“Imaginar un pais, España en 2050”, un ensayo colectivo sobre el futuro de España

La Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia ha reunido a algunos de los escritores más relevantes del panorama literario actual en Imaginar un país, un ensayo colectivo sobre el porvenir de España. La obra se ha realizado en colaboración con el Instituto Cervantes y la editorial Espasa y acerca los hallazgos del proyecto España 2050 a la ciudadanía de un modo ameno y didáctico.

Los ensayos son obra de Jesús Carrasco, Elisabeth Duval, Espido Freire, Inés Martín Rodrigo, Sergio del Molino, Rosa Montero, José Ovejero, Lorenzo Silva y Manuel Vilas. La obra cuenta, además, con un prólogo de Antonio Muñoz Molina y unas palabras introductorias del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa.

La ciencia, la historia y los recuerdos personales se mezclan en nueve textos fascinantes en los que los autores reflexionan de forma accesible y amena sobre los grandes desafíos que marcarán el futuro de nuestro país, como la educación, el cambio climático, el envejecimiento demográfico, la transformación tecnológica y la desigualdad.

Presentación del libro «Imaginar un país. España en 2050», de VV. AA.

En el acto de presentación del ensayo, que ha tenido lugar en el Instituto Cervantes, han tomado la palabra algunos de los autores de la obra, como Lorenzo Silva, Elisabeth Duval e Inés Martín Rodrigo. y también se han proyectado mensajes en vídeo de Rosa Montero, Manuel Vilas, José Ovejero y Jesús Carrasco.

Además, ha intervenido Diego Rubio, director de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo de la Presidencia del Gobierno, quien ha subrayado que, «para entender el presente, es necesario proyectar a futuro los efectos de las decisiones que estamos tomando hoy», y «construir utopías que nos inspiren y marquen el camino, la dirección a trabajar para poder progresar».

«Por eso -añadió Rubio-, creamos hace tres años en Moncloa la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, que reporta directamente al presidente del Gobierno y tiene el mandato de analizar la evidencia empírica para entender, precisamente, cuáles van a ser los retos y las oportunidades que España se va a encontrar en las próximas décadas, y a ayudar al país a prepararse para ellos».

Durante estos tres años, explicó, «hemos trabajado con más de 250 instituciones, desde la Comisión Europea hasta pequeñas asociaciones», así como «con más de 200 investigadores y académicos de todas las ramas del conocimiento». Pero «nos faltaba» hacerlo con «quienes han sido los padres de la idea de futuro: los escritores», de ahí la «especial ilusión que nos ha hecho que participen en este proyecto once de los mejores que tenemos en el panorama actual, uniéndose a nuestras reflexiones y especulación sobre el futuro».

Durante el coloquio, Inés Martín Rodrigo, encargada de moderar la charla, ha expresado el honor de formar parte de este proyecto, del que ha destacado la diversidad de sus autores, lo que ha permitido «enriquecer el texto». Lorenzo Silva ha destacado la libertad con la que han contado los autores y ha defendido la importancia «pensar qué será lo todavía no es, lo que podría ser» como un «motor de transformación» para el país. Por su parte, Elisabeth Duval ha recordado que «los futuros no están determinados y se harán o no se harán de una manera o de otra en función de decisiones políticas».

También se han proyectado mensajes en vídeo de Rosa Montero, Manuel Vilas, Jesús Carrasco y José Ovejero, quienes han destacado el valor que tiene «invertir tiempo, dinero, esfuerzo y talento en intentar pensar qué va a suceder dentro de unos años», y han señalado que «la ambición más noble de la política es querer transformar no solo el presente sino el futuro y por eso pensar en el año 2050 es un acto de responsabilidad».

LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SINOPSIS

Nueve ensayos esenciales para entender el futuro de España, escritos por los autores más importantes de la actualidad

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Los seres humanos no podemos predecir el futuro, pero sí podemos soñarlo, trabajar por él y hacerlo realidad. De la mano de algunos de los escritores más importantes de la actualidad, Imaginar un país aborda cuestiones fundamentales para el porvenir de los españoles y españolas, acercando los hallazgos del proyecto España 2050 a la ciudadanía de forma accesible y amena. 

La ciencia, la historia y los recuerdos personales se mezclan en nueve ensayos fascinantes en los que los autores reflexionan sobre el pasado y el presente de nuestro país para sumergirnos en un futuro posible que está en nuestras manos construir.

Textos de Jesús Carrasco, Elizabeth Duval, Espido Freire, Inés Martín Rodrigo, Sergio del Molino, Rosa Montero, José Ovejero, Lorenzo Silva y Manuel Vilas. 

“La piel”, de Sergio del Molino

Todo estaría de maravilla,
de no ser por la maldita piel.
VLADIMIR NABOKOV

La piel es la última obra publicada por el escritor y periodista madrileño Sergio del Molino, con la que nos acerca a ese territorio que nos pertenece y nos define a todos: la piel.

«Los monstruos existen, pero no como los imaginamos. Se camuflan entre la gente utilizando la ropa y el maquillaje para ocultar su naturaleza. El narrador de este libro es uno de ellos. Sufre una grave enfermedad de la piel que le lleva a evitar las playas y la ropa de verano y se ve reflejado en las vidas de otros monstruos con su mismo mal.

La piel humana es el órgano más extenso del cuerpo y es también nuestra presentación ante el mundo. La piel delata la raza, la edad, la experiencia y hasta el carácter de cada uno. La piel nos aísla y a la vez nos comunica con los demás.
La vergüenza de sentirse observado y la necesidad de ocultarse, la cultura de la imagen y de la hipermedicalización, el racismo y el clasismo son paradas de este viaje por los secretos que cubrimos con la ropa y que hacen de nuestra piel una frontera con el mundo.

Muchos nombres conocidos han sufrido una vida condicionada por la mala piel–Stalin y el narco Escobar, los escritores Updike y Nabokov, la cantante Cindy Lauper y algún personaje de Scorsese desfilan por estas páginas– y sus peripecias, junto a las del narrador, nos hablan de imagen y cosmética, de nuestra sociedad hipermedicalizada, y de racismo o clasismo. En suma, de una experiencia muy humana: el miedo a que nos vean como de verdad somos.»

    «No hay épica, pero sí costumbre. He vivido media vida como enfermo de psoriasis y no podré enfrentarme a los años que me quedan sin ella. Me he identificado con un montón de monstruos, me he contado a través de sus vidas, me he rascado en sus propias llagas y me he dolido en sus huesos. He recogido sus historias para contárselas a mi hijo y que entienda a qué raza pertenece su padre y de dónde viene él mismo, pues en su ADN lleva la misma errata que yo y, aunque es raro que la psoriasis pase de padres a hijos –suele saltarse una o dos generaciones–, puede que algún día empiece a rascarse la misma heridita del brazo que empecé a rascarme yo a los veinte años, en aquel piso de Cuatro Caminos, frente a las cartas del tarot.»

La piel me ha parecido un libro magnífico, mezcla de novela, ensayo, memorias e investigación. Está escrito en primera persona y dirigido a su hijo Daniel, al que trata de explicarle la experiencia con su enfermad, la psoriasis, y su relación con el mundo.

Junto a estas experiencias personales, el autor de La España vacía nos acerca a la vida de otros personajes históricos y literarios que también sufrieron el azote de esta grave enfermedad. Y lo hace aunando una excelente prosa, un gran trabajo de investigación y documentación, y ciertas dosis de humor. Muy recomendable.

    «Estoy en proceso de descubrimiento, el libro es una toma de conciencia… Tardo mucho en darme cuenta de las cosas, soy torpe en ese sentido. A otros les cuesta menos. Y ahora sé que la psoriasis me ha forjado el carácter. Incluso ha marcado mis libros. La costumbre de ocultarme, la vergüenza como sentimiento constante, el buscar espacios seguros y a salvo de la mirada ajena… me ha hecho ser huraño en ocasiones. Y a la vez me ha hecho pelearme conmigo mismo: porque si me dejaba llevar acabaría siendo un misántropo y había una parte de mí que se revelaba contra eso también porque no quería apartarse de los demás.»

Sergio del Molino.

EMPEZAR A LEER LA NOVELA

SINOPSIS

Los monstruos existen y se pasean entre nosotros, quizá seamos nosotros mismos. Este es el punto de partida de la nueva obra de Sergio del Molino, un viaje que esta vez nos enseña a mirar hacia el territorio más común y a la vez el más individual: la piel humana. Una grave psoriasis, que llena el cuerpo de costras y hace imposible mostrar la desnudez, le sirve al narrador para analizar la vida de diversos personajes conocidos que han sufrido las consecuencias de la mala piel. La vergüenza de sentirse observado y la necesidad de ocultarse, la cultura de la imagen y de la hipermedicalización, el racismo y el clasismo son paradas de este viaje por los secretos que cubrimos con la ropa y que hacen de nuestra piel una frontera con el mundo.

