“Hoy, Júpiter”, de Luis Landero

       «–Es curioso –dijo– que mi conflicto sea justo el contrario del tuyo. ¿Cómo decir? Tú estás viviendo una historia de amor. La mía, sin embargo, es la historia de un odio.»

Diecisiete años después de que un desconocido Luis Landero ganara el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa con su primera novela, Juegos de la edad tardía (1989), el escritor extremeño publicaba Hoy, Júpiter (2007), un libro en el que se describen dos historias paralelas que al final convergen.

Está protagonizado por Dámaso Méndez y Tomás Montejo, dos personajes cuyas vidas se acabarán cruzando. El primero crece en un medio rural, bajo la poderosa influencia de un padre exigente que le ningunea y que acabará depositando sus expectativas en otro muchacho con más talento que él.

    «La vida es sólo un soplo y un sueño, los años te atropellan, las edades vuelan, los imperios se desmoronan, cuando quieres darte cuenta hoy es ya mañana y mañana fue ayer. Te echas a dormir un rato, y al despertar descubres que se ha hecho ya tan tarde que no queda tiempo para nada, sólo para llorar la juventud perdida y hecha ya desperdicios. Así que si quieres llegar a algo, tienes que darte mucha prisa.»

El segundo protagonista, Tomás Montejo, es un profesor de instituto de Lengua y Literatura, que sueña con ser escritor y a quien la relación con una joven alumna vendrá a rescatarlo de la rutina.

     «Y a partir de entonces vivió ya para los libros. Sería lector, profesor, investigador, y quizá hasta escritor. Quizá sobre todo escritor. Una tarde se puso a escribir, redactó unas líneas y luego se detuvo sin saber cómo continuar pero sabiendo que tenía toda la vida por delante para consagrarla a esa misión, desde ahora sagrada.»

La novela es una historia de odio pero también de amor con una alta carga autobiográfica, apoyada en hechos y vivencias reales. Landero creció bajo la fuerte influencia de un padre que le responsabilizaba de todas sus frustraciones. Le exigía tanto que le abrumó. Le ponía ejemplos de otros muchachos con más habilidades que él, lo que le creó un fuerte sentimiento de culpa.

«Hay dos mundos que son las fuentes de donde manan mis demonios: mi infancia y mi adolescencia. Ambos me alimentan literariamente. Ésa es la semilla, pero lo demás es imaginario», señala el autor extremeño.

La novela está escrita con una excelente prosa que se adapta a las exigencias de los protagonistas y a las distintas situaciones de la historia. Destacan las bellas descripciones de ambientes y personajes de la infancia del escritor allá en su Extremadura natal y los guiños a ese mundo mágico tan presente en sus obras. En esta obra Landero adelanta algunos de los temas que más tarde desarrollaría en sus novelas El balcón en invierno (2014) y El huerto de Emerson (2021). En fin, otra buena novela del autor extremeño que desde aquí recomendamos.

     «En el verano se bañaban juntos en la alberca, pescaban con cestas y cribas en el regato cuando el cauce iba bajo, barbitos, bogas y bermejuelas, dormían en la era los días de la trilla, cogían almendras y hacían culebras de mazapán en Navidad, iban juntos a buscar cardillos, setas, espárragos, criadillas, a apañar aceitunas, a castrar colmenas, a cazar pájaros con red, a pescar ranas de noche con linternas, a buscar nidos, a lagartos, y entre todos hacían licor de moras y de guindas, o embotaban tomates y pimientos y confitaban frutas, y hasta el gato y los perros parecían participar de esos momentos que el trabajo en común hacía maravillosos. Y a él lo mandaba todo el mundo, trae esto, ve a por aquello, estate quieto, despluma esa perdiz, remángate el jersey, dame, toma, y a él le encantaba que lo mandasen, ser útil, agradar a todos, sentirse importante en la familia. Y lo que más le gustaba era hacer trabajos en cadena: uno partía con un martillo las almendras, otro separaba el fruto de la cáscara, otro les quitaba la piel, otro las machacaba en el mortero. Iban pasando las cosas de mano en mano, todos sentados en asientos bajos, cada cual en lo suyo pero siempre juntos y solidarios.»

SINOPSIS

Las vidas de Dámaso Méndez y Tomás Montejo corren paralelas, en principio sin otro parentesco que un fluir subterráneo de temas compartidos. La vida de Dámaso es la historia de un odio, cuyo origen se remonta a la adolescencia, cuando un joven de su edad le arrebató su lugar en el edén familiar y provocó el enfrentamiento y la violenta ruptura con su padre, un hombre deseoso hasta el delirio de redimirse de su propio fracaso vital a través de los éxitos perdurables del hijo. Desde entonces, Dámaso consagra su existencia a servir a esas dos pasiones excluyentes que son el odio y el afán de venganza. Por su parte, Tomás, profesor y escritor, joven solitario dedicado por entero a la pasión de los libros y del conocimiento, conoce un día el amor, y con él el desorden, por el que su vida tomará un rumbo imprevisto y tormentoso. Entre la comicidad y el dramatismo, ambos personajes crean con el barro de esas pasiones sus dioses, sus demonios, sus mundos de papel, y así van construyendo ese yo imaginario que hay en todos nosotros y que es el que con más verdad y hondura nos ilumina y nos define. Hasta que, a través de muy diversas peripecias, los destinos de Dámaso y Tomás se cruzan y se unen para urdir un desenlace compartido.

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    «Cuando comenzó a anochecer, Tomás Montejo no había abierto aún la carta. Su mente estaba en otro lado, en otro texto. Había sacado una carpeta sin estrenar para empezar a tantear una novela que se le había venido ocurriendo en los últimos días y que era como si ya estuviese escrita, un relato que en realidad eran dos historias entrelazadas, sacadas del barro mismo de la vida, y que eran la de Dámaso y la suya propia, unas cuatrocientas páginas, calculó, y de la cual tenía ya pensado hasta el título. Por la ventana entraba una leve brisa de verano. Miró al cielo. Aún no se distinguían las primeras estrellas. Sí, bueno o malo, aquél era su mundo, y ahora, como Ulises, después de algunas peripecias, regresaba finalmente a su hogar. Y aunque el dolor era mucho, tampoco la esperanza era poca.
     Tomó un lápiz, lo afiló a conciencia, y escribió la primera frase. Sí, allí empezaban para él las verdaderas aventuras.»

Ligera, velocísima, con mucho humor, pero también oscura, trágica, Hoy, Júpiter, la esperada novela con que Landero vuelve tras cinco años de silencio, participa del carácter de fábula y de narración irrefrenable que sólo un magnífico contador de historias como él puede hilvanar. Como una función de teatro, que se anuncia ante el público y en la que los personajes son como títeres de sus ilusiones y sus sentimientos, en Hoy, Júpiter, las vidas se trenzan y se destrenzan en torno al conflicto entre imaginación y realidad.

LUIS LANDERO

Landero_big Luis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. LLuvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. El huerto de Emerson (2021) es su última novela

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

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       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero