“Creación”, de Gore Vidal

La crónica de Ciro Espitama y el fabuloso mundo del pensamiento y del poder en el siglo V antes de Cristo.

9788435062664_00_1000x1000Creación (Creation) es una novela histórica del escritor Gore Vidal, publicada en 1981. Es una de las novelas del autor norteamericano que más éxito de crítica y de público ha obtenido. Representa con gran maestría el mundo del pensamiento y del poder del siglo V antes de Cristo. Un siglo en el que convivieron Buda y los grandes reyes persas, Li-Tzu, Sócrates y Confucio.

El personaje principal de la historia es Ciro Espitama, nieto de Zoroastro, el profeta de Ahura Mazda, que se plantea algunos de los más grandes enigmas de todos los tiempos. De la mano de este embajador persa, Gore Vidal nos lleva por las tierras del vasto imperio persa, Grecia, la India y Catay (China) y nos acerca a algunos de los personajes más influyentes de ese fabuloso momento histórico.

La novela comienza en el Odeón de la Atenas de Pericles. Allí, Ciro Espitama, asiste, como embajador de Persia, a una conferencia de Herodoto de Halicarnaso. En dicha conferencia el famoso historiador confunde y mistifica los hechos históricos relativos a la derrota persa en Salamina en tiempos de Jerjes, amigo de Espitama. Ante ello, Ciro decide dictarle a su sobrino, el joven Demócrito, su versión del conflicto entre griegos y persas, y de otros hechos que sucedieron durante los reinados de Darío, Jerjes y Artajerjes.

    «Soy ciego, pero no sordo. A causa de lo incompleto de mi infortunio, ayer me vi obligado a escuchar durante casi seis horas a un historiador autodidacto cuya versión de las guerras que los atenienses se complacen en llamar “persas” era un disparate tal que, si yo hubiera sido menos anciano y más privilegiado, me habría levantado de mi asiento en el Odeón para responderle y escandalizar a toda Atenas.

   Pero, es claro, yo conozco el origen de las guerras griegas; él no. ¿Y cómo podría? ¿Cómo podría conocerlo un griego? Yo pasé la mayor parte de mi vida en la corte de Persia y todavía, a mis setenta y cinco años, continúo sirviendo al Gran Rey como serví a su padre—mi querido amigo Jerjes—y al padre de éste, un héroe conocido aun por los griegos como Darío el Grande.

    Cuando por fin terminó su penoso discurso —nuestro “historiador” tiene una voz débil y monótona que un áspero acento dorio hace aún menos agradable— mi sobrino Demócrito, de dieciocho años, quiso saber si estaba yo dispuesto a hablar ante el intérprete de Persia.

    —Deberías hacerlo —dijo—. Todo el mundo te está mirando. Saben que tienes que estar muy enfadado.

  Demócrito está estudiando filosofía aquí, en Atenas. Esto significa que le encantan las disputas.

    —Escribe esto, Demócrito. Después de todo, es a petición tuya que estoy dictando este informe acerca de cómo y por qué comenzaron las guerras griegas. No perdonaré a nadie; ni siquiera a ti. ¿Dónde estaba? En el Odeón.»

Ciro Espitama nos va narrando los distintos avatares y experiencias de su intensa vida. A través de estas vivencias irá extrayendo las claves para explicarle a su sobrino Demócrito los misterios en torno al origen del mundo.

Creación es una colosal novela histórica con un alto contenido filosófico, lo que la hace algo densa en algunos momentos. Una novela magnífica, para leer sin prisas.

SINOPSIS

A través del relato de Ciro Espitama, nieto de Zoroastro y criado en la corte persa del rey Darío, y embajador de un imperio que se extiende desde el Mediterráneo hasta la India, sale a la luz uno de los períodos más espectaculares de la historia de la humanidad, el momento en que surgen en Oriente las grandes religiones —Buda, Confucio— y en que se están gestando en Occidente las primeras indagaciones sobre el significado de la vida humana y los misterios del Universo de la mano de Sócrates y sus discípulos.