     «Los engendros de piel enferma quieren contagiar sus manchas, erupciones y heridas a todos. Ya que el picor y la vergüenza no desaparecen ni en los mejores balnearios, se consuelan provocando que la corteza del mundo enferme y se estropee como la suya propia. Si consiguen el poder suficiente, llevarán la sequedad, el escozor, la sangre del rascado y la fealdad de las escamas al último rincón del planeta.» 

SERGIO DEL MOLINO

Sergio del Molino (Madrid, 1979) es escritor y periodista. Premio Ojo Crítico y Tigre Juan, entre otros, por La hora violeta, es autor también de las novelas Lo que a nadie le importa (2014) y No habrá más enemigo (2012). Después se alzó con el Premio Espasa gracias a Lugares fuera de sitio (2018). Su ensayo narrativo La España vacía (2016), ganó el premio de los Libreros de Madrid al Mejor Ensayo, Premio Cálamo al Libro del Año y uno de los diez mejores libros de 2016 en España según Babelia. Su última novela es La mirada de los peces (2017). Mantiene varias colaboraciones en diversos medios de comunicación, como El País, Onda Cero, Mercurio o Eñe.

OTROS FRAGMENTOS DEL LIBRO

     «En el pasillo, antes de llegar al salón, empiezo a rascarme. Los brazos, la espalda, el pelo. Hay veces en que el cuero cabelludo se me irrita como si sufriera el eccema de las brujas. Si llevo las uñas un poco largas, me hago sangre, y esa sangre mancha la camiseta, la tapicería y las sábanas, delatando con gotas como las de la escena de un crimen esa naturaleza que he ocultado todo el día y que, a solas en la butaca, frente a una cena triste y cualquier cosa en la tele, libero y dejo supurar. Mi verdadero yo, sin camisas de manga larga ni zapatos. No distingo la luna llena de la nueva y tampoco busco presas para saciar mi hambre homicida. Como los verdaderos monstruos, no soy una amenaza para nadie, tan sólo busco refugio de un mundo que me perseguiría con teas y forcas si me viese como soy.» 
             […]
    «Los sarnosos, los monstruos, las brujas, los leprosos y todos los que viajamos juntos río abajo en la nave de los locos, atracando en los lazaretos de las orillas, no encontramos la menor esperanza en ‘Hope’, pero podemos echarnos a bailar con “Girls just want have fun” mientras los cuerdos, los bronceados, los guapos, los atletas y los repeinados se burlan en la orilla a nuestro paso. Podemos seguir proclamando nuestro derecho a caminar al aire libre y divertirnos. El socialismo lauperiano vibra en cada una de las más de veinte versiones de una canción que nos abofetea y nos abronca por compadecernos tanto. No te rasques y enseña. Mira y que te miren.» 

“La mirada de los peces”, de Sergio del Molino

Descubrí a Sergio del Molino a través de su obra La España vacía, un libro extraordinario en el que el escritor y periodista madrileño nos acerca a la realidad de ese enorme territorio casi deshabitado dentro de la Península, al que llama, con gran acierto, la España vacía.

Después continué con Lo que a nadie le importa, una buena novela en la que Sergio del Molino reconstruye la vida de su abuelo y de su familia materna, y que nos aproxima a la memoria de un país de supervivientes llenos de un silencio culpable y avergonzado.

La mirada de los peces, publicado en 2017 por la editorial Random House, es el tercer libro de este autor que leo en no mucho tiempo. Espero que no sea el último. En esta novela Sergio del Molino rinde homenaje a Antonio Aramayona, profesor de filosofía en sus años de bachillerato en un instituto del periférico barrio de San José de Zaragoza. Aramayona fue un conocido activista que luchó a favor de la enseñanza pública, el laicismo y, al final de su vida, el derecho a morir dignamente. Fue un personaje decisivo en los años de formación del autor y ejerció una notable influencia en el desarrollo de su vocación literaria.

