“El hombre en busca de sentido”, de Viktor Frankl

    «La Historia nos brindó la oportunidad de conocer al hombre quizá mejor que ninguna otra generación. ¿Quién es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que inventó las cámaras de gas, pero también es el ser que entró en ellas con paso firme y musitando una oración.»

El hombre en busca de sentido es un estremecedor ensayo psicológico del neurólogo y psiquiatra austríaco de origen judío Viktor Frankl en el que narra las terribles experiencias vividas en diferentes campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau, entre los años 1942 y 1945.

Apareció por primera vez en alemán en 1946 con el título Ein Psychologe erlebt das Konzentrationslager (Un psicólogo en un campo de concentración), pero fue a partir de la edición inglesa de 1962, en la que salió al mercado con el título Man’s Search for Meaning (El hombre en busca de sentido) y a la que se le añadió una breve exposición de los conceptos básicos de la logoterapia (la versión original del Dr. Frankl del moderno análisis existencial), cuando el libro alcanzaría el favor de los lectores. A partir de entonces se convertiría en un éxito a nivel mundial. Traducido a medio centenar de idiomas, se han vendido millones de ejemplares en todo el mundo. Según la Library of Congress de Washington, es uno de los diez libros de mayor influencia en Estados Unidos.

Durante todos esos años de sufrimiento en los campos de concentración, Viktor Frankl sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda, absolutamente desprovista de todo, salvo de la existencia misma. Él, que todo lo había perdido, que padeció hambre, frío y brutalidades, que tantas veces estuvo a punto de ser ejecutado, pudo reconocer que, pese a todo, la vida es digna de ser vivida y que la libertad interior y la dignidad humana son indestructibles. En su condición de psiquiatra y prisionero, Frankl reflexiona con palabras de sorprendente esperanza sobre la capacidad humana de trascender las dificultades y descubrir una verdad profunda que nos orienta y da sentido a nuestras vidas.

La logoterapia, método psicoterapéutico creado por el propio Frankl, se centra precisamente en el sentido de la existencia y en la búsqueda de ese sentido por parte del hombre, que asume la responsabilidad ante sí mismo, ante los demás y ante la vida. ¿Qué espera la vida de nosotros?

   «Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representan una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino— para decidir su propio camino. […]

   En conclusión, cada hombre, aún bajo unas condiciones tan trágicas, guarda la libertad interior de decidir quién quiere ser –espiritual y mentalmente, porque incluso en esas circunstancias es capaz de conservar su dignidad de seguir sintiendo como un ser humano. […] Y es precisamente esta libertad interior la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido.» 

El hombre en busca de sentido es mucho más que el testimonio de un psiquiatra sobre los hechos y los acontecimientos vividos en un campo de concentración, es una lección existencial. El admirable ejemplo de una persona que, pese a haber sufrido los más atroces padecimientos físicos y morales, fue siempre capaz de mantener la dignidad y seguir sintiéndose un ser humano.

Una verdadera obra maestra de obligada lectura. Totalmente imprescindible

SINOPSIS

     «Este libro no pretende ser un informe sobre hechos y sucesos, sino el relato de experiencias personales, experiencias que han sufrido millones de personas una y otra vez. Es la historia del interior de un campo de concentración, contada por uno de sus supervivientes. No se ocupa de resaltar los grandes horrores, que en otros lugares ya han sido descritos exhaustivamente —y no siempre se han creído—, sino que se detiene en los pequeños sufrimientos diarios. En otras palabras, intentará responder a la pregunta: «¿Cómo se veía afectada la psicología del prisionero por el día a día en un campo de concentración?»

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El doctor Frankl, psiquiatra y escritor, suele preguntar a sus pacientes aquejados de múltiples padecimientos: «¿Por qué no se suicida usted?» Y muchas veces, de las respuestas extrae una orientación para la psicoterapia a aplicar: a éste, lo que le ata a la vida son los hijos; al otro, un talento, una habilidad sin explotar; a un tercero, quizás, sólo unos cuantos recuerdos que merece la pena rescatar del olvido. Tejer estas tenues hebras de vidas rotas en una urdimbre firme, coherente, significativa y responsable es el objeto con que se enfrenta la logoterapia.

En esta obra, Viktor E. Frankl explica la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. Prisionero, durante mucho tiempo, en los desalmados campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda. ¿Cómo pudo él que todo lo había perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del exterminio, cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla? El psiquiatra que personalmente ha tenido que enfrentarse a tales rigores merece que se le escuche, pues nadie como él para juzgar nuestra condición humana sabia y compasivamente. Las palabras del doctor Frankl alcanzan un temple sorprendentemente esperanzador sobre la capacidad humana de trascender sus dificultades y descubrir la verdad conveniente y orientadora.

     «En otra ocasión, mientras cavábamos una zanja, el amanecer proyectaba una luz grisácea. Gris el cielo y gris la nieve, bañada por la luz del alba; grises los harapos, que malamente cubrían los cuerpos de los prisioneros, y grises sus rostros. Mientras trabajaba, mi imaginación hablaba con mi mujer, o acaso quería escudriñar la razón de mi sufrimiento, de mi lenta agonía. En una violenta protesta contra lo inexorable de la muerte inminente, sentí que mi espíritu atravesaba todo el gris circundante, que trascendía ese mundo desesperado, y en algún lugar oí un victorioso «sí» en respuesta a mi pregunta sobre si finalmente la vida tenía sentido. En ese momento se encendió una luz en una granja lejana, recortada en el horizonte como una pincelada de color, radiante en aquel amanecer grisáceo en Baviera. Et lux in tenebris lucet. Y la luz brilla en medio de la oscuridad.

     Estuve muchas horas despedazando la tierra helada. El guardia pasaba junto a mí y me insultaba, pero yo seguía hablando con mi amada. La sentía a mi lado cada vez con mayor intensidad. Tenía la sensación de que podía tocarla, que si extendía la mano alcanzaría la suya. Una sensación extraordinariamente viva: ella estaba realmente ahí. En ese preciso instante, un pájaro se posó justo delante de mí, sobre el montón de tierra extraído de la zanja, y me miró fijamente.»

VIKTOR FRANKL

a4573345341bb27f6d6c1c176b9751a0Viktor Frankl (1905-1997) es uno de los referentes más destacados de la psicología del siglo XX. Doctorado en Medicina y Filosofía por la Universidad de Viena, fundó la logoterapia, también denominada Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia.

En 1942, en pleno apogeo de los nazis, él y su familia fueron hechos prisioneros e internados en los campos de concentración. Fue precisamente esta experiencia la que lo llevaría a confirmar vivencialmente su teoría psicológica (desarrollada en las décadas anteriores) basada en el sentido de la vida y con raíces existencialistas. Tras sobrevivir al Holocausto, fue profesor de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de Viena y obtuvo la cátedra de Logoterapia en la Universidad Internacional de San Diego, California. Impartió conferencias en universidades de todo el mundo y 29 de ellas le otorgaron el título de doctor honoris causa. Galardonado con numerosos premios, entre ellos el Oskar Pfister Award de la American Psychiatric Association, fue miembro de honor de la Academia Austriaca de las Ciencias.

FUENTES

  • Frankl, Viktor. El hombre en busca de sentido. Barcelona, Herder, 2011