“El cautivo”, de Jesús Sánchez Adalid

   «Vida, aventura y desventura del noble caballero don Luis María Monroy de Villalobos, tambor mayor que era de los tercios de su majestad, y fue hecho cautivo por el moro en la triste jornada de los Gelves de Túnez»

El cautivo, publicada en 2004, es la quinta novela histórica del escritor extremeño Jesús Sánchez Adalid.

La acción de la novela se desarrolla entre el año 1540 y el 1560, uno de los periodos más interesantes del siglo XVI, a caballo entre los reinados de Carlos V y Felipe II. Según el propio autor, quizás la época más idealista de España y que nos identifica mucho a los españoles.

 El protagonista de la historia es Luis María Monroy Villalobos, un joven valeroso y de gran sensibilidad perteneciente a la baja nobleza extremeña del siglo XVI que, tras formarse en Belvís, Oropesa, Jarandilla de la Vera y Cáceres, se embarca en la armada de Felipe II con el tercio más prestigioso del emperador, el de don Álvaro de Sande, siendo hecho cautivo por el moro tras el desastre de los Gelves en Túnez.

9788466648363Sánchez Adalid ha insertado con maestría al personaje principal de la novela en la peculiar forma de vida de la época. Como señala en la Justificación de la novela: «Ante los ojos de Luis María Monroy se despliega un mundo lleno de curiosos matices y sentimientos; las esperanzas de una sociedad que se debate entre la gloria y la decadencia, la permanencia y la evolución, el apasionamiento y el desaliento, el apego a la vida y la misma muerte… Es en suma el estado crítico del mundo medieval que sucumbe y el renacer de una nueva realidad que aquella España no terminaba de aceptar».

Como ocurre con otras de sus novelas, Sánchez Adalid vuelve a mirar a su tierra, Extremadura, en busca de inspiración. En Extremadura sitúa parte de la trama de la novela y extremeño, de Jerez de los Caballeros, es Luis María Monroy, protagonista de la misma.

    «Cuando llegamos a las puertas de Zafra, me embargó una gran emoción, al sentir muy próxima mi ciudad de origen. Pero no podía apartarme del itinerario para ir a visitar a mi familia, porque supondría demorar unas jornadas el viaje. Así que me conformé con aspirar los aires de mi tierra, para llevarme prendido el recuerdo en el alma, por si pasaba mucho tiempo sin que pudiera regresar».

Nos encontramos ante una novela bien escrita, entretenida y fácil de leer. Sustentada en un gran trabajo previo de documentación histórica y que nos ofrece un retrato fiel de ese periodo tan interesante de la historia de España.

Después de El cautivo, su autor ha escrito dos novelas más protagonizadas por Luis María Monroy: La sublime puerta y El caballero de Alcántara que pueden leerse por separado o como una trilogía.

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Don Álvaro de Sande, cronista del desastre de los Gelves. Artículo de Miguel Muñoz de San Pedro en la Revista de Estudios ExtremeñosRecoge la carta en la que le explica al rey Felipe II el tristemente célebre desastre de los Gelves. Presenta interpolaciones en el propio texto, recogiendo los juicios del Duque de Medinaceli, jefe de aquella empresa.

SINOPSIS

En el siglo XVI, el joven noble Luis María Monroy de Villalobos debe servir como paje en el castillo de Belvís a fin de hacerse caballero a la antigua usanza. Las circunstancias lo llevan a ponerse al servicio de Carlos V, lo que le brinda la oportunidad de integrarse en el tercio más prestigioso del emperador, el de don Álvaro de Sande, en Milán. Desde allí se embarca, con la armada de Felipe II, en una de las empresas guerreras más absurdas y catastróficas de la historia, el llamado “desastre de los Gelves”.

El autor de El mozárabe se sirve de la apasionante vida de Monroy para retratar una época que va de un extremo a otro: del lirismo, la música, el amor cortés y unas novelas de caballerías prohibidas por la Inquisición, a las heridas abiertas por la Reconquista, la guerra, el cautiverio y la muerte.

JESÚS SÁNCHEZ ADALID

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Jesús Sánchez Adalid (1962) nació en Villanueva de la Serena (Badajoz). Se licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y realizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió Filosofía y Teología. Además, es licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca. Es profesor de Ética en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo.

Su amplia obra literaria ha conectado con multitud de lectores, gracias a la veracidad de sus argumentos y a la originalidad de sus descripciones, sustentadas en una profunda documentación. El escritor de novelas históricas, ha afirmado Sánchez Adalid, «debe realizar siempre un gran trabajo previo que servirá de marco honesto y real a su obra, a la vez que le facilitará la inspiración.»

En la justificación final de su novela, Félix de Lusitania, ha expresado que «los escritores que hemos optado por la novela histórica no pretendemos hacer Historia; sólo nos mueve un afán literario, pero son la Historia, la Arqueología y las Humanidades en general, nuestra fuente de inspiración. En mi caso desearía, eso sí, servir humildemente al lector para facilitarle un “viaje al pasado” en esta “máquina del tiempo” de tan fácil manejo que es el libro».

Sus novelas constituyen una permanente reflexión acerca de las relaciones humanas, la libertad individual, el amor, el poder y la búsqueda de la verdad.

La obra de Sánchez Adalid se ha convertido en un símbolo de acuerdo y armonía entre los pueblos, religiones y razas, algo especialmente necesario en un mundo desgarrado por la intolerancia y el fanatismo.

El autor extremeño ha afirmado en alguna ocasión que no escribe para escritores ni para críticos. Escribe para que se le lea, por eso procura que sus relatos sean entretenidos. «Escribo lo que a mí me gustaría leer y creo que por eso conecto con muchos lectores. En el fondo no somos tan distintos».

Ha publicado con gran éxito La luz del Oriente, El morázabe, Félix de Lusitania, La tierra sin mal, El cautivo, La Sublime Puerta, El caballero de Alcántara, Los milagros del vino, Galeón, El camino morázabe, Treinta doblones de oro, Y de repente, Teresay La mediadora, una novela que ha sido la ganadora del Premio Abogados de novela 2015 y en la que Jesús Sánchez Adalid aborda un tema de actualidad.  Es también autor de Tras los pasos del abate viajero,una obra de encargo institucional que fue presentada en 2014.

En 2007 ganó el premio Fernando Lara por su novela El alma de la ciudad; en 2012 el premio Alfonso X el Sabio de Novela Histórica por Alcazaba; en 2013 el premio Internacional de Novela Histórica de Zaragoza por el conjunto de sus obra; el premio Diálogo de Culturas y el premio Hispanidad. En 2014 su novela Treinta doblones de oro recibió el premio Troa Libros con Valores.

En Extremadura ha sido distinguido con la Medalla de Extremadura y el premio Extremeños de Hoy.

Sánchez Adalid ha colaborado en Radio Nacional, en el diario Hoy y en revistas Historia National Geografic y Vida nueva. Actualmente colabora con Canal Historia (The History Channel), Volcán Producciones y Zebra Producciones.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

    «Cerca de cinco mil de los nuestros perecieron en aquella empresa; unos por peste, otros peleando y el resto a manos de la más despiadada crueldad.
    Piali Bajá mandó construir una torre que se viera desde el mar con los cuerpos de los soldados cristianos muertos, para que en lo sucesivo sirviera de advertencia a cuantos soberanos se les ocurriese ir a señorear la costa de África. Durante días, los sarracenos estuvieron reuniendo restos humanos y los fueron apilando sobre una gran plataforma de piedras y argamasa. La construcción crecía a medida que se amontonaban más y más cuerpos que iban siendo apelmazados con cal, tierra y agua. Asomaban manos, pies y cráneos de las paredes de la macabra obra que iba teniendo forma de pirámide. Resultaba una visión apocalíptica que a los cautivos nos helaba la sangre cuando la mirábamos por las rendijas de la empalizada.
   –¿Veis en lo que se han convertido vuestros compañeros? –nos decían ufanos nuestros carceleros–. ¡Así acaben todos los perros cristianos!»
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Tapiz del ataque a Túnez por los ejércitos de Carlos I, epílogo del desastre de los Gelves de 1560

   «Es éste el triste recuerdo de una más de las muchas guerras de los hombres, las cuales no dejan sembrado sino el recuerdo de la desolación y la muerte».