“Lila y Flag”, de John Berger

Lila y Flag”, de John Berger

En 1990, el escritor, crítico de arte, pintor y guionista de cine y de televisión John Berger publicaba Lila y Flag (Lilac and Flag), el tercer volumen de su conocida trilogía De sus fatigas (Into Their Labours), que se había iniciado con Puerca tierra, en 1987, y a la que seguiría Una vez en Europa (1987).

A mediados de los años setenta, Berger tomó la decisión de dejar Londres e instalarse en los Alpes franceses, en un pueblecito campesino llamado Quincy, cerca de la frontera suiza. Berger participó del modo de vida de los habitantes del pueblo y llegó incluso a hacerse campesino. Fruto de estas experiencias y del contacto con los vecinos del lugar surgió De sus fatigas, que le llevó un trabajo de quince años. En ella aborda la extinción de la cultura campesina y la emigración de los habitantes del medio rural a las grandes ciudades.

«Otros se fatigaron
 y vosotros os aprovecháis de sus fatigas».
 San Juan 4,39

A diferencia de los dos primeros volúmenes de la trilogía, formados por una colección de cuentos, Lila y Flag es una novela. Una novela sobre el amor y el perdón. En ella Berger nos acerca a la forma de vida de los campesinos que abandonaron sus pueblos para establecerse en la ciudad. Acompañamos a éstos y a sus hijos intentando adaptarse a una forma de vida a la que parece que han llegado demasiado tarde para gozar de sus ventajas, pero justo a tiempo para sufrir la marginación y el desarraigo.

        «De niño cantaba en el coro del pueblo. Me gustaba la voz de Clement. Cuando cantaba en público cerraba los ojos porque le intimidaba que lo miraran. Solía cantar de pie, con los brazos pegados al cuerpo, muy tieso, pero expresivo. Como una figura tallada en madera. La misma fuerza, la misma energía y el mismo sufrimiento. Clement emigró a Troy a los diecisiete años. Lo recuerdo como si fuera ayer. Su hermano mayor, Albert, que ya estaba trabajando de portero en una sala de subastas de la ciudad, le había encontrado un empleo. Por desgracia, no le duró mucho. Un día, unos minutos antes de que diera comienzo una gran subasta, uno de los jefes descubrió a Clement dormido en una cama con dosel del siglo XVII por la que esperaban que se pujara hasta quince millones. Como es natural, lo despidieron en ese mismo momento. Unos meses después encontró trabajo abriendo ostras, y esto es lo que hizo durante el resto de su vida. En el verano cargaba pescado en camiones y trenes refrigeradores. A veces cantaba mientras trabajaba.

La verde ladera
mis corderos pastaban 
Tra la la, la la la, la.
Para no estar triste
una canción cantaba
¡Eh, oh! ¡Eh, oh!
el eco contestaba.» 

Con un lenguaje claro y lleno de sensibilidad, Berger nos traslada su preocupación por la destrucción del mundo rural y la deshumanización de la vida moderna. Muy recomendable.

 «Conmovedora de un modo casi insoportable.» Anthony Burgess

Leer un fragmento del libro

SINOPSIS

Lila y Flag es la tercera entrega de la trilogía De sus fatigas. Es una obra de gran ambición, centrada en las consecuencias que para la sociedad europea ha tenido el advenimiento de la prosperidad: bajo el esplendor se esconde la tristeza del campesino desterrado a la ciudad y arrancado de su ambiente más feliz. En Lila y Flag, relato de muerte y perdón, auténtica odisea moderna, se condensan todas las cualidades que componen el estilo de Berger: su obsesión por la claridad en le lenguaje, su modo peculiar de entender el marxismo y su extraordinaria sensibilidad para la luz y el color.

   «Extraordinaria… Como los grandes novelistas, Berger guía a sus personajes y a sus lectores con ternura y un humor muy íntimo.»
Michael Ondaatje

JOHN BERGER

John Berger (Londres, 1926-París, 2017) se formó como pintor en la Central School of Arts. Además de un gran escritor -con G. obtuvo en 1972 el Premio Booker-, ha sido uno de los pensadores más influyentes de los últimos años. Autor de novelas, ensayos, obras de teatro, películas, colaboraciones fotográficas y performances, ninguna manifestación artística ha escapado a su talento. Sus ensayos y artículos revolucionaron la manera de entender las Bellas Artes, y su compromiso con el campesinado europeo en la trilogía De sus fatigas, compuesta por Puerca tierra, Una vez en Europa y Lila y Flag, es ya un modelo de empatía y lucidez. Alfaguara también ha publicado Hacia la boda, Un pintor de hoy, Aquí nos vemos, Fotocopias, King, Un hombre afortunado, De A para X, Con la esperanza entre los dientes, El cuaderno de Bento y su monumental ensayo Fama y soledad de Picasso. En 1962 abandonó su residencia en Inglaterra para instalarse en un pequeño pueblo de los Alpes franceses. Rondó para Beverly es su último libro, escrito tras la muerte de su mujer.

