cátedra de Logoterapia en la Universidad Internacional de San Diego, California. Impartió conferencias en universidades de todo el mundo y 29 de ellas le otorgaron el título de doctor honoris causa. Galardonado con numerosos premios, entre ellos el Oskar Pfister Award de la American Psychiatric Association, fue miembro de honor de la Academia Austriaca de las Ciencias.

FUENTES

  • Frankl, Viktor. El hombre en busca de sentido. Barcelona, Herder, 2011

“Las pequeñas virtudes”, de Natalia Ginzburg

Las pequeñas virtudes, de la escritora italiana Natalia Ginzburg es un pequeño libro que recopila onces textos escritos entre los años 1944 y 1962 y que aparecieron en diversos periódicos y revistas italianas de la época. Estos textos, a medio camino entre el ensayo y el relato autobiográfico, recogen recuerdos y vivencias cotidianas sobre la infancia, la amistad, el amor, el exilio… y reflexiones sobre la guerra, el acto de escribir o la educación, entre otras.

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En el último ensayo, Las pequeñas virtudes, que da título al libro, Ginzburg reflexiona sobre la educación que transmitimos a nuestros hijos durante sus primeros años de formación. De como le enseñamos el respeto por las pequeñas virtudes: el ahorro, la prudencia, la astucia, la diplomacia o el deseo del éxito; en lugar de educarlos para las grandes virtudes: la generosidad, el valor, la franqueza, el amor al prójimo o el deseo de ser y de saber.

«Por lo que respecta a la educación de los hijos, creo que no hay que enseñarles las pequeñas virtudes sino las grandes. No el ahorro, sino la generosidad y la indiferencia hacia el dinero; no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro; no la astucia, sino la franqueza y el amor por la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo del éxito, sino el deseo de ser y de saber.

Sin embargo, casi siempre hacemos lo contrario. Nos apresuramos a enseñarles el respeto a las pequeñas virtudes, fundando en ellas todo nuestro sistema educativo. De esta manera elegimos el camino más cómodo, porque las pequeñas virtudes no encierran ningún peligro material, es más, nos protegen de los golpes de la suerte.»

Las pequeñas virtudes me ha parecido un libro de una enorme belleza, lleno de espontaneidad y frescura. Escrito con una prosa limpia y sin artificios. Una pequeña obra de arte de obligada lectura para padres y educadores por su enorme valor pedagógico.

SINOPSIS

A medio camino entre el ensayo y la autobiografía, Las pequeñas virtudes reúne once textos de tema diverso que comparten una escritura instintiva, radical, una mirada comprometida llana y conclusivamente humana. La guerra y su mordedura atroz de miedo y pobreza, el recuerdo estremecedor y bellamente sostenido de Cesare Pavese y la experiencia intrincada de ser mujer y madre son algunas de las historias de una historia–personal y colectiva–que Natalia Ginzburg ensambla magistralmente, en estas páginas de turbadora belleza, con una reflexión sagaz siempre atenta al otro, arco vital y testimonio del oficio–vocación irrenunciable, orgánica–de escribir.

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«Mi oficio es escribir, y lo sé bien y desde hace mucho tiempo. Espero que no se me interprete mal: no sé nada sobre el valor de lo que puedo escribir. Sé que escribir es mi oficio. Cuando me pongo a escribir, me siento extraordinariamente cómoda y me muevo en un elemento que me parece conocer extraordinariamente bien, utilizo instrumentos que me son conocidos y familiares y los siento bien firmes en mis manos. Si hago cualquier otra cosa, si estudio un idioma extranjero, si intento aprender historia, o geografía, o taquigrafía, o intento hablar en público, o hacer punto, o viajes, sufro y  me pregunto continuamente cómo harán los demás estas cosas, me parece siempre que debe de haber una forma mejor de hacerlas que los demás conocen y que a mí me es desconocida. Y me siento sorda y ciega, y noto como una náusea dentro de mí.»

NATALIA GINZBURG

GinzburgNatalia Ginzburg (Palermo, 1916 − Roma, 1991) es una de las voces más singulares de la literatura italiana del siglo XX. Publicó en 1934 su primera narración, a la que siguieron obras teatrales—Me casé por alegría (1964; Acantilado, 2018)—, ensayos—Las pequeñas virtudes (1962; Acantilado, 2002), Nunca me preguntes (1970) y Serena cruz o la verdadera justicia (1990; Acantilado, 2010)—y novelas y colecciones de relatos—El camino que va a la ciudad y otros relatos  (1942; Acantilado 2019), Y eso fue lo que pasó (1947; Acantilado, 2016), Nuestros ayeres (1952), Valentino (1957), Las palabras de la noche (1961), Léxico familiar (1963), Querido Miguel (1973; Acantilado, 2003), Vita imaginaria (1974) y Domingo (2016; Acantilado, 2021)—, así como la biografía Antón Chéjov (1989; Acantilado, 2006).

Juan Eslava Galán en la Feria del Libro de Badajoz

El escritor jienense Juan Eslava Galán ha firmado ejemplares y ha presentado este martes 24 de mayo en la Feria del Libro de Badajoz su último libro, Enciclopedia nazi, la obra más ambiciosa del gran maestro de la divulgación histórica: un retrato extraordinario del mundo nazi en una edición de lujo.