Del Molino mantuvo un relación de amistad con su maestro a lo largo de toda su vida posterior al instituto. De hecho el libro arranca con una llamada del viejo profesor anunciándole que ha decidido poner fin a su vida.

    «Finalizar. Palabra horrible. Concluir, terminar, incluso clausurar. Acabar. Todas son mejores que ese alongamiento de fin, pero él dijo finalizar, y esto empieza con su voz. No quiero corregirle el verbo, por eso lo escribo tan pronto, cuando todavía suena en mi oído. Si espero unos días, pondré mi voz en la suya y haré literatura con sus palabras, y esto no va de hacer literatura, porque la literatura casi nunca consiste en hacer literatura. Si me pusiera estupendo, escribiría: me voy a matar. Hola, Sergio, te llamaba para decirte que me voy a matar. Así se dicen las cosas en las novelas. Los personajes no finalizan sus vidas, ni las acaban o las dan por concluidas. Los personajes se matan, ni siquiera se suicidan.»

El libro le sirve, además, de excusa para bucear en su pasado y mostrarnos el tránsito de la adolescencia a la edad adulta. «Es una mirada a mi propia adolescencia vista como si fuera la de un extraño», ha afirmado su autor.

En fin, otra buena novela de Sergio del Molino, cuya lectura recomiendo.

    «No sé si entiendo la muerte de Antonio Aramayona, porque entenderla equivaldría a comprender algo que quizá no pueda comprenderse […]

    Hay una envidia del suicida, como se envidia al que se despide de un trabajo odioso haciendo un corte de mangas al jefe. No se le perdona que tome la última palabra y niegue al mundo el derecho a réplica. Es lo que siempre admiré de Antonio, que hiciese lo que le daba la gana. Por eso me gustaba más de cerca que de lejos. Por eso le prefería en el aula antes que en la calle, en el café antes que en la tribuna, en la conversación antes que en los libros. Me gustaba donde me podía dar ejemplo y no donde quería darnos ejemplo. Donde se dan los abrazos y no caben los aplausos.»

SINOPSIS

En 2016, Sergio del Molino no se sorprendió cuando el que había sido su profesor de filosofía del instituto, el activista Antonio Aramayona, le dijo que iba a suicidarse.

La mirada de los peces empieza como un libro sobre este carismático maestro, defensor a ultranza de la educación pública, el laicismo y el derecho a una muerte digna, para convertirse enseguida en un diálogo con el pasado y la memoria del propio autor, que recuerda una adolescencia cargada de rabia, ruido y violencia en el barrio pobre de Zaragoza del que siempre planeó fugarse.

En este diálogo «entre el pasado y el presente escrito desde una primera persona en la que muchos lectores podrán poner la suya propia», Sergio del Molino explora la culpa por abandonar a quienes nos enseñaron a mirar el mundo, las primeras traiciones y decepciones y los límites siempre grises entre la rebeldía y la complicidad con lo abyecto, volviendo siempre a la figura de un profesor «coherente hasta lo inverosímil» que accionó los resortes de unos jóvenes que buscaban su propia naturaleza.

LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SERGIO DEL MOLINO

Sergio del Molino (Madrid, 1979) es autor de La hora violeta, novela por la que recibió el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2013 y el Premio Tigre Juan 2013, entre otros, y que ha sido traducida a varios idiomas. Desde su debut literario, en 2009, ha publicado la colección de relatos Malas influencias (2009), el ensayo literario Soldados en el jardín de la paz (2009), una antología de sus textos periodísticos más personales, El restaurante favorito de Nina Hagen (2011), la que fue su primera novela No habrá más enemigo (2012) y Lo que a nadie le importa (2014), que anticipa en clave narrativa algunos temas que aparecen en La España vacía, su primer gran ensayo.

Sergio del Molino (Madrid, 1979) es escritor y periodista. Premio Ojo Crítico y Tigre Juan, entre otros, por La hora violeta (2013), es autor también de las novelas Lo que a nadie le importa (2014) y No habrá más enemigo (2012). Su ensayo La España vacía (2016) se convirtió en un fenómeno editorial y abrió un debate social, cultural y político inédito en España. Además, recibió el Premio de los Libreros de Madrid al Mejor Ensayo y el Premio Cálamo al Libro del Año, y fue reconocido como uno de los diez mejores libros de 2016 en España por la inmensa mayoría de la prensa. Su última novela es La mirada de los peces (2017). En 2013, El Cultural de El Mundo le escogió como uno de los narradores españoles menores de cuarenta años más relevantes. Colabora en diversos medios de comunicación, como El País, Cadena Ser, Onda Cero, Mercurio o Eñe.