   «Fue el Leonard Cohen de otra clase de rotunda melancolía: la de la tristeza (social, íntima) que provoca el auténtico saber en mitad de la sociedad capitalista de fauces abiertas y hambre incansable… Era un activista, su literatura viene de ahí, del compromiso a la manera de Albert Camus, de la protesta, de la obsesión con el poder y sus lepras.» Diego Medrano, El Comercio

OTROS FRAGMENTOS DEL LIBRO

     «Nacemos fuera de la ley y hagamos lo que hagamos vamos contra ella, dijo Naisi. Ellos nacen del lado de la ley y hagan lo que hagan siempre están protegidos. Si tienes que golpear sin matar, golpea a quienes te quieren, no a ellos. Lo que cuenta para ellos no cuenta para nosotros. Mira, las manzanas, por ejemplo. Ellos se comen una manzana para estar sanos. Nosotros nos comemos una manzana porque alguno la ha robado. Y los coches. Ellos van en coche a sus citas. Nosotros nos subimos a un coche para huir. ¡Y qué me dices de construir una casa! Ellos construyen para invertir su dinero y dejárselo a sus hijos. Nosotros construimos para tener un techo. Joder! ¡Ellos joden para tener niños! Naisi se quitó la máscara y la tiró al suelo. ¡Yo jodo para morir! ¿Y tú?»
    […]
     «¿Es verdad?, preguntó Sugus cerrando los ojos, ¿es verdad que hay gente en el pueblo que vive tan alto en la montaña, tan alejada, que cuando susurra algo, el eco de las rocas se lo repite?
     Hay sitios así.
    Sugus columpió las piernas en el aire como si fuera a caminar por el techo, se levantó de un brinco y se quedó de pie en el suelo de cemento.
     ¿Por qué no nos volvemos al pueblo los tres, mamá?
     ¿Qué tres?
    Tú, Zsuzsa y yo. Padre siempre contaba que había una casa de madera en la montaña y un bosque de pinos que todavía nos pertenecía. Podríamos vivir allí. Yo cortaría árboles; tú tendrías gallinas, y Zsuzsa recogería setas y las vendería al otro lado de la frontera, como aquella mujer de la que hablaba padre, ¿cómo se llamaba?
    ¿Por qué estoy llorando?, se preguntó Wislawa.
    Cultivaríamos nuestras verduras, dijo Sugus. En invierno yo podría trabajar en los remontes de esquí, y en verano cortaría leña.
    No es como tú te crees. No puede ser, hijo, no puede ser.»

Fraga en Feria

El domingo 5 de octubre de 1969, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, visitó la localidad de Feria.

Fraga llegó, la mañana de ese día, procedente de la vecina ciudad de Zafra, donde había pasado la noche anterior.

La Hoja del lunes del día 6 de octubre de 1969 recogía así la noticia:

DÍAZ AMBRONA Y FRAGA IRIBARNE PRESIDIERON EN ZAFRA DIVERSOS ACTOS

     El ministro de Información y Turismo, que pernoctó anoche en esta ciudad, fue agasajado por el Ayuntamiento con una cena, en la caseta municipal del real de la feria.

    Por la mañana, tras oir misa en la iglesia parroquial, el señor Fraga Iribarne se trasladó al vecino pueblo de Feria, siendo cumplimentado por el alcalde. El ministro dirigió unas palabras al vecindario que le había recibido cariñosamente. Visitó luego la iglesia parroquial y se trasladó al castillo del duque de Feria, regresando a Zafra.

    Don Manuel Fraga Iribarne acompañó al ministro de Agricultura, don Alfonso Díaz Ambrona, que había llegado por la mañana para inaugurar el primer mercado nacional permanente de ganados, visitando con éste y las jerarquías del segundo de los ministerios citados, todas sus dependencias e instalaciones. […]

    Seguidamente, el ministro de Información y Turismo, emprendió viaje a Llerena para seguir a Alburquerque y regresar esta noche a Madrid.

