“Malaventura”, de Fernando Navarro, un híbrido entre Lorca, Sergio Leone y Cormac McCarthy

Malaventura es el primer libro publicado por el guionista cinematográfico de gran éxito Fernando Navarro. Una obra que se encuentra a medio camino entre la novela y el libro de cuentos. Integrada por un conjunto de quince relatos que se desarrollan en el extremo oriental de Andalucía, entre las provincias de Granada y Almería, en un tiempo impreciso. Relatos protagonizados por personajes marginales y desesperados que tratan de sobrevivir en una tierra inhóspita y violenta. Mujeres barberas, cazaores, quinquis, demonios que se desplazan en las ondas de radio, guardias civiles, mercenarios de buen corazón o niños que maldicen a todo un pueblo: una novela de estampas que se lee como una tragedia lorquiana.

Malaventura es, en palabras de su autor, «una especie de western de ida y vuelta, repleto de influencias de las literaturas sureñas. Una especie de búsqueda, un intento de contar un lugar muy concreto que no existe pero que tiene nombres reales. Los relatos cuentan un estado de ánimo, cómo es la vida en un sitio desértico y extremo con esa dosis de romancero, western, novela negra, esperpento, y hasta literatura fantástica».

Nos encontramos ante un neorromancero western con el sur como obsesión, ambientado en una Andalucía maldita y extrema, remota y auténtica, con sabor a Lorca, a las letras del cante jondo y a la épica desesperada de las películas de Sergio Leone, que se lee como una novela de iniciación y muerte.

«Alguien me contó una vez que los indios o los gitanos colocan una moneda de plata en los párpados de sus muertos para que el viaje de vuelta a donde sea que viajen se emprenda en calma, seguro, tranquilo. Y para que los dejen entrar en el cielo. Yo no tengo ni idea de esas cosas. Me suenan a historias de indios, de supersticiosos o de gitanos. Del más allá yo solo sé lo que vi en los ojos del cartagenero cuando entré en su cortijo, que olía a geranios. El cielo y el infierno son lo mismo: un sitio negro del que no se regresa.»

Malaventura es un híbrido entre Lorca, Sergio Leone y Cormac McCarthy, compuesto por un ramillete de impactantes relatos escritos con una prosa magnífica y en un lenguaje que incorpora rasgos y palabras propias del habla andaluza propia de la zona. «Lo he escrito como hablo, como hablan mis amigos y con las palabras que uso. No ha sido un ejercicio literario», ha reconocido su autor.

Malaventura me ha parecido un libro magnífico, de lectura ágil y entretenida, y que se lee con gusto. Más que recomendable.

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SINOPSIS

Un acid western de aires tarantinescos.

Los héroes y los villanos se desdibujan en Malaventura, una suerte de neorromancero ambientado en una Andalucía desesperada y remota, a la vez que irreal y auténtica, mítica y salvaje, llena de personajes extremos: quinquis, hechiceras, cazadores, demonios que se desplazan por las ondas de la radio, mercenarios de buen corazón o niños que maldicen a todo un pueblo. Una mujer barbera atrapada en una reyerta. El cruel linchamiento de un legendario bandolero. Una misteriosa matanza en una fonda en la que el único testigo es un burrico. El amor imposible entre una vidente y un forajido. Una inundación que sigue su curso llevándose por delante todo lo que encuentra a su paso o la inesperada visita de los fantasmas del pasado que buscan ajustar cuentas con un violento guardia civil.

Malaventura

    «Nunca fui un niño bueno. Aunque casi no fui un niño ni tampoco viví como un niño ni reí como un niño o jugué como juegan los niños más que los años justo antes de desarrollar y dejar salir a la calle lo que fuera que me habitara por dentro. Esa cosa turbia. Pronto, muy pronto, sentí la necesidad de enredar. De fastidiarlo todo. De convertir lo poco de niño que me quedaba en el cuerpo en el rastro lejano de un espectro. De verlo arder y caminar sobre sus cenizas. Recordar los pocos años de niñez e inocencia que tuve como si fueran el rastro que deja en los recuerdos un sueño bonito. Bueno, no os engaño: yo no tengo de esos sueños. Ni siquiera cuando duermo arropao por varios pellejos de aguardiente que me he metido entre pecho y espalda la noche anterior y al calor de los muslos de alguna.»

FERNANDO NAVARRO

Fernando_Navarro_(Guionista)Fernando Navarro nació en Granada en 1980. Como guionista de cine ha colaborado, entre otros, con cineastas como Álex de la Iglesia, Rodrigo Cortés, Paco Plaza, Jonás Trueba o Jaume Balagueró. Ha sido dos veces nominado a los Premios Goya, en las categorías de Mejor Guion Original y Mejor Guion Adaptado. Entre su filmografía destacan Toro (2016), Verónica (2018) o Cosmética del enemigo (2020). Su último guion hasta la fecha es Bajocero (2021), un thriller para Netflix que llegó a posicionarse como número uno en más de 55 países. Es miembro del Writers Guild of America y ha impartido talleres de Escritura Creativa en la Universidad de Siracusa y en Le Moyne College, ambos en Nueva York. Ha colaborado con medios como Radio 3Cadena SERMondoSonoro o Letras LibresMalaventura es su primera novela.

“El cuarto de la plancha”, de Inma Chacón

«Para mi madre,
que me enseñó a mirar las caras
bonitas de la vida.

Y para mi padre,
que nos regaló una infancia feliz.»

Inma Chacón acaba de publicar una nueva novela, El cuarto de la plancha (2023), en la que la escritora extremeña retrata a su familia, haciendo un especial homenaje a su madre y a su hermana Dulce. Es la historia de una madre y sus nueve hijos que tuvieron que marcharse de Zafra a Madrid cuando fallece el padre.

Una novela en la que retrata a su familia, pero sin duda es un sentido homenaje a su madre y a todas las madres.

Como señala la autora en el prólogo de la obra: «Esta novela representa mi hogar, y mi hogar es mi madre, mi infancia, mi pueblo, mi adolescencia y toda una vida en la que mi madre ha sido mi referente más sólido.

Cada palabra de estas páginas es un homenaje a ella, pero también a todas las madres, a todos los padres y a todos los hijos e hijas que puedan verse identificados conmigo.

En realidad, el libro empezó siendo una novela compuesta de anécdotas que mi madre me había contado sobre su familia, algunas de las cuales me han servido de inspiración para varias de mis novelas. Historias sobre sus antepasados que pensé que merecería la pena escribir tal y como sucedieron, sin la ficción a la que las había sometido anteriormente.

De modo que me gusta definir esta novela como una especie de diálogo entre las anécdotas de mi madre y las mías, o entre nuestras memorias. Una conversación entre recuerdos, donde mi voz se hace eco de la suya.»

El cuarto de la plancha es, por tanto, un sentido homenaje a la madre de la escritora de Zafra basado en acontecimientos familiares, tantos los felices como los trágicos.

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SINOPSIS

Un homenaje a las familias y a las madres tiernas, valientes y cómplices

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 «Mi madre no tiene nombre. Solo se llama mamá, como todas las madres del mundo. Nunca se me habría ocurrido dirigirme a ella de otra manera; si acaso, a veces, cuando quiero mimarla o ser más cariñosa que de costumbre, le digo mami, como me dice a mí mi hija pequeña, o mamina, como llaman a mi sobrina sus hijos casi italianos. No obstante, para mí, mi madre siempre ha sido mamá, como para miles de millones de personas. Sí, ya sé que no todo el mundo llama a su madre de la misma manera, hay otras variantes y otras lenguas, pero en todas ellas se produce el mismo fenómeno: tanto el concepto como el término que lo representa son unívocos e inequívocos; no hay polisemia ni sinonimia posibles, sino acepciones coloquiales como las que utilizo yo.»

El cuarto de la plancha es un libro tejido con el amor de las madres y de las historias que se susurran al oído antes de irse a dormir; es un canto de amor a la familia con todo lo que tiene de caótico, de bueno, de triste, de sabio y de conocido; es una mano tendida, un corazón remendado y una ventana abierta a los recuerdos. Es, en suma, la voz única, sincera y dulce, certera y personalísima de Inma Chacón desgranando en una obra inolvidable, tierna, divertida y cercana, también desgarradora por momentos, la historia de su familia, y la suya propia, narrada como su más fascinante novela.

De la particular relación que une a dos hermanas gemelas a lo largo de toda su vida y más allá de la muerte al valor de una joven madre viuda capaz de sacar adelante a sus nueve hijos; del misterio de un abuelo que no parecía querer a sus nietos al de una segunda esposa enamorada que, por no molestar, casi no tenía ni nombre; del recuerdo de un padre con un corazón tan grande que no le cabía en el pecho a los secretos que oculta un costurero antiguo o un rosario de piedras amarillas… Todo cuanto se nombra en El cuarto de la plancha guarda un significado y una historia. Pero, sobre todo, atesora un sentimiento, una emoción, que hace de este libro una obra cautivadora, honda, conmovedora, difícil de olvidar.  

