“El puente de Alcántara”, de Frank Baer

 «La vejez no nos hace sabios, y la muerte no nos acerca a Dios. No somos más que hombres mortales. El que nos creó puso en nosotros una chispa de su espíritu, y la intuición de que, en algún lugar, arde una llama. Pero nos deja en la oscuridad.»

El puente de Alcántara (Die Brücke von Alcántara) es una novela histórica del escritor y periodista alemán Frank Baer, publicada originalmente en Alemania en 1988.

El relato se desarrolla a lo largo de más de dos décadas, entre los años 1063 y 1086, y su argumento gira alrededor de tres personajes representativos de las tres culturas que conviví­an en la Península Ibérica hacia la segunda mitad del siglo XI: Mohamed Ibn Amar, poeta andaluz de origen árabe; el médico judío de Sevilla Yunus Ibn al Ahwar, y Lope, un joven escudero cristiano.

A través de las peripecias de estos tres personajes, hilos conductores de tramas entrelazadas, donde se mezclan venganzas, odios, enamoramientos, traiciones y sentimientos encontrados, Baer pinta una grandiosa recreación de la España del siglo XI, un crisol cultural de las tres culturas que por aquel entonces convivían en la península. Gracias a su documentación histórica, a la intensidad de la historia, que atrapa al lector desde el primer momento, y a la frescura narrativa, desde su publicación, en 1988, El puente de Alcántara marcó un hito en la narrativa histórica como género literario, y es sin duda la mejor y más completa novela sobre la España de las tres culturas escrita hasta el momento.

    «No, no habría paz en la Tierra. Tampoco la Iglesia cristiana vencería a la guerra, al menos no mientras ella misma guerreara contra la guerra. La guerra era más antigua que la Iglesia, era una parte maligna de la herencia humana, una enfermedad que atacaba a los poderosos y a los ávidos de poder, y contra la cual no existía medicamento alguno. Los abades y obispos lo sabían bien, como lo sabían igualmente el Papa y su legado, que ahora anunciaba su mensaje desde el púlpito. No predicaban contra la guerra en sí, sino únicamente contra la guerra entre cristianos. Dejaban una vía de escape a los señores amantes de la guerra. Decían: seguid guerreando en paz, pero no luchéis entre vosotros, cristianos contra cristianos, sino contra los enemigos de Cristo, contra los otros, los paganos, los sarracenos impíos.»

Estamos, por tanto, ante una novela de una gran rigurosidad histórica, que se apoya en un enorme trabajo previo de investigación y documentación histórica, y que le costó a Baer cinco años escribir. Su propio autor la define como un largo viaje de cinco años al siglo XI. En la Nota del Autor, que figura al final de su libro, explica algunas de las numerosas fuentes consultadas durante su redacción y señala algunas cuestiones interesantes, como la historia de los papeles de la sinagoga de Fustat (el antiguo El Cairo).

El resultado es una magnífica novela, que recrea, con asombrosa habilidad, la forma de vida en la Península Ibérica en la segunda mitad del siglo XI, en un periodo de relativo equilibrio entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur, cuando las distintas religiones y culturas dominantes: musulmana, judía y cristiana pugnaban por hacerse con un su propio espacio geográfico.

Suponen una gran ayuda para el lector tanto la guía de personajes, que encontramos al principio de la novela, como el glosario de términos, que figura al final de la misma.

El puente de Alcántara es una de mis novelas históricas favoritas y que considero absolutamente imprescindible para los amantes de este género.

Por cierto, que el famoso puente, del que toma el título la novela y que no aparece hasta la parte final de la misma, fue construido por Cayo Julio Lácer y terminado en 106, está en la provincia extremeña de Cáceres y se encuentra en un excelente estado de conservación.