Buda, Confucio, Herodoto, Anaxágoras, Sócrates y Pericles son algunos de los personajes con los que el narrador de esta historia, Ciro Espitama, se cruza y debate en esta vívida evocación de un período brillante de la historia antigua.

Un apasionante viaje al nacimiento de las grandes ideas filosóficas, espirituales, políticas y científicas del mundo moderno

Probablemente con esta obra nació un nuevo modo de abordar la novela histórica que, más que narrar acontecimientos, lo que hace es reflejar un momento cultural, filosófico y religioso de nuestro pasado.

GORE VIDAL

Gore_Vidal_2_Shankbone_2009_NYCEscritor y ensayista estadounidense nacido en West Point, Nueva York, el 3 de octubre de 1925.

Vidal publicó un pequeño número de obras bajo los pseudónimos de Katherine Everard, Cameron Kay y Edgar Box. Es considerado como uno de los escritores estadounidenses más importantes del siglo XX, y también uno de los más polémicos debido a su homosexualidad, a su actividad política (fundamentalmente vinculada al Partido Demócrata) y a sus declaraciones en contra del imperialismo y política antiterrorista de las administraciones republicanas.

Muchos de sus libros son de carácter histórico, teniendo que señalar de forma especial los que hablan de historia de los Estados Unidos (padres fundadores, guerra de Secesión, guerra contra México, etc.). Algunos de sus trabajos fueron adaptados al cine y la televisión, siendo también el guionista de varias películas y series.

Estuvo vinculado a las producciones Ben-Hur y Calígula, aunque finalmente no le fue reconocido oficialmente su trabajo en ninguna de las dos.

FRAGMENTOS DE LA NOVELA

   «Con una vieja vestidura acolchada, Confucio estaba sentado con las piernas cruzadas sobre la ribera verde y húmeda. Yo estaba a su lado, sobre una roca. Recuerdo todavía cómo la superficie plateada de la lenta corriente reflejaba la luz del sol. Y también que en aquel blanco cielo de primavera no sólo brillaba un sol brumoso, sino también una media luna semejante al cráneo de un fantasma.
     Todo el río era nuestro. A propósito: fue aquélla la primera vez que pude observar al maestro sin sus discípulos. Me pareció muy agradable y de ningún modo sacerdotal. En verdad, sólo se mostraba desagradable cuando alguien poderoso obraba de modo incorrecto.
     Era, como descubrí, un diestro pescador. Cuando un pez mordía el anzuelo, movía suavemente el sedal de un lado a otro, como si no fuera una mano humana sino la propia corriente la causa del movimiento. Y entonces, en el momento exacto, lo recogía
    Después de un largo silencio, dijo:
    –Si tan sólo uno pudiera seguir siempre así, día tras día…
    –¿Pescando, maestro?
   El anciano sonrió.
  –Eso también, huésped de honor. Pero me refería al río, que nunca se detiene y siempre es el río.»

[…]

    «Demócrito me recuerda una obra teatral de Esquilo, Los persas, que alguien me leyó cuando vine a Atenas por primera vez. Esa obra es totalmente disparatada. Puedo asegurarte, por ejemplo, que nunca oí a Jerjes elogiar a los atenienses, ni a los griegos, Ciertamente, jamás los habría llamado valientes ni atrevidos. Y, ¿cómo dice ese ridículo verso? «Estos tristes ojos han visto sus violentas y espléndidas hazañas.» Léeme esa parte que me hacía reír. Cómo… Sí, debido a «un desventurado sino, he nacido para aplastar, para arruinar mi tiera natal.»
    En término prácticos, Jerjes no sólo no arruinó su tierra natal, sino que creía haber gobernado bastante bien su patrimonio. Había querido dar una lección a los griegos, y lo había hecho. Sólo tenía una queja: el costo de la guerra.
    –Hasta el último trozo de oro de Babilonia se gastó en Grecia. La enseñanza está a la vista: nunca hagas la guerra contra un país pobre, porque perderás, no importa cuál sea el resultado.
   Dudo que este sentimiento hubiese podido distraer a Esquilo, Es difícil, para un griego, comprender que Grecia es pequeña y pobre; y que Persia es grande, y rica. Y que la vida es breve. Breve. »