INMA CHACÓN

vestido negro-collar rojoInma Chacón (Zafra, 1954) es doctora en Ciencias de la Información y fue decana de la Facultad de Comunicación y Humanidades de la Universidad Europea. Su primera incursión en el mundo de la narrativa fue con La princesa india, novela a la que siguieron Las filipinianas, Tiempo de arena (por la que fue finalista del Premio Planeta), Mientras pueda pensarte y Tierra sin hombres, que fueron grandes éxitos de ventas y crítica. También ha publicado la colección de relatos Voces. Antología personal y los poemarios Alas, Urdimbres, Antología de la herida y Arcanos. En el campo de la dramaturgia, es autora de varias obras, entre las que destacan La Baltasara y Las Cervantas, escrita junto a José Ramón Fernández por encargo de la Biblioteca Nacional. También ha colaborado en numerosos libros colectivos de poemas y de relatos. Los silencios de Hugo, su séptima novela, es un homenaje a su tierra, Extremadura. El cuarto de la plancha es su última lectura.

“El puente de Alcántara”, de Frank Baer

 «La vejez no nos hace sabios, y la muerte no nos acerca a Dios. No somos más que hombres mortales. El que nos creó puso en nosotros una chispa de su espíritu, y la intuición de que, en algún lugar, arde una llama. Pero nos deja en la oscuridad.»

El puente de Alcántara (Die Brücke von Alcántara) es una novela histórica del escritor y periodista alemán Frank Baer, publicada originalmente en Alemania en 1988.

El relato se desarrolla a lo largo de más de dos décadas, entre los años 1063 y 1086, y su argumento gira alrededor de tres personajes representativos de las tres culturas que conviví­an en la Península Ibérica hacia la segunda mitad del siglo XI: Mohamed Ibn Amar, poeta andaluz de origen árabe; el médico judío de Sevilla Yunus Ibn al Ahwar, y Lope, un joven escudero cristiano.

A través de las peripecias de estos tres personajes, hilos conductores de tramas entrelazadas, donde se mezclan venganzas, odios, enamoramientos, traiciones y sentimientos encontrados, Baer pinta una grandiosa recreación de la España del siglo XI, un crisol cultural de las tres culturas que por aquel entonces convivían en la península. Gracias a su documentación histórica, a la intensidad de la historia, que atrapa al lector desde el primer momento, y a la frescura narrativa, desde su publicación, en 1988, El puente de Alcántara marcó un hito en la narrativa histórica como género literario, y es sin duda la mejor y más completa novela sobre la España de las tres culturas escrita hasta el momento.

    «No, no habría paz en la Tierra. Tampoco la Iglesia cristiana vencería a la guerra, al menos no mientras ella misma guerreara contra la guerra. La guerra era más antigua que la Iglesia, era una parte maligna de la herencia humana, una enfermedad que atacaba a los poderosos y a los ávidos de poder, y contra la cual no existía medicamento alguno. Los abades y obispos lo sabían bien, como lo sabían igualmente el Papa y su legado, que ahora anunciaba su mensaje desde el púlpito. No predicaban contra la guerra en sí, sino únicamente contra la guerra entre cristianos. Dejaban una vía de escape a los señores amantes de la guerra. Decían: seguid guerreando en paz, pero no luchéis entre vosotros, cristianos contra cristianos, sino contra los enemigos de Cristo, contra los otros, los paganos, los sarracenos impíos.»

Estamos, por tanto, ante una novela de una gran rigurosidad histórica, que se apoya en un enorme trabajo previo de investigación y documentación histórica, y que le costó a Baer cinco años escribir. Su propio autor la define como un largo viaje de cinco años al siglo XI. En la Nota del Autor, que figura al final de su libro, explica algunas de las numerosas fuentes consultadas durante su redacción y señala algunas cuestiones interesantes, como la historia de los papeles de la sinagoga de Fustat (el antiguo El Cairo).

El resultado es una magnífica novela, que recrea, con asombrosa habilidad, la forma de vida en la Península Ibérica en la segunda mitad del siglo XI, en un periodo de relativo equilibrio entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur, cuando las distintas religiones y culturas dominantes: musulmana, judía y cristiana pugnaban por hacerse con un su propio espacio geográfico.

Suponen una gran ayuda para el lector tanto la guía de personajes, que encontramos al principio de la novela, como el glosario de términos, que figura al final de la misma.

El puente de Alcántara es una de mis novelas históricas favoritas y que considero absolutamente imprescindible para los amantes de este género.

Por cierto, que el famoso puente, del que toma el título la novela y que no aparece hasta la parte final de la misma, fue construido por Cayo Julio Lácer y terminado en 106, está en la provincia extremeña de Cáceres y se encuentra en un excelente estado de conservación.

     «La mañana de ese día el grupo se había dividido. El grupo principal, en el que iban las mujeres, había salido por delante. Lope estaba en el segundo grupo, que no llegó a las puertas de la ciudad hasta el atardecer. Vio la ciudad frente a él. El sol estaba ya tan bajo que parecía haberse posado sobre los tejados. Lope conocía aquello, conocía el camino que rodeaba la ciudad por el este y conducía al río por un sendero escarpado y sinuoso. Había recorrido muchas veces ese camino; la primera, cuando aún era un chico, con el capitán. También conocía el puente que había dado nombre a la ciudad, el puente sobre el Tajo, que no aparecía ante los ojos hasta que no se había dejado atrás el último recodo del camino, y cuya sola visión le cortaba el aliento a cualquiera, por muchas veces que lo hubiese visto antes. Qantarat as-Saif, como era llamado en árabe: el puente de la espada. Seis colosales arcos, el mayor de casi sesenta codos de ancho, sostenían a más de cuarenta hombres de altura, sobre el río, una calzada tan ancha que fácilmente podían pasar dos carros al mismo tiempo. Sobre los pilares centrales se levantaba una puerta en forma de arco, hecha con imponentes bloques de piedra labrada. El gran puente, una de las maravillas del mundo, como decía la gente.»

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   SINOPSIS

En el año 1064, caballeros normandos y franceses emprendieron una cruzada contra los moros en España y sitiaron la ciudad de Barbastro. Ante las murallas de esta ciudad se produjo el encuentro de tres hombres: Mohamed Ibn Amar, un poeta andaluz de origen árabe, Yunus Ibn al Ahwar, un médico judío, y Lope, un escudero de quince años. Los caminos de los tres se separaron y volvieron a cruzarse años después en Sevilla. El poeta se había convertido en gran visir y Lope estaba enamorado de la hija del médico judío, pero los sucesos de una noche infausta en el puente de Alcántara hicieron de él una persona distinta.

En estos tres destinos se refleja la diversidad de una época grandiosa, en la que Andalucía era un floreciente centro artístico y cultural. El puente de Alcántara recrea, con todo su colorido y diversidad, la vida y la mentalidad de un siglo en que en España convivían razas y religiones distintas.

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      «Bajo el mandato del poderoso caudillo musulmán al-Mansur, el reino de Córdoba alcanzaría la cima de su poder. Pero una vez muerte éste, su reino volvió a desmembrarse. Luchas por el poder y guerras civiles devastaron el país. Las tropas bereberes saquearon la capital y prendieron fuego a los palacios. Los gobernadores de las capitales de provincia se declararon independientes.

    Cuando, finalmente, las diferentes partes que se disputaban el califato de Córdoba suspendieron la lucha, Andalucía estaba dividida en muchos pequeños principados. En Zaragoza, Valencia, Almería, Granada, Sevilla, Badajoz, Toledo; por todas partes se levantaban gobernantes autónomos de pequeños territorios independientes. La ausencia de un gobierno central fuerte tuvo como consecuencia un periodo de libertad inusitada. Andalucía volvió a vivir una edad de oro, impregnada de una tolerancia única en la Edad Media.

    Los pequeños príncipes competían en la decoración de sus residencias la magnificencia de sus ropajes, la calidad de la orquesta de su corte. Poetas, filósofos, científicos, arquitectos y artesanos encontraron generosos mecenas. Se dio un florecimiento cultural que los historiadores han comparado con el renacimiento cuatrocentista italiano.

     En esa misma época, también los reinos cristianos del norte ibérico vivían una etapa de prosperidad. Se habían recuperado rápidamente de los golpes de al-Mansur. Pero apenas había cedido la amenaza del sur, cuando ya los condes y reyezuelos –todos ellos hermanados y emparentados entre sí– se sumieron en rencillas familiares. De estas rencillas salió finalmente vencedor el conde de Castilla, don Fernando el Grande, quien consiguió anexionar a su Castilla natal Galicia y el reino de León. En torno al año 1060 había extendido sus dominios hasta tal punto que era, sin discusión, el soberano más poderoso de toda la Península.

    Poco después comienza la historia que narra este libro.»

FRANK BAER

022019_PB_Captives_FBaerNacido en Dresde en 1938, es escritor y periodista. Su única novela histórica es El puente de Alcántara, un gran éxito internacional, unánimemente elogiada por su rigor en la documentación y su habilidad para representar un grandioso fresco de la España medieval. Es también autor de la novela Die Magermilchbande (adaptada más tarde en una serie de televisión), que cuenta las aventuras de un grupo de niños huérfanos que, en 1945, deben regresar por sus propios medios a su ciudad natal, un intentar que es producto de sus propias experiencias en la Alemania en ruinas tras de la segunda guerra mundial. Asimismo, ha publicado un par de libros infantiles. Actualmente trabaja como colaborador autónomo en prensa y televisión.

“Una luz en la noche de Roma”, la nueva novela de Jesús Sánchez Adalid

Tras el éxito de Las armas de la luz, el autor extremeño Jesús Sánchez Adalid regresa, después de tres años metido de lleno en esta aventura literaria, con una nueva novela, Una luz en la noche de Roma, que ya podemos encontrar en las librerías.