Pero fue el diario Hoy del día 7 de octubre de 1969 el que ofreció más información sobre aquel hecho.

Reproducimos a continuación la información más relevante sobre aquella visita, tal como aparecía en el citado diario. Lástima que no aportara ninguna documentación fotográfica sobre la misma:

EL SR. FRAGA IRIBARNE VISITÓ FERIA, LLERENA Y ALBURQUERQUE

Estudió las posibilidades de promoción turística de ellos, quedando admirado de los castillos de Feria y Alburquerque y de la iglesia y plaza de Llerena.

Por la noche regresó a Madrid satisfecho de su viaje

     El pasado domingo, el ministro de Información y Turismo, don Manuel Fraga Iribarne, realizó la serie de visitas programadas para su segunda jornada de estancia en la provincia.

     Antes de las ocho de la mañana ya estaba levantado, luego de pernoctar en el Parador de Turismo de Zafra. Se hallaba acompañado del director general de Empresas y Actividades Turísticas, don León Herrera; don José Manuel Fraga Estévez, hijo del ministro; gobernador civil, señor Gerona de La Figuera; presidente de la Diputación, señor Carracedo Blázquez; delegado provincial de Información y Turismo, señor Cerón Bailo; y consejero nacional por la provincia, señor Robina Domínguez.

    Visitaron el solar ofrecido por el Ayuntamiento para la construcción de la Oficina de Turismo segedana, que el ministro prometió saldría de sus obras. Se encuentra en un ángulo de la plaza Nueva.

Misa

     A las ocho y media el ministro, séquito y autoridades que le acompañaban oyeron misa en la Iglesia parroquial ex Colegiata de Nuestra Señora de la Candelaria, que ofició el arcipreste, don Manuel Ibáñez López.

     Durante lal misa, un hombre que se hallaba en el templo se sintió repentinamente enfermo y fue asistido por el gobernador civil ebn su calidad de doctor en Medicina.

Visita a Feria

     Finalizada la santa misa, el ministro decidió adelantar en más de media hora el programa previsto y se dirigió hacia la localidad de Feria, que dispensó al señor Fraga Iribarne un cariñoso recibimiento con numerosas pancartas (algunas escritas en castúo), banderas, colgaduras, música y todo el vecindario que aplaudió al señor Fraga, quien luego de saludar en la plaza central a las autoridades locales que le presentó el alcalde, don Eladio Buzo Casillas, se dirigió a la iglesia de San Bartolomé, que admiró detenidamente, para proseguir al Castillo en una mañana de niebla y amenazante de lluvia.

     El alcalde, señor Buzo Casillas, pronunció un discurso en el que comenzó diciendo que nunca había tenido el alto honor de dar la bienvenida a tan destacada personalidad. Hizo historia del pueblo aportando datos, fechas, nombres y detalles. Dijo que el Castillo de Feria, por su origen y situación, era el centro de la ruta de los castillos, y por las tierras que domina es llamado «el faro de Extremadura». Hizo un elogio del Caudillo y su Gobierno y terminó dándole un abrazo y rogándole que se lo diera en nombre de todo Feria al Jefe del Estado. Fue muy aplaudido.

     El ministro de Información y Turismo agradeció el recibimiento tributado y las cariñosas palabras del alcalde de Feria. El señor Fraga elogió la iglesia y el castillo visitados y prometió estudiar su posible promoción turística.

El ministro y el alcalde de Feria en una foto tomada casi un año antes, con motivo de la inauguración del Parador de Zafra

     Finalizada la visita a Feria, donde fue despedido con las mismas muestras de simpatía que a su llegada, el señor Fraga y séquito regreso a Zafra, donde, como reseñamos en otro lugar de este diario, asistió a la inauguración del I Mercado Nacional Permanente de Ganado.

    De Zafra prosiguió viaje hacia Llerena. […]

“La forja”, de Arturo Barea

La forja es la primera parte de la trilogía La forja de un rebelde, de Arturo Barea, que se compone de tres novelas autobiográficas: La forja, La ruta y La llama. El primer tomo cubre su infancia y juventud; el segundo, sus primeras experiencias literarias y, sobre todo, su servicio militar en Marruecos; el tercer tomo, por último, trata del período justamente anterior a la guerra civil y de la misma.

