“Castillos señoriales en la Corona de Castilla”, por Edward Cooper

Edward Cooper nos muestra en esta monumental obra todos aquellos castillos que tuvieron alguna relación con la antigua Corona de Castilla. El historiador y profesor británico ha llevado a cabo una gran tarea de investigación, partiendo de la extensa base documental y bibliográfica existente en ese momento. Como el propio Cooper señala en la introducción de su obra, esta investigación en que se basa su gran trabajo es producto fundamentalmente de los trabajos realizados por el autor en los años 60.

La obra, en cuatro volúmenes, engloba en su interior las características generales de las construcciones y las evoluciones sufridas a lo largo de la historia, el estilo arquitectónico y la aplicación militar, la vida social y económica en el castillo y su entorno, referencias cronológicas, fotografías, grabados, motivos heráldicos y esculturas.

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    Tal fue el destino de Los Castillos Señoriales de Castilla, calificado de abigarrado en la única recesión que recibió. Puede causar sorpresa que me haya decidido a escribir lo que es en efecto la segunda edición de una obra, si no exhaustiva, sí bastante prolija, tan sólo ocho años después de su primera aparición. Máxime dada la lentitud de su entrada en la bibliografía del tema. La investigación en que se basaba Los Castillos Señoriales fue producto fundamentalmente de los años 60, con un retraso de década y media en la publicación que, afortunadamente, no hizo que la forma de tratar la materia envejeciera. Por lo menos entonces, pues la historiografía está experimentando hoy una verdadera revolución a causa de la informática, que por otra parte es uno de los estímulos para que yo reelabore este trabajo. 

                                                                                                                                                     De la Introducción / E. Cooper

FERIA “EN CASTILLOS SEÑORIALES DE LA CORONA DE CASTILLA”.

CASTILLO DE FERIA

    Este recinto en forma de un barco ocupa un cerro inmensamente alto, como si el constructor se pensase capaz de volver a crear el Arca de Noé. Enseñorearía totalmente a la Tierra de Barros aún sin el torreón que se encabrita en la cumbre del conjunto. Es decir, rige aquí algo de la jactancia de Belalcázar. La disposición defensiva es semejante a la de Medellín: el recinto está partido por un muro divisorio con la torre del homenaje a caballo. La entrada principal del castillo da acceso a la parte sur de este sistema, como al castillo de proa de un barco. El capitán en su puente de mando, es decir, la torre del homenaje, controlaba el acceso a la parte septentrional que constituía, por lo tanto, el reducto de seguridad. Un foso delante de la torre, tallado en la roca viva subraya la división.

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                            El  castillo de Feria desde el sur, en 1966 (fotografía de E. Cooper)

     La torre parece ocupar el emplazamiento de una construcción anterior. Aún sin la incorporación de ésta, es una mezcla de influencias: los ángulos redondeados recuerdan no sólo Belalcázar, sino también la conexión de las fortificaciones de Extremadura con la zona de Madrid, en particular con los castillos de Pinto y Arroyomolinos. Como en este último, adorna la base de la torre una banda decorativa de símbolos heráldicos moldeados en el mortero. Otros elementos ornamentales de estilo flamígero han sido destruidos. Se entra únicamente desde el adarve del muro divisorio, por un pasadizo en doble recodo como en el castillo de Santiago de Sanlúcar de Barrameda.

Torre

Torre del homenaje, fotografiada en 1966. Posteriormente, la torre ha sido notoriamente desfigurada por unos intentos ineptos de restauración (E. Cooper)

     El espesor de los muros de la torre alcanza unos colosales cuatro metros en las dos plantas bajas. En el interior, sin embargo, no predomina el aspecto militar. La pared en determinadas zonas de la estructura superior no tiene siquiera el suficiente espesor como para resistir un cañonazo. A pesar de esta economía, falta precisamente la coordinación del espacio que se encuentra en el interior de la torre del homenaje del cercano Nogales, parecido en apariencia. Además, la orientación del muro divisorio de la torre es la misma en todas las plantas, prescindiendo de las posibilidades de variar el eje de refuerzo. La suntuosa disposición todavía evidencia, por otro lado, una vida de lujo, a pesar del irremediable deterioro. El color básico del decorado parece haber sido el verde. En las dos plantas principales, existían extensas yeserías de estilo mudéjar. Como en Belalcázar, hay ventanales enormes, con poyos laterales, y una ausencia total de troneras o saeteras. La cocina ocupaba el sótano, con las entradas y salidas de agua, y las correspondientes pilas, empotradas en el muro norte. La cuarta planta tiene poca altura, y es de acabado generalmente pobre. Servía probablemente como sala de guardia.

     En todo el castillo se nota una preocupación por el abastecimiento de agua. En la planta baja de la torre del homenaje, en la esquina noroeste, se ha practicado en alguna época una oquedad inmensa, de cuatro o cinco metros de profundidad, como pozo o aljibe. Esta esquina de la torre tiene además señales de reformas. Desde la torre se alimentan los dos aljibes del castillo, uno en cada reciento. El suministro tiene que haber resultado insuficiente, por motivos desconocidos, y se construyó un tercer depósito fuera del castillo, en la parte del poniente, alimentado a través de una especie de acueducto que entró en el castillo por el ángulo suroeste. No hay indicación del origen de esta agua.

EPIGRAFÍA

     En la torre semicircular, en el centro del lado sur del recinto, hay tres lápidas juntas muy toscas:

Lobo alado

     Los muebles corresponden a los apellidos Manuel (izq. + der.) y Figueroa: Lorenzo Suárez de Figueroa se casó con María Manuel y falleció en 1461. En la banda decorativa que rodea la base de la torre del homenaje, figuran también la hoja de higuera de los Figueroa, el lobo paseante de los Osorio, el ala etc. de los Manuel (muebles de los segundos condes, sucesores de los antedichos) y la estrella de los Rojas. El motivo principal del decorado de la puerta principal de la torre del homenaje es también una hoja de higuera, con estos fragmentos de una inscripción:

     … FORTIFICAR Y NOBLECER… MANDO FACER ESTA TORRE…

     En el enlucido de la tercera planta, se encuentran restos de grafiti, probablemente de los oficiales que trabajaron en la construcción de la torre:

esperando el bien consyento el…

yo fue rugado-ciego(?)

     Otro parece ser árabe.

Plano

EDWARD COOPER

edward cooperWimbledon (Inglaterra), 1941. Historiador y profesor en la London Metropolitan University y miembro de la Real Academia de Alfonso X El Sabio, está reconocido como uno de los más prestigiosos especialistas en los castillos españoles y en la realidad señorial de la Edad Media y la temprana Edad Moderna. Desde que a principios de la década de los sesenta llegase España con la intención de desarrollar, gracias a una beca del gobierno británico, su tesis doctoral sobre los castillos, no ha dejado de investigar en torno a los mismos. Actualmente es consultor en la restauración del castillo de Guadamur (Toledo, declarado Monumental Nacional), y en el plan director de la conservación de los castillos de la Comunidad de La Rioja. Sus últimas investigaciones se han centrado en el estudio de la alta nobleza castellana y las implicaciones tanto de ésta como del estamento eclesiástico en la revolución de las Comunidades. Entre sus trabajos destacamos los siguientes: Castillos señoriales de Castilla de los siglos XV y XVI (Madrid, 1980-1981), Castillos señoriales en la corona de Castilla (Valladolid, 1991), «La Revuelta de las Comunidades. Una visión desde la sacristía» (Hispania, 193, Madrid 1996), La Mitra y la Roca. Intereses de Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo, en la Ribera del Ebro (Toledo, 2001), «La iglesia y los comuneros: una interpretación anti-antiseñorial», en En torno a las comunidades de Castilla: Actas del Congreso Internacional «Poder, Conflicto y Revuelta en la España de Carlos I» (Toledo, 2002).

FUENTES

  • Cooper, Edward. Castillos señoriales de la Corona de Castilla. Salamanca: Consejería de Cultura y Turismo, 1991, 4 vols.

Monumentos artísticos de Extremadura

En 1986 apareció, editada por la Editora Regional de Extremadura, la obra titulada Monumentos artísticos de Extremadura, que supuso una contribución más al proceso de recuperación y conocimiento de los elementos de la identidad cultural extremeña.

El proyecto surgió de las manos y el estudio de profesores e investigadores extremeños, dirigidos por Salvador Andrés Ordax, y tuvo una excelente acogida por parte de los amantes y estudiosos del Patrimonio de Extremadura. Posteriormente, la obra ha sido revisada y reeditada en sucesivas ocasiones.

La última publicación renovada, de 2006, consta de dos volúmenes, con gran profusión de fotografías a todo color. Contiene, agrupados por cada localidad, los monumentos más importantes de la región extremeña.

Como señala el director de la obra en la Introducción de la misma, se pretende que la citada publicación «contribuya a un mejor conocimiento y divulgación del la riqueza monumental de Extremadura, cada vez mejor conocida y apreciada, y sirva de referencia para posteriores desarrollos y aplicaciones.»

FERIA EN “MONUMENTOS ARTÍSTICOS DE EXTREMADURA”.

En el Tomo I de la obra, bajo la entrada de Feria, encontramos la siguiente información referente a la villa de Feria:

Feria

Conjunto histórico-arqueológico

Emplazada en la estribación más oriental de la Sierra de San Andrés, de espalda a los espacios fragosos que se inician tras de ella en dirección a mediodía y abierta por el norte a la amplia penillanura que se extiende hasta el Guadiana, esta población representa el modelo característico de asentamiento dispuesto sobre una ladera en fuerte pendiente. El núcleo se orienta hace el sureste, con vocación hacia los terrenos llanos y fértiles en que se inicia la Tierra de Barros, y se cobija al amparo de un formidable castillo erigido en lo alto de la cima, desde donde atalaya dominando amplias extensiones de terreno.

Posible castro turdetano según Ortiz de Tovar, es también identificado por algún autor como la Seria de los Celtas, y la Fama Iulia romana, encontrándose en sus proximidades restos que permiten suponerlo como centro habitado en época visigoda. En la etapa de la dominación árabe acogió a pobladores musulmanes que ya dispusieron en ese lugar una fortificación o alcazaba de adobe, como antecedente del posterior castillo cristiano.

El lugar fue reconquistado para los cristianos por el Maestre de la Orden de Santiago D. Pedro González Mengo en 1241, con ocasión de las campañas desencadenadas por Fernando III para el asalto final a Jaén, Córdoba y Sevilla, y en cuyo transcurso se ocuparon extensos territorios en el ámbito sudoriental de la Baja Extremadura, así como numerosas poblaciones y fortalezas en ellos contenidos.

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                                                        Feria. Vista desde el sur

Perteneció este núcleo a la Orden de Santiago como tierra de repoblación en el siglo XIII, pasando posteriormente a la jurisdicción de la ciudad de Badajoz. En 1394, junto con los lugares de La Parra y Zafra, fue donado por Enrique III de Castilla a D. Goméz Suárez de Figueroa para fundar el Señorío de Feria, del que las tres localidades mencionadas constituyen el conjunto originario.

La fortaleza actualmente existente es la erigida por los señores de Feria sobre el anterior recinto árabe entre 1460 y 1513. En la cima del mismo cerro donde se situó el castillo ya existía, con anterioridad a éste, la primitiva ermita de la Candelaria, a cuyo alrededor se nucleó la población originaria durante un período que cabe considerar comprendido, aproximadamente, entre mediados del siglo XIII y mediados del XV. Desde época muy temprana, sin embargo, las construcciones tendieron a descender de este punto; extendiéndose progresivamente hace abajo por la ladera, en dirección al suroeste. La disposición de edificaciones en tal sentido pronto dio lugar a la configuración de nuevos tejidos con unas calles orientadas de suroeste a noreste, siguiendo las curvas de nivel del cerro para mejor adaptarse a la topografía en tanto que las travesías o formaciones transversales secundarias, así como el conjunto de la población en general, descienden sobre la fuerte pendiente. Manteniendo esta vocación en su crecimiento, la población se fue alejando progresivamente del núcleo originario alrededor de la parroquia primitiva, de manera que, en el siglo XV, ésta había quedado aislada en la cima del cerro junto al castillo. Al disminuir su feligresía, quedó reducida a ermita, hasta que, finalmente, concluyó al ser abandonada por completo, lo que significó la destrucción progresiva de su fábrica, de la que, en la actualidad, no quedan más que algunos indicios de viejos cimientos.

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                                                     Feria. Vista desde el castillo

 Ante tal dinámica de crecimiento por parte de la población, se impuso la necesidad de erigir otra parroquia en lugar más cómodo al caserío moderno, eligiéndose como emplazamiento para el nuevo templo el extremo oriental del conjunto últimamente figurado.

En las postrimerías del siglo XV, estaba ya abierto al culto bajo la advocación de San Bartolomé. El dato de la elección de un nuevo patronazgo puede tomarse como indicativo de que, en tal momento, la iglesia de la Candelaria aún se encontraba en uso.

En la actualidad, la parroquia de San Bartolomé aparece en el centro de la población toda vez que, el desarrollo de la misma, tomando al templo como foco de referencia para la expansión del caserío, pronto desbordó aquella con la disposición de nuevas edificaciones, para acabar rodeándola según el proceso habitual en los núcleos de configuración medieval.

Según la tradición local –no existe documentación que lo corrobore–, la nueva parroquia de San Bartolomé se levantó, a su vez, sobre otra vieja ermita existente, posiblemente dedicada ya a esta advocación, fenómeno que resulta frecuente en la zona en la época bajomedieval, como sucede en La Parra, Jerez de los Caballeros, Higuera de Vargas, Fuente del Maestre y otras localidades.

Frente a la plaza formada delante de la iglesia, por el lado de la epístola, se encuentra la Casa del Concejo, edificación con soportales y arcadas de ladrillo, de carácter mudéjar que, junto con las que configuran el flanco sur de aquélla, perimetran un espacio recoleto, de reducidas dimensiones y acusado desnivel, donde se centraliza la vida social de la localidad. Por la zona posterior de la parroquia, tras su ala del lado del evangelio, se respetó un alargado espacio libre, destinado a «terreno» o «coso» en tiempos antiguos, sobre el que posteriormente se organizó una nueva plaza o paseo, alineada perpendicularmente con relación a la parroquia, en un alarde de ingenio y practicismo para su adaptación a las irregularidades del terreno.

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                                              Feria. Vista general desde el castillo

No poca influencia en la tendencia del pueblo a expansionarse descendiendo por la ladera del cerro del Castillo, debe atribuirse a la localización «del Grifo», situada en el ámbito de la casa del Cabildo y la parroquia de San Bartolomé, y que, junto con dos cisternas o aljibes existentes en el castillo, fueron durante cierto tiempo los únicos puntos de suministro de agua para la población.

El núcleo histórico más antiguo de la Feria actual puede considerarse configurado entre los siglos XIV y XV, adoptando la característica estructura en «media luna», según secuencias de edificaciones dispuestas en paralelo respecto de las curvas de nivel, que descienden por la ladera a partir del foco generador de las inmediaciones de la fortaleza situada en la cima.

El diseño de esta parte de la población responde al esquema típico medieval, con calles estrechas, tortuosas, y de acusada pendiente, sobre todo las que atacan el cerro directamente en perpendicular, para unir en línea el castillo con el ámbito de la parroquia. Resultan representativas las que, conservando sus denominaciones tradicionales, aún son conocidas como calles Tagarete, Castillo, Albarracín, de Atrás, Acera, Franco, Pozo, etc., y las callejas Montero, Clemente o Bujero.