La idea de narrar esta formidable historia surge cuando alguien se puso en contacto con el escritor Jesús Sánchez Adalid y le informó de la existencia de unos documentos de valor inestimable. Nadie sabe por qué motivo estos datos históricos permanecían sin salir a la luz desde hace ocho décadas, guardados en el secreto de algunos archivos de la Segunda Guerra Mundial.

El autor de El mozárabe ha informado en una reciente entrevista que los hechos que narra en la novela le vinieron de repente y sin esperarlos. El 19 de septiembre de 2019 recibió un mensaje por correo electrónico que comenzaba así: «Estimado don Jesús: No quiero invadir su intimidad por el momento, y por eso prefiero escribir. Y cuando no le interese esta conversación escrita, pues no la siga y punto… Le adjunto un hecho histórico acaecido en nuestro Hospital de la isla Tiberina de Roma, sobre el que algunas televisiones (de USA y Polonia) e investigadores de la historia desean obtener información. Ese interés ha aumentado de una manera considerable últimamente. De forma resumida, trataré de contárselo en estas líneas. Durante la ocupación nazi de Italia en la Segunda Guerra Mundial, en 1943, hubo, como sabrá, una persecución de la comunidad judía de Roma, que básicamente se concentraba en el gueto, siendo, por tanto, vecino de nuestro hospital, que se encuentra en la isla Tiberina. Solo nos separa del barrio judío el puente Fabricio».

Sánchez Adalid se dio cuenta de que se encontraba, sin duda, ante unos hechos verdaderamente interesantes. Tras una investigación apasionante, encontró a los descendientes de los protagonistas reales, los cuales le proporcionaron el fantástico elenco de testimonios, revelaciones, nombres, fechas y anécdotas que componen el cuerpo de la narración.

El resultado es esta novela, según la información que nos proporciona la editorial, imprescindible y esperanzadora para los tiempos que corren.

LEER LAS PRIMERAS PÁGINAS DE LA NOVELA

SINOPSIS

En el verano de 1943, Gina, una estudiante de familia acomodada, se enamora perdidamente de Betto, un intrépido muchacho judío que forma parte de una organización clandestina. Entre ambos surge una original, intensa y prohibida relación que transcurre en el devenir de una de las tragedias más impresionantes de la historia reciente de Europa. Tras la estrambótica caída de Mussolini, Roma se precipita hacia una tormenta de violencia que culminará con la ocupación de la ciudad por las tropas de Hitler. Por otra parte, cuando las SS se disponen a capturar a todos los judíos del barrio hebreo, en el hospital de la isla Tiberina será ideado un sofisticado engaño para salvar a un buen número de personas: el llamado «Síndrome K».

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Sánchez Adalid nos regala una fascinante novela que retrata la sociedad romana bajo el dominio nazi. Una mezcla de amor, heroísmo y generosidad, donde hay lugar para la ternura y la belleza. Porque, curiosamente, a pesar del peligro de los bombardeos y las amenazas constantes, la ópera, los teatros, los cines y los cafés romanos siguen abiertos invariablemente. Aun en los momentos más trágicos, Roma no renuncia a su esencia eterna y vital.

Esta es la historia real de unos hombres y mujeres que tuvieron que enfrentarse a los acontecimientos más extraños, infaustos y peligrosos que puedan darse en la existencia. Pero es en la mayor adversidad cuando sale y resplandece lo mejor del alma humana.

Entrevista para Canal 24h. Una luz en la noche de Roma

JESÚS SÁNCHEZ ADALID

22894321_1464763953618817_2010764460934034265_nJesús Sánchez Adalid (1962) nació en Villanueva de la Serena (Badajoz). Se licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y realizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió Filosofía y Teología. Además, es licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca. Es profesor de Ética en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo.

Su amplia obra literaria ha conectado con multitud de lectores, gracias a la veracidad de sus argumentos y a la originalidad de sus descripciones, sustentadas en una profunda documentación. Sus novelas constituyen una permanente reflexión acerca de las relaciones humanas, la libertad individual, el amor, el poder y la búsqueda de la verdad.

La obra de Sánchez Adalid se ha convertido en un símbolo de acuerdo y armonía entre los pueblos, religiones y razas, algo especialmente necesario en un mundo desgarrado por la intolerancia y el fanatismo.

Ha publicado con gran éxito La luz del Oriente, El morázabe, Félix de Lusitania, La tierra sin mal, El cautivo, La Sublime Puerta, El caballero de Alcántara, Los milagros del vino, Galeón, El camino mozárabe, Treinta doblones de oro, Y de repente, Teresa, La mediadora, En tiempos del papa sirio, Los baños del pozo azul y Las armas de la luz.

Es también autor de Tras los pasos del abate viajero, una obra de encargo institucional que fue presentada en 2014.

En 2007 ganó el premio Fernando Lara por su novela El alma de la ciudad; en 2012 el premio Alfonso X el Sabio de Novela Histórica por Alcazaba; en 2013 el premio Internacional de Novela Histórica de Zaragoza por el conjunto de sus obra; el premio Diálogo de Culturas y el premio Hispanidad. En 2014 su novela Treinta doblones de oro recibió el premio Troa Libros con Valores.

En Extremadura ha sido distinguido con la Medalla de Extremadura y el premio Extremeños de Hoy. Además, es académico de número de la Real Academia de las Artes y las Letras de Extremadura, cuya biblioteca dirige. También es patrono de la prestigiosa Fundación Paradigma Córdoba, cuyo fin esencial es recordar los ejemplos positivos de convivencia entre las tres religiones abrahámicas: judía, cristiana y musulmana, que ocurrieron en Alándalus, buscando con ello los principios y fundamentos del ecumenismo y del diálogo.

Sánchez Adalid ha colaborado en Radio Nacional, en el diario Hoy y en revistas Historia National Geografic y Vida nueva. Actualmente colabora con Canal Historia (The History Channel), Volcán Producciones y Zebra Producciones.

FUENTES

  • El Periódico Extremadura
  • Sánchez Adalid, J. Una luz en la noche de Roma. Madrid, Harper Collins Ibérica, 2023

“14 de abril”, de Paco Cerdà

«Crepúsculo de los reyes, está despuntando el alba.»

Tras las elecciones municipales del 12 de abril, que dieron como resultado el triunfo de los partidos republicanos en las principales ciudades del país, el 14 de abril de 1931 se produjo la proclamación de la II República Española, que se llevaría por delante a la monarquía, trayendo, para muchos, la esperanza de nuevos aires de justicia y libertad.

Lo que pasó en las 24 horas de ese día, crucial para la historia de España y en que el pueblo se echó mayoritariamente a la calle, nos lo cuenta el escritor y periodista Paco Cerdá en su libro titulado 14 de abril (2022).

14 de abril puede definirse como una novela de no ficción, a medio camino entre la literatura y el periodismo, que se sustenta en un enorme trabajo de documentación e investigación, y que puede leerse como una novela. Un libro que ha sido distinguido con el II Premio de No Ficción Libros del Asteroide.

El relato comienza y se cierra con la historia de Emilio Arauzo Honorio, un encuadernador madrileño en paro, que se desangra lentamente en la madrugada del 14 de abril de 1931 tras haber sido tiroteado en una manifestación que pedía el fin de la monarquía.

     «No tenías sueño y fuiste al cine. La película era mejor que la del pobre encuadernador en paro con los cincuenta recién cumplidos que cada día proyecta el espejo. Salías del teatro, luna nueva en el cielo de Madrid, y esa marea humana te sorprendió. Vivas ardorosos. Vivas enardecidos. Gargantas henchidas de fe. Entre ellas, la de tu cuñado […]

     Va a empezar el martes 14 de abril de 1931. En los conventos ya preparan el Libro del Apocalipsis para leerlo este domingo. Cada hora de la liturgia anunciará el fin del mundo. Reyes, tronos, fuego, azufre, bestias, esclavos, muertos. Eso ocurre hoy: un mundo se extingue, una dinastía agoniza, unas vidas se apagan. La tuya, Emilio, es la primera. Descansa en paz.»

14 de abril se asoma a las plazas y calles de un país agitado y recupera historias desconocidas que tuvieron lugar en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Granada, Salamanca, Tarragona, Eibar, Jaca, Huesca, Palma, Cartagena, Moaña, Huelva, Cádiz o Melilla, así como sus repercusiones en París, Roma o Washington.

Concentrado únicamente en el día de la proclamación de la Segunda República, el libro sumerge al lector en todo cuanto sucedió no solo en los escenarios de poder, como el Palacio Real (con la familia real atemorizada dentro), los ministerios tomados con arrojo por los líderes republicanos o los primeros ayuntamientos que izaban banderas tricolores asumiendo riesgos, sino en las calles y hogares de toda España.

Esta obra es, ante todo, un viaje a la minúscula del 14 de abril. A manifestaciones enardecidas, a cementerios llenos de gente compungida, a un hospital donde una mujer está dando a luz a vida o muerte. Un viaje a la represión policial y las cargas de caballería del último gobierno de Alfonso XIII, a incendios y destrozos callejeros para borrar la memoria de la corona, a atracos mortales aprovechando el caos de aquel martes histórico y a prisiones donde ardía el deseo de libertad. 14 de abril también recorre colegios, campos de fútbol, teatros, emisoras de radio, redacciones de periódicos, hoteles con mullida moqueta o poblados chabolistas llenos de analfabetismo en aquel día histórico de primavera con luna nueva en el cielo.