Eslava Galán en la Feria del Libro de Badajoz

Se trata del noveno ejemplar de la serie ‘para escépticos’ con la que este escritor pretende divulgar la historia «sin ser pesado», pero aportando distintas visiones de cada temática abordada para que luego el lector «saque sus conclusiones». «He querido plasmar de forma claro lo que fue aquello, no solo detenerme en la guerra mundial, que es lo más vistoso, sino sobre todo en el nacimiento del nazismo, en su ideología, porque eso demuestra que las democracias son árboles muy frágiles. En Alemania tenían una consolidada y en tres meses pasaron a una dictadura», explica.

Es consciente de que se trata de un tema muy manido, aunque no por ello menos interesante para el público: «Acertaron mucho con la propaganda, toda aquella parafernalia resultaba muy atractiva, especialmente a la gente joven. También fascina mucho la caída de los dioses, ese final del régimen propio de una ópera de Wagner, porque en lugar de tirar la toalla siguieron hasta que los rusos entraron en Berlín».

Esta obra es, según el propio Eslava Galán, la más trabajada de toda su antología. De hecho, no tenía pensado ni llevarla al papel, pero la pandemia le dio el empujón que necesitaba para hacerlo. «Es una idea que he ido incubando a lo largo de prácticamente 40 o 50 años, y era tan trabajosa que la iba dejando, pero cuando nos confinaron me dije que era el momento de escribirla». Ahora, añade, reconoce estar «muy contento» con el resultado final, tanto por lo que el contenido como por el continente: «Físicamente han hecho un libro bello, así que este quizás sea de mis favoritos».

La enciclopedia, como es evidente, se encuentra atravesada por la persona que representa el nazismo: «Adolf Hitler es una figura fascinante pero por otra parte también patética. Un tipo sin cultura que a los 30 años todavía no tenía ni oficio ni beneficio se llevó al huerto a todo un pueblo que era el más culto sin duda alguna de la tierra». En su obra, Eslava Galán aborda las diferentes facetas del Führer, entre ellas la sexual, «que muchas veces es determinante».

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«Una obra ambiciosa que expone de manera clara y rigurosa el mundo nazi y realiza un recorrido asombroso por la época que vio nacer este fenómeno. Aquí no solo hacen acto de presencia los «grandes hombres», sino también aquellos personajes anónimos que, sin hacer historia, la padecieron. Un viaje que nos conduce a través de la prodigiosa transformación de Alemania durante los trece años en que Hitler estuvo en el poder (1933-1945).

En este libro, Juan Eslava Galán ha volcado todo su conocimiento de años de investigaciones y lecturas. Planteada con un formato especial y dinámico, esta Enciclopedia nazi ofrece a los lectores una experiencia rica y personal en la que cada lectura será una pequeña aventura.»

EMPEZAR A LEER EL LIBRO

Juan Eslava Galán es doctor en Letras. Entre sus ensayos destacan Historia de España contada para escépticos (2017), Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie (2005), Los años del miedo (2008), El catolicismo explicado a las ovejas (2009), De la alpargata al seiscientos (2010), Homo erectus (2011), La década que nos dejó sin aliento (2011), Historia del mundo contada para escépticos (2012), Cocina sin tonterías (2013), junto con su hija Diana, La primera guerra mundial contada para escépticos (2014), La segunda guerra mundial contada para escépticos (2015), La madre del cordero (2016), La familia del Prado (2018), La conquista de América contada para escépticos (2019) y La tentación del Caudillo (2020). Es autor de las novelas En busca del unicornio (Premio Planeta 1987), El comedido hidalgo (Premio Ateneo de Sevilla 1991), Señorita (Premio de Novela Fernando Lara 1998), La mula (2003), Rey lobo (2009) y Últimas pasiones del caballero Almafiera (2011), entre otras.

Conferencia de Eslava Galán en la Feria del Libro de Badajoz

FUENTES

  • La Crónica de Badajoz
  • Feria del Libro de Badajoz

“El infinito en un junco”, de Irene Vallejo

 «Sin los libros, las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado en el olvido.»

El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo es una obra de la doctora en Filología Clásica Irene Vallejo, publicada en 2019. Se trata de un recorrido apasionante por la vida de los libros a lo largo de sus treinta siglos de historia.

El libro se ha convertido en todo un fenómeno editorial, ha ido sumando ediciones y ha recibido excelentes críticas. Entre otros muchos galardones, ha recibido el Premio Nacional de Literatura en su modalidad de Ensayo. En palabras del jurado que le concedió el citado premio «por ofrecer un viaje personal, erudito e instructivo por la historia del libro y de la cultura en el mundo antiguo, que transmite un sentimiento de colectividad en el que tanto la propia autora como quien la lee se reconocen. Desde una magnífica capacidad narrativa, la autora conjuga rigor y sentido histórico en el contenido con un extraordinario gusto por la escritura, y proyecta una mirada fresca que va más allá del ensayo e incorpora elementos de otros géneros, sumando nuevos lectores a un tipo de literatura cuyo público crece día a día».

El infinito en un junco es un brillante ensayo en torno al mundo de los libros, pero es también en parte un libro de viajes, de relatos y hasta un libro de memorias. Un libro que nos ofrece un interesantísimo recorrido por el mundo clásico, en el que intervienen innumerables personajes de todos los tiempos y con frecuentes referencias a la actualidad. Escrito con erudición, pasión y rigor histórico, pero también con honestidad y sensibilidad. Con una prosa amena y elegante que te atrapa y que te hace partícipe de la pasión que siente la autora zaragozana por este maravilloso mundo de los libros.

     «El libro ha superado la prueba del tiempo, ha demostrado ser un corredor de fondo. Cada vez que hemos despertado del sueño de nuestras revoluciones o de la pesadilla de nuestras catástrofes hu­manas, el libro seguía ahí. Como dice Umberto Eco, pertenece a la misma categoría que la cuchara, el martillo, la rueda o las tijeras. Una vez inventados, no se puede hacer nada mejor. []

     No olvidemos que el libro ha sido nuestro aliado, desde hace mu­chos siglos, en una guerra que no registran los manuales de historia. La lucha por preservar nuestras creaciones valiosas: las palabras, que son apenas un soplo de aire; las ficciones que inventamos para dar sentido al caos y sobrevivir en él; los conocimientos verdaderos, falsos y siempre provisionales que vamos arañando en la roca dura de nuestra ignorancia.» 

El infinito en un junco es un sentido homenaje a los libros, a la lectura, a la literatura y a todas aquellas personas que, a lo largo de la historia, han hecho posible y han salvaguardado a los libros. Una verdadera obra de arte.

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    «Los más de diez mil bibliotecarios que trabajan en España —cientos de miles en todo el mundo— alimentan nuestra adicción a las palabras. Son los guardianes de la droga. A ellos les confiamos la suma de nuestros conocimientos y nuestros sueños, desde los cuentos de hadas a las enciclopedias, desde los opúsculos eruditos a los cómics más canallas. Ahora que muchas editoriales destruyen sus fondos para evitar los gastos de almacenamiento, allí encontramos un depósito de las palabras descatalogadas; el cofre del tesoro.

     Cada biblioteca es única y, como alguien me dijo una vez, siempre se parece a su bibliotecario. Admiro a esos cientos de miles de personas que aún confían en el futuro de los libros o, mejor dicho, en su capacidad de abolir el tiempo. Que aconsejan, animan, urden actividades y crean pretextos para que la mirada de un lector despierte las palabras dormidas, a veces durante años, de un ejemplar apilado en una estantería. Saben que ese acto tan cotidiano es en el fondo —levántate, Lázaro— la resurrección de un mundo.

    Los bibliotecarios tienen una larga genealogía que empieza en el Creciente Fértil de Mesopotamia, pero apenas sabemos nada sobre esos lejanos antepasados del gremio. El primero que nos habla con su propia voz es Calímaco, a quien podemos imaginar con un perfil nítido en su paciente trabajo de catalogación y en sus largas noches de escritura. Después de Calímaco, muchos escritores han ejercido de bibliotecarios durante alguna época de su vida, entre paredes de libros que a la vez convidan y paralizan. Goethe, Casanova, Hölderlin, los hermanos Grimm, Lewis Carroll, Musil, Onetti, Perec, Stephen King. “Dios me hizo poeta y yo me hice bibliotecaria”, escribió Gloria Fuertes.

    Y a Borges, el bibliotecario ciego que se ha convertido él mismo casi en un género literario. Cuenta un amigo del escritor que cierta vez recorrió con él la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Borges se movía entre los anaqueles como en su propio hábitat. Abrazaba con la mirada, ya sin verlos nítidamente, cada uno de los estantes. Sabía dónde se encontraba cada libro y, al abrirlo, encontraba enseguida la página precisa. Perdiéndose en corredores tapizados de libros, deslizándose por lugares casi invisibles, Borges se abría camino en la oscuridad de la biblioteca con la delicada precisión de un equilibrista; como Jorge de Burgos, ese guardián ciego —y asesino sigiloso— de la biblioteca abacial de El nombre de la rosa, que Umberto Eco, entre el homenaje y la irreverencia, imaginó inspirándose en él.»

LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SINOPSIS

Este es un libro sobre la historia de los libros. Un recorrido por la vida de ese fascinante artefacto que inventamos para que las palabras pudieran viajar en el espacio y en el tiempo. La historia de su fabricación, de todos los tipos que hemos ensayado a lo largo de casi treinta siglos: libros de humo, de piedra, de arcilla, de juncos, de seda, de piel, de árboles y, los últimos llegados, de plástico y luz.
Es, además, un libro de viajes. Una ruta con escalas en los campos de batalla de Alejandro y en la Villa de los Papiros bajo la erupción del Vesubio, en los palacios de Cleopatra y en el escenario del crimen de Hipatia, en las primeras librerías conocidas y en los talleres de copia manuscrita, en las hogueras donde ardieron códices prohibidos, en el gulag, en la biblioteca de Sarajevo y en el laberinto subterráneo de Oxford en el año 2000. Un hilo que une a los clásicos con el vertiginoso mundo contemporáneo, conectándolos con debates actuales: Aristófanes y los procesos judiciales contra humoristas, Safo y la voz literaria de las mujeres, Tito Livio y el fenómeno fan, Séneca y la posverdad… 
Pero, sobre todo, esta es una fabulosa aventura colectiva protagonizada por miles de personas que, a lo largo del tiempo, han hecho posibles y han protegido los libros: narradoras orales, escribas, iluminadores, traductores, vendedores ambulantes, maestras, sabios, espías, rebeldes, monjas, esclavos, aventureras… Lectores en paisajes de montaña y junto al mar que ruge, en las capitales donde la energía se concentra y en los enclaves más apartados donde el saber se refugia en tiempos de caos. Gente común cuyos nombres en muchos casos no registra la historia, esos salvadores de libros que son los auténticos protagonistas de este ensayo. Un recorrido por la vida del libro y de quienes lo han salvaguardado durante casi treinta siglos.