A partir de la parroquia, la organización del tejido urbanístico se materializa mediante manzanas de mayores proporciones que, aprovechando las posibilidades de una topografía irregular, como corresponde a un terreno de pronunciadas colinas, confieren a la planta de este núcleo el aspecto de una mano abierta con los cinco dedos extendidos, que se continúan por los caminos a Zafra, Burguillos, Salvatierra, y Fuente del Maestre. Aquélla, en su interior, determina el centro desde el que radialmente se disponen las vías de la localidad, entre las que permanecen espacios abiertos ocupados por grandes corralones, olivares y terrenos de cultivo.

El conjunto, en general, es un prodigio de pragmatismo por la insuperable inteligencia cin que las edificaciones y las calles se adaptan a las irregularidades del asentamiento.

Delante de las viviendas se disponen, para permitir el acceso desde el exterior, elementos configurando escaleras o rampas, conocidos como «Calzadas» o «Barrancos» que, en ocasiones, ocupan grandes extensiones, en tanto que otras veces se multiplican como módulos individuales en la fachada de cada casa. Significativos son los de las calles «Manceñía» y Zafra.

                                                          Feria. Vista desde el sur

Además de las dos plazas situadas sobre ambos flancos de la iglesia parroquial, sólo otras dos, de muy reducidas dimensiones, existen en el pueblo: la llamada «del Pilarito» y la conocida como de la «fuente del Grifo», ampliación de la de la iglesia y articulada con ésta por medio del edificio del Concejo, al dificultar la naturaleza del asentamiento la disposición de espacios diáfanos.

Las casas responden al modelo de edificación popular propio del ámbito rural bajoextremeño. De ordinario son de reducidas proporciones en planta, debido a que la naturaleza del terreno no permite las amplias extensiones habituales en las zonas de llano. Mayoritariamente son de un sólo piso con doblado utilizando bóveda como sistema de cubierta. Las fachadas aparecen encaladas de blanco y a veces ostentan zócalos, aunque resulta más habitual su reducción a una mínima franja en el entronque del muro con el suelo, denominada «cinta». Los remates suelen ser de cornisa en alero vivo con sencillas molduras de terraja.

A finales del siglo XVI la población estaba constituida por unas 275 casas. A mediados del XVII constaba con un número sensiblemente igual. A mediados del XVIII habían aumentado hasta cerca de las 350 y en 1850 sumaban exactamente 456. En el primer tercio de la centuria actual eran 750 y según el censo de 1980 totalizaban en dicha época prácticamente un millar: 964.

A excepción de un amplio edificio con arcos interiores situado en la plaza del Paseo, antiguo Pósito, ningún otro de entidad destacada –ermitas, palacios, casonas– ni elementos morfológicos de significación especial aparecen en la esta localidad, cuyo insuperable encanto y atractivo derivan del conjunto armónico de una arquitectura tradicional muy poco alterada en sus características seculares.

“Feria en el Catálogo monumental de España. Provincia de Badajoz”, por José Ramón Mélida

A principios del siglo XX se diseñó un ambicioso proyecto cultural: el Catálogo Monumental de España. Con él se pretendía inventariar y describir el patrimonio histórico-artístico y arqueológico de cada una de las provincias españolas con objeto de su publicación.

El Catálogo Monumental de España tuvo su origen en el Real Decreto de 1 de junio de 1900, que ordenaba la catalogación completa y ordenada de las riquezas históricas o artísticas de la nación. Por primera vez se comenzaba una recogida exhaustiva de información sobre los bienes culturales, con la fotografía como instrumento de documentación gráfica.

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MÉLIDA, José Ramón
Catálogo Monumental de España. Provincia de Badajoz : (1907-1910) / José Ramón Mélida
 Madrid : Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, [1925-1926]
    3 v. : il. ; 26 cm
   1-2. Texto -- 3. Láminas

Sin embargo, este ambicioso proyecto quedó inconcluso. Fueron iniciados los trabajos de catalogación de cuarenta y siete provincias y concluidos, entre 1900 y 1961, los de treinta y nueve, pero tan sólo los de diecisiete fueron publicados.

Ahora, gracias a una labor conjunta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Instituto de Patrimonio Cultural de España, los catálogos han sido restaurados y, con la ayuda de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, su contenido ha podido ser digitalizado y puede ser consultado en su integridad en Internet, en el siguiente enlace:

Catálogo Monumental de España (1900-1961)

Entre los catálogos que sí se publicaron se encuentran los de las dos provincias extremeñas: Badajoz y Cáceres, ambos realizados por José Ramón Mélida Alinari.

Mélida realizó el Catálogo Monumental de Badajoz entre los años 1907 y 1910. Le dedicó cinco volúmenes: dos de texto y tres de ilustraciones.

El arqueólogo madrileño debió de recorrer minuciosamente cada rincón de la provincia en el que detectó la presencia de evidencias monumentales que incluían edificios enteros, ruinas, yacimientos o inscripciones epigráficas aisladas. Se valió de la ayuda de los lugareños y estudiosos locales, así como de la tradición oral para acceder a aquellos parajes con interés histórico-arqueológico.

Este catálogo, tal como lo redactó Mélida, una vez restaurado y digitalizado, puede consultarse íntegramente en Internet a través de la imagen o del enlace siguientes: 

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 Catálogo Monumental y Artístico de la Provincia de Badajoz [Manuscrito]

En 1924, tres lustros más tarde de haber sido elaborado por Mélida, el catálogo de la provincia de Badajoz fue publicado por el Ministerio de Instrucción y Bellas Artes en tres volúmenes: dos de texto y uno de ilustraciones.

En el prefacio del tomo I de texto se expresa: «El autor ha tenido en cuenta las historias locales, al examinar sus testimonios retrospectivos; ha tenido también presentes las monografías y estudios anteriores de ciertos monumentos; y atento a que este Catálogo sea tan copioso como se desea ha procurado dar noticia, detallada cuanto le ha sido posible, de lo que ha logrado ver y conocer en sus excursiones y estancias en las varias regiones de la provincia, sin olvidar ni un momento que su misión es solamente de aportar y ordenar elementos sueltos, útiles a los investigadores que en todo o en parte se propongan trabajos generales o particulares de más empeño».

Alcázar de los Duques de Feria (Zafra)

Alcázar de los Duques de Feria (Zafra)

Mélida es también autor de parte de las fotografías que lo ilustran e incluye otras de diversa mano. En el prólogo de esta edición da buena cuenta de la importancia que concedía a la fotografía y de su dedicación a la misma: «Este volumen de láminas, indispensable complemento de los dos de texto, constituye por sí un catálogo gráfico escogido […] Al efecto reprodúcense aquí los monumentos más importantes o curiosos, los más o menos conocidos y muchos inéditos, habiéndose utilizado para ello en la mayoría de los casos las fotografías hechas por el autor, las que le facilitaron otros aficionados y varias que adquirió de profesionales, más algunos dibujos. Para la formación de tan numeroso conjunto gráfico no se reparó en que por dificultades para tomar el punto de vista conveniente, por falta de luz en los interiores y por otras causas, haya resultado alguna que otra fotografía con deficiencias que justificarán las que puedan notarse en ciertas láminas, pues lo esencial era llenar las exigencias de la obra».

Este catálogo puede consultarse también íntegramente en Internet a través de la imagen o del enlace siguientes en la Biblioteca Digital Hispánica:

Catálogo monumental de España. Provincia de Badajoz (1907 1910)

FERIA EN EL CATALOGO MONUMENTAL DE BADAJOZ.

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             Vistas del Castillo de Feria. Mélida

Como ya señalamos anteriormente, el Catálogo Monumental de Badajoz fue publicado, en 1924, en tres volúmenes: dos de texto y uno de láminas. Para su confección, José Ramón Mélida recorrió entre 1907 y 1910 cada rincón de la provincia en el que detectó la presencia de evidencias monumentales. El arqueólogo madrileño pasaría por la villa de Feria en algún momento entre 1907 y 1910. En su Catálogo aparecen dos monumentos de la localidad pacense, descritos y fotografiados, y varios objetos más, solamente descritos. Como señalamos en el punto anterior, este Catálogo, tanto en su versión manuscrita como impresa, puede ser consultado íntegramente en Internet.

VASO IBÉRICO

En el tomo I de texto, dentro del apartado Productos industriales ibéricos de la edad de hierro, incluido en el capítulo titulado Tiempos prerromanos, nos describe un vaso de cerámica ibérico, que se conserva en el Museo Arqueológico de Badajoz, en los siguientes términos:

     Vaso ibérico, de barro, falto de su cuello y con arranque de asas. Es de forma oblonda y de suelo plano. Altura, 0,135 metros. Procede de la dehesa El Álamo, sita entre Feria y Zafra.

Donación de don Francisco Sierra.

Pero es en el tomo II de texto donde podemos encontrar la mayor parte de la información recogida en el Catálogo, sobre la villa de Feria.

LÁPIDA ROMANA

En el capítulo III, titulado Épocas romano-cristiana y visigoda, bajo el epígrafe de Feria, nos da noticia de un fragmento de lápida de mármol, perteneciente a la colección del Marqués de Monsalud, hoy desaparecida:

      Fragmento de lápida de mármol blanco, de 0,18 metros de largo por 0,10 de ancho.

Colección del señor Marqués de Monsalud, en Almendralejo, que lo publica en el Boletín de la Real Academia de la Historia, (t. XLIII, 1903, pág. 248), diciendo:

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«Floren]tia [requiev]it en pace [sub die….. f]ebruarias era d….. [paz t]ecum.

Florencia descansó en paz el día….. de febrero de la era quinientas….. La paz del Señor sea contigo.

Hallada en la dehesa de Los Álamos de dicho término».

En el capítulo V. Épocas de la Reconquista y Moderna, bajo el título de Feria, nos describe el Castillo de Feria y la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, además de varios objetos litúrgicos que se guardan en dicha iglesia:

FERIA

     Ganó esta plaza a los moros en 1241 el Maestre de Santiago D. Pedro Gómez Mengo.

El rey Enrique IV de Castilla dio en feudo el lugar de Feria a don Lorenzo Suárez de Figueroa, con el título de Conde, para premiarle sus servicios. Felipe II hizo merced de la villa, con título de Duque a su quinto Conde don Gómez Suárez de Figueroa. Después pasó este señorío al Duque de Medinaceli.

El recuerdo señorial que Feria conserva es su castillo.

CASTILLO DE FERIA

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 Castillo de Feria. Mélida

      Castillo. Dominando la villa por N.O. se levanta y extiende de N. a S. sobre una colina, en la que los peñascos forman defensa natural. Su planta poligonal irregular, por exigencias topográficas, tiende a formar un rectángulo. Constaba de dos recintos; a lo menos hay restos del primero, cortinas y un cubo por S.O. Lo que se conserva mejor es el segundo recinto en cuyo centro se eleva la mole cuadrada, altísima e imponente de la torre del homenaje, que por estar unida a dos cuerpos de fortificación que formando línea de E. a O. terminan en torres redonda la primera u oriental y cuadrada la segunda u occidental, dividen dicho recinto en dos, uno septentrional y otro meridional. Cortinas de 2,50 metros de espesor y torres cuadradas y cubos constituyen las líneas de defensa exterior. Mide el recinto, sin contar las torres salientes, 136 metros de longitud y 51 de altitud. Toda la fábrica es de mampostería. Cerca del ángulo de N.O. hay un aljibe cubierto con bóveda de ladrillo. La parte principal y mejor de la fortaleza es la gran torre de que se ha hecho mérito, casi cuadrada, pues sus ángulos están robados en arco de círculo y mide 0,20 metros de longitud, 17,40 de latitud y 40,00 de altura. Sus ventanas acusan cuatro pisos, no accesibles hoy por el estado de ruina en que se halla la fortaleza; pero debe haber en el interior interesantes cámaras que servirán para dar una idea de la vida señorial. Entre las ventanas que dan al oriente las hay góticas, bien características. Conserva en parte esta torre su almenaje. La fisonomía de este castillo parece ajustarse a la arquitectura del siglo XV, y debió construirlo el citado primer Conde de Feria, don Lorenzo Suárez de Figueroa, de quien hemos de citar otros recuerdos monumentales, especialmente al hablar de Zafra.

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                     Torre del homenaje. Mélida

IGLESIA PARROQUIAL

     Iglesia parroquial de San Bartolomé. Se compone de una nave y capilla mayor de menos altura, con ábside de tres lados; la nave cubierta con dos tramos de bóveda de crucería que forman cada una una estrella y una cruz entrecruzadas y el ábside, con bóveda también de crucería, en figura de estrella.

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 Portada de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé. Mélida

La torre es un cuerpo cuadrado, adosado a la nave por su extremo opuesto al ábside. Debe datar esta iglesia ojival de fines del siglo XV o principios del XVI. Sus portadas corresponden al mismo estilo, y la mejor, que es la del lado de la Epístola, es de piedra de sillería, entre dos o pináculos florenzados se ve la puerta de arco rebajado por cuyas arquivoltas corre una faja de adorno en relieve, compuesto de un tallo con hojas y grandes flores, entre las que se ven figuras de centauros con flechas y lanzas, leones, dragones, aves fantásticas y en la clave, de busto, la imagen de San Bartolomé (?), correspondiendo cada motivo a un sillar o dovela. Encima, dentro de una hornacina en arco conopial florenzado y con un grumo por remate está la imagen de San Bartolomé, vestido tan sólo de una piel de león, en pie y hollando con los pies a la serpiente y amenazándola con la espada de fuego que esgrime en la diestra.

En la capilla de San Bartolomé, situada en el lado del Evangelio, hay otra efigie del titular, de talla policromada, del siglo XVII.

De igual época es el púlpito, de hierro, con adorno de roleos.

Los retablos son de estilo barroco, el mayor de dos cuerpos, y dorados.

En el ábside de lado de la Epístola hay el siguiente epitafio:

Sepulcro sin recortar

Se guardan en esta iglesia las joyas siguientes:

COPÓN

     Copón, de plata dorada y repujada. El pie adornado con las figuras simbólicas de Pelícano, Águila, Cordero y León, alternadas con querubines, y la copa de igual modo, en medallones con los emblema de tres cruces, dos azotes o flageladores, tres dados, tres clavos, espigas y racimos de uvas. De igual modo en la tapa aparecen símbolos de la Pasión: lanza y caña, escalera, corona de espinas, el gallo, alternados estos motivos con racimos de uvas y haces de espigas, y por remate lleva la cruz sobre el dragón. Siglo XVII, estilo barroco.

CÁLIZ

     Cáliz, de plata oxidada y dorada. La copa y el nudo adornados con querubines; el pie con la espada de San Pablo y flores de la pureza. Es de estilo barroco, pero de fines del siglo XVIII.

CUSTODIA

    Custodia, de plata dorada, con figuras de ángeles, adorantes, en el pie y querubines; en torno del viril rayos rectos y flameantes alternados. Altura, 0,65 metros.

CASULLA

    Casulla bordada en seda blanca con oro o pedrería; barroca.