OTRO FRAGMENTO DEL LIBRO

    «Todos habíamos visto El club de los poetas muertos, era una de esas películas que echaban los sábados por la tarde. Oh, capitán, mi capitán. Robin Williams como caricatura de los profesores enrollados. El maestro enseñaba a sus alumnos a explorar las cunetas del camino que habían diseñado para ellos. Contra lo burgués, contra la familia autoritaria y poderosa. Pero Antonio no era Robin Williams, no venia a enseñarnos a gozar de la poesía para que no nos ahogásemos en un futuro ministerial o de coronel sin suerte en la batalla de Borodino. Al revés. Venía a decirnos que nosotros también podíamos ser héroes de Borodino, que nuestro sitio no tenia que estar en el Riojano ni en los futbolines. No enseñaba los placeres de la transgresión poética porque ese barrio de nombre de santo obrero vivía en la transgresión poética. ¿Defraudar las aspiraciones de honradez y ascenso por el trabajo y el sacrificio? Rober, Mauri, Andrea, Asteres y unos cuantos más ya sabían que la belleza de una estrofa de canción bien valía una vida. No tenían que convencernos de que emborracharnos a las cuatro de la tarde era mejor que estudiar cualquier examen. Estábamos hechos de carpe diem. Antonio venia a hacer algo mucho mas peligroso: dilatar el tiempo y el espacio, inocularnos una conciencia de poder, convencernos de que podíamos sostener el mango de la sartén y no freírnos en ella con resignación de calamares. Pocos se dieron cuenta, confundidos por la retorica del club de los poetas muertos, de que Antonio había venido a hacer de nosotros unos terroristas.»

“Lo que a nadie le importa”, de Sergio del Molino

Descubrí a Sergio del Molino a través de su obra La España vacía, un libro extraordinario, mezcla de ensayo, periodismo y crónica de viajes, en el que el escritor y periodista madrileño nos acerca a la realidad de ese enorme territorio casi deshabitado dentro de la Península, al que llama, con gran acierto, la España vacía.

Me pareció un libro magnífico, su lectura me cautivó y por eso me quedé con ganas de leer más cosas de este autor. Me llamó la atención la referencia que hacía a su novela, publicada en 2014, Lo que a nadie le importa y por eso me propuse incluirla en mis futuras lecturas. Decía así: «Nosotros, aunque no hayamos huido de un pueblo, hemos crecido en las calles imaginarias de muchos de ellos. En calles abandonadas y empapadas de lluvias amarillas. Hemos crecido entre palabras que las abuelas trajeron del campo e incrustaron en las paredes del salón () Hay algo en mi generación que llama a los orígenes, que invoca las viejas mitologías y que aspira a recrearlas o a jugar con ellas desde la contemporaneidad. Podrá despreciarse como una moda, pero es difícil prefabricar unas emociones tan íntimas y unos discursos tan volcados hacia el interior. Yo también hice mi propio viaje de vuelta en 2014, en una novela titulada Lo que a nadie le importa, que termina en la aldea menguante donde nació mi abuelo y que es el núcleo de mi propia mitología familiar.»

El libro gira en torno a una frase que le soltó José Molina, el abuelo del autor, a su mujer en el lecho de muerte: «Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos». Esta frase se quedó grabada en la mente del joven Sergio del Molino, que, años más tarde, se propuso indagar en la vida de su abuelo, un hombre extraordinariamente callado, para tratar de averiguar qué había detrás de esas terribles palabras.

     «Cuando parecía que ya había dicho las pocas palabras que quiso decir, a sus ochenta y dos años, con los riñones secos, encamado durante meses y a la espera de una muerte impuntual y desganada, José Molina habló. Él, tan sobrio, alcanzó la gloria literaria en doce palabras justas. Ante sus hijos, nietos y hermana, ante toda la familia que abrazaba en media luna la cama mortuoria, apartó a su mujer y le dijo con una voz que guardaba fríos de otros siglos: Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos. Era una frase extraña, de orden perfecto y arte mayor. Un hexadecasílabo de cantar de gesta, anterior al castellano. De todas las combinaciones posibles de palabras, escogió la más rotunda, como si llevara años ensayándola, probando variantes, buscando el efecto más demoledor. Es la mejor frase que he escrito en un libro. De ti no quiero ni que me cierres los ojos. Después de aquello, sólo cabía morirse con los ojos bien abiertos.

