“Los baños del pozo azul”, la última novela de Jesús Sánchez Adalid

El escritor extremeño acaba de publicar una nueva novela histórica: Los baños del pozo azul, con la que regresa nuevamente a la Córdoba de los años finales del primer milenio, a los escenarios que inspiraron su primera y exitosa novela, El mozárabe.

En Los baños del pozo azul el autor de En tiempos del papa sirio rescata a personajes de El mozárabe, pero nos avisa que estamos ante dos historias completamente independientes.

En esta última novela, la protagonista principal es Subh Um Wallad, la señora, una gran mujer que rompió todos los esquemas de su época. En la nota histórica que aparece al final de la novela, su autor señala que «la vascona Aurora, llamada Subh Um Wallad en las crónicas o simplemente la sayida, es una singular figura femenina de la historia, cuya vida, en lo que podemos conocer, resulta cuanto menos apasionante. Era originaria del norte de España, seguramente de origen navarro, y no está muy claro por qué motivo aparece en Córdoba a partir de cierto momento junto a un hermano. Posiblemente fue educada en su infancia en unas creencias y costumbres muy diferentes a las que luego encontraría en su peculiar destino, pues había nacido en el seno de una familia cristiana de lo que hoy es Navarra. Fue bautizada con el nombre de Auriola y seguramente desarrolló sus primeros años de vida con la desenvoltura y la libertad propia de una hija de nobles del Norte. Luego tuvo que vivir sometida a la realidad de las mujeres palaciegas del islam de aquel tiempo, dentro del régimen propio del harén, junto a las concubinas y los eunucos. Debió de ser una mujer bellísima, que acabó convirtiéndose en la única favorita del califa Alhaquén y la madre de sus únicos hijos, Abderramán y Hixem. Los cronistas de Alándalus envuelven al personaje en un gran misterio. Unas de las tradiciones historiográficas más destacadas la sitúa como amante de Almanzor y le confiere una iniciativa y un carácter que la hicieron se una figura decisiva en el califato.

En mi novela El mozárabe aparecía como uno de los personajes principales. Su gran atractivo y el secreto de su vida anónima, desenvuelta en la intimidad de los palacios califales, pero con un gran protagonismo y una evidente iniciativa personal, inusuales en aquel lugar y aquella época, me hicieron pensar en que merecía aparecer como protagonista en un nuevo relato. Y así nació la idea originaria de esta novela, Los Baños del Pozo Azul, que es el fruto de una larga investigación y de una meditada línea argumental, siempre con un respeto absoluto a las fuentes históricas y a las hipótesis más serias en torno al personaje central y todos los demás nombres principales que van apareciendo a lo largo de la narración. Con tal fin, y para darle consistencia a la historia de fondo, he contado con estudios e investigaciones muy avanzadas que han aportado una nueva luz sobre la que fue quizá la mujer más importante, activa e inteligente de todo aquel período histórico. Porque podemos estar seguros de que Subh Um Wallad jugó un papel determinante en los momentos finales del califato de Córdoba.»

       «–Quienes la conocieron en su juventud están seguros de no haber visto una belleza igual. Debió de ser en verdad una mujer impresionante, en todos los sentidos de la palabra, para ser capaz de ganarse el corazón de gran hayid Abuámir Almansur.

     –En efecto –asintió Yacub con tono risueño–. Y lo sigue siendo a pesar de su edad.»

Nos encontramos ante una buena novela histórica, bien escrita, entretenida y fácil de leer. La historia, que nos traslada a la Córdoba de finales del primer milenio, se sustenta un gran trabajo previo de documentación e investigación histórica. Muy recomendable.

SINOPSIS

El gran friso narrativo presentado en El mozárabe sirvió de vehículo a Jesús Sánchez Adalid para recrear, con asombrosa habilidad, la compleja vida de la península Ibérica en las décadas precedentes al agitado fin del primer milenio: la grandiosa Córdoba califal, las peregrinaciones a Santiago, la Europa del Sacro Imperio, los reinos vikingos, Roma, Constantinopla, la culta Cataluña medieval; monasterios, guerras, vida cotidiana, reacciones populares…

En Los baños del pozo azul el autor nos vuelve a llevar a Córdoba en el momento inmediatamente anterior al año 1000, cuando Abuámir Almansur se halla en lo más alto de su poder y se lanza a su enérgica campaña final: la conquista de todo el Norte y la destrucción de los reinos cristianos hispánicos. Pero el invulnerable personaje ignora que en Córdoba algunas personas influyentes se han cansado ya de su ambición, de sus desplantes y de su ciego personalismo. Una estrambótica conspiración va tomando forma.

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Todo comienza cuando la madre del califa, Subh Wallad, la señora, ha decidido romper definitivamente con su encierro en los Alcázares, para liderar junto a su hermano Eneko un heterogéneo grupo formado por curiosos personajes. Pero nada es lo que parece y todo se confunde en aquella metrópoli fascinadora y a la vez delirante.