La forja de un rebelde no apareció inicialmente en español, sino en inglés. El libro fue publicado durante el exilio de Barea en Londres, a causa de la guerra civil española, en tres tomos, entre 1941 y 1946. La primera versión de la trilogía en castellano no salió hasta 1951, en la editorial Losada de Buenos Aires, que publicó los tres tomos por separado.

La trilogía fue aclamada como «obra maestra» y «contribución invalorable para nuestro conocimiento de la España moderna, así como libro de enorme mérito literario». En particular, Bertram Wolfe alabó «su sinceridad excepcional y su franqueza inquebrantable», considerándola como «una de las grandes autobiografías del siglo XX».

«La forja de un rebelde es tan esencial para entender la España del siglo XX, como indispensable es la lectura de Tolstói para comprender la Rusia del siglo XIX».The Daily Telegraph

La forja de un rebelde no sólo se ha convertido en la obra maestra de Barea, sino en uno de los testimonios más estremecedores que se hayan escrito sobre la guerra civil española y sus antecedentes inmediatos.

En el año 1990, La forja de un rebelde fue adaptada para la pequeña pantalla con el mismo nombre por el director de cine Mario Camus.

Miniserie de TV de 6 capítulos. Cuenta la historia de uno de los vencidos de la Guerra Civil (1936-1939), el socialista y republicano Arturo Barea, hijo de una lavandera, que pasó 18 años en el exilio sin poder regresar a España. El relato es un homenaje a las víctimas del franquismo.

La primera parte, La forja, apareció publicada en 1941. En ella, Barea nos narra la historia de su infancia y primera juventud en el Madrid de principios de siglo y los breves periodos de vacaciones en Brunete, Méntrida y Navalcarnero.

Con tan solo dos meses, Barea abandona Badajoz del brazo de su madre y sus tres hermanos, cuando muere su padre, un miembro del servicio de reclutamiento del ejército, para instalarse en Madrid. Allí se establecieron en el barrio del Avapiés (actualmente, Lavapiés), donde la madre tuvo que trabajar como lavandera y sirvienta. Arturo, a diferencia de sus hermanos, fue criado por unos tíos acomodados sin hijos que le enviaron a una escuela religiosa.

    «Cuando murió mi padre, éramos cuatro hermanos y yo tenía dos meses. Le aconsejaban a mi madre —según me ha contado— que nos echara a la Inclusa, porque con los cuatro no iba a poder vivir. Mi madre se marchó al río a lavar ropa. Los tíos nos recogieron a mí y a ella; los días que no lava en el río hace de criada en casa de los tíos y guisa, friega y lava para ellos; por la noche se va a la buhardilla donde vivo con mi hermana Concha. A mi hermano José —el mayor— le daban de comer en la Escuela Pía. Cuando tuvo once años se lo llevó a trabajar a Córdoba el hermano mayor de mi madre, que tiene allí una tienda. A mi hermana le dan de comer en el colegio de monjas, y mi otro hermano, Rafael, está interno en el Colegio de San Ildefonso, que es para los chicos huérfanos que han nacido en Madrid.

    Yo voy a la buhardilla dos días por semana, porque mi tío dice que tengo que ser como mis hermanos y no creerme el señorito de la casa. No me importa; me divierto más que en casa de mis tíos, porque aunque mi tío es muy bueno, mi tía es una vieja beata muy gruñona que no me deja en paz. Por las tardes me hace ir al rosario con ella a la iglesia de Santiago y esto es ya demasiado rezo. Yo creo en Dios y en la Virgen, pero me paso el día rezando: a las siete de la mañana, todos los días, la misa en el colegio. Antes de la clase, a rezar; después, la clase de religión y moral; antes de salir de clase, a rezar otra vez. Por la tarde, al volver a clase, y al salir, vuelta a rezar y después, cuando estoy tan contento jugando en la calle, me llama la tía y me hace ir al rosario; también me hace rezar por la noche y por la mañana, al acostarme y al levantarme. Cuando voy a la buhardilla, ni voy al rosario ni rezo por la mañana ni por la noche.

    Ahora en el verano, como no hay colegio, estoy en la buhardilla los lunes y los martes, que son los días que mi madre baja al río, y me voy con ella para pasar el día en el campo.»

En aquellos momentos, el joven Arturo aspiraba a ser ingeniero, pero la muerte prematura del tío le obligó a dejar los estudios a los 13 años y a tener que trabajar como aprendiz en una tienda. Más adelante, en agosto de 1911, Arturo entró en el banco Crédit Lyonnais como mensajero, donde ascendió hasta llegar al puesto de oficinista. Mientras trabajaba allí ingresó en la UGT.

La forja pude ser considerada como una historia de formación. En ella Barea nos narra el ambiente en el que se va formando como persona. Unos duros comienzos que irán forjando su espíritu de compromiso y de rebeldía.

Una gran novela en la que retrata fielmente la España de principios del siglo XX, ofreciéndonos magníficas estampas tanto del ambiente de los pueblos que visita durante sus vacaciones como de la capital. Muy recomendable.

SINOPSIS

La forja, primer volumen de la trilogía La forja de un rebelde, narra la niñez y juventud del protagonista hasta el año 1914. Junto a las vivencias de Arturo, la ciudad de Madrid tiene una presencia más que notable. Éste vive con su madre en una buhardilla cercana a la Plaza de Oriente, estudia en el Instituto de San Isidro, asiste a la iglesia de Santiago y al cine Callao, juega en la calle Lepanto y se mueve, comprando libros, descansando o divirtiéndose por el Rastro, el Campo del Moro, la Casa de Campo, el rio Manzanares o la calle de Alcalá. En ese entorno, perfectamente definido y recreado con la fuerza de un Baroja, empiezan a entreverse las divisiones sociales que estallarán más tarde. La propia familia del protagonista se divide por una herencia. Arturo encuentra sus primeros trabajos y tiene sus primeros enfrentamientos reivindicativos con los jefes. Es la forja de un futuro rebelde.

  «¡Quieto, gorrión! ¿De dónde han salido los granos de trigo? Mira las hormigas en hilera, andando de espaldas, tirando cada una de un grano. Y a ti, gorrión, ¿no te da vergüenza comerte el grano de trigo que llevan con tanto trabajo y tal vez comerte la hormiga que se quedará pegada al grano, agarrada con sus dientes negros y secos? […]¿De dónde han sacado un grano de trigo, aquí en el Retiro? Tal vez de la comida de los patos. ¿Tengo o no tengo razón para quitarte el grano de trigo del piso? A lo mejor te espera el gorrioncito en el nido, para comerse la hormiga y el grano que tú le llevarías. En la plaza de Palacio yo he visto venir a las golondrinas con las moscas y los bichos que cazaban gritando como ellas gritan, y volcarlos en el pico abierto de los golondrinitos, un pico cuadrado, abierto de par en par, nunca lleno. Tal vez tienen razón y derecho al grano y a la hormiga. ¿Es esto la vida? ¿Quitarse la comida unos a otros? ¿Comerse unos a otros?»

ARTURO BAREA

Arturo Barea Ogazón. (Badajoz, 20 de septiembre de 1897 – Faringdon, 24 de diciembre de 1957). Escritor español autor de cuentos, novelas y ensayos y periodista y comunicador.

Estudia en las Escuelas Pías de San Fernando, pero deja los estudios a los trece años. Trabaja en un banco hasta 1914 y durante la guerra apoya al bando republicano realizando misiones de carácter cultural y propagandístico. Al finalizar la guerra civil se exilia a Inglaterra.

Todos sus libros fueron publicados en inglés y más tarde en castellano excepto su primera publicación Valor y miedo (1938), en el que relata cuentos de la Guerra Civil.

De 1941 a 1946 publica su obra más conocida, la trilogía The Forging of a Rebel, la cual escribe en Inglaterra en español y es traducida al inglés por su esposa Ilsa Barea. Es una autobiografía de su vida en la que narra su infancia y juventud y su experiencia en la Guerra de Marruecos y en la Guerra Civil. La publicación en español se produjo en el año 1951 en Buenos Aires bajo el nombre La forja de un rebelde y en 1978 se publicó en España. La trilogía consta de tres títulos La forja, La ruta y La llama.

En 1944 publica un ensayo sobre Federico García Lorca en inglés bajo el nombre Lorca, the Poet and his People y en 1956 se publica en castellano como Lorca, el poeta y su pueblo. En 1952 publica Unamuno, una biografía sobre el autor Miguel de Unamuno. En 1952 publica la novela The Broken Root, publicada en castellano en 1955 como La raíz rota, en la que aborda la frustración del exiliado y las consecuencias de la Guerra Civil.