JOSÉ RAMÓN MÉLIDA ALINARI (Madrid, 1856 – Madrid, 1933)

Melida.htm.jpgComo otros catalogadores, estudió en la Escuela Superior de Diplomática. Pasó casi toda su vida trabajando en el Museo Arqueológico Nacional, en el que entró en 1881 como aspirante sin sueldo en la Sección de Prehistoria y Edad Antigua. Poco después, ingresó por concurso de méritos en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, pasando a ser jefe de sección en el mismo Museo en 1884. Después de quince años como director del Museo de Reproducciones Artísticas (1901-1916), volvió al Arqueológico como director. Fue asimismo catedrático de Arqueología en la Universidad Central desde 1912 hasta su jubilación en 1916.

Su actividad en el trabajo de campo como arqueólogo fue muy activa. Se trasladaba a las excavaciones siempre que su trabajo en el Museo no se lo impedía, siendo las más importantes, entre las que dirigió, las de Numancia y Mérida, donde descubrió el teatro e impulsó su reconstrucción. Son numerosísimos los actos profesionales en los que participó, algunos de ellos con obligaciones de organización o como presidente: congresos de arqueología, exposiciones, conferencias, etc. Fue uno de los arqueólogos más importantes de los últimos años del siglo XIX y primera mitad del XX, reconocido internacionalmente y pionero en muchas cosas, como también lo fue Cabré Aguiló. Académico de la Real Academia de San Fernando (1899), de la de Historia (1906) –en la que ocupó el cargo de anticuario perpetuo–, San Carlos de Valencia, Buenas Letras de Barcelona y correspondiente de otras extranjeras. Le encargaron los Catálogos de las provincias de Tarragona (1907) –que no pudo hacer por motivos de salud–, de Badajoz (1907) y Cáceres (1914).

FUENTES

 

Feria en el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura

real_audiencia_extremaduraPor Pragmática Sanción, el día 30 de mayo de 1790, se creaba la Real Audiencia de Extremadura, con residencia en la Villa de Cáceres. La creación de este organismo hacía necesaria la formación de un repertorio histórico y estadístico que reflejara fielmente cuál era la realidad de la provincia de Extremadura. Por eso, una de las primeras tareas de la recién nacida institución fue la confección de un Interrogatorio, con un total de 57 preguntas, que permitiera conocer el estado de la citada Provincia. Dichas preguntas versaban sobre aspectos tales como la “denominación, localización y descripción geográfica; nivel jurisdiccional; población y estructura demográfica; estructura socioprofesional; bienes económicos; estructura y naturaleza de la propiedad; producción y productividad; comercialización y distribución; precios y costes de producción; hacienda y fiscalidad; organización y política económica; gobernación y administración municipal; administración de justicia; guerra y ejército; instituciones eclesiásticas, beneficencia, higiene y sanidad; enseñanza, educación y cultura popular”.

También se dispuso que las respuestas a ese conjunto de cincuenta y siete preguntas se darían por los justicias, párrocos, ayuntamientos y personas particulares de todos los pueblos integrados en los distintos partidos de la Provincia de Extremadura: Alcántara, Badajoz, Cáceres, Coria, Llerena, Mérida, Plasencia, La Serena y Trujillo.

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Esta iniciativa generó una importantísima documentación, a partir de la cual, la Asamblea de Extremadura publicó la obra, en 11 volúmenes, titulada Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura a finales de los tiempos modernos, y cuya edición corrió a cargo de Gonzalo Barrientos Alfageme y Miguel Rodríguez Cancho. Una obra que es una valiosa fuente de datos sobre los municipios extremeños a finales del siglo XVIII y que resulta de una gran importancia para conocer la historia moderna de esta tierra.

LA VILLA DE FERIA EN EL INTERROGATORIO DE LA REAL AUDIENCIA DE EXTREMADURA

El informe sobre la villa de Feria de 1791 aparece en el volumen titulado Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido de Badajoz, que editó la Asamblea de Extremadura, en 1994, a partir de la documentación recogida por la Real Audiencia de Extremadura y que, actualmente, se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres.

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Los informes sobre la villa de Feria fueron emitidos, a instancia de don Juan Antonio de Inguanzo del Consejo de Su Majestad, oidor de la Real Audiencia de Cáceres y comisionado del Supremo Consejo de Castilla para la visita de los pueblos del Partido de Badajoz, en que se hallaba incluido la villa de Feria, por el escribano don Gil de Aponte Gaitán, quien a la vez, tenía el título de notario, y por don Pedro Isidro Álvarez del Monte, cura párroco de Feria, que nos dejó una serie de noticias coetáneas, como la descripción del suceso del terremoto de Lisboa, en 1755.

El cura y el escribano de Feria eran considerados en aquellas fechas las dos personas de mayor prestigio del pueblo. Ambos nos ofrecen en sus informes datos suficientes para aproximarnos al conocimiento de la forma de vida de nuestros antepasados a finales del siglo XVIII, momentos en los que la localidad pasaba por un periodo de profunda crisis.

Como conclusión a estos informes sobre la villa de Feria, aportados por estos dos testigos de tanta solvencia, don Juan Antonio de Inguanzo elaboró su propio informe en el que apunta las posibles soluciones a los males que afligían a la vecindad.

Reproducimos a continuación estos interesantes informes sobre la villa de Feria tal como aparecen en el citado libro (páginas 319-340):

FERIA

«En la villa de Zafra dia doce de febrero año de mil setecientos noventa y uno, el Señor Don Juan Antonio de Ynguanzo del Consejo de Su Majestad, oydor de la Real Audiencia de Caceres y comisionado del Supremo Consejo de Castilla para la visita de los pueblos del Partido de Badaxoz en que se compreende la villa de Feria, dixo: que no pudiendo detenerse sino mui poco tiempo en la visita de dicha villa para proporcionar el tiempo necesario a la de los otros pueblos del partido, devia mandar y mandó se escriva a la justicia de dicha villa acompañando un exemplar de la ynstruccion e ynterrogatorio, para que con areglo a sus cincuenta y siete capitulos vaia disponiendo su informe de quanto se le ofreciere, valiendose a este fin de las personas del ayuntamiento u otras que puedan facilitarle las noticias que se piden, de modo que se halle ebacuado dicho informe al tiempo del arrivo de Su Señoria a aquella villa, cuio dia se señalará y avisará con anticipacion a dicha justicia; a que se le encargará que en caso de no haver commodidad en el meson para trabajar con la quietud y sosiego que es necesario, disponga un alojamiento que no tenga sino lo preciso para la vivienda de Su Señoria, del escribano de la comision y de un criado, cuio alojamiento pudiera bastar en casa de algun vecino en donde se costease el gasto de la manutencion a expensas de Su Señoria. Asi mismo se encargará a dicha justicia que de la ynstruccion mande poner una copia en los libros capitulares, reteniendo el exemplar impreso para los usos que pueda convenir y debolbiendo a Su Señoria el ynterrogatorio para incorporarlo en el expediente que se irá formando sobre la visita de dicha villa.

La villa de Feria

                                                                 La villa de Feria

Y tambien se le dirá que mande a todos los escribanos numerarios o de comision existentes dentro de aquella jurisdiccion que a la maior brebedad certifiquen de todos los pleitos cibiles y criminales en que hayan actuado y se hallen pendientes en primera instancia o en grado de apelacion, sin omitir las causas de qualesquiera fuero y sin otra excepcion que las del fuero militar y las economicas de la Real Hacienda y dando razon del principio de dichos pleitos, materia sobre que recaen y su estado. Y pudiendo servir para mas instruccion de este expediente los informes de los señores cura parroco y Don Gil Aponte se les escriva separadamente rogandoles que instruian a Su Señoría con su dictamen acerca de todo lo que crean conveniente a los intereses de la misma villa.

Y por este su auto asi lo proveió y firmó Su Señoría, de que doy fe. 

Don Juan Antonio de Ynguanzo.

Ante mi Tiburcio Pardo.

Dilixencia. En el día de oy catorce de los dichos mes y año con Joseph Gimenez Bravo vecino de Feria se remitieron a su justicia el pliego con ynterrogatorio e ynstrucion y los oficios para el cura parrocho y Don Gil Aponte, doy fe.

Pardo.

Don Gregorio Becerra y Juan Sanchez de la Calle alcaldes ordinarios por ambos estados desta villa de Feria, satisfaciendo a los cinquenta y siete capitulos del anterior ynterrogatorio dirijido por el Señor Don Juan Antonio de Ynguanzo del Consejo de Su Majestad, oydor en la Real Audiencia de Caceres y visitador por comision del Supremo Consejo de Castilla para los pueblos deste partido de Badajoz en que se comprehende esta villa, haviendo para ello puesto los medios mas eficaces procurando con la maior exactitud tomar informes de aquellas personas instruidas, cuia pericia y opinion de inteligentes podría darles aquella luz y direccion que apetecen para algunos de los casos que comprehende, responde a cada uno de dichos capítulos lo siguiente:

1º.

Que esta villa de Feria es uno de los pueblos comprehendidos en el Partido de Badajoz que es cabeza desta, la que dista de dicha cuidad nueve leguas; su, situacion (que es de una irregular figura) por hallarse a 1a falda de una sierra y castillo que la predominan esta a los quatro vientos, por el oriente que confina con la villa de la Fuente del Maestre a distanzia de dos leguas, por el sur con la aldea de la Lapa a distanzia de una legua, a poniente con la de Salbatierra a distanzia de dos y por el norte con la de la Parra a distanzia de una, dista de la villa de Caceres diez y nueve leguas.

Tiene su termino de estenxion legua y quarto de longitud de norte a poniente y tres quartos de legua de latitud del norte al sur; confina con la dicha villa de la Parra a distanzia de una legua, con la de Salbatierra a la de dos leguas, con la de Burguillos a la de otras dos, con la aldea de la Lapa a la de una, con la de Zafra a la de tres leguas, con la de la Fuente a la de dos y con la de Villalba a otras dos, cuias confinantes villas son todas del territorio de dicha audiencia de Caceres y distan de la Real Chancilleria de Granada esta de Feria cinquenta y tres leguas y lo mismo las demas a corta diferencia, correspondiendo todos al obispado de citada cuidad de Badajoz, ecepto la villa de la Fuente que corresponde al Priorato de Leon.

2º.

Que este pueblo es de señorio perteneciente al Excelentisimo Señor Duque de Medinaceli, quien solo tiene en este el derecho de alcavalas encavezadas en 3mil 600 reales cada año y la regalia de nombrar los oficios de justicia y demas oficiales de ayuntamiento de aquellas personas que en numero doblado se le proponen por sus concejales, cuia propuesta se executa en esta forma: dos alcaldes por el estado nobles, otros dos por el general, seis rexidores nobles y otros seis por el estado llano, dos alcaldes de la Santa Hermandad por el estado noble y otros dos por el general y dos por el estado llano para maiordomo de concejo, cuia propuesta de veinte y dos personas se remite en testimonio a dicho Señor Excelentisimo por mano de su contador maior en la villa de Zafra para que de ellas nombre y elija la mitad respecto a haver en este pueblo mitad de oficios. El alcalde maior y los dos alcaldes ordinarios tienen jurisdiccion absoluta con mero y mixto imperio y las apelaciones de su juzgado se hacen a la Real Chancilleria de Granada u a otros superior tribunal o juzgado donde el punto de que se trata corresponde.

No hay en esta villa abogado alguno ni procurador y solo hay un escribano con el salario de 1550 reales annuales segun el reglamento de ella, con titulo de notario de los reyno y asignacion por la real persona al uso y exercicio destas escribanias de ayuntamiento y juzgado, que con respecto a el numero de vecinos desta villa es bastante y suficiente solo un escribano y que aunque no hay en ella abogado alguno hay numero suficiente en los pueblos immediatos, que los subalternos de este juzgado no tienen salario alguno a esepcion de un solo ministro que hay con quatrocientos reales anuales segun dicho reglamento; que el arancel que se obserba en este juzgado es con areglo a el y la practica mas conforme y bien recivida.

3.

Que esta villa se compone de 552 vezinos en esta forma: los 390 de oficio lavradores, 55 jornales, 53 viudas, 43 pobres y once eclesiasticos seculares incluso el cura parroco, que unos ni otros forman gremio alguno; que las diversiones que suelen ser mas comunes en este pueblo es entre las gentes de campo y lavradores el tiro de barra, saltar y en algun bayle onesto tal o qual dia de clase, entre los que no se nota vicio alguno. Que en quanto a los jornaleros de campo se nota el abuso de no dar aquellas oras de trabajo segun la costumbre de otros tiempos y de sol a sol como previenen las Reales Ordenes, pues en la estacion presente salen del pueblo para ir a los trabaxos cerca de las ocho de la mañana y segun la distanzia que hay a donde han de hacerlos seran ya las nueve del dia mui cumplidas y aunque dicha distanzia sea larga se hallan de parte de tarde con sol en el pueblo, pues aunque sobre este abuso se ha querido poner remedio ha sido mejor dejarlos en el que el de contenerlos, como ha dado a conocer la experiencia que es el no querer ir a ganar el jornal y si los obligan hacen menos de lo que solian hacer dejandolos en su livertad y avuso; que regularmente en tiempo de ymbierno suele ser el jornal sin comida de quatro a cinco reales y en el estio dandoles de comer de cinco a seis reales.

4.

Que en esta villa estan en arrendamiento los abastos publicos como son el de vino, aceite, carneceria y javon; que en quanto a pesos y medidas se usan en esta villa los del marco de Abila y que los mismos tienen noticia se usan en los pueblos confinantes.

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5.

Que en esta villa hay unas casas de ayuntamiento que nadie havita sino quando ocurren juntas y cavildos del cuerpo de ayuntamiento, en las que hay una pieza o quarto que sirbe de real carcel, todo de una corta estension, bien derrotadas, aruinadas y quarteadas sus paredes, con los techos de caña y a texa bana, sin avrigo ni seguridad alguna dicha real carcel, pues aunque para su rehedificacion se han echo varias representaciones exponiendo con justificacion la total ruina a que se hallan expuestos dichos edificios y que para su remedio se livrasen del fondo de propios desta villa los caudales necesarios, no se ha conseguido el fin y vendra a verificarse su total ruina; en cuias casas de ayuntamiento existen los dos archivos correspondientes a papeles de la villa y los de su real posito.

6.

Que con el motibo de ser la escribania publica y del juzgado desta villa de particular dominio siempre han estado, como lo estan, sus papeles y protocolos a buen recaudo, pasando de unos a otros erederos que han sido escribanos cerca de un siglo hace, en cuio poder se hallan con los del anterior y anteriores siglos por lo que no se nota estrabio alguno.

7.

Que por lo que respecta a los pleitos pendientes civiles y criminales que se hallan por sustanciar, hay los que contaran del testimonio que dara el escribano unico del juzgado de ella a que se remiten.

8.

Que con el motivo de hallarse este pueblo en una situacion agria y desigual se hallan las mas de sus calles (por lo regular algo anchas) mui pendientes y aseadas por razon de que quando llueve con facilidad se limpian de basuras, aunque todas o las mas sostenidas con calzadas y bien arruinadas con muchos malos pasos y por ello con mucho riesgo en particular de noche para poder comunicarlas, por sus desigualdades y oyos que hay en ellas, sin aquellos arvirrios para su total composicion o en parte, a causa de la corta cantidad señalada en reglamento desta villa para gastos ordinarios alterables y no fixos, en cuia clase son comprehendidos los de obras publicas, pues aunque a el efecto destas y otras de pura necesidad como son calles, entradas y salidas del pueblo, fuentes y pilares, casas de ayuntamiento y real carcel y otras se ha representado a tribunal competente diferentes veces, no se ha conseguido el fin de imbertir los precisos gastos para su composicion.