Es una época de exuberancia creadora y brillantez intelectual en Alándalus, y los poetas son protagonistas de excepción que saben aprovechar su talento para acercarse a los ricos y poderosos.

Los baños del pozo azul es un fiel reflejo del universo de Sánchez Adalid, que nos descubre la visión más clara y anímica de aquel denso y sorprendente mundo, en el que se cruzan y entremezclan héroes de ficción y protagonistas históricos. Confluye al mismo tiempo el particular imaginario inicial de su obra; pero con nuevos toques humorísticos y paródicos, y una auténtica intriga de fondo.

DE LOS BAÑOS DEL POZO AZUL SE HA DICHO

«Este es sin duda el género literario que Sánchez Adalid prefiere. Lo cultiva procurando documentarse bien sobre la época que elige (con preferencia, aunque no exclusivamente, la andalusí altomedieval o el primer siglo de la conquista del Nuevo Mundo). Con el desarrollo de trama busca aproximar al gran público las circunstancias históricas y exhortarlo al cultivo de unos valores éticos que los personajes de cada obra protagonizan. Entre ellos suelen figurar los defensores del ecumenismo, la tolerancia, el irenismo, la generosidad, el respeto a los otros y la rectitud moral.

Modelo de tales virtudes, pese a las humanas debilidades, bien podría ser Sub Umm Wallad, “la señora de las señoras de Córdoba”, cuya presencia ya contemplábamos en El Mozárabe y aquí se erige en núcleo de la obra. Mujer admirable, relativamente bien conocida gracias a historiadores como Ibn Hayyan, R. Dozy, Lévy-Provençal, María Jesús Viguera Molins y, sobre todo, Manuela Marín, pocas vidas más “novelescas” que la suya. Natural, según las crónicas musulmanas, del país vasconavarro, la llevarán muy joven a la corte de los califas, convirtiéndose en esposa de Alhakén II, el segundo Omeya, y madre de Hishán II. Romperá con los esquemas tradicionales del palacio, haciéndose visible en todas las áreas: no se cubre el rostro, monta a caballo, se relaciona con el pueblo, asiste a las ceremonias públicas, trata con los visires, recibe embajadores, controla el tesoro dinástico… Auriola o Aurora, según también se la conoce, procura mantener siempre una independencia que quizás aprendería en su niñez cristiana.

Frente a las debilidades del heredero, se erige la poderosa figura de Almanzor, cuyo apetito de poder planean frenar los partidarios de Sub Umm, que viene mantenendo con el gran caudillo unas relaciones equívocas. Las vicisitudes de la conjura constituyen el núcleo del relato. Las tensiones sociopolíticas irán agravándose hasta la explosión insurreccional, que al fin las habilidades de la “jadiya” consiguen resolver, aunque sea a base de importantes cesiones. Casi todos pierden, pero también ganan.

Los Baños del Pozo Azul, un maravilloso hamán cordobés, se convierten en el epicentro de la narración (sin olvidar el Alcázar y Medina Azahara), del que se hacen magníficas descripciones. Pueblan los ambientes palaciegos, donde grandes y pequeñas personas dirimen sus pasiones más o menos relevantes, a menudo con unas buenas copas de vino, otros personajes secundarios, pero tan atractivos como el hermano de Sub, cadí de Badajoz; los jefes eunucos del harén califal; Abda, irritable vascona, una de las mujeres de Almanzor, o el joven poeta Farid. Este facilita al autor alternar los pasajes descriptivos (pocos) y los diálogos dominantes con los textos de casidas, proverbios, aforismos y otros productos de los diwanes andalusíes. La estructuración en breves capítulos (cien) contribuye a la agilidad de la lectura.»

Manuel Pecellín. Una vascona entre califas en Libre con Libros (Enlace al artículo completo)

JESÚS SÁNCHEZ ADALID

22894321_1464763953618817_2010764460934034265_nJesús Sánchez Adalid (1962) nació en Villanueva de la Serena (Badajoz). Se licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y realizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió Filosofía y Teología. Además, es licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca. Es profesor de Ética en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo.

Su amplia obra literaria ha conectado con multitud de lectores, gracias a la veracidad de sus argumentos y a la originalidad de sus descripciones, sustentadas en una profunda documentación. Sus novelas constituyen una permanente reflexión acerca de las relaciones humanas, la libertad individual, el amor, el poder y la búsqueda de la verdad.

La obra de Sánchez Adalid se ha convertido en un símbolo de acuerdo y armonía entre los pueblos, religiones y razas, algo especialmente necesario en un mundo desgarrado por la intolerancia y el fanatismo.