Como gran protagonista del relato aparece el pueblo raso, este libro proyecta una mirada especial sobre las vidas rotas del encuadernador Emilio, de Cándida la pescadera, de Teresa la anarquista, del telegrafista Pàmies, de Antonio el jornalero, de Francisco el manifestante, o del militar Eduardo. Los más olvidados de una jornada histórica y cuya memoria restituye, por primera vez, esta crónica de largo aliento.

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     «La Escena. Perfecta, rotunda, simbólica. Es la escena soñada por los ideólogos de la República. El azar la ha dispuesto en esta hora trascendental en que la España oficial y mortecina agoniza en el Palacio Real mientras la España real toma el poder en las calles como masa amorfa sin corifeo aparente. Ahí está la escena: sobre el techo de un camión, que ha entrado en la plaza por la calle de Alcalá, emerge enhiesta la figura de un oficial del Ejército que porta una bandera tricolor. Una bandera republicana con un mástil de más de dos metros. Una bandera grande, morada, roja y gualda; una tela hipnótica, símbolo del cambio y del salto en la Historia. Es la iconografía perfecta de la revolución popular.»

Todas las historias narradas en este libro de no ficción son reales. Todos sus detalles están documentados y basados en un abanico de fuentes heterogéneo que el autor detalla en las páginas finales: docenas de periódicos de abril del 31, archivos fotográficos, vídeos, documentales, películas, ensayos, tesis doctorales, trabajos final de máster, artículos académicos, libros de memorias, crónicas, diarios personales, cartas, dietarios, telegramas, radiogramas, cables diplomáticos, partes policiales, pasquines políticos, alocuciones radiofónicas, revistas, informes de partido, fichas de afiliados, gacetas oficiales, estatutos jurídicos, sentencias judiciales, boletines militares, cédulas, partes de defunción, registros meteorológicos, órdenes militares, árboles genealógicos, el calendario lunar, estadísticas futbolísticas, cuadros, esculturas, archivos militares, fichas antropométricas, el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, mapas de carreteras y callejeros de época, actas plenarias, bases de datos de la España de 1931, inscripciones en lápidas, obituarios, listas de fusilados, textos teatrales, el romancero popular, poemas, letras de zarzuela y de los himnos que jalonaron aquella jornada.

El jurado del galardón –integrado por Jordi Amat, Daniel Capó, Leila Guerriero, Daniel Gascón y el editor Luis Solano– ha valorado especialmente «el objetivo de poner en el centro de la narración a los olvidados y restituir la dimensión humana de una fecha histórica que ha marcado nuestro pasado reciente», así como «la extraordinaria labor de investigación y documentación del autor y su ambición literaria».

El escritor valenciano nos acerca a la crónica de lo que ocurrió en ese día histórico que pudo cambiar la historia de España desde el punto de vista tanto de los grandes protagonistas como de las voces anónimas. Y lo hace conjugando el rigor histórico con el ejercicio de la buena literatura, donde importa tanto lo que cuenta como la manera de contarlo.

Cada capítulo está integrado por un puñado de historias cortas y bien hilvanadas, escritas con una prosa brillante y apasionada, que te atrapan y no te dejan indiferente.

En fin, un libro magnífico y absolutamente recomendable. No dejen de leerlo.

       «El 14 de abril es [el resultado de] un proceso revolucionario liderado por masas urbanas de todo el país que, de manera coral, hicieron convulsionar las principales ciudades españolas. No se entiende sin esta coralidad geográfica que empezó con una bandera en Eibar, continuó a mediodía con una República Catalana proclamada como spin-off de la República que se estaba proclamando en España y siguió con el gran teatro político que estaba ocurriendo en Madrid con la huida del rey [a Cartagena para, desde allí, coger un barco a Marsella] y el reparto de poderes desde el Ministerio de Gobernación. La llegada de la República no fue madrileña, fue de las capas urbanas de todo el país. Una mirada centralista nos hace perder muchos matices, porque la llegada del nuevo régimen fue diferente según la zona del país. Pasa algo parecido con los matices ideológicos: olvidamos que, ya desde el comienzo, la República respondía a intereses muy diversos.» Paco Cerdà

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SINOPSIS

Una crónica conmovedora que confirma a Paco Cerdà como una de las voces más sólidas y singulares de la literatura española actual.

Madrid, 1931. Un encuadernador en paro se desangra lentamente en la madrugada del 14 de abril. Su vida se apaga tras haber sido herido en una manifestación que pedía el fin de la monarquía.

Así comienza este relato sobre la llegada de la Segunda República a todos los rincones de España. Una mirada humana que busca tanto a los grandes protagonistas del momento como a los anónimos participantes en esa jornada trascendental. Un solo día en el que caben, como en una tragedia shakespeariana, todos los sentimientos: la ilusión de las masas, el miedo de la familia real, la ansiedad de los presos, la ambición por el poder, la lealtad a unas ideas, la esperanza colectiva y el dolor de las víctimas. Las minúsculas vidas olvidadas por la Historia.

Ganadora del II Premio de No Ficción Libros del Asteroide, esta crónica conmovedora y extraordinariamente documentada confirma a Paco Cerdà como una de las voces más sólidas y singulares de la literatura española actual.

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     «Hay un nutrido grupo de personas que miran a los balcones del segundo piso del Palacio de Comunicaciones, blanco, flamante, moderno. Constancia saca la cabeza por la ventanilla. Quiere ver qué pasa. Quiere enterarse. Se asoma por la ventanilla y contempla la insólita escena: el personal de Correos y Telégrafos está colocando en el balcón central del edificio una bandera republicana. Es la primera en un edificio oficial de Madrid. El chófer sale del taxi. Constancia también. Se funden con la multitud, cada vez más numerosa y apiñada. Todos miran hacia arriba, a esas banderas tricolores que van coronando —uno detrás del otro— los edificios públicos de la plaza. Las banderas monárquicas son arriadas una a una. El entusiasmo desborda la muchedumbre. Bocinazos, gritos, aplausos. Gorras y sombreros se descubren para saludar, para reverenciar lo nunca visto, a lo sumo imaginado.»

PACO CERDÀ

20220928102240Paco Cerdà (Genovés, 1985) es periodista y escritor. Es autor de El peón (Premio Cálamo Libro del Año 2020), Los últimos (2017) y 14 de abril (2022), que ha recibido el II Premio de No Ficción Libros del Asteroide. Fundador de La Caja Books, ha trabajado diez años como reportero en Levante-EMV y colabora con El País, la Cadena Ser y Cuadernos Hispanoamericanos. Su obra ha sido traducida al francés. El peón se publicará próximamente en Estados Unidos y será llevada al cine.

FUENTES

  • Cerdà, Paco. 14 de abril. Barcelona, Libros del Asteroide, 2022
  • Libros del Asteroide

 

“Tostonazo”, de Santiago Lorenzo, «una novela sobre quienes hacen la vida posible y quienes la hacen imposible»

   «Yo soy de enero de 1993, y de Madrid. Mis padres me metieron en un colegio privado con la intención de que me relacionara con los alevines de las clases dirigentes, llamados a convertirse en dirigentes ellos mismos. A mis padres, el intento no les funcionó.»

Así comienza Tostonazo (2022), la última novela del autor de Los asquerosos (2018), una novela que, a pesar de ser publicada por una editorial independiente, se convirtió en todo un fenómeno editorial con más de 200.000 ejemplares vendidos.

Ahora, con Tostonazo, el escritor de Portugalete nos regala su novela más descarada y luminosa, la historia de un joven que se busca la vida y de camino la disfruta, aunque esté rodeado de gente con voluntad de impedirlo.

El protagonista de la historia es un joven sin oficio ni beneficio. Un chaval de 19 años, que iba para alcohólico pero que acaba trabajando de meritorio de producción, de chico para todo, en el rodaje de una película en Madrid. En este trabajo encuentra salida a sus problemas y se siente feliz. Hasta que aparece un tal Sixto, hermano y enchufado del productor, «un plomazo como la copa de un pino», un ignorante, que amenaza con echarlo todo a perder con sus descabelladas intromisiones en el rodaje de la película.

   «La noche del estreno hubo una fiesta, como es costumbre. Fue en una sala del centro. Permanecí poco tiempo, que tanto alcohol gratis, peligro. Salí a la calle para coger el metro. A dos pasos de la puerta estaban Sixto, su mujer y sus niñas. Con mucha dulzura, él atusaba el pelo de su hija para fijarle el pasador. En cuclillas, a su altura. La otra esperaba su turno para que también a ella se lo colocara papá, que lo hacía muy bien. La madre aguardaba para llevarse a las nenas a acostar, que ya era muy tarde. Ella sonreía, como si le gustara asistir a la ceremonia cotidiana del pasador. Sixto remató a la niña con un beso en la coronilla. Su hermanita pidió paso, que le tocaba ya. Olía a colonia infantil.
   Seguí mi camino. Se me hace complejísimo encontrarme en su área de ternura a un individuo especializado en cabronizarlo todo.»

Como no podía ser de otra manera, la película fracasa estrepitosamente y nuestro joven se ve obligado a buscarse la vida lejos del mundo del cine.

   «Cogí mi ciencia nueva y me la llevé para casa. A guardar. A metérmela por donde me cupiera. Nada de lo aprendido me iba a valer por aquel entonces para encontrar huequito en un rodaje nuevo. Venía de uno en el que, a efectos de prestigio, promoción y caché en el mercado laboral, francamente, mejor habría sido no haber estado.»