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«Que con el motivo de hallarse este pueblo en una situacion agria y desigual se hallan las mas de sus calles mui pendientes y aseadas por razon de que quando llueve con facilidad se limpian de basuras.»

9.

Que en esta villa solo hay dos mesones sin mas que el zaguan de casa para el estrecho acomodo de cargas y gentes transeuntes, con una quadra de corta estension para las cavallerias, ademas de las que quando menos dos siempre han conserbado suias propias los mesoneros de casa para con ellas poder ganar la vida, con el justo motivo de que solo la posada no puede rendir para su manutencion y de su familia, por cuia notoriedad de infelices posadas no bienen a este pueblo como a otros los transeuntes con todo generos de vendajes, de que por ello carecen de muchas cosas utiles de comercio y comestibles estos naturales.

Que por el termino desta villa pasa un camino real que ba desde la cuiad de Badajoz cabeza de este partido a la cuidad de Sevilla, Cadiz y otros puertos, por el que indispensablemente suelen pasar en carros bombas, cañones y demas pertrechos de guerra, reximientos y cuerda de hombres criminosos que rasan a los presidios; en cuio camino y a distancia de media legua deste pueblo a el sitio que llaman (en blanco) suele hacerse en tiempo de ymbierno un pantano entre dos cercados con motivo de las aguas, en tal disposicion que se han verificado atollados los carros y coches, espuestas a un riesgo las cavallerias del tiro, lo que se remediaria empedrando el dicho sitio la distanzia de un tiro de municion rellenando antes aquel piso.

Que las entradas y salidas del pueblo tan agrias y peñascosas, con motibo de la naturaleza y situasion de su terreno, es quasi imposible su total composision por los crecidos miles que serian indispensables expender en ello, aunque todos los años se procuran remediar en lo posible.

10.

En esta villa no hay ferias ni mercado, ni combiene su establecimiento por lo imposible a causa de faltar terreno para ello y carecer de aguas para los ganados, ademas de celebrarse a el año tres ferias en la villa de Zafra que dista desta tres leguas y otra en la villa de la Parra que dista una y otra en la de Burguillos que dista dos, en las que estos vecinos se surten de lo necesario y ban a vender lo que les acomoda.

11.

Que en esta villa no hay fabrica alguna ni tintes, ni proporcion para su establecimiento y solo hay quince o veinte telares manejados por mugeres en los que se texen algunos lienzos y bayetas, jerjas y costales, todo para usos propios de sus casas y algun tiempo que les sobra texen lo que pueden para alguno u otro vezino para auida a mantenerse.

12.

En esta villa hay tres dehesas correspondientes a propios del Concejo, que en yerbas y bellota asciende su valor en cada uno año a 13775 reales, asi mismo hay dos valdios llamados Alamo y Carrascales en los que tienen comunidad con esta las villas de Zafra, Parra, Morera y Alconera, y las respectibas partes que corresponde a esta de Feria según su vecindario asciende su valor en cada un año a 5159 reales y estos corresponden a arvitrios del comun de vezinos de ella, pagandose de aquel primer fondo de propios todos los gastos prevenidos en el reglamento desta villa y demas que ocurren y se previenen por Reales Ordenes, y el de arvitrios pagado su cuota a las villas comuneras de los frutos de yervas y bellotas de ambos valdios que aproveha esta villa por el precio de su tasacion, lo restante se ba enarcando para los fines que previene la superioridad del Consejo de Castilla, de cuio fondo remitio esta villa en el proximo anterior año como mitad de su sobrante la cantidad de 39543 reales y maravedis con destino a los gastos ocasionados con motivo del establecimento de la nueva Real Audienzia de Caceres, y asi mismo remitio la cantidad de 22 mil reales por via de suplemento para los gastos ocasionados en las ultimas cortes, pero con calidad de reintegro a esta villa desta ultima cantidad hasta que echo el repartimiento entre los pueblos desta provincia y paguen respectibas cuotas se devuelban dichos 22 mil reales a las arcas destos fondos de arvitrios, del que como del de propios se rinden cuentas annuales por su tesorero maiordomo, las que con aprobacion o tachas desta junta de propios se remiten al señor yntendente general deste exercito y provinzia a la ciudad de Badajoz como caveza deste partido.

Que aunque los ramos arrendables como son el abasto de vino, aceite y javon se rematan todos los años en el maior postor, la cantidad o derechos que producen por los dos primeros ramos se pone y agrega por menos presupuesto en los repartimientos de Reales Contribuciones destos vezinos y que lo que produce el abasto de javon se halla destinado a rentas provinciales que se remite a dicha ciudad de Badajoz.

13.

Que las penas de camara desta villa se hallan encavezadas con Su Magestad en 125 reales, con mas quatro de su toma de razon y el importe de sus livros penadores, ademas de cuia cantidad unos años con otros suele exigirse de mas la cantidad de doscientos reales, poco mas o menos, que como sobrantes se ponen por cargo en cuentas de propios sino se imbierte en gastos de justicia y causas de oficio.

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14.

Que en esta villa hay un Real Posito, cuio fondo en mui cerca de seis mil fanegas de trigo fixas sin creces, con la limitacion de que en el año proximo anterior en virtud de orden superior se previno que por cada fanega que se prestase a estos vezinos paguen un quartillo de creces, cuio fondo hallandose todo en deuda en el proximo anterior agosto, antes de dar principio en su cobranza se reintegraron por estos vezinos 4500 fanegas, de las que se havran repartido desde la sementera hasta el dia 600 fanegas de trigo.

15.

Que en esta villa y su archivo no hay algunas ordenanzas con aprobacion o sin ella, a causa de el estravio que se dice padecio en principio del siglo con motibo de la imbasion del Reino de Portugal en que verosimilmente padecieron estravio muchos papeles.

16 y 17.

Que en esta villa no hay catedral alguna, careciendo tambien de curia eclesiastica.

18.

Que en esta villa solo hay una parroquia de la que es patrono el Señor San Bartolome, su dotacion es la novena parte de todos los diezmos que produce este pueblo y unos moderados derechos que percive de las festibidades para el gasto de cera, provision de ornamentos y en los entierros por razon de feretro y rompimiento de sepultura para mantener con desencia el pavimento. Que en este villa solo hay un parroco que se provehe en concurso conforme al Santo Concilio de Trento.

Portada de la Parroquia de San Bartolomé

«En esta villa solo hay una parroquia de la que es patrono el Señor San Bartolomé»

19.

Que en esta villa no hay cementerio alguno, aunque mediante Real Orden se halla remitido testimonio al señor yntendente general deste exercito y provinzia de las diligencias practicadas acerca del reconocimiento y sitio mas proporcionado para su establecimiento extramuros del pueblo, su diseño y costo que podra tener, de que no ha havido resultas desde el año pasado de ochenta y nueve en que se practicaron dichas diligencias.

20.

Que en esta villa hay solo el beneficio curado que se probehe como ya se dijo en el capitulo 18 y un prestamo que esta incorporado a la mesa capitular de la catedral de Badajoz que no tiene servicio alguno; la dotación de dicho parroco es igual en cada uno año a saber: la sexta parte de diezmos de todas especies y ademas tiene unos regulares derechos por las festibidades que se celebran, los entierros que ocurren, baptismos y velaciones, con arreglo al arancel immemorial que huvo de formarse de comun acuerdo en el ultimo sinodo y podra ascender dicho veneficio curado a diez mil reales en cada un año; sus gravamenes son quinientos treinte y cinco reales de subsidio y consignacion a beneficio del colegio conciliar.

En esa villa hay quarenta y cinco capellanias servideras todas en la parroquial de ella, cuia dotacion consiste en censos y algunas tierras de inferior calidad, que pagadas sus cargas dejaran todas la renta annual livre de seis mil y seiscientos reales.

21.

Que en esta villa no hay hospitales ni obras pias, sino una casa hospital de corta estension donde los pobres transeuntes se recojen de noche.

22.

Que en esta parroquial no hay cofradia alguna y solo algunas personas devotas se dedican a celebrar las festibidades siguientes: octaba del corpues, semana santa, quarenta oras, el dulce nombre de Jesus, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de los Dolores, San Antonio, la bendita cruz y la funcion del patrono Señor San Bartolome que se celebra por la villa segun dotacion de sus gastos echa en el reglamento; estas imágenes no tienen rentas algunas, a ecepcion de las cortas porciones de algunos censos que perciven, que para cuidar sus funciones se dedican sus encargados a pedir limosna ostiaten(?).

23.

Que hay en esta villa dos ermitas extramuros, una que fue parroquia en lo antiguo con titulo de Nuestra Señora de Candelaria, sin renta alguna, donde se celebra frecuentemente misa por la mucha devocion que le tiene el pueblo y funcion el dia de purificacion con misa cantada, procesion y sermon y concurrencia deste vezindario y pueblos immediatos; la otra es de los Santos Martires San Favian y San Sebastian, en que se venera una imagen de Nuestra Señora de especial devocion con titulo de Consolacion, a quien por dotacion se celebra fiesta el dia de su natibidad con misa cantada, sermon y procesion y mucha concurrencia de vezinos y forasteros, y as¡ mismo otra igual funcion en el dia veinte de enero, aunque de menos concurrencia en la que diariamente se celebra misa.

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«Ermita los Santos Martires San Favian y San Sebastian, en que se venera una imagen de Nuestra Señora de especial devocion con titulo de Consolacion»

Que en espresadas funciones nunca a ocurrido quimra ni desazon alguna y ni una ni otra ermita tienen rentas y se mantiene su culto de las limosnas que voluntariamente ofrece el pueblo a unas devotas mugeres que cuidan de una y otra ermita; que en la de los Martires y casa contigua a ella vide de ermitaño un matrimonio que sin titulo ni nombramiento alguno se ha dedicado de comun consentimiento y principalmente del cura parroco a el aseo y limpieza de dicha ermita, pidiendo limosna el savado de cada semana para cuida de mantenerse.

24, 25 y 26.

Que en esta villa no hay convento alguno de uno ni otro sexo, carece tambien de seminario y biblioteca, ni se conserban manuscritos recomendables.

27.

Que en esta villa hay una escuela de niños de primeras letras y otra de niñas, dotado el maestro de aquellos con quatrocientos reales annuales segun el reglamento de esta villa que se pagan de propios y la maestra de niñas aunque singular no tienen dotacion alguna, y que ademas de los quatrocientos reales que se dan de propios al maestro de los niños le pagan estos o sus paderes mensualmente su enseñanza y lo mismo sucede en quanto a las niñas para con su maestra.

20.

Que en esta villa no hay sociedad económica, ni proporcion para ello por se todos gentes de campo y labradores.

29 y 30.

Que en esta villa no hay administracion de correo y solo hay un cartero que todos los martes y savados ba por las cartas desta villa y sus vezinos al correo y caja de la villa de Zafra, careciendo tambien esta villa de administracion de Rentas Reales ni loterias, acepcion(sic) de la administracion o estanco para la venta de tabaco; careciendo as¡ mismo de dependientes de ynquisicion.

31.

Que en esta villa no hay reximiento de milicias ni otro alguno y solo hay los milicianos de su dotacion, un sargento y un cavo de dicho reximiento.

32.

Que en no se nota en esta villa haya persona alguna que turbe el buen orden, ni impida la administración de justicia, ni den den escandalo publico.

33.

Que en esta villa hay un medico, un cirujano y un boticario, todos con Real Aprobacion y que solo el primero se halla asalariado con la dotacion de mil quatrocientos y cinquenta reales anuales, que se pagan del fondo de propios segun su reglamento.

34.

Que en esta villa no hay ospicio, casa de misericorida, ni juntas de caridad.

35.

Que esta villa y su termino produce las cosechas de trigo, cebada, centeno, abena, abas, garvanzos, vino, aceite y zumaque, y que reguladas por un quinquenio produce la primera en cada año cinco mil fanegas de trigo, la de cebada seis mil fanegas, la de centeno cinquenta fanegas, la de abena 2500 fanegas, la de abas 200 fanegas, la de garvanzos trescientas fanegas, la de vino 2 mil arrobas, la de aceite 2500 arrobas y la de zumaque mil arrobas, que no se reconoce haia alguna cosecha que deje de pagar diezmo, cuios frutos de cada un año es poco poco el sobrante que puede quedar a estos vezinos y al que le sobra alguna corta porcion suele venderla en el año para sus urgencias a precios corrientes a los arrieros que buscan dichas especies y aun en el mismo pueblo, ecepto toda la cosecha de zumaque que regularmente ban a vender a la villa de Zafra donde hay curtidos y tenerias; que el precio corriente del trigo en el dia es el de veinte y cinco reales la fanega, el de la cebada a catorce reales, el del centeno a veinte, el de la avena a diez, el de las abas a quarenta, el de los garbanzos a setenta, el de la arroba de vino a catorce reales, el de la de aceite a quarenta y el del zumaque a seis reales.

Que los perceptores de dichos diezmos son el Rey Nuestro Señor, el Ylustrisimo Señor Obispo de Badajoz, el cavildo eclesiastico de su santa yglesia catedral, el cura parroco desta villa y la fabrica de la yglesia parroquial de ella; que de algunos años a esta parte se ha notado algun aumento en las cosechas de granos, especialmente quando ha havido rompimientos de las dehesas y valdios deste termino que son de pasto y lavor, que es de lo que necesidad tiene el pueblo por dedicarse mucho sus naturales a la agricultura

36.

En esta villa solo ay huerta y otros tres huertos de corta estension, que se riegan con algun manantio de corto caudal que tienen dentro y aroios que pasan por ellos, y lo que hordinariamente se siembra en ellos son lechugas, coles, pepinos, tomates y pimientos.

Que tiene hunas cortas arboledas que produzen (pero la de San Juan) zeremeñas, andrinas, guindas y algunos higos, todo de buena calidad y que la causa de no estar mas harvoladas consiste en la cortedad de sus terrenos y escasez de aguas (de) sus suelos.

37.

Que las tierras de lavor de este termino se labran y cultivan con yuntas de bueyes, mulas y jumentos y que las biñas y zumaques se cultivan con azadas de yerro.

38.

En esta villa solo ay huna rivera de corto caudal que entra en otra a una legua de distancia, que divide su termino con el de la villa de la Fuente del Maestre, en la que se cria alguna pesca menor que sirve solo de diversion a algunos aficionados de este y otros pueblos, y que los naturales de esta villa son poco dedicados a la pesca por lo que las Reales Ordenes que la proiven en ciertos y determinados tiempos se allan observadas.

Que por la situacion y naturaleza del terreno de esté termino no se pueden habrir en el, ni en tiempo alguno se an yntentado zequias o canales para regar dicho terreno. Que immediato a esta poblacion ay solo una fuente y otras dos a maior distancia, de las que se surten para bever las gentes de este vecindario; ay quatro pilares, los dos sin agua alguna por escasez de sus minerales, otro con alguna corta porcion que es agua mineral y se husa de ella para remedio de algunas ynstrucciones en que an surtido buenos efectos a la salud publica, y el quarto que es el mas distante a este poblacion con bastante abundancia de agua.