Arturo Barea fallece en el 24 de diciembre de 1957 en Faringdon, un pueblo del condado de Oxford.

Póstumamente su esposa publica una colección de cuentos recopilados en un libro bajo el nombre El centro de la pista (1960). Más tarde se publica Palabras recobradas (2000) que reúne cartas, ensayos y artículos inéditos de Arturo Barea.

En 1990 Televisión Española emite La Forja de un rebelde, serie compuesta por 6 capítulos basada en sus novelas autobiográficas dirigida por Mario Camus.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

   «Me como los huevos fritos y la longaniza que me ha preparado la tía Braulia para desayunar y me voy a las eras. El pueblo es una calle única por la que pasa la carretera. Los campos, segados ya, están amarillos de la raíz seca de las espigas, y en un sitio donde sube un poco la tierra están las eras. Son unas plazoletas empedradas con cantos redondos que se barren muy bien antes de echar sobre ellas las espigas.
    Sobre la alfombra circular de espigas da vueltas, arrastrado por una mula, el trillo, una tabla gorda llena de pedernales cortantes, que pasa sobre el trigo y separa el grano de la paja. Los chicos se montan sobre la tabla del trillo, uno para conducir y todos para jugar. Nos empujamos unos a otros para hacernos perder el equilibrio sobre la plancha en movimiento y caer en el colchón de espigas. El único peligro es caer por la parte delantera de la tabla y que el trillo le pase a uno por el cuerpo. A uno de mis primillos le pasó esto y tiene la espalda llena de rayas, como si fuera un tatuaje de los indios. Más allá, los hombres voltean la paja y el trigo triturados, lanzándolos contra el aire para que éste se lleve la paja y quede sólo el grano. Los chicos pasamos corriendo a través de la nube de paja, manoteando con los ojos cerrados, para llenarnos de agujas pequeñitas que se clavan en la piel y no dejan dormir. Después nos revolvemos en los montones de trigo limpio y se nos llenan los oídos, la boca y las narices de los granos duros que se meten también entre los calcetines y en los bolsillos. Claro que estas cosas no me ocurren más que a mí, porque mis primos tienen la piel curtida del aire y el sol y el polvo, y las pajas no les hacen ningún efecto. Tampoco tienen calcetines, ni alpargatas, porque casi todos van descalzos, y menos aún bolsillos en el delantal como yo. Llevan una camisa y un pantalón atado con un cordel, y el pantalón es de los de “trampa”. Pero lo que más me molesta es el sol. Los primeros días, la piel se me pone roja y se me pelan la nariz y los carrillos y voy cambiando pellejos como las culebras, hasta que, cuando vuelvo a Madrid, estoy casi tan negro como mis primos. Pero nunca como el tío Hilario.
    El tío Hilario es un viejo alto y reseco, de huesos muy grandes. Tiene una cabeza completamente calva, llena de jorobas, con un lobanillo en todo lo alto que parece una ciruela, pero la piel de la calva es tan oscura que no se le nota la falta de pelo. En el cogote la piel es gorda y seca y está dividida en arrugas profundas que parecen cortadas por un cuchillo. Se afeita los jueves y los domingos, como los curas, y entonces, la parte que le han afeitado parece que se la han frotado con papel de lija, porque está mucho más blanca que el resto de la cabeza. Algunas veces coge una de mis manos –que son muy finas y delgadas– y la pone sobre una de las suyas que son grandes y anchas, con las uñas aplastadas, y se asombra. Suele apretarme la mano entre las dos suyas, y entonces pienso que, con los callos que tiene en las palmas, si se frotara sus manos, me despellejaría completamente la mía. El mango del arado tiene la madera reluciente como el pasamanos barnizado de la escalera de casa, y esto lo ha hecho el tío Hilario a fuerza de frotar sus callos sobre el mango.»
    […]
    «Mi madre baja conmigo al colegio, para despedirme de los padres. Van viniendo uno a uno y hablando con ella. El último es el padre rector, que se une al padre prefecto y a nosotros.
    –Es una lástima –dice–. Este niño está particularmente dotado. Mire usted, nosotros comprendemos su situación. Le daremos al chico los estudios y la comida, porque a nosotros también nos conviene, y es una lástima que se pierda.
    –Pero hay que vestirle, padre –dice mi madre.
    –Mujer, ya arreglaremos eso. No le va a faltar ropa al chico.
    Mi madre está inclinada a dejarme en el colegio. Ha aguantado a mi tía tantos años, que ¿qué no haría ella por mí? El padre rector corta la discusión:
   –Mire usted. Al chico le tomamos nosotros como un interno más. Donde comen ciento, comen ciento uno. La ropa y los libros, ya lo arreglaremos. No se preocupe usted.
    ¿Y yo? ¿Yo no soy nadie? ¿Dispone todo el mundo de mí a su antojo? Todos quieren hacer conmigo la limosna y luego aprovecharse. Me tengo que meter en el colegio, estudiar como un burro, para que luego los curas hagan sus anuncios para atraer a los padres como el de Nieto, que me llamarán hijo de lavandera.
    –Yo quiero trabajar –digo de repente.
    –Bueno, bueno –dice el padre rector–. Tú no te preocupes de nada, que nada te va a faltar.
    –¡No quiero más limosnas! ¿Cree usted que no lo sé?
    Llorando me salen las palabras a chorro: ya sé lo que es ser el hijo de la lavandera; sé lo que es que le recuerden a uno la caridad; sé lo que son los anuncios del colegio y lo que es fregar mi madre el suelo en casa de mi tía, sin cobrar sueldo. Sé lo que son los ricos y los pobres. Sé que soy un pobre y no quiero nada de los ricos.
    De la cocina del colegio me suben una taza de té y el padre rector me da de palmaditas en la espalda. Me tienen que dejar tumbado un largo rato en uno de los divanes de terciopelo de la sala de visitas. Los padres van viniendo a verme y a hacerme una caricia. El padre Joaquín se sienta a mi lado, me levanta y comienza a preguntarme qué me pasa. Le respondo exaltado y entonces me da cachetes en las manos y me dice:
    –No, no. Despacito, como si te estuvieras confesando.
    El padre rector empuja a mi madre al otro extremo de la sala y quedamos allí los dos solos. Le cuento todo al cura que tiene mis manos entre sus manos grandes y me sigue dando en ellas golpecitos cariñosos, que me incitan a seguir. Cuando acabo, me dice:
    –Tienes razón. –Se vuelve al padre rector y a mi madre. Agrega muy serio–: No se puede hacer nada. A este niño le han estropeado entre unos y otros. Lo mejor es dejarle que vea la vida.»

