“El impostor”, de Javier Cercas

«La realidad mata, la ficción salva»

El impostor es la última novela del escritor extremeño Javier Cercas. En ella, Cercas mezcla realidad y ficción para recrear las mentiras de Enric Marco, un barcelonés  que a lo largo de casi tres décadas se había hecho pasar por deportado en la Alemania de Hitler y superviviente de los campos nazis, había presidido durante tres años la gran asociación española de los supervivientes, la Amical de Mauthausen, había pronunciado centenares de conferencias y concedido decenas de entrevistas, había recibido importantes distinciones oficiales y había hablado en el Parlamento español  en nombre de todos sus supuestos compañeros de desdicha, hasta que a principios de mayo de 2005 se descubrió que no era un deportado y que jamás había sido prisionero en un campo nazi. Marco, según Cercas, «un héroe y un villano, todo a la vez; o un héroe y un villano y además un pícaro.»

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Después de más de siete años resistiéndose, Cercas se decide a escribir, finalmente, la historia de la impostura de Enric Marco, un relato real o una novela sin ficción saturada de ficción, porque «quizás era cierto que Marco era un personaje mío, me dije que quizá sólo un impostor podía contar la historia de otro impostor y que, si yo era de verdad un impostor, quizá nadie podía contar mejor que yo la historia de Marco.»

Según su propio autor, El impostor habla de nuestra angustiosa y humillante necesidad de ser aceptados, queridos, y admirados. De la incapacidad de conformarnos con la realidad y la necesidad de inventarnos una ficción. De cómo todos somos novelistas de nosotros mismos; todos impostores. De cómo inventamos ficciones de vidas que no soportamos. De nuestra infinita y cobarde capacidad para decir sí a todo, y nuestra incapacidad para decir no cuando hay que decirlo.

«¿Recuerdas el primera vez que hablamos de este libro, del libro que voy a escribir sobre ti?¿Recuerdas lo que te dije? Te dije que yo no quería rehabilitarte, ni absolverte ni condenarte, que ése no es mi trabajo ni el trabajo de un escritor, tal y como yo lo entiendo. ¿Sabes cuál es mi trabajo? Entenderte. […] No te confundas, Enric: entenderte no es justificarte; entenderte es sólo entenderte: nada más. […] Pero ¿sabes una cosa? Me parece que empiezo a entenderte. […]

Mira, tengo que decirte una cosa: si tu objetivo era entenderme, el mío era explicarme. Y tenemos que ir despacio, porque todavía tengo que explicarte muchas cosas. No podemos precipitarnos.»

Cercas no ayuda a entender la historia de Macro y su mentira, a comprender, pero no a justificar.

En fin, un libro en el que Cercas, literariamente, se sale. Se sale, porque con El impostor, Cercas amplía los límites de la novela: su libro es narración, crónica, biografía, autobiografía, ensayo…, pero el resultado es una novela extraordinaria. Y se sale como escritor porque está magníficamente escrito. Un libro que te atrapa y te hace disfrutar desde la primera página. 

Tal vez lo que ocurrió no deba ser comprendido, en la medida en que comprender
 es  justificar.” EscribPrimo Levi, refiriéndose a Auschwitz, en Si esto es un hombre

Comprender el mal no significa justificarlo, sino darse los medios para impedir
 su regreso.” Tzvetan Todorov

«La figura de Marco merecía un análisis y unas cuantas gotas de literatura. Captó el interés de uno de los mejores dibujantes de pasajes y emociones que conozco y leo: Javier Cercas (El impostor, Random House, 2014). El autor de Soldados de Salamina se acercó temerosamente a la figura de Marco y lo ha desnudado en un libro, como otros de sus factoría, inquietante e inevitable. Asegura el autor haber tenido miedo al libro, al compromiso de buscar en el fondo de la historia del impostor, pero el resultado desmiente esos temblores: la radiografía es tan pasional como impecable, haciendo verdad aquello de que a veces puede crear fascinación algo detestable, como una impostura semejante a la del barcelonés Marco […]

Cercas sitúa a Marco en el fuego de los infiernos. Le condena, para ser más exactos. Pero antes desarrolla un esfuerzo en un intento de comprender al personaje. El debate del libro estriba también en si comprender es justificar. Cercas cree que no. El resultado está a la vista en un libro apetitoso. Juzgue usted mismo.»