Que ay una albuera entre este termino y el de la Parra a distancia de un quarto de legua, en la que por baxo de ella ay dos molinos, ambos en este termino, entre los que tienen seis moliendas harineras propias todas del Convento de Carmelitas de la cuidad de Badajoz, en cuia albuera se conservan tencas muy delicadas y pardillas a diligencia y cuidado que an tenido algunos aficionados.

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39.

En esta villa no ay barcas ni puentes que del paso por ellos se pague algun portazgo ni otro alguno derecho y solo ay algunos puentes en aroios y rivera que pasa por este termino para el transporte de las gentes de unos a otros pueblos que husan en tiempo de muchas aguas.

40.

En esta villa hay solo tres molinos o lagares de aceite en que se muele la cosecha del fruto de aceituna que produce este pueblo, que carece de qualquiera otra maquina util para trillar, como de otra que facilite el beneficio de alguna cosecha, asepcion de quatro molinos arineros que se allan en la rivera de este termino y tres ataonas en el pueblo que sirven para hazer las arinas de trigo y otra ataona que sirve para moler la cosecha de zumaque que produce.

41

Que en esta villa y su termino ay un pedazo de terreno en el valdio que llaman de el Alamo de alguna estension, quasi ynculto y aproposito para la agricultura de estos vecinos que apetecerian desmontarlo y cultivarlo, como de cavida de doscientas fanegas en sembradura, y que la causa de no tener efecto esta hutilidad a el pueblo consiste en que en dicho valdio del Alamo, que es de una dilitada extensión, tienen comunidad de pastos (como en otro que llaman de los Carrascales de ygual naturaleza que aquel) las villas de Zafra, Parra, Morera y Alconera; los quales dos valdios a birtud de la Real Egecutoria del Consexo de once de marzo del año pasado de 1779 se mandaron partir y dividir entre esta y dichas quatro villas a proporcion de vecindarios de cada huna, con cuio motivo los vecinos de esta solo tienen el derecho de poder labrar la parte correspondiente a ella y la preferencia en las otras quando aquellas no las apetecen por allarse dichos dos valdios en este termino y jurisdicion, pero con el motivo de que la villa de Zafra es de doble vecindario que todas las otras quatro se a llevado el mas de el terreno y de mejor calidad de dichos dos valdios, que aprovechan con sus ganados solo dos o tres vecinos de hella, sin que desde que se dividieron y partieron ayan querido zeder sus respectivas partes de terreno a este de Feria para labrarlas como antes de su division se acia, en que se avian esperimentado las maiores hutilidades a este pueblo y por cuia causa a impulsos de la grande ynfelicidad en que ya se veian estos vecinos que salen a labrar todos los años a terminos estraños para poder mantener sus hunicos egercicio de labradores y aprecaber la ruina que ya les amenazava, sin tener en donde hacer el barvecho que hoy tienen sembrado de alguna sustancia y hutilidad se vio esta villa en la dura estrechez y precision de disponer su barvechera en el año anterior de noventa en el de los Carrascales y parte correspondiente a la de Zafra, todo a instancia del sindico personero y el mas del vecindario que en concexo habierto se junto en la plaza publica haciendo las mas lastimosas exclamaciones y de que fue de temer un levantamiento de no aczeder a sus justa pretension; a cuio rompimiento se opusieron los sindicos de la de Zafra, sin duda acalorados por los dos o tres aprovechantes de la de Zafra que solo aprovechan dichos dos valdios y sus respectivas partes con sus ganados, promoviendolos a que diesen queja en el Real Consexo de Castilla, a donde este vecindario ocurrio por medio de su apoderado ymplorando su real clemencia y piedad a fin de que tubiese a bien dicho rompimiento y que en los subcesivo se entablasen dos ojas de lavor en dichos dos valdios, respecto allarse situados en este termino con la obligacion de satisfacerles anualmente sus respectivos contegentes, cuio litigio se alla todavia pendiente.

42.

Que en esta villa no se reparten algunos montes por suertes a estos vecinos para rozarlos, respecto no aver otros que los dos espresados valdios, en los que (las) respectivas partes de terreno a esta correspondientes, como en las demas dehesas de propios de esta villa que son Chorrero y Dehesilla, el año que le toca y corresponde se dan a lavor a este vecindario haciendo suertes de dos, quatro y seis fanegas, para que a todos y a proporcion alcance este beneficio y divididas se entran en cantaro labrando cada huno la que aia tocado, en las que su ay algun arvolado se procura conservar.

43.

En esta villa no ay terrenos poblados de azebuches hu olibos silbestres que se puedan yngertar en suertes entre sus vecinos.

44.

En esta villa en el valdio que llaman del Alamo, en el que tienen comunidad con esta las villas de Zafra, Parra, Morera y Alconera, se alla quasi el mas de el poblado de encinas, que se aprovecha su bellota con los ganados de zerda de este comun, no solo la parte respectiva a esta villa sino las demas de dicha comunidad, pagando a estas su contingente en dinero según su tasacion, por zesion que aquellas hacen a esta de que se siguen muchas hutilidades a esta vecindario, porque todos asta el mas infeliz logar de este beneficio, qual es el que con treinta reales que es el costo que regularmente suelen tener engordan un puerco de nueve, diez y mas arovas de carne.

Asi mismo tiene el mismo destino la Dehesa de la Peraleda que es toda arvolada de encinas y diferentes pedazos de terreno en la del Chorrero, que estas dos dehesas son de propios del conzexo.

Que en estas ni en dicho valdio ni en otro sitio alguno del termino ay noticia produccan algunas yervas medicinales, mas que aquellas que pueda tocar su conocimiento a los boticarios, ni otras que puedan beneficiarse en alguna fabrica como son para javon, tintes hu otras, a escepcion de las yerva que llaman guarda y la yerva que esta se nomina rubia con las que se tiñe amarillo y encarnado, que se gastan en jergas, alforxas y costales.

Que en dichos montes y arvoles de encinas sin deteriorarlos se puede sacar alguna leña para quemar en el gasto diario de las casas y alguna madera para pertrechos de lavor, lo que suele egecutarse en donde ay necesidad de limpia en los meses prevenidos en la Real Hordenanza del año de quarente y ocho, pero estos montes no son a proposito para hacer en ellos carvon por necesitrse mas abundancia de este.

Que el monte arvolado del Alamo, perteneciente a las cinco villas de la comunidad, no son publicos para unos ni otros vecinos, porque su fruto que produce se pone en quentas de propios y arbitrios, lo mismo que suzede con el que producen las dos dehesas ya referidas de Peraleda y Chorrero, que unas y otras en el dia se allan bien custodiadas.

45.

maleza

En esta villa y su termino no ay montes ympenetrables al ganado que solo sirvan para abrigo de las fieras.

46.

En esta villa no se berifica con yntento quemar los montes para algun fin, pues si se da el caso de quemarse algunos harboles por descuido o yntento de algunos ganaderos del campo se forma la causa y se procura yndagar el reo o reos y se castigan con arreglo a lo que prebiene dicha Real Ordenanza de Montes.

47.

En esta villa ni su termino no se crian arboles de alcornoques por lo que no ay producion de casca.

48.

En esta villa a pretexto de cultivar y arbolear algunas tierras o terrenos no se verifica aver zercado algunos de estos con motivo de las Reales Ordenes, para aprovecharse solo de los pastos privando a los demas vecinos de estos.

49.

Que las dehesas de el Chorrero, Peraleda y Dehesilla, que son las tres unicas que ay en este termino, son pertenecientes a propios y de pasto y lavor, a excepcion de la de la Peraleda que es de solo pasto asignado su suelo al ganado yegual de estos vecinos; que la de Dehesa del Chorrero será su cavida de mill y dos cientas fanegas de sembradura y la de la Dehesilla de quinientas.

50.

En este termino no ay plantios nuevos o semilleros egecutados en birtud de las Reales Hordenes, porque barias beces se an plantado arboles nuevos no producen ni se conservan y antes por el contrario se aburren y secan a motivo de no ser el terreno proporcionado para ello en aquellos sitios, que pudieran dedicarse a tan ymportante obgeto.

51.

En esta villa ay un castillo o casa fuerte que la predomina, sin abitacion de nadie, propio del Excelentisimo Señor Duque de Medinaceli; que no ay casas con terreno propio en este termino, a escepcion de quarenta bodegas de una corta estension de diferentes vecinos de esta villa y algunos forasteros en el sitio que llaman de Donblasco, a distancia de una legua de esta villa, que sirven para conservar los binos que producen un pago de biñas de ellas ynmediatas de cavida de quinientas fanegas, todas de dueños particulares.

Vista de Feria con el castillo al fondo

«En esta villa ay un castillo o casa fuerte que la predomina, sin abitacion de nadie, propio del Excelentisimo Señor Duque de Medinaceli.»

52.

En esta villa no se tiene noticia aya avido algunos despoblados que consten por escritos aber estado poblados.

53.

Que en el termino de esta villa solo se cria la caza de algunos conejos, liebres y algunas perdices, y como poco dedicados a cazarla se observa la beda que lo proive en los tiempos prevenidos segun las Reales Hordenes; que a birtud de estas se deven hacer y azen dos cazerias en cada un año en busca de lovos, zorros y demas fieras nocivas, pagando por la piel de cada lovo que se mate quarenta y quatro reales y siendo lova ochenta y ocho y si esta se allase parida con camada ciento treita y dos reales y siendo lovecillos que anden tras las madres a beinte y dos reales cada uno, y si son zorros o zorras grandes se premia a diez reales cada uno y siendo cachorrillos a quatro; cuia especie de animales se salen a distinguir dos beces cada un año por el mas del vecindario, que alguna o otra vez se suele matar uno u dos lovos en cada un año extra de las dos cazerias y de beinte a treinta zorros en todo el año por algunos aficionados, y que la causa de no acogerse lovos y otras fieras en este termino es la de no haver montes fuertes para su abrigo.

54.

Que en el termino de esta villa ay siete colmenares, que se crian y conservan sus colmenas a fuerza del mucho cuidado y asistencia de sus dueños, limpiandoles el asiento donde se allan colocadas, quitandoles todo lo malo e inficionado de su obra o panal y las trazas que producen mudando dichas colmenas en ciertos y determinados tiempos a otros sitios y terrenos para su mejor estar. Que las flores de que se alimentan son las que producen todo jenero de yervas de los campos, careciendo de las flores mas sustanciales para ellas, como son flor de romero, la de zebro y la de jara.

Que a esta yndustria no se aplican estos naturales por los rovos que sufran respecto a que no se berifican algunos, sino porque son mas dedicados a la agricultura y labranza y no ser el termino de esta villa proporcionado para adelantar en este ramo, todo por causa de no haver montes.

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55.

Que en esta villa se crian obejas finas y bastas, algun ganado cabrio y del ganado de zerda, que en quanto al ganado lanar sirve para estercar las tierras de sus dueños y utilizarse de sus lanas, que benden el ganado biejo y algunos carneros regularmente para el abasto de Madrid; que de ganado lanar fino abra dos mill cavezas y de ganado basto seiscientas, que de ganado cabrio abra ochocientas cavezas, que sirve a sus dueños para el exquilmo de la leche que producen de que se hutilizan, que es de alguna consideracio y benden algunas cavezas para abastos de carnecerias, y que de ganado de zerda abra como mill zerdos que sirven para el gasto de sus casas, engordando los precisos cada un año.

56.

Que en esta villa y su termino no ay mineral alguno ni canteras de marmol, jaspe, yeso, ni de otros y solo ay cinco o seis hornos de cal de que se ace huso para las fabricas de casas y otros edificios de estos vecinos, ademas de la que llevan a bender a los pueblos immediatos ocho o diez vecinos que se allan dedicados a este oficio.

Que es quanto pueden y deven ynformar a Vuestra Señoria, consequente a cada uno de dichos capitulos que an procurado satisfacer con la maior exactitud, que firman y señalan como acostumbran, en esta villa de Feria dia quince del mes de febrero año de mill setecientos noventa y uno.

Gregorio Becerra.

Señal de + del Señor Alcalde Juan Sanchez de la Calle.

Señor oidor Don Juan Antonio de Ynguanzo.

Mi venerado dueño y mui señor mio, agrabio haria a la onerosa confianza con que Vuestra Señoria me faborece en su apreciable de 12 de febrero proximo, en desentenderme de alguno de los particulares que comprehende su inportante encargo, porque no teniendo su autorizada utilisima visita otro objeto que tocar por si mismo el verdadero estado de los pueblos de sus jurisdiczion para establecer su mejor gobierno, seria contra toda razon y contra mi caracter el no manifestar con la mayor pureza.

Treinta y siete años he vivido en esta villa en el empleo de su cura parroco y aunque en los quatro o cinco primeros de mi residencia por la esterilidad continuada de muchos que le precedieron, estaba este vecindario constituido en una miseria lastimosa, reducido en la mayor parte a exercicios serviles y aun con la precision de salir a distintos pueblos a practicarlos y consiguientemente todo genero de agricultura en el mayor atraso, los ganados de todas especies en corto numero y las producziones todas escasas; hubo y aun existe quien animado de el apreciable impulso del patriotismo, dotado de un yngenio fecundo en utiles providencias economicas y auxiliado de algunos otros bien intencionados, discurrio arbitrios y establecio reglas y de comun acuerdo promobieron y practicaron medios oportunos para sacar a sus convecinos del mismo estado en que gemian, al prospero que despues experimentaron con aplauso general.

Se reduxo el fondo del posito que abanzaba a cerca de nuebe mil fanegas de trigo, con crecidas creces pupilares, a solas seis mil sin creces algunas; a la verdad si no se toma este medio el posito que se destina a la conserbazion de la labor hubiera sin duda causado su ruina, porque no siendo posible su reintegracion por su crecido fondo y cortedad de las cosechas iban los labradores, aun solo con las creces, aumentando de año en año sus empeños.

Tomose otro arbitrio no menos importante, hai en este termino un baldio llamado El Posito de los Carrascales, es este terreno el mejor y puede decirse sin encarecimiento el unico o a lo menos el mas acomodado para la labor, habia muchos que no se labraba y aunque tiene parte en este terreno la villa de Zafra por su comunidad con esta, no obstante su mucha oposizion se labró, sembrandolo este comun dos años seguidos en que lograron las cosechas mas copiosas que han conocido los nacidos, en coyuntura tan oportuna que en el año primero en las mismas eras se bendia la fanega de trigo a ochenta reales, esta puede llamarse la resureczion de este pueblo, este es el verdadero principio de su restablecimiento, esta debe contar esta villa por epoca de su felicidad.

Verdaderamente me lisongeaba que en aquellos tiempos de que ninguno de los pueblos comarcanos desfrutaba estado tan feliz y a la verdad era este la embidia de todos, se promobia la observanzia de la divina ley, se guardaban los dias santos, se celaban las comunicaciones escandalosas, se prohibian las frecuentes de los tratados de casar, se castigaban las embriaguezes publicas, juntas y juegos peligrosos, se celeba la venerazion del templo.

Se custodiaban los montes, se guaradaban los sembrados, se cultibaban y aumentaban los plantios, se contenian los ganados, se miraba por los caudales publicos (aviendo llegado sus sobrantes en propios, arbitrios y posito a cantidades excesibas, de que no avia exemplo en estas immediaciones), se administraba justicia mas con equidad que con rigor pero de modo que bastaba a contener los excesos, no se abandonaban los derechos pribados, se vivia en paz que es el mayor bien y felicidad de un pueblo, en estos ultimos cinco años se reconocida con no poco sentimiento de mi corazon una turbazion poderosa de esta felicidad.

