“Un mundo feliz”, de Aldous Huxley

¡Oh qué maravilla!
¡Cuántas criaturas bellas hay aquí!
¡Cuán bella es la humanidad! Oh mundo feliz,
en el que vive gente así.

                              De “La tempestad” / William Shakespeare

Un mundo feliz (Brave New World) es una novela distópica publicada en 1932, el mismo año que Hitler subió al poder en Alemania, por el escritor británico Aldous Huxley.

El concepto de distopía proviene de la cultura anglosajona. Se basa en el término utopía acuñada por Tomás Moro como ou-topía (“no-lugar”), es decir, “lugar que no existe”, normalmente descrito en términos de una sociedad perfecta o ideal. De ahí, entonces, se deriva distopía como una “utopía negativa”, donde la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal. Comúnmente, la diferencia entre utopía y distopía depende del punto de vista del autor de la obra o, en algunos casos, de la percepción del propio lector, que juzgue el contexto descrito como deseable o indeseable.

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Un mundo feliz está considerado como uno de los grandes clásicos de la literatura distópica junto con Fahrenheit 451, de Ray Bradbury y 1984, de George Orwell. Es la novela más famosa de Aldous Huxley y supuso su consagración definitiva como un gran escritor. En ella, el escritor británico nos presenta una sombría y pesimista metáfora sobre la posibilidad de un inquietante futuro del ser humano totalmente deshumanizado.

     «El Método Bokanovsky es uno de los mayores instrumentos de la estabilidad social.

     “Uno de los mayores instrumentos de la estabilidad social”.

     Hombres y mujeres estandardizados, en grupos uniformes. Todo el personal de una fábrica podía ser el producto de un solo óvulo bokanovskificado.

     —¡Noventa y seis mellizos trabajando en noventa y seis máquinas idénticas! —La voz del director casi temblaba de entusiasmo—. Sabemos muy bien adónde vamos. Por primera vez en la historia. —Citó la divisa planetaria: Comunidad, Identidad, Estabilidad. —Grandes palabras—. Si pudiéramos bokanowskificar indefinidamente, el problema estaría resuelto.

     Resuelto por Gammas en serie, Deltas invariables, Epsilones uniformes. Millones de mellizos idénticos. El principio de la producción en masa aplicado, por fin, a la biología. —Pero, por desgracia —añadió el director—, no podemos bokanowskificar indefinidamente.» 

«Un mundo feliz es una utopía futurista sobre premisas científicas, con los colores de una pesadilla. En el Nuevo Mundo, rígidamente totalitario, el progreso científico ha llegado a la deshumanización más completa, anulando hasta el recuerdo de la anterior civilización. Producidos artificialmente en laboratorio, los niños vienen condicionados químicamente para diversas funciones a las que serán destinado y, asimismo, adoctrinados en el sueño sobre las ventajas de la nueva civilización. Acostumbrados desde pequeños al sexo y a la muerte, el sistema de los reflejos condicionados de Pavlov sirve para determinar sus futuras reacciones y su perfecta inserción en la sociedad organizada. A los autómatas perfectos, que ha creado, el Estado omnipresente y omnipotente ofrece formas de evasión colectiva: relaciones sexuales libres y en promiscuidad, sesiones eróticorreligiosas, sustituciones científicas para las antiguas necesidades fisicoemotivas y, en fin, las tabletas de soma, la droga eficaz para toda circunstancia. En esta sociedad aséptica y colectiva, por un error de condicionamientos, Bernard Marx experimenta emociones y deseos personales, que lo hacen inadaptado para su función y sospechoso ante la autoridad.»

En el prólogo escrito en 1947 a su novela Un mundo feliz, Aldous Huxley expresaba: «Sopesándolo todo bien, parece como si la Utopía se hallara más cerca de nosotros de lo que nadie hubiese podido imaginar hace sólo quince años. Entonces, la situé para dentro de seiscientos años en el futuro. Hoy parece posible que tal horror se implante entre nosotros en el plazo de un solo siglo. Es decir, en el supuesto de que sepamos reprimir nuestros impulsos de destruirnos en pedazos en el entretanto. Ciertamente, a menos que nos decidamos a descentralizar y emplear la ciencia aplicada, no como un fin para el cual los seres humanos deben ser tenidos como medios, sino como el medio para producir una raza de individuos libres, sólo podremos elegir entre dos alternativas: o cierto número de totalitarismos nacionales, militarizados, que tendrán sus raíces en el terror que suscita la bomba atómica, y, en consecuencia, la destrucción de la civilización (o, si la guerra es limitada, la perpetuación del militarismo); o bien un solo totalitarismo supranacional cuya existencia sería provocada por el caos social que resultaría del rápido progreso tecnológico en general y la revolución atómica en particular, que se desarrollaría, a causa de la necesidad de eficiencia y estabilidad, hasta convertirse en la benéfica tiranía de la Utopía. Usted es quien paga con su dinero, y puede elegir a su gusto.»

En 1958, veintisiete años después de la publicación de Un mundo feliz, Aldous Huxley publicó una serie de ensayos, posteriormente recogidos en un volumen titulado Nueva visita a un mundo feliz, en los que hacía un repaso de las profecías que planteó en su novela y el grado de cumplimiento de las mismas. En dicho libro escribió: «En 1931, cuando escribí Un mundo feliz, estaba convencido de que se disponía todavía de muchísimo tiempo. La sociedad completamente organizada, el sistema científico de castas, la abolición del libre albedrío por el condicionamiento metódico, la servidumbre hecha aceptable mediante dosis regulares de bienestar químicamente inducido y las ortodoxias inculcadas en cursos nocturnos de enseñanza durante el sueño eran cosas que se veían venir, desde luego, pero no en mi tiempo, ni siquiera en el tiempo de mis nietos.»

Un mundo feliz es una novela interesante y entretenida. Muy recomendable.

La novela ha sido adaptada para la pequeña pantalla, el teatro, la radio y obras musicales.

Tráiler de Brave New World (TV) dirigida por Leslie Libman y Larry Williams

Basada en la célebre novela de Aldous Huxley, describe una horripilante sociedad futura que utiliza todos los medios de la ciencia y la técnica (incluidas las drogas) para el condicionamiento y el control de los individuos. En ese mundo el amor es un concepto ridículo, la figura de Dios se ha sustituido por la del arquitecto de ese sistema, Ford, y los niños son concebidos en probetas genéticamente condicionados para pertenecer a una de las 5 categorías de población; de la más inteligente a la más estúpida: los Alpha (la élite), los Betas (los ejecutivos), los Gammas (los empleados subalternos), los Deltas y los Epsilones (destinados a trabajos arduos). Bernard Marx, un Alfa que ha desarrollado una actitud rebelde al ser rechazado socialmente por no tomar soma y ser más bajo que los demás Alfas (por un supuesto fallo durante su gestación), va con Lenina Crowne a visitar una reserva natural de Malpaís, cuyos habitantes no siguen el proceso de selección eugenésica y condicionamiento. En aquel grupo de «salvajes» conocen a John, un chico concebido de forma natural por una mujer «civilizada» que se perdió en aquella región, por lo que el joven también ha sufrido el rechazo de los que le rodeaban. A Bernard se le ocurre la idea de llevarse a John al mundo «civilizado» para hacerles ver a los que se burlan de él que es posible vivir sin drogas, sin Ford y sin manipulación genética. (FilmaAffinity)

SINOPSIS

La pequeña y acogedora casa de Sanary, en la Provenza, donde residían los Huxley desde finales de la década de 1920, es el lugar donde Aldous, en abril de 1931, comenzó a escribir su denominada mala utopía, que concluyó en agosto de ese mismo año. En total solo necesitó cuatro meses para ultimarla. Obra maestra de la literatura de anticipación, Un mundo feliz presenta un hipotético escenario futuro en el que todo vestigio del pasado ha sido erradicado con la finalidad de sellar una nueva era de la humanidad totalmente desprovista de contenido y sentido histórico. El denominado Estado Mundial ha destruido la historia y el pasado porque su obsesión es solo el presente. El año en el que se desarrolla la acción de la novela es el 632 después de Ford. La nueva era comienza tras la fabricación del primer Ford T en 1908, fecha de partida de esta futura civilización. Por consiguiente, el año 632 después de Ford equivaldría al 2540 de nuestra era, aproximadamente. Los ciudadanos de este nuevo mundo desconocen por completo los valores morales, culturales y espirituales, porque han sido condicionados para imitar y seguir un despiadado canon capitalista que delata una adulterada, profética y perturbadora idea del bienestar.

ALDOUS HUXLEY

Aldous_Huxley (2)Aldous Huxley fue un escritor, poeta y filósofo inglés, miembro de una importante familia de intelectuales, entre los que hubo eminentes biólogos y hasta un Premio Nobel.

Siendo joven, Huxley sufrió graves problemas visuales que retrasaron su educación universitaria en Oxford, pero una vez superada su enfermedad terminó sus estudios y viajó por Europa en calidad de crítico de arte y literatura.

Durante esa época, Huxley escribió sobre todo poesía y cuentos y sus primeras novelas no tuvieron demasiado eco. En 1932 publicó la que sería su obra más famosa y controvertida: Un mundo feliz, en el que plasma varias de sus obsesiones más conocidas, como el control del estado y la deshumanización de la tecnología.

En 1937 abandona Inglaterra y decide establecerse en los Estados Unidos. A partir de esta época, el escritor comienza sus experimentos con las drogas sicoactivas y se centra en el misticismo como objeto de análisis.

Quizá sea Las puertas de la percepción (1954) el libro que mejor recoge las experiencias de Huxley durante toda esta época.

Tras la muerte de su primera esposa, Huxley volvió a casarse. En 1960 le fue diagnosticado un cáncer de garganta al que no sobreviviría. Su última novela, La isla, se publicó en 1962.

Aldous Huxley murió en Los Ángeles el 22 de Noviembre de 1963, a los sesenta y nueve años de edad.

FRAGMENTOS DE LA NOVELA

     «Hogar, hogar… Unos pocos cuartitos, superpoblados por un hombre, una mujer periódicamente embarazada, y una turbamulta de niños y niñas de todas las edades. Sin aire, sin espacio; una prisión no esterilizada; oscuridad, enfermedades y malos olores.
     Y el hogar era tan mezquino psíquicamente como físicamente. Psíquicamente, era una conejera, un estercolero, lleno de fricciones a causa de la vida en común, hediondo a fuerza de emociones. ¡Cuántas intimidades asfixiantes, cuán peligrosas, insanas y obscenas relaciones entre los miembros del grupo familiar! Como una maniática, la madre se preocupaba constantemente por los hijos (sus hijos)…, se preocupaba por ellos como una gata por sus pequeños; pero como una gata que supiera hablar, una gata que supiera decir: “Nene mío, nene mío una y otra vez. Nene mío, y, oh, en mi pecho, sus manitas, su hambre, y ese placer mortal e indecible! Hasta que al fin mi niño se duerme, mi niño se ha dormido con una gota de blanca leche en la comisura de su boca. Mi hijito duerme… “».
[…]

 

     «Los momentos más felices eran cuando Linda le hablaba del Otro Lugar.
     —¿Y de veras puedes volar cuando se te antoja?
     —De veras.
   Y Linda le contaba lo de la hermosa música que salía de una caja, y los juegos estupendos a que se podía jugar, y las cosas deliciosas de comer y de beber que había, y la luz que surgía con sólo pulsar un aparatito en la pared, y las películas que se podían oír, v palpar y ver, y otra caja que producía olores agradables, y las casas rosadas, verdes, azules y plateadas; altas como montañas, y todo el mundo feliz, y nadie triste ni enojado, y todo el mundo pertenecía a todo el mundo, y las cajas que permitía ver y oír todo lo que ocurría en el otro extremo del mundo, y los niños en frascos limpios y hermosos…,todo limpísimo, sin malos olores, sin suciedad… Y nadie solo, sino viviendo todos juntos, alegres y felices, algo así como en los bailes de verano de Malpaís, pero mucho más felices, porque su felicidad era de todos los días, de siempre… John la escuchaba embelesado.»

 

FUENTES

  • Un mundo feliz
  • Diccionario literario Bompiani
  • Wikipedia

“La venus del perrito”, Manuel Martínez Mediero

Manuel Martínez Mediero, autor de una extensa y brillante producción teatral, nos sorprende ahora con La venus del perrito, su primera novela. En ella nos ofrece su visión, un tanto irreverente, de los últimos días del emperador Carlos V que, tras abdicar en Bruselas en octubre de 1555, decidió marcharse al monasterio de Yuste, en la comarca extremeña de La Vera, hasta el final de sus días.

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Mediero, nos muestra a un Carlos V decrépito y lleno de achaques, aquejado por la gota y las almorranas, y atormentado por los errores y los fantasmas del pasado. Un Carlos V que sólo encuentra algún consuelo a sus muchos males ante el cuadro de la Venus del perrito.

La Venus del perrito es una novelita que se lee de un tirón. Entretenida y fácil de leer.

    «–¿Quién es, señor?

   –La venus del perrito, de Tiziano –hasta se le notó al hablar que había puesto todas las palabras con mayúsculas.

Pasados unos segundos, volvieron a la tierra y tenían la respiración jadeante pero en dos tonos distintos. El emperador jadeaba de orgullo y Quijada de sobrecogimiento. Era el primer desnudo femenino que asomaba a sus ojos y por otro lado le aterraba que Gaztelu se enterara. Cuando miró hacia el Emperador, este se había rejuvenecido veinte años. Su mirada recorría la figura del cuadro con delectación indefinible, y se notaba que lo poseía gozosa y delicada. Quijada por le contrario trataba de ocultar su turbamiento y no encontraba palabras adecuadas para salir del atolladero.»

SINOPSIS

«Una visión nueva, atrevida, escandalosa e irreverente de lo que pudieron ser los últimos días del Emperador Carlos V en el Monasterio de Yuste.

El autor nos presenta, sin ningún tipo de consideración a la real majestad del Amo del Mundo, a un personaje prematuramente envejecido, decrépito y agobiado por fantasmas de vivos y muertos que no encuentra más placer en su vida que masturbarse frente a un cuadro de Tiziano.

Manuel Martínez Mediero ha construido un personaje insólito y lleno de matices como sólo los grandes dramaturgos saben hacerlo. Un hombre en el que las debilidades humanas prevalecen sobre su grandeza de linaje que nos ofrece acompañarle en sus últimos delirios. Una invitación a la que no podremos resistirnos.»

MANUEL MARTÍNEZ MEDIERO

Manuel_Martinez_MedieroBadajoz, 12 de marzo de 1937. Cursó estudios universitarios de Ciencias Económicas y Empresariales en Barcelona.

A finales de los sesenta, en pleno auge del teatro independiente, comenzó a escribir guiones de cine y teatro. En 1967 y 1970 recibió, entre los numerosos premios a lo largo de su extensa producción, el Premio Nacional de Teatro Universitario aunque buena parte de su producción fue prohibida por la Junta de Censura de la época y los estrenos de muchas de sus obras estuvieron enmarcadas por grandes escándalos de público y policía.

En los últimos años de la dictadura de Franco, escribe y estrena algunas de las piezas principales de su producción teatral, que ha sido denominado «teatro antropofágico» por proponer una especie de canibalismo moral y físico. Entre las obras de esta etapa destacan Las planchadoras (1970), Las hermanas de Búfalo Bill (1971), El automóvil (1973) o El bebé furioso (1974). Con posterioridad figuran obras de gran calado social como El día que se descubrió el pastel (1976) o Mientras la gallina duerme (1976).

Hay que estacar sus versiones para el Festival de Mérida: Lisístrata (1980 y 2007), Fedra (1981), Tito Andrónico (1983) y César y Cleopatra (2001)

La venus del perrito es su primera obra narrativa.

FRAGMENTO DE LA NOVELA

   «Como Quijada lo llevaba al retrete, no lo llevaba nadie. Ni en nadie tenía él depositada tanta familiaridad. Desde que se había marchado no se lavaba con la misma asiduidad, ni nadie le miraba las almorranas con tanto afecto y cariño. Las tres y cuatro cámaras del día, a veces se las tenía que aguantar lo que resultaba todavía peor, pues corría el riesgo de hacérselas encima y entonces se sentía morir en su desnudez. Todos parecían haberse puesto de acuerdo para considerarlo un anciano venerable con todas sus consecuencias, por lo que se rebelaba furioso, pero cuya furia no desembocaba más allá de una tempestad en un vaso de agua, que era el control al que a la postre se hallaba sometido. Le recordaban a su madre, declarada con su beneplácito oficialmente loca, y él, ya sin su mismo entusiasmo, declarado oficialmente eremita, huido de la vida para mejor contemplarla.»