     «La mañana de ese día el grupo se había dividido. El grupo principal, en el que iban las mujeres, había salido por delante. Lope estaba en el segundo grupo, que no llegó a las puertas de la ciudad hasta el atardecer. Vio la ciudad frente a él. El sol estaba ya tan bajo que parecía haberse posado sobre los tejados. Lope conocía aquello, conocía el camino que rodeaba la ciudad por el este y conducía al río por un sendero escarpado y sinuoso. Había recorrido muchas veces ese camino; la primera, cuando aún era un chico, con el capitán. También conocía el puente que había dado nombre a la ciudad, el puente sobre el Tajo, que no aparecía ante los ojos hasta que no se había dejado atrás el último recodo del camino, y cuya sola visión le cortaba el aliento a cualquiera, por muchas veces que lo hubiese visto antes. Qantarat as-Saif, como era llamado en árabe: el puente de la espada. Seis colosales arcos, el mayor de casi sesenta codos de ancho, sostenían a más de cuarenta hombres de altura, sobre el río, una calzada tan ancha que fácilmente podían pasar dos carros al mismo tiempo. Sobre los pilares centrales se levantaba una puerta en forma de arco, hecha con imponentes bloques de piedra labrada. El gran puente, una de las maravillas del mundo, como decía la gente.»

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   SINOPSIS

En el año 1064, caballeros normandos y franceses emprendieron una cruzada contra los moros en España y sitiaron la ciudad de Barbastro. Ante las murallas de esta ciudad se produjo el encuentro de tres hombres: Mohamed Ibn Amar, un poeta andaluz de origen árabe, Yunus Ibn al Ahwar, un médico judío, y Lope, un escudero de quince años. Los caminos de los tres se separaron y volvieron a cruzarse años después en Sevilla. El poeta se había convertido en gran visir y Lope estaba enamorado de la hija del médico judío, pero los sucesos de una noche infausta en el puente de Alcántara hicieron de él una persona distinta.

En estos tres destinos se refleja la diversidad de una época grandiosa, en la que Andalucía era un floreciente centro artístico y cultural. El puente de Alcántara recrea, con todo su colorido y diversidad, la vida y la mentalidad de un siglo en que en España convivían razas y religiones distintas.

El Puente de Alcatara novela

      «Bajo el mandato del poderoso caudillo musulmán al-Mansur, el reino de Córdoba alcanzaría la cima de su poder. Pero una vez muerte éste, su reino volvió a desmembrarse. Luchas por el poder y guerras civiles devastaron el país. Las tropas bereberes saquearon la capital y prendieron fuego a los palacios. Los gobernadores de las capitales de provincia se declararon independientes.

    Cuando, finalmente, las diferentes partes que se disputaban el califato de Córdoba suspendieron la lucha, Andalucía estaba dividida en muchos pequeños principados. En Zaragoza, Valencia, Almería, Granada, Sevilla, Badajoz, Toledo; por todas partes se levantaban gobernantes autónomos de pequeños territorios independientes. La ausencia de un gobierno central fuerte tuvo como consecuencia un periodo de libertad inusitada. Andalucía volvió a vivir una edad de oro, impregnada de una tolerancia única en la Edad Media.

    Los pequeños príncipes competían en la decoración de sus residencias la magnificencia de sus ropajes, la calidad de la orquesta de su corte. Poetas, filósofos, científicos, arquitectos y artesanos encontraron generosos mecenas. Se dio un florecimiento cultural que los historiadores han comparado con el renacimiento cuatrocentista italiano.

     En esa misma época, también los reinos cristianos del norte ibérico vivían una etapa de prosperidad. Se habían recuperado rápidamente de los golpes de al-Mansur. Pero apenas había cedido la amenaza del sur, cuando ya los condes y reyezuelos –todos ellos hermanados y emparentados entre sí– se sumieron en rencillas familiares. De estas rencillas salió finalmente vencedor el conde de Castilla, don Fernando el Grande, quien consiguió anexionar a su Castilla natal Galicia y el reino de León. En torno al año 1060 había extendido sus dominios hasta tal punto que era, sin discusión, el soberano más poderoso de toda la Península.

    Poco después comienza la historia que narra este libro.»

FRANK BAER

022019_PB_Captives_FBaerNacido en Dresde en 1938, es escritor y periodista. Su única novela histórica es El puente de Alcántara, un gran éxito internacional, unánimemente elogiada por su rigor en la documentación y su habilidad para representar un grandioso fresco de la España medieval. Es también autor de la novela Die Magermilchbande (adaptada más tarde en una serie de televisión), que cuenta las aventuras de un grupo de niños huérfanos que, en 1945, deben regresar por sus propios medios a su ciudad natal, un intentar que es producto de sus propias experiencias en la Alemania en ruinas tras de la segunda guerra mundial. Asimismo, ha publicado un par de libros infantiles. Actualmente trabaja como colaborador autónomo en prensa y televisión.