Ha publicado con gran éxito La luz del Oriente, El morázabe, Félix de Lusitania, La tierra sin mal, El cautivo, La Sublime Puerta, El caballero de Alcántara, Los milagros del vino, Galeón, El camino mozárabe, Treinta doblones de oro, Y de repente, TeresaLa mediadora y En tiempos del papa sirio.

Es también autor de Tras los pasos del abate viajero, una obra de encargo institucional que fue presentada en 2014.

En 2007 ganó el premio Fernando Lara por su novela El alma de la ciudad; en 2012 el premio Alfonso X el Sabio de Novela Histórica por Alcazaba; en 2013 el premio Internacional de Novela Histórica de Zaragoza por el conjunto de sus obra; el premio Diálogo de Culturas y el premio Hispanidad. En 2014 su novela Treinta doblones de oro recibió el premio Troa Libros con Valores.

En Extremadura ha sido distinguido con la Medalla de Extremadura y el premio Extremeños de Hoy. Además, es académico de número de la Real Academia de las Artes y las Letras de Extremadura, cuya biblioteca dirige. También es patrono de la prestigiosa Fundación Paradigma Córdoba, cuyo fin esencial es recordar los ejemplos positivos de convivencia entre las tres religiones abrahámicas: judía, cristiana y musulmana, que ocurrieron en Alándalus, buscando con ello los principios y fundamentos del ecumenismo y del diálogo.

Sánchez Adalid ha colaborado en Radio Nacional, en el diario Hoy y en revistas Historia National Geografic y Vida nueva. Actualmente colabora con Canal Historia (The History Channel), Volcán Producciones y Zebra Producciones.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

     –Hace en Badajoz tanto calor como en Córdoba. O quizás incluso más… –dijo Yacub, exhalando un suspiro intenso, como un bufido.
     Caminaba al lado de su amigo Farid, inocente y feliz, orgulloso de su túnica de fina seda cerúlea, del sudor con que se le pegaba a la panza, de sus sortijas y sus aretes de oro, de su turbante amarillo, de sus ojos grandes, viscosos y transparentes como ojos de pez. Ambos descendían por una calle en cuesta desde la fortaleza, sonriendo, eufóricos, con las miradas perdidas en la nube de vencejos que vagaban en el cielo color ámbar, sobre las franjas de rojas tejas que festoneaban los tejados; y sin perder de vista, de reojo, a las muchachas que extendían los brazos para tender la ropa en las terrazas. Tan arrobados iban que hasta parecían sonámbulos, soboreando la delicia de todos los olores a esa hora de la tarde, los colores, los sonidos y las imágenes que embellecían la vida entrañable, de sabor antiguo, de aquel Badajoz remoto. Se divertían simplemente con ver a los viejos sentados en las puertas de sus casas, a las mujeres que parloteaban en torno a una fuente, otras que buscaban piojos entre el pelo de los niños desnudos, los últimos rayos de sol en las paredes terrosas, los muchachos que hundían sus dientes en las rajas de sandía y los hombres de rostros severos y cetrinos que retornaban de sus labores, con sus aperos y sus cabras, con sus borricos menudos y negros.
     […]
    Hubo un silencio entre ellos, en el que se miraban para darse tiempo a ordenar sus ideas. Después Abuámir continuó diciendo con calma:
     –¿Qué sabes tú, Subh?¿Y qué sabe tu hijo? Hixem no ha empuñado un arma en su vida y no tiene ni idea de lo que es la guerra. Se fue a África a cazar leones y ya se cree que podrá ir delante del ejército de Córdoba. ¡Qué locura! No sabe que, si falto yo, las fieras aparecerán de repente en torno a él y le devorarán inevitablemente, en un santiamén. Este mundo está lleno de fieras… No, Subb, ni tu hijo ni tú podréis sosteneros en el trono de Azahara ni un solo día cuando yo me haya ido. Porque ¿qué crees que pasará si yo no estoy aquí para defenderos? Yo te lo diré: se alzarán los reinos del Norte y los rumíes vendrán a las fronteras por miles; en África también se levantarán contra vosotros; se dividirá el califato y sobrevendrá la fitna, la fragmentación, la disolución y el caos… ¿Y qué harán los omeyas? ¿Qué crees que queda de los omeyas? ¡Son un atajo de necios presuntuosos y decadentes! ¡Solo quieren el tesoro! ¡Solo les importa el oro del califato!
     La señora escuchó boquiabierta y sobrecogida. En el fondo estaba más sorprendida que encolerizada. Le lanzó una amarga mirada y le replicó:
     –¡Me ofendes! No somos tan inútiles ni tan ingenuos como piensas. Ese fue siempre tu problema, Abuámir, creerte que no somos nada sin ti; que nadie vale nada sin tu ayuda…
   –¡He hablado en serio! –gritó él–. ¡Qué sabréis vosotros!… ¡Esto no es un cuento de princesas y genios encantados! ¡El mundo es terrible!…