“Revival”, de Stephen King

«Todo el mundo se pregunta en algún momento qué hay al otro lado del muro de la muerte»

Revival es la última novela publicada en España por el estadounidense Stephen King, autor de más de cincuenta novelas, muchas de las cuales han sido llevadas al cine o a la pequeña pantalla.

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La novela comienza, hace más de medio siglo, en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra, cuando el pequeño Jamie Morton conoce a Charles Jacobs, pastor metodista recién llegado a la localidad. Entre ambos se establece un estrecho vínculo basado en una obsesión secreta.

«Al menos en un sentido nuestras vidas son ciertamente como las películas. El elenco principal se compone de la familia y los amigos. Los actores son los vecinos, los compañeros de trabajo, los profesores y los conocidos. […]

Pero a veces entra en nuestra vida una persona que no encaja en ninguna de estas categorías. […]

Cuando pienso en Charles Jacobs –mi quinto en discordia, mi agente del cambio, mi maldición–, se me hace imposible creer que su presencia en mi vida tuvo que ver con el destino.»

Unos años más tarde, la familia de Charles Jacobs se ve golpeada por la tragedia, y el carismático reverendo maldice a Dios y reniega de toda creencia religiosa, siendo desterrado de la ciudad.

Pero, unas décadas más tarde, los destinos de ambos protagonistas vuelven a cruzarse.

Una inquietante novela que nos presenta una historia oscura y realista sobre la adicción, el fanatismo y lo que puede existir al otro lado del muro de la vida, y que nos presenta un final absolutamente aterrador.

«Que no está muerto lo que eternamente yace,
y en los eones por venir aún la muerte puede morir »
                                                           H. P. Lovecraf

SINOPSIS

Octubre de 1962. En una pequeña localidad de Nueva Inglaterra la sombra de un hombre se cierne sobre un niño que juega ensimismado con sus soldaditos. Cuando Jamie Morton levanta la vista, ve una figura imponente. Se trata de Charles Jacobs, el nuevo pastor, con quien pronto establecerá un estrecho vínculo basado en su fascinación por los experimentos con electricidad.

Varias décadas más tarde, Jamie ha caído en las drogas y lleva una vida nómada tocando la guitarra para diferentes bandas por bares de todo el país. Entonces vuelve a cruzarse con Jacobs –dedicado ahora al espectáculo y a crear deslumbrantes «retratos de luz»–, y este encuentro tendrá importantes consecuencias para ambos. Su vínculo se convertirá en un pacto más allá incluso del ideado por el Diablo, y Jamie descubrirá que «renacer» puede tener más de un significado.

Esta inquietante novela, que se extiende a lo largo de cinco décadas, muestra uno de los más terroríficos finales que Stephen King haya escrito jamás. Es una obra de arte del maestro de contar historias de nuestro tiempo, en la tradición de Hawthorne, Melville o Poe.

STEPHEN KING

12003389_957366390968609_255636791385749761_nStephen King es el maestro indiscutible de la narrativa de terror contemporánea, con más de cincuenta libros publicados. En 2003 fue galardonado con la Medalla de la National Book Foundation por su contribución a las letras estadounidenses, y en 2007 recibió el Grand Master Award que otorga la asociación Mystery Writers of America. Entre sus títulos más célebres cabe destacar El misterio de Salem’s Lot, El resplandor, La zona muerta, Ojos de fuego, It, Maleficio, La milla verde y las siete novelas que componen el ciclo «La Torre Oscura». Sus últimos libros publicados en nuestro idioma son Mr. Mercedes, Doctor Sueño, Joyland y 22/11/63.

FRAGMENTOS DE LA NOVELA

   «En 2012 cumplí los cincuenta y seis. Hugh y su novia desde hacía muchos años me llevaron a cenar. De camino a casa recordé un cuento de viejas –es probable que lo hayan oído– sobre cómo cocer una rana. Se la pone en agua fría y empieza a aumentarse el calor. Si se hace gradualmente, la rana, tonta como es, no salta. No sé si es verdad o no, pero decidí que era una excelente metáfora del envejecimiento.

En mi adolescencia, veía a las personas de más de cincuenta años con lástima y desazón: caminaban muy despacio, hablaban muy despacio, veían la televisión en lugar de ira al cine y a los conciertos, su idea de una gran fiesta era un estofado con los vecinos, y se metían en la cama después del noticiario de las once. Pero –al igual que la mayoría de las personas de cincuenta y tantos, sesenta y tantos y setenta y tantos que gozan de una relativa buena salud– no me importó demasiado cuando me llegó el turno. Porque el cerebro no envejece, aunque sus ideas sobre el mundo puedan volverse rígidas y se dé una mayor tendencia a hablar por los codos sobre los viejos tiempos. (De esto al menos me libré, porque en mi caso esos viejos tiempos los pasé, en su mayor parte, sumido en la más desenfrenada e impenitente drogadicción.) Creo que para la mayor parte de la gente los delirios engañosos de la vida empiezan a desvanecerse a partir de los cincuenta años. Los días se aceleran, los dolores se multiplican, y el andar se hace más lento, pero hay compensaciones. Con la calma, llega la capacidad para valorar las cosas, y –en mi caso– una determinación de hacerlas bien durante el tiempo que me quedara […]

Sí, veía unas cuantas arrugas más en las comisuras de mis labios y mis ajos cuando me afeitaba, pero en conjunto, creía yo, tenía el mismo aspecto de siempre. Esa, naturalmente, es la benévola ilusión que todos nos forjamos en nuestros últimos años. Tuve que regresar a Harlow en el verano de 2013 para comprender la verdad: yo no era más que otra rana en un cazo. La buena noticia era que de momento la temperatura solo había subido a intensidad media. La mala era que el proceso no se interrumpiría a corto plazo. Las tres verdaderas edades del hombre son la juventud, la mediana edad y ¿cómo coño me he hecho viejo tan pronto?»

[…]

   «Todo el mundo se pregunta en algún momento qué hay al otro lado del muro de la muerte […] Quiero saber qué les pasó a mi mujer y a mi hijo. Quiero saber qué que nos deparará el universo a todos nosotros cuando esta vida termine, y me propongo averiguarlo.»