FUENTES

  • Townson, Nigel. Introducción de La forja. Barcelona, Debolsillo, 2019
  • Barea, Arturo. La forja. Barcelona, Bibliotex, 2001

“Castigada sin salir”, un cuento de Jesús Carrasco, ilustrado por Antonia Santolaya

El escritor extremeño Jesús Carrasco Jaramillo alcanzó en 2013 el reconocimiento literario internacional con la publicación de su primera novela, Intemperie, con la que logró el aplauso unánime de la crítica, siendo elegida como Mejor Libro del Año por el Gremio de Libreros de Madrid. La novela ha llegado ya a más de 30 países y ha sido traducida a una veintena de lenguas. Además ha sido adaptada al cómic por Javi Rey y llevada a la gran pantalla con el mismo título por Benito Zambrano.

En 2016 publicó su segunda novela, La tierra que pisamos, la cual le valió para la obtención del Premio de Literatura de la Unión Europea 2016.

Pero lo que no es tan conocido es que el escritor de Olivenza había realizado una incursión en el género infantil con Castigada sin salir, un cuento escrito por Carrasco e ilustrado por Antonia Santolaya.

«A Marta le gusta mucho dibujar pero a su madre no le gusta que pinte las paredes así que la castiga en su cuarto hasta la hora de la cena. Como Marta se aburre, decide dibujar.»

El cuento fue publicado en 2005 por Ediciones SM dentro de la colección Cuentos de ahora. Se trata de un librito de 32 páginas, con magníficas ilustraciones, recomendado para niños de 3 a 6 años.

Una pequeña joya muy difícil de encontrar en las librerías, pero de la que podemos encontrar algunos ejemplares en los catálogos de nuestras bibliotecas públicas.