Y acaba en Ávila, para encargarse de cuidar a un anciano jubilado que acaba de perder a su mujer, el tío abuelo Paconio, un anciano insoportable y cascarrabias que acabará haciéndole la vida poco menos que imposible.

Pero el encuentro casual con un misterioso joven, Bertrand, traerá consigo un importante giro en su gris existencia y propiciará que acabe encontrándose a sí mismo. 

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Santiago Lorenzo ha escrito una novela que desprende fina ironía, y que supone una crítica mordaz de nuestra sociedad actual. Especialmente dirigida contra aquellas personas que nos están diciendo todo el tiempo lo que tenemos que hacer, investidas por una autoridad que no se sabe muy bien de dónde ha salido. Contra aquellos que, sin tener ni idea, de repente nos los encontramos mandando sobre nosotros.

Y todo ello escrito con una magnífica prosa y con un lenguaje gamberro, pero muy cuidado, en el que se mezclan palabras en desuso con otros términos inventados.

Una novela divertida y muy entretenida, y que se lee de un tirón. Muy recomendable.

«Esta es una novela sobre quienes hacen la vida posible y quienes la hacen imposible. Sobre sentirse diferente en un mundo de gente que quiere que todo siga igual. Un luminoso canto a la vida contra el aburrimiento. Leer esta novela es el mejor acto de resistencia.»

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SINOPSIS

Nuestro protagonista es un tipo sin oficio ni beneficio que se ve, de repente, trabajando como becario en el centro de las cosas: una película en Madrid. Un rodaje mangoneado por un ignorante cínico que manda sobre todos. Para olvidarse de la capital, se ve obligado a aceptar un trabajo en un lugar aparentemente peor: una ciudad de provincias, de esas de las que se dice que están muertas y en las que parece que nunca pasa nada. Sin embargo, allí es donde él descubre la amistad, la alegría de ser y la vida vivible.

   «Por lo que llevaba yo recopilado de su pasado a lo largo de varias semanas juntos, Pacomio no aprendió prácticamente a hacer nada, apenas folló lo justito, se aburría como una carta extraviada, nadie le quería, ganó menos dinero del que creyó merecer. No tenía qué mostrar para desmentir que había pasado por la vida como la luz a través de un vidrio, sin quebrarlo ni mancharlo. No podía aportar un diplomilla, un cajón reparado por él, una nota de amor, una medallita conmemorativa, una mención en un boletín. O un fracaso doloroso, que también cuenta y puntúa triple. Nada. 

   En vez de hacer por crecer, tiraba para abajo las consecuciones de los demás para intentar equilibrarse con ellos. Era su forma de equipararse con el resto. Aguar el vino ajeno para poder cotejarlo con el propio sin pasar demasiada vergüenza. Afearle sus logros al prójimo era su táctica para enrasarse con el común. Nivelaba su miseria pacomiesca a base de miserabilizar la vida de los otros. Es el comportamiento habitual de quien vive como un muermo porque le asustó echarle a los días un poco de borrasca, no fuera a ser que le saliera mal. Depreciaba lo de los demás porque así apreciaba sus logros. Creía que sus oquedades no eran producto del terror sino de la prudencia

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Tostonazo es una novela luminosa que habla de las sombras de este país. Una historia política y tierna. Sobre buscarse la vida y encontrar el brillo, lejos de los focos y de los cretinos. Leerla es rebelarse contra lo que toca y desenmascarar a los malos como lo que son, aunque ellos no lo sospechen: un aburrimiento.

   «Para mi sorpresa, algunas cosas en algunas ocasiones se me han puesto a favor, qué le voy a hacer. No sé por qué se ha dado así. Pero sospecho que ha sido porque siempre he tenido a Sixto y a Pacomio como modelos canónicos. Sólo que tomados a la media vuelta: han sido exponentes de cómo no hay que funcionar, de lo que no hay que hacer ni ser ni semejar. Siento, sin ironía, un hondo agradecimiento hacia ellos.»

SANTIAGO LORENZO

Santiago-Lorenzo-Foto-de-Cecilia-Díaz-BetzSantiago Lorenzo (Portugalete, 1964) vive en una aldea de Segovia. Allí busca leña, se hace cafés y churros, construye maquetas y, sobre todo, escribe.

Después de estudiar imagen y guión en la Universidad Complutense y dirección escénica en la RESAD, creó la productora El Lápiz de la Factoría, con la que dirigió cortometrajes como el aplaudido Manualidades, un título que daba pistas de su afición a la artesanía pretecnológica y a las maquetas imposibles. En 1995 produjo Caracol, col, col, que ganó el Goya como Mejor Corto de Animación. Dos años después se empeñó en estrenar Mamá es boba, la historia palentina de un niño algo alelado, pero a la vez muy lúcido, acosado en el colegio y con unos padres que, a su pesar, le provocan una vergüenza tremenda. La película pasó a la historia como uno de los filmes de culto de la comedia agridulce, y con ella fue nominado, para su sorpresa, al Premio FIPRESCI en el Festival de Cine de Londres. En 2001 abrió, junto a Mer García Navas, Lana S.A., un taller dedicado al diseño de escenografía y decorados con el que hicieron tanto muñequitos de plastilina para el anuncio del euro como la prisión que aparece en una de las entregas de Torrente. En 2007 estrenó Un buen día lo tiene cualquiera, donde volvía a elevar la historia de una persona para explicar un problema colectivo: la incapacidad, afectiva e inmobiliaria, para encontrar un sitio en el mundo (o un piso en la ciudad, para el caso). Harto de los tejemanejes del mundo del cine, decidió cederle sus ideas a la literatura. Desde entonces, todo han sido alegrías. Con Los huerfanitos, tres hermanos que odian el teatro pero que deben montar una obra para salvar sus vidas, la crítica se rindió a su talento y el público lloró de la risa y rio para no llorar. Al calor de ese aplauso, Blackie Books rescató en tapa dura y dorada la maravillosa Los millones, novela con un gancho cómico y un golpe más bien trágico: a uno del GRAPO le toca la Primitiva; no puede cobrar el premio porque carece de DNI. Lorenzo se volvió a adentrar en la precariedad tragicómica en Las ganas, donde Benito, un tipo más bien feo pero sobre todo desgraciado, lleva tres años sin sexo, por lo que desarrolla un síndrome de abstinencia que influye en cada una de las parcelas de su desdichada vida.

Y sobre todo con Los asquerosos, una novela pura, política y lírica; un éxito arrollador sobre un tipo que, como él, vive aislado en una aldea en medio de la nada, y que lleva vendidos más de 150.000 ejemplares.

Tostonazo es su última novela.

“Los mochileros”, de Antonio Ballesteros Doncel

Los mochileros, del pacense Antonio Ballesteros Doncel, es una novela que apareció por vez primera en 1971. Volvió a editarse en 1997 por el Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz, que volvería a reeditarla, esta vez en una edición bilingüe, en español y portugués, en el año 2000.

Como su propio título indica, la novela trata de la azarosa vida de aquellos contrabandistas legendarios, llamados mochileros, que cruzaban clandestinamente la frontera extremeño-portuguesa cargados con mochilas de unos 25 kilos de café portugués, portándolas en jornadas nocturnas a más de veinte kilómetros de distancia. En ocasiones las mochilas contenían mayores pesos, y el transporte se efectuaba también a mayores distancias.

Como nos cuenta el propio Antonio Ballesteros en la Introducción de su novela La última mochila, «de los 1.234 kilómetros de frontera hispano-lusitana, 235 están comprendidos entre los pueblos extremeños de Valverde del Fresno al norte, y Oliva de la Frontera al sur, componiendo las áreas lindantes de Castelo Branco, Portalegre y Évora una extensión de 19.978 kilómetros cuadrados frente a los 41.062 kilómetros cuadrados que mide la superficie total de Extremadura. En su recorrido fronterizo de Norte a Sur quedan poblaciones significativas donde tuvo especial relieve el contrabando, y que sin mencionar aldeas ni caseríos recordamos a Valverde del Fresno, Elías, San Martín de Trevejo, Cilleros, Zarza la Mayor, Alcántara, Cedillo, Herrera de Alcántara y Valencia de Alcántara, todas ellas en la provincia de Cáceres.

En cuanto a la provincia de Badajoz, en similares términos, destacan poblaciones como San Vicente de Alcántara, Alburquerque, La Codosera, Olivenza, Cheles, Villanueva del Fresno, Valencia del Mombuey, Higuera de Vargas, Oliva de la Frontera, Fregenal de la Sierra y naturalmente Badajoz, que por su capacidad ejercía un papel importantísimo sobre amplios territorios en ambos lados de la frontera, y donde algunas de sus barriadas como Las Moreras, Gurugú, Pardaleras y la Plaza Alta, fueron asentamientos habituales de contrabandistas tanto españoles como portugueses.

El contrabando con Portugal formó siempre parte consustancial de la propia vida de Extremadura, cuyos pobladores fueron principales clientes del comercio portugués abastecido de productos carentes en España, o bien por las significativas diferencias de precios entre uno y otro país, ya que Portugal por suavidad aduanera con el resto del mundo, contaba con productos mucho más novedosos y competitivos que los similares que circulaban por nuestros mercados, y muchos de ellos ni siquiera circulaban.