“Tras los pasos del abate viajero. De la Extremadura del siglo XVIII a la Extremadura del siglo XXI”, última publicación de Jesús Sánchez Adalid

Antonio Ponz, conocido, en su época, como el abate Ponz, hizo un recorrido por la España del siglo XVIII con el objeto de describir el patrimonio monumental y dar noticias sobre la vida, costumbres, monumentos y recursos de las distintas localidades visitadas. Fruto de este periplo, en 1772 se publicaba el primer tomo de su Viage de España, una crónica de viajes en forma epistolar que concluía veintidós años después, con la publicación del último tomo, el número dieciocho, en 1794. Los tomos séptimo y octavo del Viage de España recogen las impresiones de sus jornadas en Extremadura.

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Dos siglos y medio más tarde, el novelista extremeño Jesús Sánchez Adalid “contesta” al ilustre viajero. El escritor extremeño comienza en las Villuercas un diálogo literario intemporal con el abate Ponz, que tras un largo periplo por tierras extremeñas, finaliza camino de Sevilla. Para ello, Sánchez Adalid utiliza el mismo recurso que utilizara Ponz, la epístola, y se dirige a él como Señor y amigo:

    «Superados los problemas de etiqueta, permítame ocuparme de los de pura estética. Si me he tomado la licencia de hacer con usted este camino por nuestra Extremadura, considero oportuno pedirle anticipadas disculpas por mi decisión; aunque solo sea en descargo propio, o por tranquilizar sencillamente a quienes pudieran juzgar este escrito como un aventurado experimento o tal vez una falta de respeto a su insigne memoria. Porque, no lo olvidemos, usted es un insigne ilustrado del siglo XVIII, al que el tiempo ha otorgado el lugar que le corresponde por sus méritos: la gloria. Mientras que yo apenas me considero un escritor de historias inspiradas en el pasado, un novelista de tantos todavía en los albores del presente milenio.

Si le parece bien, emprendamos pues nuestro viaje. Extremadura nos espera y ya me siento emocionado.” 

 

Sánchez Adalid en Fitur 2014. Nos habla del libro y de otros proyectos

En la Introducción de Tras los pasos del abate viajero, Carmen Fernández Daza, nos dice: «Dos siglos y medio no son abismo alguno para las cartas sin tiempo. Y tal es la esencia que da forma a las páginas que tiene en sus manos, curioso lector y viajero. Le entregamos una crónica emocional pero meditada, intemporal por lo literario pero apasionadamente actual por cuanto es una atalaya desde la que divisamos la contemporaneidad de una tierra que le invita, esperanzada y feliz, a que usted la haga camino y la ame: Extremadura”.

Sánchez Adalid, ha querido aclarar que Tras los pasos del abate viajero no es una guía de viajes, ni un libro sobre turismo en Extremadura. El objetivo de este libro es despertar en el lector las ganas de venir a conocer y disfrutar de esta tierra.  

Presentación del libro Tras los pasos del abate viajero digitalextremadura.com

        Presentación del libro Tras los pasos del abate viajero
                                      digitalextremadura.com

Tras los pasos del abate viajero es una obra de encargo institucional desde el Gobierno de Extremadura que fue presentada en el marco de FITUR 2014 por el presidente extremeño, José Antonio Monago, acompañado del consejero de Fomento y Turismo, Víctor del Moral. Se trata de un magnífico libro, con más de 250 páginas, con bellísimas ilustraciones, y con textos en inglés y en español.

JESÚS SÁNCHEZ ADALID

vivirextremadura.es Jesús Sánchez Adalid

                                                Jesús Sánchez Adalid
                                                vivirextremadura.es

Jesús Sánchez Adalid (1962) nació en Villanueva de la Serena (Badajoz). Se licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y realizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió Filosofía y Teología. Además, es licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca.