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     La invención de los libros ha sido tal vez el mayor triunfo en nuestra tenaz lucha contra la destrucción. A los juncos, a la piel, a los harapos, a los árboles y a la luz hemos confiado la sabiduría que no estábamos dispuestos a perder. Con su ayuda, la humanidad ha vivido una fabulosa aceleración de la historia, el desarrollo y el progreso. La gramática compartida que nos han facilitado nuestros mitos y nuestros conocimientos multiplica nuestras posibilidades de cooperación, uniendo a lectores de distintas partes del mundo y de generaciones sucesivas a lo largo de los siglos. Como afirma Stefan Zweig en el memorable final de Mendel, el de los libros: «Los libros se escriben para unir, por encima del propio aliento, a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.»

IRENE VALLEJO

EI3APSYPH5C4LHB6SO3GRYZQ6AIrene Vallejo (Zaragoza, 1979) estudió Filología Clásica y obtuvo el Doctorado Europeo por las universidades de Zaragoza y Florencia. En la actualidad lleva a cabo una intensa labor de divulgación del mundo clásico impartiendo conferencias y cursos. Colabora con el diario Heraldo de Aragón y con El País Semanal. De su obra literaria destacan las novelas La luz sepultada (2011) y El silbido del arquero (2015). Ha publicado ensayos y libros infantiles. Las antologías Alguien habló de nosotros (2017) y El futuro recordado (2020) recogen sus artículos periodísticos.

“Vidas a la intemperie, nostalgias y prejuicios sobre el mundo campesino», de Marc Badal

   «Nuestra generación ha visto cómo se marchitaba un mundo. Precisamente aquel de dónde proveníamos.»

En Vidas a la intemperie, Marc Badal nos habla de la pérdida del mundo campesino tradicional. Una desaparición que, según el autor barcelonés, ha supuesto un corte histórico que nos ha dejado huérfanos de nuestro pasado.

    «Una extinción sobrevenida que, no obstante, había sido pronosticada con suficiente antelación. […]

    La injusticia y el abuso han segado la vida de millones de campesinos. También la han hecho tan miserable como la imaginamos. Una existencia pisoteada, una memoria salpicada por episodios de verdadero genocidio. Un modo de vivir a disposición de quienes les explotaban. Un modo de vivir, a pesar de ellos.

    No ha sido la violencia de esta sangría la que ha clausurado su ciclo histórico. El suyo no ha sido un final épico. Los campesinos de nuestro medio rural se han ido en silencio.

    Víctimas de un etnocidio con rostro amable. Han salvado sus cuerpos pero su espíritu no ha resistido el embate del tiempo que nos toca vivir.»

El libro, muy bien escrito y documentado, recoge una serie de notas y reflexiones que Marc Badal ha ido recogiendo en el viejo caserío del Pirineo navarro, donde se ha trasladado hace algunos años. Y nos describe con gran sensibilidad y espíritu crítico la crónica de esa extinción.

Un libro muy recomendable, especialmente para aquellas personas preocupadas por la situación de nuestro medio rural y el peligro de desaparición de su cultura.

    «Los campesinos han morado la tierra civilizándola. Vivimos en el mundo que crearon. No podemos dar un solo paso sin pisar el resultado de su trabajo. Tampoco abrir los ojos sin ver el trazo de su huella. Una obra que es todo lo que nos rodea. Todo aquello que pensamos que es tan nuestro por el hecho de estar ahí. De toda la vida. Los bosques de castaños y las praderas. Los senderos y los puentes. Pero no es sólo el desconocimiento el que nos hace ser tan ingratos. A los campesinos se les pasó por alto un pequeño detalle. Olvidaron reivindicar su autoría.

    A diferencia de los canteros que tallaron las piedras de las grandes iglesias, los campesinos no firmaban sus trabajos.

    La suya es una creación que nos llega de forma anónima. Lo cual no significa que lo fuera en el momento de su materialización.

    Tal vez no creyeron necesario explicarle a la posteridad quién había levantado aquel muro de piedra seca. Quién había roturado el bosque para que pastaran las ovejas.