Actualmente, con la desaparición del imperio colonial portugués, caída de las fronteras y la integración de ambos países en la Comunidad Europea, el comercio ilegal ha quedado convertido en un tema de leyenda.

Su época de esplendor podemos situarla en la década de los años cuarenta, es decir, en la decena posterior a la Guerra Civil Española, donde la gran escasez de productos elementales provocó una alarmante situación social, hasta el punto de llamarse año del hambre el primer año oficial de la Victoria. Los alimentos fueron racionados a niveles mínimos y entre esa escasez agobiante, surgió el estraperlo, que consistía en vender los productos muy por encima de su valor real, fue en realidad una época que se especuló con el hambre y donde muchos oportunistas sin escrúpulos amasaron grandes fortunas.

Pero a medida que España equilibraba su economía, algunos productos alimenticios perdían interés, si bien el café torrefacto continuó su comercio convirtiéndose en el producto más emblemático del contrabando, y los mochileros suministraban la mercancía burlando a los vigilantes, a los intereses públicos con verdaderos riesgos personales. En su trabajo no empleaban medios sofisticados, únicamente usaban su astucia, la resistencia física y un exhaustivo conocimiento del terreno.

Operaban de forma autónoma, su código era anárquico, su ley la del más fuerte, y su mecánica sencilla, estaba generalmente a la altura de personas de poca formación procedentes en su mayoría del sector rural, y para quienes las perspectivas era vivir intensamente el presente, por eso deambulaban entre el juego, la bebida y la prostitución.

En su dinámica profesional rara vez solían trabajar en solitario, lo normal era que formaran grupos más o menos numerosos por cuenta propia, o bien contratados por mecenas que alquilaba sus cuerpos para transportar la mercancía.

A parte de las mochilas, que a veces sobrepasaban los veinticinco kilos de peso, portaban sobre el pecho un paquete del mismo género al que llamaban fiador, que solían salvar en el caso de arrojar las mochilas ante el acoso de los guardias, y esa muestra equivalía prácticamente al valor del jornal.

Como norma elemental las cuadrillas no causaban daños durante el trayecto para evitar denuncias justificadas, y si por circunstancias no previstas les cogía el nuevo día sin llegar al destino, escondían las cargas en algún lugar del monte para volver a recogerlas a la siguiente noche. En esos trances normalmente nadie delataba el contrabando en caso de descubrirlo por azar, porque entonces las venganzas estaban justificadas.»

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      Homenaje a los mochileros (Oliva de la Frontera), foto de Antonio Valero

Ballesteros era un gran conocedor de estas gentes de la frontera extremeño-portuguesa que dedicaron buena parte de sus vidas al contrabando. Para escribir esta novela se inspiró en vivencias personales de contrabandistas que conoció durante su niñez y juventud, cuando vivió en una finca, un lugar junto al emblemático Puente Ajuda, en Olivenza.

El más famoso de todos estos mochileros era un personaje de la zona de Olivenza apodado el Cuco, al que el autor trató mucho, cuando, ya retirado del contrabando, volvió a su primitivo oficio de carbonero.

    «Era hombre correcto, no por la educación de principio, sino como producto de esa escuela dura que la vida impone modelando a reveses. Sabía respetar porque le gustaba ser respetado, teniendo un mérito casi misterioso para hacer cundir el ejemplo en un gremio tan difícil de controlar como en el que se movía. Había llegado a ese borde de edad en que sería discutible llamarle viejo. Estaba sano y ágil para desempeñar trabajos manuales con la misma eficacia, o mejor, que otro hombre con veinte años menos. Su habilidad era indudable, y desde luego era intuitivo, perspicaz y resolutivo. No en balde desempeñó durante más de un cuarto de siglo la capitanía del contrabando, en una gran zona de la frontera entre Portugal y España.

    Los trozos de naciones comprendidos entre las cuencas de los ríos Tajo y Guadiana, no tenían para él el menor secreto. Conocía más ampliamente en profundidad la parte portuguesa que la española, aunque hubo veces que en sus incursiones se adentró hasta el mismo corazón de la Península.

   Su nombre era Nicolás, pero muy poca gente lo sabía. El que familiarizó, el que despertaba al pronunciarse las más distintas sensaciones entre las gentes de la frontera, fue el de el Cuco.» 

A través de los sucesivos capítulos de la novela, asistimos a los primeros pasos del Cuco como cuadrillero y a sus posteriores hazañas y peripecias, hasta convertirse, gracias a su astucia y habilidad, en el mochilero más famoso en buena parte de La Raya extremeño-lusitana.

Mostrando un gran conocimiento del tema, y un perfecto dominio de la pluma, Ballesteros nos adentra en la sufrida vida de estos personajes de leyenda, en sus difíciles condiciones de trabajo, en sus tretas y artimañas para evitar ser descubiertos por los vigilantes de uno y otro lado de la frontera o en sus férreos códigos de conducta.

Y todo ello salpicado con sentidas reflexiones sobre la vida o la libertad, y con magníficas descripciones de los paisajes rayanos en los que transcurre la acción de la novela.

   «Le imponía un poco comprobar que en aquella vida cada cual se las arreglaba como podía sin preocuparse de nada ni de nadie. Se desconocían los afectos y consideraciones; tan sólo privaban la dureza, la fuerza, la pillería, la astucia… El que consiguiera reunir todas esas facultades en mayor grado, sería admirado y respetado, porque con ellas podría arrollar. Eso lo veía claro, allí triunfaba el que más fuerte pisara sin dejarse ni siquiera rozar. Era un mundo crudo, un mundo espinoso. A pesar de todo no debía desanimarse, debía vencer su primer bache, porque eso pasa en casi todos los órdenes de la vida.»

Como nota curiosa, recogemos lo que, sobre la novela, escribe el maestro y escritor Arsenio Muñoz de la Peña, en su librito titulado Los viajes de Camilo José Cela por Extremadura: «A principios del mes de agosto del año 1971, estando yo pasando el verano en Béjar, recibí el envío de una novela escrita por mi excelente amigo Antonio Ballesteros y titulada Los mochileros. La leí rápidamente, y como me gustó de verdad, le hice una crítica para el diario Hoy, de Badajoz, y otra para El Adelanto, de Salamanca. Contesté a Ballesteros, agradeciéndole su obsequio y también indicándole que se la mandase a Camilo José Cela, de mi parte, pues él siempre había expresado gran interés por estos temas de los contrabandistas. Ballesteros lo hizo y muy pronto recibió una carta de Camilo, en la que, entre otras cosas, le decía lo siguiente: “Ese es el buen camino de la literatura y su futura preocupación debe ser, a mi juicio, el no apartarse de él. Enhorabuena por su labor. Su novela Los mochileros la he leído de un tirón y debo felicitarle por su eficaz sencillez narrativa, que hace vivir el turbio mundo de los contrabandistas con tanto realismo.

Cuenta más adelante en su libro Muñoz de la Peña que, en un encuentro, que se produjo en Calzadilla de los Barros con motivo de un homenaje póstumo que allí se ofrecía a don Antonio Rodríguez-Moñino, entre el futuro premio Nobel y Antonio Ballesteros, Cela le soltó al autor de Los mochileros: “Tu novela es buena, porque es sincera. Sigue esa línea. Eso sí, esos burros de los críticos, ante tu primera obra, dirán que escribes mejor que Cervantes. Ante la segunda, dirán que eres una mierda… No les hagas caso jamás…”»

Los mochileros, en fin, es una novela escrita con sencillez y realismo, y que se lee con ganas. Y, que, por cierto, leí gracias a dos compañeros con los que, circunstancialmente, compartí habitación y fatigas; uno, que fue contrabandista como el Cuco por las mismas zonas de La Raya; y el otro, buen lector, que había leído la novela y que me habló muy bien de ella.

  «Así y allí, quedó el Cuco. Viviendo cara al cielo, saboreando las mieles que proporcionaban el dinero honradamente ganado. Apurando hieles de los reveses que presentan mil eventualidades inevitables. Allí templó verdaderamente su alma con circunstancias que en este mundo nada se puede contra ellas. Allí comprendió la generosidad del alma de los hombres sanos en los que no había entonces calado. Aprendió las cosas muy distintas de como siempre las había visto, y a veces se dolía de que esa lección se la estuviera dando lo que tanto había despreciado, porque la consideró su cárcel: la tierra. Se dio cuenta que la forma de ser de las gentes del campo tenía su entronque en algo así como un amasijo de pena, alegría y barro, ese barro al que Dios inspiró alma como principio de vida.»

SINOPSIS

Los mochileros narra la vida de personajes que traficaron clandestinamente y de forma elemental entre Portugal y España. Por la manera de transportar las mercancías fueron conocidos con el nombre de mochileros, y las aventuras corridas por el protagonista dan idea de su forma de actuar. Hoy se han convertido en leyenda.

   «Los mochileros se colocan aparte de las mochilas, donde portan a veces hasta treinta kilos de peso, un paquetito con un par de kilos de mercancía sujetos a la parte posterior del cuello o en el pecho al que llaman fiador. El objeto es que, si en su recorrido tuvieran un asalto por los vigilantes de una y otra nación y se vieran apurados, lanzar las mochilas, que son los verdaderos estorbos para la huida, y salvar esa muestra que equivale prácticamente, al precio de un jornal.