Han fallecido algunas personas cooperantes a la tranquilidad benefica con que se conserbarba el equilibrio de los partidos y constaba el gobierno entre todos y han sucedido en su lugar y representazion otras que por sus pocos años en unos, por su ineptitud en otras para regentar los empleos de justicias y por el ansia en alguno de perpetuarlo en si mismo (prestandoles motibo sus enlaces de estrecho parentesco), han formado faccion, partido y parcialidad tenaz, atrayendo y ligando a si otras por medio de ofertas y beneficios.

De tal sociedad han resultado proyectos para destruir a los que debieran estimar por verdaderos protectores de la patria, se han mobido acusaciones caprichosas contra estos, que se han visto en la triste necesidad de menoscabar sus caudales para sus justa defensas y acreditar las falsedad y calumnias de sus acusaciones por medio de las declaraciones, que muchas de ellas se han decretado por tribunales superiores y siguiendo sus defensas en los puntos que permanecen indecisos, deben confiar en la justicia que les asiste y con que en todo se han manejado, que al fin no se verificara punto de discusion en que no sean igualmente declarados por buenos ministros y fieles administradores, mas para que todo esto as¡ resulte es precisa la continuidad de mayor tiempo, expender caudales, hacer ausencia de sus casas, faltar a la necesaria atenzion de sus haciendas y experimentar por todo un considerable atraso, unico objeto de sus opositores.

Y como en esto ahi algunos poderosos que forman cabeza de coligacion (tengan ellos o sus parciales la regencia de los publicos empleos de justicia), la tuercen o hacen inclinar a solos sus peculiares intereses y los de su partido, tratando a los que no lo son con crueldad, de que no resulta vivir dichos partidarios con toda libertad, utilizandose de quanto pueden, causando impunemente daños considerables a quantos no le son adictos.

Tan irregular manejo puede ser principio de una anarquia y ya se notan algunos de sus efectos en el poco respecto al templo del Señor, la inobservanzia de los dias festibos, tolerando en ellos trabajos publicos sin necesidad o la debida declaracion de ellos quando la hubiera, publicos ranchos de gente pobre de juego de naipes perdiendo en ellos con detrimento de sus familias y gastando en embriaguezes que no se castigan lo que necesitan para mantener sus obligaciones.

Se mira con indolencia la frecuente junta de hombres y mugeres con varios pretextos, de que se siguen efectos indecorosos o motibos para que despues se experimenten, y como todo esta desconcertado y las atenciones de los que debian gobernar son arrastradas de sus propios afectos, inclinadas solamente a su libertad e intereses de sus amigos, esta olvidado el beneficios comun, no se cuida de dar el mayor aumento a la agricultura, ni hacer uso de las proporciones que ofrece el terreno de esta jurisdiczion, en el qual ha¡ sitios montuosos cubiertos de espesas matas en que se abrigan fieras y pueden ocultarse malhechores, pudieran estos descuajarse y reserbar muchos pies utiles que en brebe tiempo serian encinas utiles para el aumento de la dehesa o baldio arbolado del Alamo, que es el monte de mas substancia que ha¡ en el termino, bien que comunero con las villas de Zafra, Alconera, Parra y Morera, con cuya provindenzia darian mayor extension al pasto de los ganados que se hallan en buen estado, ampliandose al mismo tiempo para el uso de la labor que es la que felicita los pueblos; no dudo que los ganados conducen al bien de el estado, pero la agricultura es el nerbio que lo vigora, porque sus intereses son comunes que a todos trascienden y las utilidades de tos ganados se difunden a pocos particulares, ningun pueblo es rico por tener muchos ganados y el que abunda en labor por lo comun es feliz.

panoramica

Estos pobres vecinos que mas o menos todos son labradores (porque en este pueblo no hai otro trafico y creo que no habra otro en la provinzia mas actibos y laboriosos) que llebados de su inclinazion a este genero de vida se van a labrar a Santa Marta, Villalba, Solana, Corte, Morera, Parra y Salvatierra, pueblos todos de estas comarcas con quebrantos y dispendios creados, si como ha¡ terreno acomodado se les franquearas, recibiria considerable aumento la agricultura.

El baldio de Carrascales de que ya he hecho insinuazion a Vuestras Señorias no solo es comunero a Zafra, sino a la Alconera, Morera y Parra con otro llamado Alamo, consixtentes ambos en este termino y jurisdiczion, muchos han sido los litigios que ha sufrido esta villa principalmente con la de Zafra sobre estos derechos, pero ultimamente ha mandado el Consejo dividir estos terrenos y señalar a cada pueblo su parte a proporcion del numero de sus vecinos, todos los interesados han cedido a este las suyas por el precio de su tasas y las usa a beneficio de su labor, a excepzion de Zafra que la retienen y arrienda por el mismo precio de su tasa a un particular de sus vecinos, que los pasta con sus ganados, sin aumentar aquel comun el menor beneficio.

Supuesto esto, pudieran formarse en este termino tres giros o ojas entre su parte y las comuneras, agregandoles de las dehesas licenciadas para la labor lo necesario y romperlas quando les tocase el giro, como se executa en pueblos de mejor gobierno que rompen las dehesas de particulares quando caen en ojas, sin que sus dueños reciban mas que el regular interes, ni hagan la menor oposizion sin duda por le respecto al beneficio comun.

Con este arbitrio y el cultibo de sus heredades, olibares, zumacales y biñas puede lograr este pueblo un estado floreciente, esto y mas que pudiera decir sino me contubiera la considerazion de que seria molestar a Vuestra Señoria con una relazion excesibamente difusa y todos los insinuados beneficios dignos de promoberse, propongo y manifiesto a su gran penetrazion, para que haciendo de ellos la estimacion que juzgue conveniente se digne poner en uso sus poderosas facultades, para que de este modo comience esta villa a esperimentar algunos de los muchos beneficios que espera con el establecimiento de la Real Audienzia de esta provincia; siendo a la verdad quanto apetesco y puedo informar a Vuestra Señoria, en cumplimiento de mi ministerio y oneroso encargo que me hace, Dios guarde a Vuestra Señoria muchos años como desea su mas rendido servidor y reconocido capellan Q. S. M. B.

Pedro Ysidro Alvarez del Monte y Granda.

La villa de Feria se halla situada en una montaña elevada en que todo el terreno es cuesta sin ningun plano y desde donde se descubren muchos pueblos y una dilitada campiña. Todas las calles son desiguales, pues cada una tiene diferente altura, siendo preciso subir o baxar para la reciproca comunicacion de las casas y sus vecinos.

A esta poblacion estan contiguas por el poniente y mediodia otras montañas, en las quales hai muchas suertes de tierra de dominio particular, que sin embargo de ser montuosas se cultivan, siembran y dan fruto todos los años a fuerza de cultivo, habiendo ademas de la labor olivos, viñas, encinas y zumaque, con cuyos frutos en quanto pende de estos vecinos se halla bien aprovechado todo su termino, que es de legua y quarto de longitud y tres quartos de latitud y en el se mantienen 552 vecinos.

Uno de los terrenos con que linda esta montaña de Feria por el oriente es la dehesa de propios el Chorrero, en la qual por estar inmediata a las casas y ser tierra mas llana se pudieran establecer unas buenas posesiones si dexaran de ser comunes, haciendose de dominio particular.

Actualmente produce esta dehesa pasto, labor y la bellota de pocas encinas, que todo se aprovecha por repartimiento entre los vecinos a justa tasacion, siendo corto su anual valor no obstante que excede de mil fanegas de sembradura, porque es tierra comun a cuyo beneficio ninguno en particular se dedica, ni es mas que lo que la naturaleza produce espontaneamente.

Al estado interesa que estas tierras se repartan a los vecinos en suertes a censo enfiteutico, con la facultad de cercarlas y hacer propio de cada enfiteuta el aprovechamiento de todo su fruto, por cuyo medio seria mas fecunda la Dehesa del Chorreo y recibirian este aumento las cosechas de Feria sin perjuicio de los propios, los que no descenderian de su valor, antes por el contrario se les puede aumentar si se quisiese.

Hai tambien en este termino los dos valdios el Alamo y los Carrascales, en que tiene comun aprovechamiento las cinco villas de Feria, Zafra, Alconera, Parra y Morera, y por executoria del Consejo de 11 de marzo de 1779 se ha partido y separado el terreno que a cada villa corresponde, habiendo quedado indivisas las encinas, cuyo importe se divide anualmente entre dichas cinco villas con respecto a sus vecindarios.

Por haber quedado el arbolado sin division, resulta que ninguno es dueño absoluto de la quota que se le ha repartido y nadie se anima a plantar por ser el beneficio para las cinco comuneros, cuyo efecto no es del Consejo, por quien se mandó hacer indistintamente la particion de dichos dos valdios, sino que la culpa es de los que executaron la particion por no haber incluido los arboles y haber quedado comunes a las cinco villas.

De aqui nace que aunque en parte de tierra que en el Alamo se adjudicó a la Alconera y la Parra, hai una porcion de terreno inculto poblado de chaparros, no se guian y limpian por tratarse del bien comun de muchos, cuyo estorvo cesaria si con el suelo se hubiese partido el arbolado, para que cada uno fuese dueño de lo que plantase y de qualquiera otro aprovechamiento que quisiese hacer de su dominio.

Los Carrascales son tierra calma a proposito para la labor, en que la villa de Zafra tiene su hijuela empleada en pasto que disfruta en arrendamiento un vecino de dicha villa, pero Feria de hecho y autoridad privada se arrojó a sembrar dichas tierras, añadiendo el exceso de no haber querido cumplir los exortos del gobernador de Zafra, que se halla conociendo legitimamente de dicha usurpacion por especial comision del Consejo.

Pero presciendiendo ahora de estos punibles excesos, consideraré ahora a Zafra como propietaria de aquel terreno que se le adjudicó por executoria del Consejo y digo que sin perjuicio de su dominio se debe conceder a los vecinos de Feria la facultad de labrar aquellas tierras, porque la labor es preferente al pasto que goza el arrendatario de Zafra y cada pueblo tiene un derecho al uso de todas las tierras que se considera precisas para su subsistencia dentro de su termino.

campo

Los vecinos de Feria tienen parte de su labor en suelos extraños, lo que prueba su escasez de tierras labrantias y es bastante fundamento para solicitar por los medios legitimos el arrendamiento de los Carrascales, los quales están a media legua de Feria y distan tres leguas de Zafra, especialmente si se considera que los Carrascales y el Chorreo son las tierras que ha¡ mexores en este termino para la labor, porque no son tan a proposito las otras tierras de propios que son la Dehesilla (de pasto y labor) de inferior calidad y la Dehesa de la Peraleda que está poblada de encina.

Aunque en esta villa no se crian puercos sino para el propio consumo, sin ser ramo de comercio, sin embargo se debe procurar la mayor economia y el mexor metodo en el aprovechamiento de su bellota, cuya corta cantidad se halla dividida en tres distintos parages que son el Chorreo, la Peraledad y el valdio del Alamo.

Se admiten a su aprovechamiento mas puercos de los que se pueden engordar con arreglo a la tasacion y reconocimiento de los peritos, lo qual es un perjuicio y otro es que se aprovecha la bellota de comun sin division de dehesas, pues en cada una entran sucesivamente todos los puercos y no hai orden ni separacion de partidos.

La casa de ayuntamiento y la carcel son malas y aunque hai arbitrios para construirlas de nuevo falta la facultad del Consejo.

El posito es edificio nuevo y capaz pero tiene seis mil fanegas del fondo fixo, cuya excesiva cantidad es capaz de arruinar a este pueblo.

Feria 20 de marzo de 1791.

Juan Antonio de Ynguanzo.»

 

“El hermano Francisco Becerra, maestro y educador, Feria (1863-1929)”, de Juan Martínez de Azcona Sánchez

En este libro, titulado El hermano Francisco Becerra, maestro y educador, Feria (1863-1929), Juan Martínez de Azcona Sánchez nos acerca a la vida del hermano Francisco y a la magna labor que este humilde Terciario Franciscano llevó a cabo en el Colegio de la Purísima Concepción en favor de la juventud de Feria, durante los 29 años que permaneció en la villa, desde 1900, en que inicia su trabajo, hasta su muerte, ocurrida el día 26 de diciembre de 1929.

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Nos cuenta, Juan Martínez de Azcona, como el hermano Francisco, ejerciendo su labor de educador, se santificó y fue modelo para sus alumnos a lo largo de su vida, siendo querido y admirado no sólo por niños y jóvenes de Feria a quienes instruía y educaba, sino por todos los vecinos del pueblo. Así lo testimonia el título de Hijo Adoptivo que el Ayuntamiento le otorgó unánimemente, en cuyo texto se expresa el agradecimiento al que “durante treinta años, con edificante constancia y no menos cariño paternal supo sacrificarse por los hijos de Feria ofreciéndoles con sus santas enseñanzas el pan de las inteligencias y el de los corazones, formando así una juventud buena, sana y robusta…”

Martínez de Azcona se ha servido de numerosas fuentes de información para la elaboración de este gran trabajo. Incluso nos presenta en su libro los testimonios de algunos de los que fueron alumnos del Franciscano. Nos refiere que todos hablan con admiración de su labor de maestro, de sus virtudes cristianas tan perfectamente practicadas, que se le nombra con respeto y que todo el vecindario se gloria de haber contado entre sus convecinos a este hombre ejemplar que dedicó su vida a educar e instruir a los niños y jóvenes de Feria, abriendo los caminos de la cultura y el arte musical a una juventud avocada sin remedio, en su mayor parte, a las faenas agrícolas.

Sobre El hermano Francisco Becerra, maestro y educador, Feria (1863-1929), escribió el Dr. Aquilino Camacho Macías, en el prólogo del libro: «Quisiera yo, amigo lector, transferirte antes de que comiences la lectura de estas páginas, dedicadas al Hermano Francisco, los mismos sentimientos que por mi parte experimenté al terminarla. Sentimientos serenos, de paz y gozo espiritual que se fueron progresivamente despertando al contacto con la figura del biografiado, que eligió con total entrega el camino de la humildad y la pobreza, para hacerse sencillo, como uno más de aquellos niños que educaba, cumpliendo en plenitud el mandato evangélico de que para seguir al Maestro hay que hacerse niño con los niños. Sentimientos de alegría y optimismo, porque queda uno íntimamente convencido de que en nuestro siglo, como siempre, sigue habiendo entre nosotros esos ejemplos de quienes saben vivir los auténticos valores de la simplicidad, la ingenuidad, la sencillez y la transparencia, sin dobleces, sin rebuscamientos ni fraudes, que son los que en definitiva imperan en la vida adocenada de tantos cristianos. Y para tal biografiado, similar biógrafo, el Canónigo Juan Martínez de Azcona, que ha puesto en el relato, como buen hijo de Feria, todo el empeño posible para hacernos gustar esta exquisita fruta madura de su terruño, haciendo posible que saboreemos valores que nacieron y se desarrollaron al pairo de la más auténtica religiosidad popular. Nos fuerza a la inmersión total en el entorno, cuando llama a las cosas por sus nombres, y a las personas, por sus apellidos y motes, como quien puede caminar entre lo absolutamente conocido y familiar. »

El libro es, además, un valioso documento que nos permite conocer, de primera mano, la realidad social de nuestro pueblo en los tiempos del Hermano Francisco, y aproximarnos al conocimiento del resto del entorno relacionado con su vida y su actividad docente.