 Probablemente ni se lo plantearon. Todos los que vivían en ese momento sabían perfectamente quién había realizado el trabajo. Habían visto cómo lo hacía y además llevaba grabada su impronta. La memoria se encargaría del resto. Las siguientes generaciones evocarían el recuerdo del bisabuelo cada vez que pasaran por aquel camino empedrado o cuando en otoño recogieran las nueces del gran nogal de casa.

   La memoria se ha roto. Ha perdido el mundo que la engendró. El mundo al que ella daba coherencia.

   Los nietos de los campesinos viven en la ciudad y no recuerdan nada. O viven todavía en el pueblo y lo han olvidado casi todo.

   Miramos alrededor y no reconocemos la mano de nuestros bisabuelos.»

Los yunteros de Extremadura, documental filmado en la provincia de Cáceres durante la primavera de 1936

SINOPSIS

    A los campesinos les era imposible concebir un espacio «natural» segregado de lo humano. El conjunto del territorio formaba parte del hogar. Ellos no se sentían parte de la naturaleza. Vivían en un mundo sin naturaleza, […] tan íntimo y familiar como la cocina o el desván.

LEER LAS PRIMERAS PÁGINAS DEL LIBRO

Vidas a la intemperie nos habla de la pérdida de un mundo, el campesino, compuesto por muchos pequeños mundos que, como Marc Badal advierte, se han ido alejando de nuestras latitudes en silencio, víctimas de un «etnocidio con rostro amable». El texto defiende la necesidad de recuperar las «ruinas que explican nuestro tiempo», cuestionando la mirada sobre el mundo rural que se produce desde los grupos normativos, aquellos que pueden generar normas y representaciones colectivas con mayor eficacia. Se propone ampliar la perspectiva «urbana desde la que se ha escrito la historia» y que ha definido «lo relevante y lo memorable». En este sentido, nos invita a un viaje al pasado que nos permite comprender un presente en el que nos hemos quedado huérfanas.
Mediante una recopilación de citas e historias, el autor va tejiendo cuidadosamente multitud de voces que nos ayudan a entender los diversos mundos campesinos, haciéndonos transitar durante la lectura entre los «prejuicios y las buenas intenciones», entre barros y edenes.
(Del prólogo de Irene García Roces)

   «Un buen libro actúa en dos direcciones simultáneas. Abre los ojos a la novedad de lo exterior y remueve en la conciencia y la memoria lo que ya estaba dentro de uno, olvidado o latente. Vidas a la intemperie, de Marc Badal, tiene ese efecto sobre mí. Es un libro riguroso y muy bien documentado que está hecho con una factura liviana, una riqueza de erudición y experiencia que sin embargo no pesa. La buena escritura se distingue porque se alza del suelo con una cierta ingravidez». Antonio Muñoz Molina, Babelia.

MARC BADAL

Desde hace más de quince años, Marc Badal Pijoan (Barcelona, 1976) compagina la investigación y la dinamización en el ámbito de la agroecología y el desarrollo rural con las tareas cotidianas en varios proyectos de recuperación de núcleos de montaña abandonados.

En sus textos aborda distintos aspectos vinculados a la cultura rural, la industrialización de las actividades agrarias y las experiencias agroecológicas.

Ha publicado Cuadernos de viaje. Fragmentos y pasajes históricos sobre semillas (Fundación Cristina Enea, 2016); Mundo clausurado. Monocultivo y artificialización (autoeditado, 2016); Vidas a la intemperie. Notas preliminares sobre el campesinado (Campo Adentro, 2014); Fe de erratas. La agitación rural frente a sus límites (autoeditado, 2011) y Los pies en la tierra. Reflexiones y experiencias hacia un movimiento agroecológico [coord.] (Virus, 2006); además de artículos en las revistas Resquicios, Raíces, Cul de Sac, Ekintza Zuzena y Archipiélago.

Actualmente vive en un caserío escondido en la vertiente norte del Pirineo navarro, donde ha puesto en marcha kanpoko bulegoa (“oficina exterior”), un obrador artesanal de pensamiento aplicado en torno a la cultura rural y el territorio.

OTROS FRAGMENTOS DEL LIBRO
    «Sus desgracias no importaban a nadie. Mucho menos sus opiniones. Ellos no podían entender las complejidades de la vida. Tan sólo trabajaban sin levantar la vista del suelo. Podían mostrarse orgullosos ante sus iguales pero siempre se sintieron acomplejados ante el conocimiento del letrado. Ellos no leían, y en los libros residía el poder. También en las armas que nunca poseyeron.
   Percibían con nitidez su precaria situación. Su vulnerabilidad. Ante las élites dominantes y ante el caprichoso temperamento celestial. El cielo cubría su existencia con un velo de amenaza que nunca escampaba. Estaban a merced de la ventisca y del granizo, así como de los temporales que provenían del castillo o de la ciudadela. La suya era una vida a la intemperie.
   Por eso los campesinos se veían diferentes. Una especie de “sociedad aparte”. Diferentes a quienes les explotaban. También a quienes vivían en la ciudad y al resto de la sociedad. Ellos no eran obispos ni abogados. Tampoco mineros, marineros ni cómicos ambulantes.»
[…]
   «La desaparición del campesinado puede entenderse como el ocaso de un mundo. Aunque su historia prosigue en otras latitudes, aquí ha escrito su punto y final. Somos los huerfanos de los campesinos pero no lloramos su muerte. Tampoco la celebramos.
    Ninguna referencia nos sujeta al pasado. Un muro de contemporaneidad nos impide contemplar las ruinas que explican nuestro tiempo.
   Y no se puede valorar la magnitud de una pérdida cuando no se tiene consciencia de ella. Por grave que sea.
  Nuestra generación ha visto cómo se marchitaba un mundo. Precisamente aquel de dónde proveníamos.
   El mundo de los campesinos. Un lugar al que no querríamos volver pero que quizás nos ayudaría a resituar el rumbo de nuestra deriva.
  Un mundo que en realidad no era uno solo, sino un sinfín de pequeños mundos. Los pequeños mundos campesinos.»