Su amplia obra literaria ha conectado con multitud de lectores, gracias a la veracidad de sus argumentos y a la originalidad de sus descripciones sustentadas en una profunda documentación. Sus novelas constituyen una permanente reflexión acerca de las relaciones humanas, la libertad individual, el amor, el poder y la búsqueda de la verdad.

La obra de Sánchez Adalid se ha convertido en un símbolo de acuerdo y armonía entre los pueblos, religiones y razas, algo especialmente necesario en un mundo desgarrado por la intolerancia y el fanatismo.

Ha publicado con gran éxito La luz del Oriente, El morázabe, Félix de Lusitania, La tierra sin mal, El cautivo, La Sublime Puerta, El caballero de Alcántara, Los milagros del vino, Galeón, El camino morázabe y recientemente, Treinta doblones de oro. En 2007 ganó el premio Fernando Lara por su novela El alma de la ciudad; en 2012 el premio Alfonso X el Sabio de Novela Histórica por Alcazaba; en mayo 2013 el premio Internacional de Novela Histórica de Zaragoza por el conjunto de sus obra; en agosto el premio Diálogo de Culturas y el 12 de octubre del mismo año el premio Hispanidad.

En Extremadura ha sido distinguido con la Medalla de Extremadura y el premio Extremeños de Hoy.

Sánchez Adalid ha colaborado en Radio Nacional, en el diario Hoy y en revistas Historia National Geografic y Vida nueva.

FRAGMENTOS DE LA OBRA

   «Señor y amigo:
   Las Hurdes tienen un encanto y un misterio que difícilmente podrán hallarse en otros lugares. Entre valles y altozanos, los aromas silvestres, el correr del agua, las aldeas, lo antiguo y lo nuevo; todo ello nos habla del sitio recóndito que fue y la maravilla que hoy puede hallarse allí… Es lugar de leyendas, tradiciones y peculiaridades que todavía están sin descubrir…
Fíjese lo que dijo un sabio y cultivado hombre que vivió en España muchos años después que usted y que nació un siglo antes que yo:
   «…Si en todas partes del mundo el hombre es hijo de la tierra en Las Hurdes la tierra es hija de los hombres”
MIGUEL DE UNAMUNO»
El Puente de Alconétar en la ruta de la Vía de la Plata, "viajero", también, en aras del "progreso"

El Puente de Alconétar en la ruta de la Vía de la Plata, «viajero», también, en aras del «progreso»

   «También en la actualidad podemos considerar la existencia de lo que se ha dado en llamar “el Camino Mozárabe”, que sería el conjunto de itinerarios que utilizaban los cristianos que vivían en territorio sometido al dominio musulmán para peregrinar hacia Santiago de Compostela. Desde el siglo IX, los peregrinos mozárabes empezarían a fluir desde ciudades como Almería, Granada, Málaga o Jaén hacia Córdoba para desde allí transitar en dirección a Mérida y seguir la ruta hacia el norte. Sin duda, el resto del viaje transcurría por la que se conoce como Vía de la Plata; la antigua Calzada Romana que unía Mérida con Astorga y se se denominaba “Iter ab Emerita Asturicam”
El Puente de Alcántara, testigo del paso de los dos viajeros

       El Puente de Alcántara, testigo del paso de los dos viajeros

   «En Alcántara puede gozarse de una delicia de la buena mesa única en su género: La Perdiz al modo de Alcántara, denominada en francés Faisan á la mode d´Alcantra. Se trata de un plato de caza que consiste en el empleo de perdiz o faisán rellenos con un paté de hígado de pato y trufas. La curiosidad de este original manjar estriba en que la receta fue robada de la biblioteca del monasterio por el General Junot cuando iba al mando de la Grande Armée durante la invasión napoleónica del siglo XIX.
  Querido Abate, las tropas napoleónicas, después de invadir Portugal, llegaron al monasterio de Alcántara en 1807 y, después, de saquear la biblioteca, dieron con el antiguo recetario del monasterio, en el que se encontraba esta receta junto con otras. El General Junot envió el libro de cocina como regalo a su mujer, Laura Permon, duquesa de Abrantes. Ella fue quien lo divulgó por Francia, hasta llegar al insigne cocinero francés Auguste Escoffier lo celebró como “uno de los mejores trofeos de guerra”. »