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               La Villa de Feria en tiempos del Hermano Francisco

Por si fuera poco, como apéndice del libro, figuran dos pregones de la Cruz, uno de Don José Manuel Martínez Buzo, y el otro del propio Martínez de Azcona.

Como muestra del excelente trabajo que nos ofrece Juan Martínez de Azcona en esta obra, hemos tomamos un fragmento del mismo, referido a las actividades extraescolares que llevaba a cabo el Hermano Francisco con sus alumnos, y que reproducimos a continuación:

   «Igualmente Don Antonio Leal y Leal, hermano del profesor D. Bartolomé y primo del citado D. Antonio, también jubilado residente en Badajoz, coincide en sus testimonios al preguntarle yo por sus recuerdos de alumno del Hermano Francisco, en que muchos alumnos, regalaban un gallo al Hermano para el día de su Santo y el convidaba a comer al alumnado entero en el Colegio. Añade Don Antonio que practicaban el deporte del balón en los llanos pertenecientes a Don Ángel Leal Casquete y realizaban frecuentes marchas por campos bien conocidos como El Molinito, Huerto de las Guindas, El Salamanco, La Albuera y aún llegaban a pueblos limítrofes como La Parra y Santa Marta, acortando el camino yendo a través del campo.

   El profesor acompañaba a sus discípulos y se sentían a gusto uno y otros gozando de la belleza del campo y de las sierras, pues los lugares que se han citado tienen cerros y cabezos que habían de atravesar con sus respectivos valles, todos ellos poblado de olivos, higueras y encinas, que son los árboles más representativos de la flora de la zona.

   La Sierra Vieja, cuya cima es el punto de mayor altura en los contornos, también era lugar de sus excursiones en las bonancibles tardes otoñales y sobre sus pizarras se sentaban maestro y discípulos provistos de sus bocadillos y en la festividad del 1 de noviembre a comer la chaquetía y los tosantos.

    La atenta mirada del maestro vigilaba en estas excursiones a la muchachada y reparaba los efectos de las travesuras infantiles o pequeños accidentes que se producían entre los educandos. Algunas lesiones en los juegos eran atendidas por la solicitud del maestro y así nos refiere en la carta citada D. Antonio Muñoz Leal: “Como consecuencia del juego tuve una lesión en la rótula de la pierna derecha, la cual se me inflamó y dolía al andar; pues bien el Hermano Francisco me llevó de la mano hasta el pueblo y cuando llegamos al Hospital (nombre por el que la gente conocía a la casa del Colegio) se dedicó a lanzarme una pelota en la pendiente que había hasta los patios y me obligaba a que yo saliera tras ella, con cuyo ejercicio me desaparecieron las molestias”.

   Estas marchas largas y paseos los resistían bien los niños muy ágiles y acostumbrados al montañismo, ya que el contorno de Feria es eminentemente montañoso; el Hermano pese a ser de Villalba en la que predominan los llanos se acostumbró muy pronto a la topografía de Feria y como era enjuto de carnes y por lo tanto de poco pesos subía y bajaba como los colegiales, sin dificultades mayores.

    Su espíritu limpio y contemplativo se recreaba con el contacto de la naturaleza que tan maravillosamente reflejaba la belleza de Dios, pudiendo decir lo mismo que el poeta santo carmelita:

¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!
¡Mi amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos.”

                         (Canciones entre el alma y el Esposo. San Juan de la Cruz)»

SINOPSIS DE “EL HERMANO FRANCISCO BECERRA, MAESTRO Y EDUCADOR, FERIA (1863-1929)

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MARTÍNEZ DE AZCONA SÁNCHEZ, Juan
El hermano Francisco Becerra, maestro y educador, Feria (1863-1929) / J. Martínez de Azcona 
   [S. l.] : Martínez de Azcona Sánchez, 1988
   215 p. : il. ; 22 cm

«Una circunstancia especial va a intervenir en el proceso educativo de la juventud de Feria, que hace cambiar el panorama de la escuela en nuestro pueblo. Este hecho fue la creación de las Escuelas Católicas. Figuras claves en este proceso fueron las figuras de don José Becerra Vázquez y Fr. Francisco Becerra Rodríguez. Sólo es preciso anotar la importancia que este colegio tuvo en sus 29 años de actividad para educación de la juventud, no sólo de Feria, sino de aquellos otros que acudían de los pueblos comarcanos. Fueron años de intensa labor, desarrollada por el humilde Terciario Franciscano que, además de titulado maestro, con más voluntad y buenas intenciones que con medios para ejercitarla, se dejó su piel junto a otros dos hermanos, Julián y Enrique, en provecho del pueblo, hasta que, a sus 66 años de edad, fue abatido su correoso cuerpo, rendido por una tisis, que se acarreó por un constante ejercicio ascético, añadido a la entrega de un trabajo permanente y agotador. Con su muerte, llegó también la del Colegio. Al faltar el inspirador de esta obra en 1915, y desaparecer ahora su ejecutor, el pueblo perdió el motor principal que tenía la formación de la juventud.

Francisco del Carmen Becerra Rodríguez nació el 11 de marzo de 1863 en Villalba de los Barros, hijo de de Juan y Jacinto, fue el primero de los cinco hermanos. En esta villa se desarrollan los primeros años de su niñez. No sabemos donde adquiere su formación musical, pero en 1888, a los 25 años de edad, solicita la plaza de organista de la iglesia parroquial de Villagarcía de la Torre. Allí obtiene el título de maestro de Instrucción Primaria, gracias a la ayuda de una generosa señora de la localidad.

Su espíritu bondadoso y su inclinación por la vida monástica, le hacen al fin ingresar en la pequeña comunidad de Franciscanos Terciarios que existía en dicha localidad, compartiendo las obligaciones de su nuevo estado con la de organista. La comunidad franciscana de Villagarcía se fue reduciendo hasta que desaparece; es entonces, cuando se traslada a Feria en 1900, junto con el hermano Enrique y Julián, como director del Colegio de la Purísima Concepción, que acababa de fundar don José María Becerra Vázquez, con la ayuda del Obispo don Ramón Torrijos y Gómez.

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       Figura y placa en la fachada del antiguo colegio

La decisión para que este Franciscano Terciario se ocupara de este colegio sería tomada por el propio Obispo, ya que Fray Francisco reunía las cualidades necesarias para su desempeño: tenía su título de maestro, además de saber música; así quedaba garantizado el ideario propuesto con escuela católica. Francisco llega con dos ilusiones; la enseñanza en el colegio y la formación musical de los muchachos en una Academia de Música. Varios años después se queda solo, porque Fray Enrique se marcha a Aceuchal y Fray Julián ingresa en la Orden de los Capuchinos de Sevilla. A partir de este momento es él quien lleva toda la carga de la enseñanza, ayudado por algunos colaboradores.

No todo fueron rosas para el Hermano Francisco. Momentos hubo en que las propias autoridades civiles le negaran la ayuda en el desempeño de su tarea desinteresada. Don José Becerra, fundador del Colegio, hombre de una rectitud intachable en sus largos años de participación en la política municipal, tuvo que enfrentarse con algunos alcaldes por algunas irregularidades en el manejo de la política. Esta actitud hizo que en determinados momentos el Ayuntamiento volviera la espalda y retirara las subvenciones y ayuda al Colegio.

No sólo fueron ciertos políticos los que en momentos determinados le retiraron la ayuda. También sufrió las críticas por parte de algunos profesiones de la enseñanza oficial, lo cual no era de extrañar, dada la popularidad del franciscano, que ejercía una educación y enseñanza confesional, dentro de los más rigurosos cánones católicos. Incluso llegó a chocar con uno de los párrocos, don Antonio Carvajal, que no veía bien la labor catequética y predicación del Hermano Julián.

Pero al final, el reconocimiento a su labor quedó marcado en el pueblo. El ayuntamiento en sesión extraordinaria del día 5 de diciembre de 1928, le nombró hijo adoptivo, dedicándole una calle. En la fachada del edificio del colegio se mandó colocar su figura y una placa en la que se hace constar el agradecimiento a su destacada labor en favor de la juventud de Feria. Reconocimiento que muchos años más tarde le volvió a rendir, cuando el día 30 de abril de 1988, fueron trasladados sus restos a la iglesia Parroquial, donde actualmente reposan, bajo una magna lauda, esculpida por el profesor don Estanislao de Badajoz, cuyo texto pone en evidencia, a pesar de los años transcurridos, el profundo agradecimiento de un pueblo a tan ejemplar maestro.

Lauda bajo la que reposan los restos del Hermano Francisco

     Lauda bajo la que reposan los restos del Hermano Francisco

Lo bueno fue que se aprovechó de ella no sólo la élite de la sociedad de entonces, sino que muchos de los alumnos eran de la clase humilde y resolvieron su futuro gracias a la formación musical recibida, disciplina que se compartía con las demás materias de enseñanza.

Poco tiempo después de comenzar a funcionar la Academia de Música, creada por el humilde frailecillo, aparecen los primeros frutos, y en breve plazo se crea una banda de música que actúa en muchos pueblos. Pero lo más importante es que dicha Academia se convirtió en escuela de organistas que se repartieron por toda la provincia y otros lugares.

Con la muerte del Hermano Francisco, llegó también la del Colegio y, poco tiempo después, la de la banda, y con ellos el florecimiento de un época inolvidable, aunque la semilla se había propagado ya por muchos rincones.»

De Historia de Feria en el siglo XX / José Muñoz Gil

CONTENIDO DEL LIBRO

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JUAN MARTÍNEZ DE AZCONA SÁNCHEZ (1928-1991)

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Nació en Feria en 1928. Sacerdote, docente y escritor. Estudió en el seminario de Badajoz, de 1941-1951, siendo ordenado sacerdote en 1951. Obtuvo las licenciaturas en Sagrada Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca, Filosofía y Letras por la misma Universidad y Lenguas Clásicas por la Complutense de Madrid.

En Feria, su pueblo natal, del que fue un fiel amante de sus tradiciones, participa en los últimos años de su vida, junto a Bartolomé Gil Santacruz, en las tareas y proyectos de la Hermandad de la Virgen de Consolación. Como vocales de la misma, ponen en marcha una serie de obras y actividades, tanto en la ermita, como en su entorno, transformando los espacios exteriores. Es también autor de la monografía titulada Vida de Don Rafael Sánchez García (1911-1973): capellán del Hospital Provincial, extracto de El buen samaritano de Badajoz.

“La ermita de los bienaventurados Mártires de Feria”, de José Muñoz Gil

«La ermita de los Mártires, un testimonio vivo, donde se guarda el sentimiento de todo un pueblo»

En este libro, titulado La ermita de los bienaventurados Mártires de Feria, José Muñoz nos ofrece una completa crónica sobre el origen y desarrollo de la ermita de los Mártires y su primera cofradía, y de la devoción y culto a Nuestra Sra. de Consolación. Una obra que surgió gracias a la propuesta que la Junta Directiva de la Asociación de Ntra. Sra. de Consolación le hizo al autor para que escribiera un libro en el que narrase la historia de la ermita, los motivos por los que fue erigida, sus fundadores, colaboradores y su trayectoria hasta el momento actual.

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MUÑOZ GIL, José
    La ermita de los bienaventurados Mártires de Feria  / José   Muñoz Gil
    Feria : Hermandad Ntra. Sra. Virgen de Consolación, 1995
   149 p. : fot., il. ; 24 cm

Es un libro escrito con la intención de dar a conocer una pequeña parcela de la historia de Feria. Para ello, Muñoz tuvo que recurrir a la consulta de numerosas fuentes documentales y a la recopilación y manejo de una gran cantidad y variedad de información. El resultado es una excelente y completa monografía sobre la Villa de Feria, escrita en un lenguaje sencillo y que resulta amena y fácil de leer.

Como nos indica el propio autor en la introducción, este estudio está dirigido a los «amantes de nuestro pueblo y a los devotos de nuestras tradiciones religiosas, para que conociendo el pasado, se entienda, se ame y se respete lo que queda en el presente. Creo que así, a la vez de historiar una de nuestras instituciones pasadas, pueda entroncar, a la vez con el presente vivo».

En el prólogo de la obra, el historiador Alberto González expresa lo siguiente: «El libro de José Muñoz Gil ofrece una doble dimensión. De un lado, se trata de un estudio riguroso y serio, muy bien estructurado metodológicamente, realizado con el mayor rigor científico, en el que destaca la concienzuda labor de investigación en los archivos y fuentes locales llevada a cabo a lo largo de mucho tiempo por el autor para el acopio de los numerosos e interesantes datos que constituyen el armazón principal del libro.

De otro, ofrece una crónica vivida y fresca, ricamente expresiva de la vida cotidiana de la villa en los tiempos pretéritos, vista desde la óptica de sus manifestaciones religiosas populares, en la que, como complemento enriquecedor y jugoso de los contenidos puramente documentales, José Muñoz añade la sal y la pimienta de numerosas referencias antropológicas, sociológicas y culturales, así como significativas anécdotas, producto de su profundo conocimiento de las realidades que trata, o incluso de su propia experiencia personal como miembro muy arraigado en la sociedad de su entorno; referencias cuyo valor en orden a ofrecer una visión completa del asunto que analiza no resulta, por otra parte, de dimensión científica menor que la del dato documental.»

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                                                        Interior de la ermita

Como ejemplo del gran trabajo que nos ofrece José Muñoz en su libro, tomamos un fragmento del mismo, referente a una leyenda sobre la Virgen, que reproducimos a continuación:

    «La Virgen de Consolación, la de la imagen vieja, era tenida por muy milagresa y tras el cambio, según decían las que conocieron llegar a la nueva imagen, aunque ésta era más guapa, siguieron añorándola por tener más fe en ella, de manera que los vecinos no querían a ésta otra. Aquella imagen había sentido la inquietud de los vecinos en aquellos difíciles tiempos de la Guerra de Cuba, sustentando una de las leyendas marianas, en la que se pone de manifiesto su papel de protectora y consoladora; la leyenda sigue la pauta de las aplicadas a la Virgen, como mediadora divina, y se mantiene aún en las personas de edad avanzada que la recuerdan bajo un esquema único, aunque con elementos variantes accidentales.
    La explosión de la Guerra de Cuba, a finales del s. XIX, fue un hecho que se vivió, como en toda confrontación bélica, con especial preocupació y temor en todos los pueblos; la movilización de muchos vecinos, el lejano lugar en que se desarrollaba y la incertidumbre de un viaje a ultramar, siempre incierto, hizo volver los ojos de los fieles devotos, una vez más a Ntra. Señora, tras los ponderados temores.
  Este hecho y estas circunstancias dieron lugar a su intervención, transmitiéndose esta leyenda que transcribimos según la hemos recogido de Dª Mercedes Leal:
   “Corrían los años en que se desarrollaba la Guerra en Cuba; aquellos días, cuando la confrontación era más violenta, algunos vecinos fueron reclutados y embarcados para hacer frente a la rebelión, quedando tristes y desconsoladas todas las familias y consternado todo el pueblo. Ante tal desgracia y conociendo los innumerables beneficios concedidos por la Virgen, los fieles devotos acudieron en su ayuda para que guiase a aquellos pobres hombres. Al poco tiempo los vecinos comprobaron que por aquellos días había desaparecido la Virgen de su oratorio, encontrando, los que a ella acudían, que permanecía cerrada, manteniéndose así una larga temporada. Cuando volvieron a abrir la ermita, los devotos encontraron de nuevo a la imagen en su lugar y extrañados por su desconocida ausencia le preguntaban:
    – ¿Dónde has estado, “so galocha”, “gandalla”?
    Al comprobar que traía el manto sucio y quemado, comprendieron que había estado en el fragor de la batalla, proteguiendo con su manto a sus devotos, que regresaron a sus casas sanos y salvos”.
    Esta leyenda tardía, que se registra a finales del s. XIX, no viene a explicar, por supuesto, el origen y aparición del culto y advocación de la Consolación, ya que, como bien hemos podido ver, le precede en más de dos centurias; más bien puede interpretarse como una reafirmación popular y un reconocimiento a su fama protectora, escogiendo para ello el mismo arquetipo de leyenda que en otros lugares se ha aplicado a diversas vírgenes. Esta misma leyenda la encontramos aplicada, con pequeñas variaciones, a Ntra. Señora de Ceclavín o, al más cercano, Niño Jesús, de La Lapa; éste se vestía con traje militar de la época para afianzar más la realidad de los hechos, vestimenta que le fue retirada hace algunos años ante el descontento de los vecinos.
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«La nueva imagen, de bello rostro, de mirar dulce y sereno, ofrece complacida a su hijo, sostenido en su brazo izquierdo, mientras éste imparte la bendición. Pasado los primeros momentos y olvidada aquella que fuera promotora de milagros y leyenda, ésta fue conquistando los corazones de los vecinos, haciéndose depositaria de sus penas y necesidades, centrándose en ella la más fuerte devoción mariana de la Villa.»

