“El huerto de Emerson”, la nueva novela de Luis Landero

    «La vida puede ser breve, pero la memoria de lo vivido no se acaba nunca.»

El huerto de Emerson es el título de la nueva novela del escritor extremeño Luis Landero, recientemente publicada.

Tras el éxito de Lluvia fina, la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo; el escritor extremeño vuelve a la senda que dejó en El balcón en invierno.

En el El huerto de Emerson, retoma, por tanto, los recuerdos de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal, las vivencias de su adolescencia y juventud en un barrio de emigrantes de Madrid y sus experiencias en el mundo del trabajo. Vuelve a escribir de lo que mejor conoce y de lo que más le gusta. Mezclando de nuevo recuerdos y vivencias, reflexiones en torno a la literatura y la vida, humor y poesía.

Como el propio autor ha señalado, el libro es «un 75% narración, un 15 % de ensayo y unos gramos de poesía». En ella destacan las descripciones de personajes y de ambientes de la infancia del escritor extremeño en su Alburquerque natal. En un estilo que recuerda al que utilizaban sus mayores para contar historias alrededor del fuego, y en verano al fresco de la calle.

Sobre el título de la novela, ha comentado Landero que “Emerson es un filósofo norteamericano que dice que todos somos únicos y originales y lo compara como si todos hubiéramos recibido en herencia un terrenito, un huerto, donde tenemos que cultivar lo nuestro […] y en eso consiste el arte de ser nosotros mismos”.

     «Dice Emerson que cada cual ha de aceptarse a sí mismo tal como es, y aceptarse además con orgullo y contento. Que a todos nos ha tocado en suerte un terrenito en el que laborar. Que es seguro que habrá alrededor terrenos más grandes y fértiles, donde crecen lechugas mejores que las nuestras, pero que nosotros tenemos que cultivar lo nuestro, el huerto que nos tocó en suerte, sin envidiar lo ajeno, conformes y alegres con nuestras lechugas, por pequeñas y pálidas que sean.»

En esta novela son numerosas las referencias a otros libros y escritores. Aparte del ya mencionado Emerson, desfilan por él autores de la talla de Cervantes, Kafka, Shakespeare, Borges, Montaigne, Machado, Dickens, Faulkner, Conrad, Chéjov, Quevedo y Proust, entre otros.

El huerto de Emerson es una gran novela, entretenida y de muy grata lectura. Escrita con una prosa magnífica y con ese toque mágico, tan del gusto de su autor, del que se desprende cierta añoranza por el paraíso perdido de su tierra y de su infancia.

     «La casa y la noche estaban llenos de peligros. O mejor dicho, el mundo entero estaba entonces lleno de peligros. En el último traspatio vivía una culebra que hipnotizaba a los pájaros con la fijeza de sus ojos amarillos y su lengua negra de dos filos. Y también podía hipnotizar a los niños. En los desvanes vivía una lechuza y había murciélagos gigantes, y enormes y peludas arañas venenosas. En el pozo habitaba un escuerzo. Si te asomabas al pozo, el escuerzo podía escupirte su veneno y ya no había remedio, la muerte era segura. Te lavaban muy bien lavado en un barreño, te peinaban, te vestían con tus mejores ropas, y así, muy limpio y muy peinado, te metían en una caja blanca forrada de raso. Luego la caja se la llevaban en la carroza negra de los muertos, con el cochero en el pescante vestido también de negro, y el caballo negro, y la caja blanca puesta entre cristales transparentes con cruces pintadas de oro.»

 LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SINOPSIS

Un relato memorable sobre lo vivido y lo leído.

Tras el éxito prolongado de Lluvia fina, Luis Landero retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en invierno. Y lo hace en este libro memorable, que vuelve a trenzar de manera magistral los recuerdos del niño en su pueblo de Extremadura, del adolescente recién llegado a Madrid o del joven que empieza a trabajar, con historias y escenas vividas en los libros con la misma pasión y avidez que en el mundo real.

       «En los días de invierno de mi infancia, mi pueblo encogía, se encerraba en sí mismo, como los pájaros y los gatos, y también encogía la gente, y todo era entonces más pequeño, salvo los campos, que parecían más desolados y más grandes que nunca. Campos yermos y desabrigados donde hasta el viento gime, temeroso y errante. Las puertas, que habían estado abiertas hasta después de las fiestas de septiembre, se cerraban de día y se atrancaban por la noche. En invierno la gente tiene mucho más miedo que en verano. El viento llevaba por las calles el olor amoroso de los braseros, y las viejas caminaban más aprisa, arrebujadas como corujas, temerosas de Dios y del diablo. Lo más escondido y secreto de las carnes jóvenes volvía a la vergüenza y al espanto de lo prohibido. En invierno se hablaba más bajo, había largos, impenetrables silencios, solo rotos por las toses que, al cabo del verano, regresaban con notas más graves y profundas. La cigüeña se fue hace ya tiempo, el gato ronronea gustoso junto al fuego, chamuscándose casi los bigotes, y los perros sin amo caminan en invierno un poco de lado, como al bies, y ya no ladran con la facilidad y la alegría de antes. En días así, los muertos estarán más solos y olvidados que nunca.»

En El huerto de Emerson asoman personajes de un tiempo aún reciente, pero que parecen pertenecer a un ya lejano entonces, y tan llenos de vida como Pache y su boliche en medio de la nada, mujeres hiperactivas que sostienen a las familias como la abuela y la tía del narrador, hombres callados que de pronto revelan secretos asombrosos, o novios cándidos como Florentino y Cipriana y su enigmático cortejo al anochecer. A todos ellos Landero los convierte en pares de los protagonistas del Ulises, congéneres de los personajes de las novelas de Kafka o de Stendhal, y en acompañantes de las más brillantes reflexiones sobre escritura y creación en una mezcla única de humor y poesía, de evocación y encanto. Es difícil no sentirse transportado a un relato contado junto al fuego.

LUIS LANDERO

Landero_bigLuis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. LLuvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. El huerto de Emerson (2021) es su última novela

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

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       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero