Siddhartha, de Herman Hesse

«El saber es comunicable, pero la sabiduría no»

Siddhartha es una novela del escritor alemán Hermann Hesse, premio Nobel de Literatura 1946. Es una de sus novelas más importantes. Con ella consigu un acercamiento a la religión y a la filosofía oriental a través de la literatura. Fue publicada en 1922, después de que Hesse viviera algún tiempo en la India durante los primeros años del siglo XX.

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La novela nos relata la vida de un joven hindú llamado Siddhartha, hijo de un brahman, que trata de encontrar su verdadero camino en la vida, la senda que le conduzca a la suprema sabiduría. Por ello procura experimentar y conocer todo lo que le rodea tanto desde un punto de vista físico como espiritual.

     «Siddhartha había empezado a acumular descontento en su interior. Comenzó a sentir que el cariño de su padre, el amor de su madre y el aprecio de su amigo Govinda no le harían feliz toda la vida ni lo calmarían ni satisfarían sus aspiraciones. Empezó a intuir que su venerable padre y sus otros maestros, los sabios brahmanes, le habían ya comunicado la mayor y más excelsa parte de su sabiduría, que ya habían trasvasado lo mejor de sí mismos a su alma, vaso expectante, y el vaso no estaba colmado, ni el espíritu satisfecho, ni el alma tranquila, ni el corazón sosegado.»

Siddhartha es una novela filosófica, escrita con un estilo sencillo y transparente. Ha sido considerada por el propio autor como un «poema hindú». Un libro para leer sin prisas. Muy interesante

En el año 1972 la novela fue llevada al cine con el mismo título por Conrad Rooks. Fue grabada en el norte de la India y su director de fotografía fue Sven Nykeist.

Tráiler de la película

La película trata sobre la historia del joven Siddhartha (interpretado por Shashi Kapoor), nacido en una familia rica, y sobre su búsqueda de una forma de vivir más significativa que la vida en palacio. Esta búsqueda lo lleva a través de períodos de ascetismo severo, del deliete en los placeres sensuales, de riqueza material, de la repulsión de su identidad y, finalmente, a la unidad y armonía consigo mismo que había estado buscando. Siddhartha se entera de que el secreto de la vida no puede ser transmitido de una persona a otra, sino que debe lograrse a través de la experiencia interna.

SINOPSIS

Esta novela, ambientada en la India tradicional, relata la vida de Siddharta, un hombre para quien el camino de la verdad pasa por la renuncia y la comprensión de la unidad que subyace en todo lo existente. En sus páginas, el autor ofrece todas las opciones espirituales del hombre.

Herman Hesse buceó en el alma de Oriente a fin de aportar sus aspectos positivos a nuestra sociedad. Siddharta es la obra más representativa de este proceso y ha ejercido una gran influencia en la cultura occidental del siglo XX.

La verdadera profesión del hombre es encontrar el camino hacia sí mismo.”

Hermann Hesse

HERMANN HESSE

hermann-hesse-3Hermann Hesse fue un escritor y poeta alemán, aunque posteriormente decidió nacionalizarse suizo. Hesse es uno de los grandes representantes de la literatura europea durante la primera mitad del S. XX.

Nacido en Alemania, viajó a la India en diversas ocasiones, donde su padre era misionero. La cultura oriental influyó de manera decisiva en su obra posterior, sobre todo en uno de sus libros más importantes, Siddharta -escrito en 1922- en el que se trata la vida de Buda.

De personalidad difícil y un tanto huraña, Hesse trabajó como librero mientras desarrollaba su carrera literaria. Su primer éxito fue Damien, publicada en 1919 y que ya deja entrever una de las constantes en su obra: el desarrollo del individuo, la rebelión frente a la sociedad mancomunada.

A partir de su condena a la participación de Alemania en la I Guerra Mundial, Hesse optó por exiliarse a Suiza debido al ostracismo al que fue sometido por todo su entorno. Fue allí donde escribió su obra más influyente: El lobo estepario (1927).

Hesse recibió el Premio Nobel de literatura en 1946, tres años después de la que sería su último libro El juego de abalorios. A partir de esa fecha apenas publicó nada más que algunos poemarios de carácter nostálgico y oscuro. Murió en Montagnola, Suiza a los 85 años de edad.

No creo en nuestra ciencia, ni en nuestra política, ni en nuestra manera de pensar, y no comparto ni uno solo de los ideales de nuestro tiempo. Pero no carezco de fe. Creo en las leyes milenarias de la humanidad, y creo que sobrevivirán a toda la confusión de nuestra época actual… Creo que, pese a su aparente absurdo, la vida tiene un sentido”

Hermann Hesse

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

     «En cierta ocasión, cuando ambos jóvenes llevaban ya casi tres años viviendo con los samanas y compartiendo sus prácticas, les llegó por diversas fuentes y canales una noticia, un rumor, una leyenda: un hombre al que llamaban Gotama, el Sublime, el Buda, había superado en sí mismo el sufrimiento del mundo, deteniendo la Rueda de las reencarnaciones. Y ahora recorría el país enseñando, rodeado de jóvenes, sin bienes de ningún tipo, sin patria, sin mujer, envuelto en el manto amarillo de los ascetas, pero con la frente serena: un Bienaventurado. Y brahamanes y príncipes se inclinaban ante él y convertíanse en discípulos suyos.
   Esta leyenda, rumor o cuento se fue difundiendo por todas partes como un perfume. Los brahmanes hablaban de ello en las ciudades, y los samanas en los bosques. Y el nombre de Gotama, el Buda, llegaba constantemente a oídos de los jóvenes, para bien o para mal, aureolado de alabanzas o cubierto de improperios».
[…]
   «Pero de los misterios del río no vio más que uno ese día, un misterio que lo impresionó vivamente. Vio lo siguiente: aquella agua fluía y fluía sin cesar, y a la vez estaba siempre ahí, ¡era siempre la misma aunque se renovara a cada instante! ¿Quién podía entender ese misterio? Siddhartha no lo entendía; sólo sintió que una vaga intuición se agitaba en su interior; le llegaron recuerdos lejanos, voces divinas».
[…]
   «–He tenido ideas, sí, e incluso razonamientos de vez en cuando. En alguna ocasión he creído sentir en mí cómo se percibe la vida en el corazón, pero tan sólo por una hora o un día. Eran muchas las ideas, y me sería difícil comunicártelas. Mira, Govinda, ésta es una de las cuestiones que he descubierto: la sabiduría no es comunicable. La sabiduría que un erudito intenta comunicar, siempre suena a simpleza.
  –¿Bromeas? inquirió Govinda.
  –No. Digo lo que he encontrado. El saber es comunicable, pero la sabiduría no. No se la puede hallar, pero se la puede vivir, nos sostiene, hace milagros: pero nunca se la puede explicar ni enseñar. Esto era lo que ya de joven presentía, y lo que me apartó de los profesores».