“Tierra de mujeres”, de María Sánchez

    «El medio rural era el sustrato en el que mi familia, tanto materna como paterna, ha ido entrañándose y sucediéndose: el huerto, la despensa, los alcornoques, encinas y olivos, los hermanos, animales, compañeros de trabajo y sustento. (…)

    Mi infancia es un destello: las manos de mis abuelos, las vendas y las navajas para hacer los injertos, los corderos sin madre, las cabras viniendo a la llamada del pastor, los olivos y alcornoques, los cencerros, los jerséis de lana, los libros y manuales de veterinaria de mi abuelo…»

Tierra de mujeres es el segundo libro publicado por la escritora y veterinaria cordobesa María Sánchez. Como indica el propio subtítulo de la obra, se trata de «una mirada íntima y familiar al mundo rural». Con Tierra de mujeres, la también autora del poemario Cuaderno de Campo pretende servir de altavoz y plataforma a aquellas mujeres del campo a las que se les negó la cultura por completo, que renunciaron a casi todo para ocuparse de sus familias, de su casa y del trabajo de la tierra.

    «Las mujeres del medio rural son doblemente discriminadas. Doblemente olvidadas. Primero por su género, pero también por el lugar en el residen y trabajan.»

En la primera parte del libro, María Sánchez escribe sobre la invisibilidad y la falta de reconocimiento del trabajo de las mujeres del mundo rural y la necesidad de acercar el feminismo a esas zonas olvidadas, y analiza los problemas de la España vacía, o vaciada como ella prefiere llamarla.

Los capítulos de la segunda parte del libro constituyen un hermoso y sentido homenaje a las mujeres de su familia que le antecedieron: su tatarabuela paterna, su abuela materna y su madre.

    «No están todas las mujeres de mi familia, pero son ellas las que todavía están y las que siento más cerca. Las que llevo siempre conmigo. Y sirva este ensayo como ejercicio de justicia con la memoria y el reconocimiento hacia ellas. Como una forma de no sentirse culpable, de redimirme por todos estos años en los que ellas no formaron parte de mi narrativa ni del espejo en el que quería verme reflejada.»

María Sánchez ha estado desde siempre vinculada al entorno rural. Proviene de una familia que siempre estuvo ligada a la tierra, creció rodeada de animales y de plantas, y su trabajo también se desarrolla en contacto con la naturaleza. Conoce el campo, lo valora y lo respeta. Por eso reivindica que se afronten de una vez las necesidades y los problemas del medio rural y de sus habitantes. Que se aporten soluciones para que ese mundo y su cultura no desaparezcan.

Tierra de mujeres me ha parecido un gran libro, lleno de lirismo, compromiso y auténtico amor por la naturaleza. Muy recomendable.

    «Nuestro medio rural morirá si no sabemos transmitir a los que vienen su importancia y su cuidado. Y no sólo nuestro medio rural, sino toda la biodiversidad que vive en él, nuestros pueblos, nuestras costumbres, nuestras historias. Nuestra cultura, así, sin el adjetivo rural, porque es cultura y es de todos. Debemos aprender a mirar y transmitir. Preguntar a nuestras abuelas, a nuestras madres. Dar importancia a nuestras historias y a nuestras aldeas. Preguntar, contar, escuchar, cuestionarse una y otra vez. Mirar más allá. Mancharse las manos de tierra. Dejar que los que vienen, los niños y niñas del futuro, se manchen también. Se empapen de tierra y animales, de historias de sus mayores, darles la mano, que quieran visitar y habitar una casa llena de raíces y patrimonio que aún está por construirse.

    Crear un vínculo y cuidarlo.

    Ésa es la única manera de que nuestro medio rural no desaparezca y siga existiendo.»

LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SINOPSIS

Hija y nieta de veterinarios, la última de varias generaciones vinculadas desde hace años a la tierra y a los animales, María Sánchez (Córdoba, 1989) es la primera mujer en su familia en dedicarse a un oficio desempeñado tradicionalmente por hombres. Su día a día como veterinaria de campo pasa por recorrer España en una furgoneta y esquivar las miradas en un entorno predominantemente masculino como es el mundo rural. En este personalísimo ensayo, la escritora se propone servir de altavoz y dar espacio a todas las mujeres silenciadas en los campos españoles, a todas aquellas que tuvieron que renunciar a una educación y a una independencia para trabajar la tierra con las manos y cuidar de sus familias.

A partir de historias familiares, de reflexiones sobre ciencia y literatura fruto de sus lecturas y de algunos de los conflictos que asolan al medio rural en España (la despoblación y el olvido de los pueblos, la explotación de los recursos naturales, el incumplimiento de políticas ambientales o las condiciones laborales en el campo), Tierra de mujeres viene a llenar un hueco en el debate sobre feminismo y literatura rural. Busca, además, ofrecer una visión de la vida en campo realista, alejada de las postales bucólicas dadas desde las grandes ciudades, y subrayar el peligro de perder para siempre un conocimiento hasta ahora transmitido de generación en generación.

MARÍA SÁNCHEZ

Archivo personal de María Sánchez

María Sánchez es veterinaria de campo. Colabora habitualmente en medios digitales y de papel sobre literatura, feminismo, ganadería extensiva y cultura y medio rural. Coordina el proyecto Las entrañas del texto, desde el que invita a reflexionar sobre el proceso de creación, y Almáciga, un pequeño vivero de palabras del medio rural de las diferentes lenguas de nuestro territorio. Colabora habitualmente en Carne Cruda Radio, con la sección Notas de campo, un diario sonoro desde los márgenes, lleno de historias, personas y animales que habitan y cuidan nuestro medio rural. Sus poemas han sido traducidos al francés, portugués y al inglés. Es autora del libro Cuaderno de campo.

OTROS FRAGMENTOS DEL LIBRO

    «Este ensayo que crece a partir de aquí, como las vainas enrolladas del trébol carretón que se enganchan al lomo de las ovejas trashumantes para germinar a miles y miles de kilómetros del lugar donde nacieron, es simplemente eso, una llegada, espero que no demasiado tarde, a lo que conforma mi narrativa invisible, a las que no nombraron y existieron, a las que siguen ahí, en la sombra, con voz pero que no se oyen porque no hay espacio ni altavoz posibles para ellas. Este ensayo es una mano, al fin, decidida a alargar y trasplantar, a cuidar antes de que los marquitos de nuestras casas queden completamente huérfanos, callados, vacíos, sin que nadie los mire.» 
    […]
    «Yo soy una simple veterinaria de campo que trabaja todos los días en el medio rural. No soy experta en despoblación, no soy socióloga, no soy política, no soy especialista, no soy ganadera, no soy agricultora, no soy pastora, no soy investigadora, no soy.
   Nadie por sí solo tiene la solución para nada. Nos necesitamos los unos a los otros para cuestionarnos, para cambiar nuestros modelos de consumo, nuestras formas de mirar, para querer conservar y no abandonar, para arrimar el hombro y no dar la espalda. Entre todos tenemos que tender la mano. Es nuestra tarea hacer posible un futuro sostenible y verde en nuestros pueblos. (…) Una tierra donde sentirnos hermanos, donde reconocernos y buscar alternativas y soluciones. (…)
    Ésta no es sólo mi patria, ni tampoco exclusiva de los habitantes de nuestros pueblos. Esta patria es de todos.
   Y ha sido una patria llena de hombre y mujeres que han estado muriéndose solos, cubiertos de musgo y pájaros, esperando a que alguien los descubriese.
   Una tierra que al fin deja de avergonzarse de lo que es, que recupera su sitio y lo nombra, que se hace oír, que comienza a dejar miguitas por los caminos para que los demás miremos al suelo y queramos seguir el rastro.
    Sí, una patria llena de gente de la que se asumía que no tenía nombre ni voz. Los de las manos manchadas, los del sudor en la frente, los de los pies en la tierra. Esos de alpargatas y silbidos, con olor a campo, con regusto siempre a tierra mojada. (…)

 

    Pero todavía podéis reconocernos.
    Todavía podéis entendernos.
    Todavía seguimos hablando en presente.
    Un medio rural vivo que se levanta y os tiende la mano.
    Un territorio lleno de personas que sin miedo dicen:

 

    Estamos vivos y estamos aquí.» 

 

“La España vacía: viaje por un país que nunca fue”, de Sergio del Molino

«La España vacía no es un territorio, sino un estado mental.»

La España vacía es un libro extraordinario, mezcla de ensayo, periodismo y  crónica de viajes, en el que el escritor y periodista madrileño Sergio del Molino nos acerca a la realidad de ese enorme territorio casi deshabitado dentro de la península, al que llama, con gran acierto, la España vacía. Es la España interior que está formada por las dos Castillas, Extremadura, Aragón y La Rioja; a la que hay que añadir las tierras interiores de la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Galicia, Asturias y Cantabria. Una extensión que ocupa más de la mitad del territorio español y en el que viven poco más del 15% de la población española, o menos del 10% si descontamos las capitales de provincia, y cuya despoblación se produjo como consecuencia de lo Sergio del Molino llama el Gran Trauma, la tremenda emigración, que entre 1950 y 1970, vació la España rural para hacer crecer las grandes ciudades.

     «Hay un país en España que ya no es, pero a veces parece más fuerte y sólido que el país que es, tan negado a sí mismo, tan arrugado en sus propias vergüenzas, tan asediado por las otras patrias que se levantan orgullosas para desquicie invertebrado de los nietos de Ortega y Gasset». 