     ¿Cuántas décadas de rencor caben en esas dieciséis sílabas? ¿Cuánta amargura, cebada invierno tras invierno, hace falta para destilarlas? Para libar un licor de esa densidad literaria se necesitan varias novelas rusas. Se requiere un silencio de altísima calidad, hervido durante años, para conseguir esas dieciséis gotas de odio refinadísimo, escanciadas justo antes de morir en la misma cara de la mujer con la que se ha pasado la vida. Yo tenía diecisiete años cuando las escuché, y durante un tiempo creí que sólo yo las había sentido. La familia no les dio gran importancia. Era la aspereza definitiva de un hombre áspero, el golpe final. Pero yo tenía diecisiete años y toda la literatura del mundo. Aunque esas palabras no iban contra mí, en mí se quedaron.»

El resultado es esta novela, magníficamente escrita, en la que el autor de la España vacía reconstruye la vida de su abuelo y de su familia materna, una familia pobre y llena de silencios, y que nos aproxima a la memoria de un país de supervivientes llenos de un silencio culpable y avergonzado, donde las cosas nunca fueron como deberían ser. Absolutamente recomendable.

    «No recreo una época, sino que la creo desde la nada. Estas supuestas memorias familiares son lo más fabuloso y ficticio que he escrito nunca. La realidad que las ampara sólo existió mientras fue enunciada y se murió al mismo tiempo que nacía. Estas páginas son ficciones sin registros fósiles.»

LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SINOPSIS

«Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos.»

Con esta sentencia disparada contra su mujer, el octogenario José Molina rompe en su lecho de muerte un silencio al que se ha aferrado durante décadas. Esta frase se instala en la mente de su nieto de diecisiete años, que por primera vez intuye que detrás de ese abuelo adusto, seco y bronco se esconde un pasado de cicatrices y miedos. Años más tarde, el nieto adulto intentará encontrar las palabras que nunca se dijeron y descubrir de qué están hechos sus propios silencios.

José Molina creció en los años veinte rodeado de telas y mujeres en un antiguo comercio textil. Su juventud se quebró por la guerra y por una familia hecha de susurros, supersticiones y maldiciones femeninas. Se pasó la vida luchando, primero como recluta del bando nacional y luego como dependiente en una tienda llamada El Corte Inglés, a la que vio transformarse en un imperio, en el Madrid de Celia Gámez. Lejos de ser un héroe, acabó por convertirse en uno de tantos supervivientes.

Sergio del Molino ha escrito una novela íntima y familiar en la que la memoria y el presente se mezclan en una crónica de España, un país lleno de silencios donde nadie dice nunca nada porque parece que todo está ya dicho.

SERGIO DEL MOLINO

Sergio del Molino (Madrid, 1979) es escritor y periodista. Premio Ojo Crítico y Tigre Juan, entre otros, por La hora violeta (2013), es autor también de las novelas Lo que a nadie le importa (2014) y No habrá más enemigo (2012). Su ensayo La España vacía (2016) se convirtió en un fenómeno editorial y abrió un debate social, cultural y político inédito en España. Además, recibió el Premio de los Libreros de Madrid al Mejor Ensayo y el Premio Cálamo al Libro del Año, y fue reconocido como uno de los diez mejores libros de 2016 en España por la inmensa mayoría de la prensa. Su última novela es La mirada de los peces (2017). En 2013, El Cultural de El Mundo le escogió como uno de los narradores españoles menores de cuarenta años más relevantes. Colabora en diversos medios de comunicación, como El País, Cadena Ser, Onda Cero, Mercurio o Eñe.