Marco, por Cercas por Carlos Herrera. XLSemanal

SINOPSIS

He aquí una fascinante novela sin ficción saturada de ficción; la ficción no la pone el autor: la pone Enric Marco.

¿Quién es Enric Marco? Un nonagenario barcelonés que se hizo pasar por superviviente de los campos nazis y que fue desenmascarado en mayo de 2005, después de presidir durante tres años la asociación española de los supervivientes, pronunciar centenares de conferencias, conceder decenas de entrevistas, recibir importantes distinciones y conmover en algún caso hasta las lágrimas a los parlamentarios españoles reunidos para rendir homenaje por vez primera a los republicanos deportados por el III Reich. El caso dio la vuelta al mundo y convirtió a Marco en el gran impostor y el gran maldito.

Ahora, casi una década más tarde, Javier Cercas asedia, en este thriller hipnótico que es también un banquete con muchos platos -narración, crónica, ensayo, biografía y autobiografía-, el enigma del personaje, su verdad y sus falsedades y, a través de esa indagación que recorre casi un siglo de historia de España, bucea con una pasión de kamikaze y una honestidad desgarradora en lo más profundo de nosotros mismos: en nuestra infinita capacidad de autoengaño, en nuestro conformismo y nuestras mentiras, en nuestra sed insaciable de afecto, en nuestras necesidades contrapuestas de ficción y de realidad, en las zonas más dolorosas de nuestro pasado reciente. El resultado es un libro que no habla de Enric Marco sino de usted, lector; también el libro más insumiso y radical de Javier Cercas: un libro asombroso que, con una audacia inédita, ensancha los límites del género novelesco y explora las últimas fronteras de nuestra humanidad.

JAVIER CERCAS

244_0000923754.jpgJavier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) estudió Filología Hispánica en Barcelona y en la actualidad ejerce la docencia en la Universidad de Girona, donde enseña Literatura Española. También es un colaborador habitual de medios como el periódico El País.

Ha publicado ocho novelas: El móvil, El inquilino, El vientre de la ballena, Soldados de Salamina -adaptada al cine en 2003- con la que alcanzó un gran éxito, no sólo a nivel nacional sino internacional, La velocidad de la luz, Anatomía de un instante,  Las leyes de la frontera El impostorSu obra consta también de un ensayo, La obra literaria de Gonzalo Suárez, y de tres volúmenes de carácter misceláneo: Una buena temporada, Relatos reales y La verdad de Agamenón.

Sus libros han sido traducidos a más de treinta idiomas y han recibido numerosos premios nacionales e internacionales, dos de ellos al conjunto de su obra: el Premio Internazionale del Salone del Libro di Torino, en Italia, y el Prix Ulysse en Francia.

FRAGMENTO DE LA NOVELA

[…] Lo que hizo puede hacerse en las novelas, pero no en la vida; porque las reglas de las novelas y las de la vida son distintas. En las novelas no es sólo legítimo mentir; es obligatorio: esa mentira factual es el modo de llegar a la verdad literaria (y por eso Gorgias dice que en la ficción es más honesto quien engaña que quien no engaña); en cambio, en la vida, como en la historia o en el periodismo, mentir es un «vicio maldito», como lo llama Montaigne, una bajeza y una agresión y una sucia falta de respeto y ruptura de la primera regla de convivencia entre humanos. El resultado de mezclar una verdad y una mentira es siempre una mentira, excepto en las novelas, donde es una verdad. Marco confundió adrede las novelas y la vida: debió mezclar mentiras y verdades en las primeras, no en la segunda; debió escribir una novela. Quizá si hubiera escrito una novela no hubiese hecho lo que hizo. Quizás es un novelista frustrado. O quizá no lo es y quizá no se conformó con escribir una novela y quiso vivirla. Marco hizo de su vida una novela. Por eso nos parece espantoso: porque no aceptó ser quien era y tuvo la osadía y la desvergüenza de inventarse a base de mentiras; porque las mentiras están muy mal en la vida, aunque estén muy bien en las novelas. En todas, claro está, salvo en una novela sin ficción o un relato real. En todas, salvo en este libro.