Es la otra España, la del campo, la que se muere con cada anciano que nos deja, la abandonada por los poderes públicos y despreciada, muchas veces, por la otra España, más moderna y europeísta.

Pero el libro no es sólo un viaje por los inmensos territorios de esta España vacía, el escritor madrileño hace referencia y analiza multitud de obras literarias, cinematográficas, etc. y a algunos de los personajes que también se han acercado, de alguna manera, a esta otra España. En fin, estamos ante un libro magnífico y muy recomendable

     «Nosotros, aunque no hayamos huido de un pueblo, hemos crecido en las calles imaginarias de muchos de ellos. En calles abandonadas y empapadas de lluvias amarillas. Hemos crecido entre palabras que las abuelas trajeron del campo e incrustaron en las paredes del salón».

Empezar a leer el libro

SINOPSIS

     «Hay dos Españas, pero no son las de Machado. Hay una España urbana y europea, indistinguible en todos los rasgos de cualquier sociedad urbana y europea, y una España interior y despoblada, que he llamado la España vacía. La comunicación entre ambas ha sido y es difícil. A menudo, parecen países extranjeros el uno del otro. Y, sin embargo, la España urbana no se entiende sin la vacía. Los fantasmas de la segunda están en las casas de la primera».

Esa España interior del Quijote, la que divisamos desde la autovía, la de los pueblos que para algunos son la feliz aldea de los veranos infantiles y para otros el paisaje de la leyenda negra, es la España vacía de este ensayo.

Buñuel, Azorín o Almodóvar la convirtieron en escenario. Los políticos la visitan en campaña electoral y la olvidan en cuanto llegan al gobierno. Los urbanitas vuelven a ella soñando con una vida más fácil. Y los que la viven bajan a Madrid a gritar que existen.

Un ensayo originalísimo y emocionante, escrito por una voz joven, con mirada política y sensibilidad literaria. Un libro imprescindible, que le hará pensar en su familia, en sus raíces y en su forma de vivir.

SERGIO DEL MOLINO

Sergio del Molino (Madrid, 1979) es autor de La hora violeta, novela por la que recibió el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2013 y el Premio Tigre Juan 2013, entre otros, y que ha sido traducida a varios idiomas. Desde su debut literario, en 2009, ha publicado la colección de relatos Malas influencias (2009), el ensayo literario Soldados en el jardín de la paz (2009), una antología de sus textos periodísticos más personales, El restaurante favorito de Nina Hagen (2011), la que fue su primera novela No habrá más enemigo (2012) y Lo que a nadie le importa (2014), que anticipa en clave narrativa algunos temas que aparecen en La España vacía, su primer gran ensayo.

OTRO FRAGMENTO DEL LIBRO

     «En 2013, un escritor debutante, Jesús Carrasco, obtuvo un enorme reconocimiento de crítica y de público con una novela titulada Intemperie. La portada, de diseño muy limpio, era un primer plano de una oveja. En realidad, se trataba de una novela de tipo postapocalíptico, con un niño que huye de casa y se enfrenta a la soledad de un paisaje yermo y devastado. El mundo perdido de la España vacía. Pero lo que cautivó a lectores y críticos no fue el argumento, sino, contra toda previsión, el lenguaje. Carrasco despliega un léxico vernáculo que nombra objetos muy exóticos: “Reparó en una construcción en la que no se había fijado antes: un chamizo piramidal levantado con ramas cortadas a los árboles del fondo. De sus paredes colgaban cinchas, cuerdas, cadenas, una lechera de hierro y una sartén ennegrecida. Más que un refugio, parecía una especie de tabernáculo. Entre la casucha y la chopera había un cercado de albardín trenzado, sostenido por cuatro palos clavados en el suelo». La adjetivación y la afijación (casucha) son castellanas viejas. En un panorama dominado por un estilo antipreciosista, con una prosa que busca ser eficaz antes que gustosa y prefiere el neologismo al endemismo, el libro de Carrasco es una rareza destinada a llamar la atención.
     Puede ser casual que tanto Julio Llamazares como Jesús Carrasco irrumpiesen en la literatura desde el periodismo y la publicidad, respectivamente. Ambos estaban acostumbrados a pulsar el estado de ánimo de sus receptores. Todos los escritores lo hacemos. En realidad, todos los que nos dedicamos a producir obras que van a ser apreciadas por otros. Los tenemos en cuenta. Pero el periodismo y la publicidad hacen de la seducción su única estrategia y finalidad. El arte y la literatura tienen otras motivaciones que no implican (o que, incluso, contradicen) la seducción del receptor, pero el periodismo y la publicidad necesitan la anuencia del público. Existen por y para ello. No estoy diciendo que La lluvia amarilla e Intemperie sean obras oportunistas o de laboratorio, experimentos de psicología social o mercadotecnia literaria, pero sí creo que la intuición que los autores habían refinado con su oficio les decía que esos libros podían tocar algo muy hondo de una parte significativa de los españoles. Que muchos de sus compatriotas iban a sentir que aquellas novelas estaban escritas para ellos, que les contaban su propia historia. Esta intuición habría pasado inadvertida para un escritor menos acostumbrado a seducir a la audiencia mediante los eslóganes».