OTROS FRAGMENTOS DEL LIBRO

     «Molina trabajaba. Militarmente, pero sólo trabajaba, sin proyecto ni estrategia. Mantener su puesto, hacerlo todo más o menos bien, no destacar. La vida del soldado que se contenta con llegar vivo al anochecer. Se paseaba entre las perchas como se paseó entre los presos del campo manchego. Vigilaba las camisas y los pantalones con la misma abulia diligente con que vigiló a los prisioneros de guerra republicanos. Se dejó llevar. Su vida consistía en afeitarse cada mañana con brocha y espuma Lea, escuchar con su oído todavía útil el rac-rac de cigarras roncas que levantaba la cuchilla sobre su cara y acostarse por la noche sin rozar el tacto de muñeca de porcelana de su mujer.
     A los cuarenta años, en su pisito al fondo de las cuestas de Embajadores, con una mujer a la que llamaba Chati, un hija que no era hija perdida en Venezuela, una niña muerta a los pocos días de nacer y dos hijos sanos, José Molina estaba en paz con la vida. Había vivido las aventuras que no había querido vivir y se había enamorado de quien no se había querido enamorar. Si sus hijos no robaban ninguna camisa, mantendría su puesto y su sueldo hasta que venciera el plan de pensiones. No necesitaba más. Ya estaba bien. Era demasiado para un zagal del Gancho. Madrid ya no tenía cascotes, Celia Gámez envejecía en el olvido, el Retiro estaba al final de la Cuesta de Moyano y el Atleti, con Madinabeytia en la portería, iba tirando y ganaba ligas y copas con cierta frecuencia, aunque las perdía con una frecuencia mayor. La vida era todo lo que cabía en el espejo del baño. Sólo tenía que vigilarlo para que nadie lo rompiera.»
      […]
     «Ya no tenía quince años. Ya no era pobre ni tenía Francia. Nunca la tuve. Como la hija del héroe de la Nueve, jamás sería francés. Me sabía figurita de un lar áspero y seco hecho de fondos de cuestas y de pueblos hundidos en sus propios cerros. Mi abuelo llevaba mucho tiempo muerto y hacía años que yo había abandonado a mi abuela en el pisito, pero mi huida no había llegado a ningún sitio. Venía de un lugar donde las cosas nunca eran como tenían que ser , donde los viejos no se morían como había que morir y los hijos no querían a sus padres como había que quererlos.
Venía de una imperfección sublime, de mucho viento y pocas lluvias, y sabía que jamás habitaría un mundo como el de aquel río y aquellas casas de tejas de girlache. Pero era tan hermosos verlo pasar dese la ventanilla, mientras Cris, silenciosa y plácida, me rozaba la pierna al cambiar de marcha, nostálgica de un país que nunca fue.»

 

 

“La España vacía: viaje por un país que nunca fue”, de Sergio del Molino

«La España vacía no es un territorio, sino un estado mental.»

La España vacía es un libro extraordinario, mezcla de ensayo, periodismo y  crónica de viajes, en el que el escritor y periodista madrileño Sergio del Molino nos acerca a la realidad de ese enorme territorio casi deshabitado dentro de la península, al que llama, con gran acierto, la España vacía. Es la España interior que está formada por las dos Castillas, Extremadura, Aragón y La Rioja; a la que hay que añadir las tierras interiores de la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Galicia, Asturias y Cantabria. Una extensión que ocupa más de la mitad del territorio español y en el que viven poco más del 15% de la población española, o menos del 10% si descontamos las capitales de provincia, y cuya despoblación se produjo como consecuencia de lo Sergio del Molino llama el Gran Trauma, la tremenda emigración, que entre 1950 y 1970, vació la España rural para hacer crecer las grandes ciudades.

     «Hay un país en España que ya no es, pero a veces parece más fuerte y sólido que el país que es, tan negado a sí mismo, tan arrugado en sus propias vergüenzas, tan asediado por las otras patrias que se levantan orgullosas para desquicie invertebrado de los nietos de Ortega y Gasset». 

Es la otra España, la del campo, la que se muere con cada anciano que nos deja, la abandonada por los poderes públicos y despreciada, muchas veces, por la otra España, más moderna y europeísta.

Pero el libro no es sólo un viaje por los inmensos territorios de esta España vacía, el escritor madrileño hace referencia y analiza multitud de obras literarias, cinematográficas, etc. y a algunos de los personajes que también se han acercado, de alguna manera, a esta otra España. En fin, estamos ante un libro magnífico y muy recomendable

     «Nosotros, aunque no hayamos huido de un pueblo, hemos crecido en las calles imaginarias de muchos de ellos. En calles abandonadas y empapadas de lluvias amarillas. Hemos crecido entre palabras que las abuelas trajeron del campo e incrustaron en las paredes del salón».

Empezar a leer el libro

SINOPSIS

     «Hay dos Españas, pero no son las de Machado. Hay una España urbana y europea, indistinguible en todos los rasgos de cualquier sociedad urbana y europea, y una España interior y despoblada, que he llamado la España vacía. La comunicación entre ambas ha sido y es difícil. A menudo, parecen países extranjeros el uno del otro. Y, sin embargo, la España urbana no se entiende sin la vacía. Los fantasmas de la segunda están en las casas de la primera».

Esa España interior del Quijote, la que divisamos desde la autovía, la de los pueblos que para algunos son la feliz aldea de los veranos infantiles y para otros el paisaje de la leyenda negra, es la España vacía de este ensayo.

Buñuel, Azorín o Almodóvar la convirtieron en escenario. Los políticos la visitan en campaña electoral y la olvidan en cuanto llegan al gobierno. Los urbanitas vuelven a ella soñando con una vida más fácil. Y los que la viven bajan a Madrid a gritar que existen.

Un ensayo originalísimo y emocionante, escrito por una voz joven, con mirada política y sensibilidad literaria. Un libro imprescindible, que le hará pensar en su familia, en sus raíces y en su forma de vivir.

SERGIO DEL MOLINO

Sergio del Molino (Madrid, 1979) es autor de La hora violeta, novela por la que recibió el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2013 y el Premio Tigre Juan 2013, entre otros, y que ha sido traducida a varios idiomas. Desde su debut literario, en 2009, ha publicado la colección de relatos Malas influencias (2009), el ensayo literario Soldados en el jardín de la paz (2009), una antología de sus textos periodísticos más personales, El restaurante favorito de Nina Hagen (2011), la que fue su primera novela No habrá más enemigo (2012) y Lo que a nadie le importa (2014), que anticipa en clave narrativa algunos temas que aparecen en La España vacía, su primer gran ensayo.

OTRO FRAGMENTO DEL LIBRO

     «En 2013, un escritor debutante, Jesús Carrasco, obtuvo un enorme reconocimiento de crítica y de público con una novela titulada Intemperie. La portada, de diseño muy limpio, era un primer plano de una oveja. En realidad, se trataba de una novela de tipo postapocalíptico, con un niño que huye de casa y se enfrenta a la soledad de un paisaje yermo y devastado. El mundo perdido de la España vacía. Pero lo que cautivó a lectores y críticos no fue el argumento, sino, contra toda previsión, el lenguaje. Carrasco despliega un léxico vernáculo que nombra objetos muy exóticos: “Reparó en una construcción en la que no se había fijado antes: un chamizo piramidal levantado con ramas cortadas a los árboles del fondo. De sus paredes colgaban cinchas, cuerdas, cadenas, una lechera de hierro y una sartén ennegrecida. Más que un refugio, parecía una especie de tabernáculo. Entre la casucha y la chopera había un cercado de albardín trenzado, sostenido por cuatro palos clavados en el suelo». La adjetivación y la afijación (casucha) son castellanas viejas. En un panorama dominado por un estilo antipreciosista, con una prosa que busca ser eficaz antes que gustosa y prefiere el neologismo al endemismo, el libro de Carrasco es una rareza destinada a llamar la atención.
     Puede ser casual que tanto Julio Llamazares como Jesús Carrasco irrumpiesen en la literatura desde el periodismo y la publicidad, respectivamente. Ambos estaban acostumbrados a pulsar el estado de ánimo de sus receptores. Todos los escritores lo hacemos. En realidad, todos los que nos dedicamos a producir obras que van a ser apreciadas por otros. Los tenemos en cuenta. Pero el periodismo y la publicidad hacen de la seducción su única estrategia y finalidad. El arte y la literatura tienen otras motivaciones que no implican (o que, incluso, contradicen) la seducción del receptor, pero el periodismo y la publicidad necesitan la anuencia del público. Existen por y para ello. No estoy diciendo que La lluvia amarilla e Intemperie sean obras oportunistas o de laboratorio, experimentos de psicología social o mercadotecnia literaria, pero sí creo que la intuición que los autores habían refinado con su oficio les decía que esos libros podían tocar algo muy hondo de una parte significativa de los españoles. Que muchos de sus compatriotas iban a sentir que aquellas novelas estaban escritas para ellos, que les contaban su propia historia. Esta intuición habría pasado inadvertida para un escritor menos acostumbrado a seducir a la audiencia mediante los eslóganes».