JESÚS CARRASCO

Jesús Carrasco Jaramillo nació en Olivenza (Badajoz) en 1972. A los cuatro años se trasladó con su familia a Torrijos, en la provincia de Toledo, y en 2005 a Sevilla, donde reside en la actualidad. Desde 1996 trabaja como redactor publicitario, actividad que compagina con la escritura. Intemperie le ha consagrado como uno de los debuts más deslumbrantes del panorama literario internacional y ha sido galardonada con el Premio Libro del Año otorgado por el Gremio de Libreros de Madrid, el Premio de Cultura, Arte y Literatura de la Fundación de Estudios Rurales, el English PEN Award y el Prix Ulysse a la Mejor Primera Novela.. Ha quedado finalista del Premio de Literatura Europea en Holanda, del Prix Méditerranée Étranger en Francia, y de los premios Dulce Chacón, Quimera, Cálamo y San Clemente de España. Elegida como Libro del Año por El País en 2013 y seleccionada por The Independent como uno de los mejores libros traducidos en 2014 en Reino Unido.

Intemperie ha llegado ya a más de 30 países y ha sido traducida a una veintena de lenguas. Además ha sido adaptada al cómic por Javi Rey y llevada a la gran pantalla con el mismo título por Benito Zambrano.

En 2016 publicó su segunda novela, La tierra que pisamos, con la que obtuvo el Premio de Literatura de la Unión Europea 2016.

Ya en 2017 apareció Levante, un cuento ilustrado por el propio Carrasco, que se publicó dentro de la obra colectiva Historias dentro de una caja, editada por la editorial pacense Universitas.

En 2005 había realizado una incursión en el género infantil con Castigada sin salir, un cuento escrito por Carrasco e ilustrado por Antonia Santolaya.

En El País Semanal de 2 de diciembre de 2018, aparecería el sentido articulo titulado Los libros que no leíamos, donde el autor “retrocede hasta el día en que se enamoró de los libros”.

En 2019, el Aula literaria Guadiana de Don Benito (Badajoz) presentó una edición no venal del relato titulado Una auténtica ganga, editado con motivo de su participación en dicho Aula.

Llévame a casa (2021), su última novela, se ha hecho merecedora de la XVII edición del Premio Dulce Chacón de Narrativa Española (2022), que concede el Ayuntamiento de Zafra a la mejor obra en castellano impresa y editada el año anterior.

En 2022, colabora en la obra titulada Imaginar un país, España en 2050, un ensayo colectivo sobre el futuro de España que ha reunido a algunos de los escritores más relevantes del panorama literario actual, con el texto titulado Contra el vencimiento.

Aunque vive en una gran ciudad, Carrasco se siente fuertemente ligado al medio rural. 

   «La mitad de mi vida la he pasado en el campo. Nací en Olivenza, un pueblo de Badajoz que está en la frontera con Portugal. Cuando tenía cuatro años, mi familia se trasladó a Torrijos, un pueblo de Toledo. He pasado mi vida entera dando tumbos por los caminos, subiéndome a los árboles, construyendo cabañas, cazando perdices a mano y conejos con hurones, haciendo ese tipo de cosas que se hacen en los pueblos. Es la tierra que amo, es mi lugar en el mundo en cierto modo.»

Jesús Carrasco

ANTONIA SANTOLAYA

María Antonia Santolaya Ruiz-Clavijo nació en Ribafrecha (La Rioja) en 1966. Se licenció en Bellas Artes, especialidad Pintura, por la Universidad Complutense de Madrid. Entre 1993 y 1994 estudió fotograbado y fotoserigrafía en Ormond Road Workshop (Londres), además de un curso avanzado de postgraduado en Grabado en St. Martins School de Londres. Con posterioridad regresó a Madrid, donde se dedicó por un tiempo a la escultura, la pintura y el grabado. Desde el año 2000 trabaja profesionalmente como ilustradora de libros infantiles, fecha en la que ganó, en colaboración con su hermana Dori Santolaya, el Premio Apel•les Mestre por Las damas de la luz. Desde entonces ha trabajado con varias de las editoriales más importantes del panorama nacional, como SM, Anaya, Destino, Santillana, Aldeasa, etc. También ha hecho colaboraciones publicitarias y en publicaciones destinadas al público adulto. Uno de sus proyectos más ambiciosos es una serie de biografías infantiles sobre las escritoras Virginia Woolf, María Zambrano, Gloria Fuertes o Carmen Martín Gaite, con texto de Luisa Antolín. Antonia Santolaya ha expuesto en diversas salas de nuestro país y también imparte talleres de ilustración.