“Sidi”, de Arturo Pérez-Reverte

    «Campidoctor, lo llamaban a veces. Dueño del campo, o campeador. Amado por unos y envidiado, temido y detestado por otros, había tomado como lema el de un emperador romano, sugerido por un abad amigo de su familia: Oderint dum metuant. Que me odien, pero que me teman. Estaba escrito en su escudo, en latín»

Sidi es la última novela del escritor español Arturo Pérez-Reverte. En ella nos trastada a la peligrosa frontera del Duero del siglo XI y nos narra, mezclando historia, imaginación y leyenda, los primeros meses de destierro del Cid, cuando todavía no era famoso.

El escritor de Cartagena ha señalado que le interesan especialmente los primeros meses de destierro del Cid Campeador, cuando no pelea por ninguna bandera, sino solamente para ganarse el pan de él y de los suyos porque es cuando nace el héroe, cuando se forja la leyenda.

Pero Sidi no es sólo una apasionante novela de aventuras, puede considerarse también un auténtico manual sobre el liderazgo. Ruy Díaz sabía manejar a sus guerreros, hombres rudos y difíciles, intelectualmente sencillos, pero muy complejos en cuanto a actitudes y a instintos, ha afirmado su autor. Sabía hacer que le respetaran y le siguieran, incluso aunque eso supusiese la muerte o la desgracia.

        «Jamás, desde que guerreaba, había ordenado a un hombre algo que no fuera capaz de hacer por sí mismo. Eran sus reglas. Dormía donde todos, comía lo que todos, cargaba con su impedimenta como todos. Y combatía igual que ellos, siempre en el mayor peligro, socorriéndolos en la lucha como lo socorrían a él. Aquello era punto de honra. Nunca dejaba a uno de los suyos solo entre enemigos, ni nunca atrás mientras estuviera vivo. Por eso sus hombres lo seguían de aquel modo, y la mayor parte lo haría hasta la boca misma del infierno».

Estamos ante una historia, basada en hechos y personajes reales, en la que el autor de Alatriste introduce situaciones y personajes de su invención que enriquecen y dan más fuerza a la trama. El resultado es un magnífica novela, bien escrita y documentada, que te atrapa desde la primera página. Absolutamente recomendable.

LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

    «Sidi es un relato de ficción donde, con la libertad del novelista, combino historia, leyenda e imaginación. Episodios reales como el destierro del Cid y batallas como las de Almenar y Pinar de Tébar se alternan o funden entre sí según las necesidades de la narración. Eso ocurre también con los personajes históricos y los inventados. Hay muchos Ruy Díaz en la tradición española, y éste es el mío.»

Pérez-Reverte

SINOPSIS

Sidi es una historia de exilio y frontera, de lucha por sobrevivir en un territorio hostil, indeciso y de fuerzas encontradas. Narra la aventura de un guerrero que, obligado al destierro, cabalga para buscarse la vida con una hueste que lo respeta y lo sigue. Su carácter y sus hechos de armas lo convertirán en una auténtica leyenda viva.

    «El arte del mando era tratar con la naturaleza humana, y él había dedicado su vida a aprenderlo. Colgó la espada del arzón, palmeó el cuello cálido del animal y echó un vistazo alrededor: sonidos metálicos, resollar de monturas, conversaciones en voz baja. Aquellos hombres olían a estiércol de caballo, cuero, aceite de armas, sudor y humo de leña. Rudos en las formas, extraordinariamente complejos en instintos e intuiciones, eran guerreros y nunca habían pretendido ser otra cosa. Resignados ante el azar, fatalistas sobre la vida y la muerte, obedecían de modo natural sin que la imaginación les jugara malas pasadas. Rostros curtidos de viento, frío y sol, arrugas en torno a los ojos incluso entre los más jóvenes, manos encallecidas de empuñar armas y pelear. Jinetes que se persignaban antes de entrar en combate y vendían su vida o muerte por ganarse el pan. Profesionales de la frontera, sabían luchar con crueldad y morir con sencillez. No eran malos hombres, concluyó. Ni tampoco ajenos a la compasión. Sólo gente dura en un mundo duro.»

ARTURO PÉREZ-REVERTE

© Victoria Iglesias

Nació en Cartagena en 1951. Es miembro de la Real Academia Española. Elegido el 23 de enero de 2003, tomó posesión el 12 de junio de 2003 con el discurso titulado El habla de un bravo del siglo XVII.

El escritor Arturo Pérez-Reverte, licenciado en Periodismo, es doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de Cartagena. Ha sido distinguido con la Medalla de la Academia de Marina Francesa y con la Gran Cruz del Mérito Naval de España; es caballero de la Orden de las Letras y las Artes de Francia, y de la Orden Nacional del Mérito del Gobierno francés. Es miembro correspondiente de la Academia Argentina del Lunfardo.

Fue reportero de guerra durante veintiún años. Con más de veinte millones de lectores en todo el mundo, desde 1994 se dedica por completo a la escritura de novelas y artículos. Su obra ha sido traducida a cuarenta y tres idiomas y algunos de sus títulos de más éxito, como la serie dedicada al  capitán Alatriste han sido adaptados al cine y a la televisión. Hasta la fecha cuenta con siete películas y dos series de televisión realizadas sobre sus trabajos de ficción.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

«Comprendían los moros, al fin, y se postraban echándose bajo el caballo de Ruy Díaz, voceando en su algarabía.
    Sidi, Sidi, –clamaban.
    Reía Diego Ordóñez satisfecho, brutal, quitándose la sangre de la cara con el dorso de una mano.
   –Te llaman señor, Ruy. ¿Los oyes?… Te llaman señor.»
   […]
    «Eso era exacto. Su nombre ya sonaba legendario, y lo sabía. No sólo por ser el único que, humilde infanzón castellano, se había atrevido a exigir juramento a un rey, sino porque batallaba desde los quince años y nadie tenía un historial de armas como el suyo: batalla de Graus contra los aragoneses, campaña contra los moros de Zaragoza, combate singular en Calahorra contra el caballero navarro Jimeno Garcés, combate singular en Medinaceli contra el campeón sarraceno Utman Alkadir, batallas de Golpejera y Llantada contra el ahora rey Alfonso VI, asedio de Zaragoza, asedio de Coímbra, asedio de Zamora, batalla de Cabra contra el conde García Ordóñez y sus aliados musulmanes de la taifa de Granada, algara contra los moros de Toledo… Siempre afortunado en la lid, siempre invicto. Campidoctor, lo llamaban a veces. Dueño del campo, o campeador. Amado por unos y envidiado, temido y detestado por otros, sugerido por un abad amigo de su familia: Oderint dum metuant. Que me odien, pero que me teman. Estaba escrito en su escudo, en latín.»
     […]
    «Alzó la vista. El águila continuaba arriba. Trazaba círculos sobre el flanco derecho, lo que seguía pareciendo un signo favorable. Si vencemos hoy, se le ocurrió de improviso, haré pintar esa ave en mi escudo. En agradecimiento. Una cabeza de águila erguida y noble: el águila de Almenar.
    Se volvió hacia los que inmóviles aguardaban detrás, a caballo y lanza en alto, dirigiéndoles una larga ojeada. Su aspecto era magnífico. La brisa agitaba los pendones triangulares al extremo de las astas de fresno, apoyadas en los estribos de las recias sillas de batalla. Eran ciento cincuenta hombres idénticos a los que los habían precedido y a los que atacarían después: gente curtida, caballería bregada en la frontera. Muchos de ellos, gente de Vivar y de Burgos que lo había seguido en el destierro e iba a seguirlo ahora en el combate. Sentía Ruy Díaz, al observarlos, la áspera fraternidad de los hombres de guerra. Un vago y común orgullo forjado fatiga tras fatiga, con lo que les había ocurrido en la vida y lo que les iba a ocurrir ese día.»