   Trabajan en cuadrillas previamente contratados por un jefe aportante del dinero para la carga a veces, para eludir responsabilidades personales, no va con ellos, poniendo entonces la dirección en manos de un guía de su entera confianza. Pueden también trabajar unidos, pero por cuenta propia, esto es, cada cual para su bolsa, aunque buscando cierto amparo en los grupos, nombrándose entre ellos un guía que dirige la operación. Por fin, suelen darse con frecuencia operaciones de individuos en solitario, también por cuenta propia.» 

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     «A veces, por motivos circunstanciales, cargan en España mercancías con las que pueden especular en Portugal, llegando hasta la misma ciudad de Lisboa cuando las condiciones de comercialización son francamente favorables. Estas mercancías que ocasionan el doble negocio son muy variables, girando desde artículos de bisutería hasta planchas enteras de tocino de cerdo. Depende fundamentalmente de baches coyunturales en la economía portuguesa. Con estas cargas suele operarse de muy semejante forma, en lo que respecta al transporte y venta, a como se opera en el tráfico del café, dándose el caso de que importantes marcas lusitanas tienen como verdadera razón de ser el mercado con España, sin preocuparles grandemente el interior de su país. Casi toda su producción pasa la frontera a lomos de estos mochileros audaces, desparramados a lo largo de toda la frontera hispano-lusitana.»

ANTONIO BALLESTEROS DONCEL

ballesteros-RB7CzMI3r3tW1pmBXjjdR7O-624x385@HoyAntonio Ballesteros Doncel nació en Badajoz en 1931 y falleció en 2021, fue un abogado, concejal del ayuntamiento, ganadero, presidente del CD Badajoz, escritor con obras como Los Mochileros, Amor y tierra o La última mochila y articulista del Diario Hoy.

Ocupó importantes puestos representativos en la vida socioeconómica de Extremadura, siendo autor de numerosos trabajos en forma de conferencias, pregones oficiales, y colaboraciones en medios de comunicación, entre ellos revistas especializadas en temas agrarios.

FUENTES

  • Ballesteros Doncel, A. La última mochila. Badajoz, Tecnigraf Editores, 2003
  • Ballesteros Doncel, A. Los mochileros. Badajoz, Diputación Provincial, 2000
  • Muñoz de la Peña, A. Los viajes de Camilo José Cela por Extremadura. Badajoz, Institución Pedro de Valencia, 1982

“Por si se va la luz”, de Lara Moreno

«Dichoso aquel que renunció al mundo antes de que el mundo renunciara a él.»

En los últimos años han sido varios los escritores españoles que han vuelto la mirada a los problemas de la despoblación y del abandono del medio rural, a la realidad de la llamada España vacía o vaciada.

Como hiciera Jesús Carrasco en su celebrada Intemperie, también Lara Moreno se adelantó en 2013 a este fenómeno con su primera novela, Por si se va la luz, en la que nos ofrece una historia íntima, dura y llena de sensibilidad.

«A un pueblo casi abandonado, situado en algún lugar de este país, llegan Martín y Nadia, una pareja de treintañeros urbanitas que han decidido romper con todo para intentar sobrevivir lejos del complejo sistema urbano y neoliberal en decadencia en el que se han convertido las ciudades. Ambos se enfrentan al pequeño pueblo como si hubiesen retrocedido un siglo: hay luz eléctrica y hay agua corriente, pero no mucho más. Desde hace mucho tiempo lo habitan tan solo tres personas. La llegada de los nuevos habitantes traerá luces y sombras a la comunidad, hasta llegar a un sorprendente final.  La historia se estructura en dos partes: Invierno y Verano. Nada de tibiezas ni de etapas de transición; en este relato, aunque no lo parezca, todo es extremo: la enfermedad, el amor, el sexo, las convicciones. Un recorrido intimista hacia el interior, hacia el valor de la existencia desprovista de cualquier disfraz. Una novela que nos invita a reflexionar y zarandea nuestro estilo de vida y nuestras convicciones.»

  «Hemos traído cincuenta libros, todos por leer. Apenas un cuarto de la ropa que teníamos, contando en ese cuarto la de invierno, verano y entretiempo. Los únicos fármacos que nos acompañan son los parches anticonceptivos de Nadia, tenemos para seis meses. Luego no habrá más.»

En esta novela, que le ha valido a su autora ser elegida Joven Talento de Literatura Fnac, encontramos muy pocos personajes, aunque de una gran riqueza y profundidad. Nos encontramos ante una novela coral, aunque no todos los personajes tienen voz propia. En el texto se van alternando las voces de estos personajes en primera persona con la de un narrador omnisciente que complementa y da sentido al relato.

Escrita con un lenguaje poético, preciso y que llama a las cosas por su nombre, la novela es una propuesta atrevida llena de buena literatura que te atrapa desde la primera línea. Una buena novela que se lee con gusto.

   «Yo iba a dejarlo. Me estaba muriendo por dentro. Me estaba quedando sin tripas. Su miedo, su obsesión reconcomida con todo esto, la vida allí cada vez más difícil, más llena de soborno, y él planteándose este viaje, esta mudanza total y esta regresión. Lo externo lo cegaba tanto que no podía pensar en otra cosa que en reinventar su futuro tomando una de las opciones que le habían propuesto, y yo mientras, ajena y con los ojos cerrados para el mundo. Nunca se dio cuenta. Y al final vine. Y pensé, que esto acabe conmigo.»

SINOPSIS

En un pueblo casi sin gente, de repente vuelve la vida para mostrar que nada se acaba de verdad mientras haya un niño haciendo preguntas al mundo.

No se llevaron nada, o casi; ni siquiera el gusto por la aventura. Y cuando llegaron al pueblo, entraron en casa y se echaron encima de un colchón como si la noche no fuera a acabar nunca. Amaneció, y a la luz del sol descubrieron que había más vida allí: unas cuantas casas, unos huertos, hombres y mujeres que hablaban lo justo.

Despacio, Nadia y Martín fueron conociendo a Enrique, el dueño de un bar donde había poco más que libros y vino rancio, a Elena y Damián, dos viejos hechos de pura piedra, y a Ivana, que un buen día apareció acompañada de una niña, hija de todos y de nadie.

¿Qué sentido tenía aquel viaje, y aquella gente, y aquel ir viviendo sin imágenes, sin música, sin mensajes que contestar y solo algo de comida y sexo para aliviar los días? Quizá se tratara de llegar a viejos ahora que ya no quedaba nadie en las ciudades, quizá buscaran una manera de ser y de hacer algo digno en ese tiempo que aun les quedaba antes de que se apagara la luz. Quién sabe.

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  «Entonces, cuando es de noche y Martín posa su mano sobre uno de mis muslos, le pregunto: ¿hemos venido aquí a ser viejos? El menea la cabeza y pronuncia entre sueños: qué contaminada estás. Quiere decir que no soy capaz de asociar la tranquilidad con la vida, y que eso viene de mis urbanas raíces congestionadas. Prácticamente dormido, se vuelve hacia mí en la cama y hunde su mano en mi pelo: cuándo dejarás de resistirte? Resistirme, dice. No tiene ni idea.»

Como todos los grandes libros, Por si se va la luz no se anda con respuestas, sino con buenas preguntas. Lara Moreno es una mujer que empieza y tiempo le queda para decir lo suyo, pero con esta primera novela nos entrega ya literatura en mayúsculas.

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LARA MORENO

lara-moreno-1Lara Moreno nació en Sevilla en 1978 y creció en Huelva. Vive en Madrid, donde trabaja como editora e imparte talleres de escritura. Además de sus cuentos recogidos en numerosas antologías, ha publicado los libros de relatos Casi todas las tijeras (Quórum, 2004) y Cuatro veces fuego (Tropo, 2008), así como los poemarios La herida costumbre (Puerta del Mar, 2008), Después de la apnea (Ediciones del 4 de agosto, 2013) y Tuve una jaula (La Bella Varsovia, 2019), que, junto con sus poemas inéditos, conforman el volumen Tempestad en víspera de viernes (Lumen, 2020). En 2013 recibió el Premio Cosecha Eñe por su relato Toda una vida, y Lumen publicó su primera novela, Por si se va la luz, que obtuvo un importante reconocimiento por parte de la crítica y de los lectores. FNAC la incluyó entonces entre los autores revelación del año. Le siguió Piel de lobo (2016), una espléndida muestra de la madurez narrativa con la que Lara Moreno dejó de ser una promesa para convertirse en una de las voces más destacadas de la presente narrativa castellana. En la actualidad escribe su nueva novela, La ciudad, de próxima publicación en Lumen.

   

“Los besos en el pan”, de Almudena Grandes

«Hay que ser muy valiente para pedir ayuda. Pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla

Los besos en el pan es una novela de la escritora madrileña Almudena Grandes, publicada en 2015. La acción de la misma se sitúa en un barrio del centro de Madrid que se ve afectado por la crisis económica que castigó a España a partir de 2008. Los protagonistas son los ciudadanos de este barrio, en su mayoría pertenecientes a las clases medias y populares, que tratan de soportar las consecuencias de esta crisis con la mayor dignidad posible.

   «Los españoles siempre hemos sido pobres, incluso en la época en que los reyes de España eran los amos del mundo, cuando el oro de América atravesaba la península sin dejar a su paso nada más que el polvo que levantaban las carretas que lo llevaban a Flandes, para pagar las deudas de la Corona.»

Estamos ante una novela coral, conformada por pequeñas historias en las que las vidas de sus múltiples personajes se van cruzando entre sí.

La novela está escrita con una prosa simple y libre de artificios que resulta muy amena y fácil de leer y constituye todo un homenaje a estas gentes sencillas que supieron sobreponerse a las dificultades sacando lo mejor de cada uno.

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SINOPSIS

Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla. Los besos en el pan, una conmovedora novela sobre nuestro presente.

   «Estamos en un barrio del centro de Madrid. Su nombre no importa, porque podría ser cualquiera entre unos pocos barrios antiguos, con zonas venerables, otras más bien vetustas. Este no tiene muchos monumentos pero es de los bonitos, porque está vivo.»

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    «Los mayores tienen menos miedo. Ellos hacen memoria de su juventud y lo recuerdan todo, el frío, los mutilados que pedían limosna por la calle, los silencios, el nerviosismo que se apoderaba de sus padres si se cruzaban por la acera con un policía, y una vieja costumbre ya olvidada, que no supieron o no quisieron transmitir a sus hijos. Cuando se caía un trozo de pan al suelo, los adultos obligaban a los niños a recogerlo y a darle un beso antes de devolverlo a la panera, tanta hambre habían pasado sus familias en aquellos años en los que murieron todas esas personas queridas cuyas historias nadie quiso contarles. Los niños que aprendimos a besar el pan hacemos memoria de nuestra infancia y recordamos la herencia de un hambre desconocida ya para nosotros, esas tortillas francesas tan asquerosas que hacían nuestras abuelas para no desperdiciar el huevo batido que sobraba de rebozar el pescado. Pero no recordamos la tristeza.»

¿Qué puede llegar a ocurrirles a los vecinos de un barrio cualquiera en estos tiempos difíciles? ¿Cómo resisten, en pleno ojo del huracán, parejas y personas solas, padres e hijos, jóvenes y ancianos, los embates de una crisis que «amenazó con volverlo todo del revés y aún no lo ha conseguido»? Los besos en el pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, cómo transcurre la vida de una familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, pero también la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos, la de una mujer que decide reinventarse y volver al campo para vivir de las tierras que alimentaron a sus antepasados… En la peluquería, en el bar, en las oficinas o en el centro de salud, muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el pan.

ALMUDENA GRANDES

000002319_1_Almudena_Grandes_201709130930Almudena Grandes (Madrid, 1960-2021) se dio a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical. Sus novelas Te llamaré ViernesMalena es un nombre de tangoAtlas de geografía humanaLos aires difíciles, Castillos de cartón, El corazón helado y Los besos en el pan, junto con sus libros de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en una autora imprescindible. La culminación de su carrera fueron las cinco novelas que forman sus Episodios de una Guerra Interminable. Adaptada ampliamente al cine y al teatro, mereció, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Arcebispo Juan de San Clemente, el Rapallo Carige, el Prix Méditerranée, el Jean Monet, el Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Elena Poniatowska, el Sor Juana Inés de la Cruz, y el Premio Nacional de Narrativa. Su fallecimiento el pasado noviembre de 2021 causó un hondo impacto y provocó una emocionante respuesta colectiva, de homenaje y reconocimiento, por parte de sus miles de lectores.

«Un hipster en la España vacía”, de Daniel Gascón

  «No hay la nube de contaminación de Madrid pero muchas tardes, cuando sopla viento del este, llega un olor fuerte. “Sopla el cerdal”, dice mi tía. Es el olor de las granjas de cerdos.»

Un hipster en la España vacía es una novela de humor del escritor, columnista y editor de la revista Letras Libres Daniel Gascón, publicada en 2020.

Se trata de una divertida parodia de la España actual, un retrato irónico del choque entre el mundo rural y el urbano.

El escritor zaragozano nos cuenta la historia del joven universitario Enrique Notivol, un chico moderno de ciudad que, tras varios desencantos, por culpa de un trabajo que no le satisface y de una ruptura amorosa, decide irse a vivir a un pueblo de la España vacía, La Cañada, Teruel, donde se instala en casa de sus tíos. Allí trata de llevar a cabo sus proyectos posmodernos y ecologistas, producto de su visión idealizada, que chocan con la realidad que se vive todos los días en el pueblo. Intenta poner en marcha un huerto colaborativo, un taller sobre nuevas masculinidades (al que sólo van algunas abuelas del pueblo), introducir el uso del lenguaje inclusivo, hace yoga en el corral, intenta encontrar cobertura para subir fotografías a su cuenta de Instagram en las eras del pueblo, ve estructuras heteropatriarcales dentro de los gallineros, reprocha a la gente del pueblo que utilizan mucho los vehículos contaminantes… Y en el transcurso de su adaptación, le van pasando aventuras disparatadas que ponen de manifiesto los grandes contrastes que existen entre las diferentes personas y las diferentes formas de vida del pueblo y de la ciudad, a través de personajes y de situaciones exageradas, llevadas al extremo.

   «JOSEFINA USÓN, ALGUACILA: Al tercer o cuarto día que llevaba en el pueblo se me plantó en el Ayuntamiento con un papel. Que tenía unas ideas para cambiar los pregones. «Se hace saber, por orden del señor alcalde, para que lo sepan todas y todos los y las habitantes, que han venido los y las comerciantes ambulantes», por ejemplo. Es muy distinto al «Se hace saber, por orden del señor alcalde, que ha venido el gitano». Ahora me lleva bastante más tiempo decir el pregón. Pero te acostumbras.»»

Un día, al bajar al bancal se encuentra con una pintada: “Forastero, gilipollas”, que el hipster cree que va dirigido a Mohamed, el marroquí que trabaja como pastor en el pueblo, y que, por cierto, está bastante más integrado que él. Otro, el mismo Enrique se salva de morir por un disparo gracias al libro de Sergio del Molino, La España vacía, que le detiene la bala. Pese a todo, parece que poco a poco va siendo aceptado por los lugareños, que acabarán eligiéndolo alcalde del pueblo.

Un hipster en la España vacía es una novela llena de humor e ironía, repleta de situaciones y peripecias surrealistas. Una sátira en torno a las profundas diferencias que separan a los urbanitas de los habitantes del mundo rural. Un libro escrito sin alardes, que entretiene y que se lee de un tirón… Y con una magnífica cubierta.

   «Pidieron que se retirase Lolita de las bibliotecas municipales de la zona. No estaba en varias, así que consiguieron que se comprara (en bolsillo) y se retirase después: toda una declaración de principios. Es un ejemplo de la vibrante sociedad civil que podemos ver en la España vacía.»

SINOPSIS

Enrique se instala en una casa familiar en La Cañada, un pueblo de Teruel, para alejarse del ritmo de la vida en la ciudad, montar un huerto colaborativo y olvidar a su exnovia. Hace yoga en el corral por las mañanas, busca quinoa en la tienda, intenta encontrar cobertura en las eras para alimentar su Instagram y monta un taller con sobre nuevas masculinidades. Es -aunque él no estaría a favor de la comparación especista- un pulpo en un garaje, pero se comporta como una especie de extraterrestre en el Maestrazgo o de Quijote moderno.

Para sorpresa de todos, encuentra su sitio, se enamora y se convierte en alcalde del pueblo, dispuesto a resolver algunos conflictos: problemas con las localidades vecinas, el rodaje de una película sobre la Guerra Civil que hace pensar a unos miembros de Vox que la revolución anarquista ha estallado en Teruel, el secuestro de Greta Thunberg durante la cumbre del clima o que una cantante estadounidense utilice en un concierto el traje tradicional de La Cañada, en un caso flagrante de apropiación cultural.

 «Qué bonito es despertar aquí. Un poco antes de las seis se oye el canto del gallo. No mucho más tarde llegan los primeros sonidos del pueblo que amanece: Tomás con la mula mecánica, Javier con la mula mecánica, Rogelio con el tractor, Paco con la mula mecánica.

   Me quedo unos minutos leyendo La España vacía en la cama. Luego, cuando suenan las campanas de la iglesia, salgo preparado, con una energía que no tenía en mucho tiempo. La sensación de estar haciendo algo importante de verdad, de encontrarme en armonía con la naturaleza, pero también conmigo mismo.»un-hipster-en-la-espana-vacia

Un hipster en la España vacía es una historia de aventuras y un retrato irónico del choque de la sensibilidad urbana y la visión rural. La Cañada es una galería de excéntricos dotados de una rara humanidad, pero también un microcosmos que refleja los debates centrales de la actualidad con una perspectiva reveladora.

   «La principal virtud de esta novela es aquello que, en este país donde goza de tanto prestigio la solemnidad pomposa y palabrera, muchos considerarán su peor flaqueza: su humildad, su falta absoluta de pretensiones. Gascón —lúcido analista de la política española— pergeña un retrato demoledor y exactísimo, además de hilarante, de la realidad de nuestro país; también un retrato compasivo: al fin y al cabo, el hipster del título no es más que un tonto entrañable, que es casi lo máximo que se puede aspirar a ser en esta vida.» Javier Cercas

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DANIEL GASCÓN

daniel-gascon-18070Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió filología inglesa e hispánica en la Universidad de Zaragoza. Ha publicado los libros de relatos La edad del pavo (Xordica, 2001), El fumador pasivo (Xordica, 2005) y La vida cotidiana (Alfabia, 2011), una memoria familiar, Entresuelo (Literatura Random House, 2013) y la novela Un hipster en la España vacía. Ha traducido a autores como Mark Lilla, Saul Bellow y Christopher Hitchens. Es el responsable de la edición española de la revista Letras Libres.