    Aún, después de retirada del culto, a esta antigua imagen se le tuvo un respeto y un misterioso recuerdo. Dicen las viejas del lugar que su efigie fue encerrada en un arca y colocada en el órgano de la Parroquia; cuando alguien preguntaba el lugar donde se encontraba, todos señalaban el arcón, pero nadie se atrevió a abrirlo para comprobarlo; de esta manera la que fuera tantas veces invocada, quedaría siempre gloriosa en el recuerdo, sin menoscabo de su imagen deteriorada y rota; sin saber cuál fue su paradero, aún se dice que anda perdida, entre baúles viejos, somo si fuera un deseo de poseerla para siempre, una manifestación más del pueblo que se resistía a perder la que fuera objeto de su fe.»

 

SINOPSIS DE “LA ERMITA DE LOS BIENAVENTURADOS MÁRTIRES DE FERIA

Por encima de la interpretación científica de las realidades materiales, la ermita de los Mártires tiene una lectura más sencilla, más entrañable; es un testimonio vivo, donde se guarda el sentimiento de todo un pueblo. No hay que buscar en ella grandes obras de arte, ni sucesos o milagros relumbrantes, sino el hecho común de la expresión espontánea a través de siglos, aunque también se haya convertido en uno de los hitos referenciales, que, junto con la iglesia y el Castillo, conforman parte de la personalidad urbanística de la Villa.

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                                              La ermita de los Mártires

Ella es un testigo donde se guarda y expresa el comportamiento de hombres y mujeres de Feria ante el hecho religioso, manifestado en múltiples formas y maneras, según las necesidades espirituales del momento y según las posibilidades económicas. En ella se condensa, parte de la cultura, el culto y la tradición de generaciones que nos han precedido y ahora han quedado materializados en sus realidades arquitectónicas, iconográficas y en cualquier objeto que forme parte de ella, en los que hay que entrever un significado más profundo que la pura satisfacción de la visión artística. Esto es lo que hemos pretendido transmitir en estas páginas.

La ermita, pues surge como una necesidad espiritual, para cubrir unas necesidades a través de lo sobrenatural, tomando San Sebastián como titular, para buscar en él patrocinio y poder contra los males contagiosos, en un momento en que ante estos azotes sólo hay dos soluciones, o la desesperanza o la protección divina.

Más, a medida que va pasando el tiempo, se va superponiendo otra devoción mariana, que fue incrementándose a medida que se hace menos necesaria y urgente la intercesión del Santo. Si las necesidades colectivas quedaron cubiertas con la protección de Los Santos Mártires y con el Cristo, en la Consolación se buscaría el refugio de las penas personales.

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                     Vista de Feria desde los portales de la ermita

La fama de favorecedora y milagrosa que gozó su imagen se fue afianzando, imponiéndose por necesidad social la celebración de misas votivas, procesiones y rogativas, para implorar en momentos de difíciles situaciones: guerras, sequía, enfermedades, y, como expresión popular, los favores recibidos se testimonian con promesas y exvotos. De esta manera, la Virgen asumió el protagonismo de la ermita.

En definitiva, la ermita de los Bienaventurados Mártires es una realidad histórica, salida de la necesidad espiritual de nuestros antepasados, hecha realidad gracias a las ilusiones de aquellos primeros priostes y mayordomos, que cumplían los deseos de los vecinos para practicar dos de sus cultos preferidos. Esta ermita nuestra es como es, salida de artífices populares. Tantos maestros de obras, tantos carpinteros, pintores y cereros, hojalateros y sastres fueron suficientes para que llegara así hasta nosotros.

JOSÉ MUÑOZ GIL

20140930131136_00001.1Nació en Feria (Badajoz) en 1935. Inició los estudios en el Seminario Diocesano de Badajoz en el que cursó hasta 1º de Teología.

Posteriormente en Madrid estudió tres años en el Facultad de Filosofía y Letras (1959-1962), para después dejarlo y continuar con al carrera de Magisterio.

Profesor de EGB por oposición desde el año 1964. Impartió la docencia en los colegios públicos de La Parra y de Feria, siendo en este último, su pueblo natal, donde desempeño los cargos de Director y Jefe de Estudios, y en el que continuó la enseñanza hasta su jubilación en 1996.

En 1975 fue nombrado Alcalde, cargo que ocupó durante 16 años, perteneciendo a la Comisión Provincial de Patrimonio, ya que en 1970 fue declarada la villa de Feria Conjunto Histórico Artístico.

Colaborador en la Revista Alminar, de ámbito regional, ya desaparecida. Autor de numerosos artículos, orientó sus investigaciones sobre hechos históricos locales.

Presidente de la Hermandad de la Santa Cruz de 1967 a 1970. En el año 1980 realizó el rescate y adaptación de los textos y coplas de La Entrega, incorporando más tarde los Juegos Florales, Concursos de Cruces, Certamen Poético, nuevos estatutos, creando en 1996 la Comisión para la Protección Patrimonial que colabora con la Junta Directiva para fomentar y enriquecer los aspectos culturales de nuestras Fiestas declaradas de Interés Turístico. También se encargó de recuperar El Descendimiento para la tarde del Viernes Santo.

El Ayuntamiento de Feria, por el amor demostrado a su pueblo y por los estudios realizados sobre su historia, costumbres y tradiciones, acordó nombrarle Cronista Oficial en 1991.

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Interviene en el Comité Ejecutivo del Congreso Conmemorativo del VI Centenario del Señorío de Feria (1394-1994), donde presenta una comunicación titulada La tradición popular de las Cruces de Feria.

En 1995 asistió al I Congreso sobre el Patrimonio Cultural de Extremadura, celebrado en Badajoz, donde presentó el trabajo Las ciudades declaradas conjuntos históricos artísticos y el tipismo singular de algunos municipios.

Fue autor del libro La ermita de los bienaventurados mártires de Feria: historia, culto y tradición, publicado en 1995.

En 1998 colaboró, entre otros, en el libro Los carnavales en Extremadura, de Javier Marcos Arévalo, con el trabajo Los candelarios y otras manisfestaciones carnavalescas en torno a la Candelaria de Feria.

En noviembre de 2000 figura en las actas del XXVI Congreso de la Asociación Española de Cronistas Oficiales (A.E.C.O.) con un documento titulado El extremeño fray Francisco de Guzmán: Primer Comisario General de Indias.

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           Muñoz, en su pueblo, con un grupo de escolares, allá por 1965

En el año 2001 su labor investigadora culminó con la publicación de su obra La villa de Feria, en dos tomos.

Participó también en la Revista de Estudios Extremeños, con la publicación del trabajo Algunos aspectos de la medicina popular en Feria (2003).

Fue nombrado en el año 2006 Hermano de Honor de la Hermandad de la Santa Cruz.

Y por último, días antes de que nos dejara definitivamente, el 10 de septiembre de 2006, concluyó el tercer volumen sobre la villa de Feria titulado Historia de Feria en el siglo XX.

“Historia de Feria en el siglo XX”, de José Muñoz Gil

«Una historia sentida»

Con su obra póstuma: Historia de Feria en el siglo XX, publicada en 2008, José Muñoz completaría su metódica y profunda investigación sobre la villa de Feria que inició, en 2001, con la publicación de la monografía titulada La villa de Feria, en dos tomos.

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MUÑOZ GIL, José
Historia de Feria en el Siglo XX / José Muñoz Gil . — [Feria] : José Muñoz, 2008
(Badajoz : Gráf. Diputación de Badajoz)
579 p. : fot., il. ; 24 cm

En la tarea de escribir la crónica del camino, lleno de sobresaltos, que tuvo que recorrer Feria, sobre todo en la primera mitad del siglo XX, Muñoz ha empleado la misma metodología que empleara en La villa de Feria. El autor nos ofrece una exposición narrativa de los hechos, apoyándose en fuentes documentales, cuando ha sido posible. Se ha valido principalmente de los datos recogidos en los archivos locales pero sin despreciar otras fuentes.

Como nos indica el autor, en el prólogo de su obra, la Historia de Feria en el siglo XX es un libro «escrito con la mayor ilusión, respeto a las personas que nos precedieron y a los que conocieron aquel delirio y aún pude contar el recuerdo de aquellos hechos. Todos fueron imprescindibles, para formar este retazo que forma parte del entramado histórico que nos hemos propuestos, para entender mejor al pueblo de Feria.»

Hemos tomado un fragmento del libro, perteneciente al apartado dedicado al colectivo de los zapateros, que transmite un profundo conocimiento y un gran cariño del autor en todo lo concerniente a su pueblo:

  La familiaridad e influencia de los hábitos de estos zapateros en la vida local dieron lugar a una riqueza lingüística y expresiva en la vida común que hoy llama la atención. De manera que cuando una persona quiere hacer algo y le sale mal por no ser muy experto en ello, suele decirse: «zapatero a tus zapatos», por similitud de aquel zapatero que fue a cortar habas a jornal y tuvo que echarlo el dueño, empleando dicha frase, porque era mediodía y sólo había cortado un «gavijón»

 Cuando el zapatero tenía que mandar al labrador a roturar sus pequeñas propiedades, por no disponer él de yunta para labrar, áquel no solía esmerarse en la labor y se decía: «largo y somero que es pa´l zapatero»; más éste, sabiéndolo, se desquitaba cuando el campesino tenía que hacerse sus «borceguíes», y se decía a sí mismo, mientras cosía: «lezna gorda, hilo delgao, que es pa´l del arao»

 La lentitud del trabajo, las largas jornadas sentados en su silla, les permitía canturrear, acompañándose o respondiéndose unos a otros, mientras realizaban su faena. A veces se acompañaban, marcando el ritmo, a la par que golpeaban la suela con el martillo en la piedra de batir para darle consistencia, con esa cancioncilla que comenzaba así: «dale a la suela con el martillo que con la chaira le sacas brillo…», y cuando no, salían por fandangos con éste: «Viva el fandango de Huelva, / hay quien lo sabe cantar, / lo cantan los zapateros, / cuando toman la tajá», clara alusión a la fama que tenían de tomar sus buenas copas de vino cuando llegaba «la hora del Papa», momento, como nos dice nuestro comunicante, al que denominaban, con un sentido jocoso, «la hora del mayor dolor», para indicar todo lo contrario. 

(El comunicante, al que se refiere el autor,  es Juan Mendoza, último zapatero, descendiente de la saga de los Mendoza.)

SINOPSIS DE “HISTORIA DE FERIA EN EL SIGLO XX”

La crisis del obrero iniciada en el siglo XVIII llegó a finales de la centuria.

Se incrementó durante las dos primeras décadas del siglo XX, durante el enfrentamiento entre patronos y obreros, fue un inicio de lo que después ocurriría en la época republicana.

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                                                         Rincón típico

Una tercera década dominada por la Dictadura de Primo de Rivera supo contener las aspiraciones de los sindicatos, que ya iniciaron sus campañas al final de la misma.

Pero fue al cambiar de gobierno y proclamarse la República, cuando el gobierno socialista provocó en la masa obrera y campesina la esperanza de la reforma agraria que nunca le dio, hasta llegar al odio, al rencor y a la barbarie.

De todas formas el gobierno de turno quiso resolver la crisis que se cernía sobre el obrero con obras urbanísticas que se prolongaron en los años cuarenta.

RESEÑA DE “HISTORIA DE FERIA EN EL SIGLO XX” EN LA “BIBLIOGRAFÍA EXTREMEÑA”

20141001101708_00002.1El profesor y bibliógrafo Manuel Pecellín Lancharro dedicó a la Historia de Feria en el siglo XX la siguiente reseña que apareció en su obra Bibliografía extremeña, 2008-2009:

 Natural de Feria (1935), formado en el Seminario de Badajoz y en la Complutense madrileña, maestro, el autor fue gran amante de todo lo relacionado con su pueblo. Fallecido en septiembre de 2006, este tercer volumen de su obra sobre Feria es ya lamentablemente póstumo. Consta de 580 páginas, que sólo abarcan los primeros 40 años de siglo XX. Los dos capítulos finales están dedicados a la guerra civil y a la inmediata posguerra.

Atención especial merece el apartado “Represión y muerte por parte de la derecha» (pp. 438-486)

JOSÉ MUÑOZ GIL

20140930131136_00001.1Nació en Feria (Badajoz) en 1935. Inició los estudios en el Seminario Diocesano de Badajoz en el que cursó hasta 1º de Teología.  Posteriormente, en Madrid, estudió tres años en la Facultad de Filosofía y Letras (1959-1962), para después dejarlo y continuar con la carrera de Magisterio. 

Profesor de EGB por oposición desde el año 1964. Impartió la docencia en los colegios públicos de La Parra y de Feria, siendo en este último, su pueblo natal, donde desempeñó los cargos de Director y Jefe de Estudios, y en el que continuó la enseñanza hasta su jubilación en 1996.

En 1975 fue nombrado Alcalde, cargo que ocupó durante 16 años, perteneciendo a la Comisión Provincial de Patrimonio, ya que en 1970 fue declarada la villa de Feria Conjunto Histórico Artístico.

Colaborador en la Revista Alminar, de ámbito regional, ya desaparecida. Autor de numerosos artículos, orientó sus investigaciones sobre hechos históricos locales.

Presidente de la Hermandad de la Santa Cruz de 1967 a 1970. En el año 1980 realizó el rescate y adaptación de los textos y coplas de La Entrega, incorporando más tarde los Juegos Florales, Concursos de Cruces, Certamen Poético, nuevos estatutos, creando en 1996 la Comisión para la Protección Patrimonial que colabora con la Junta Directiva para fomentar y enriquecer los aspectos culturales de nuestras Fiestas declaradas de Interés Turístico. También se encargó de recuperar El Descendimiento para la tarde del Viernes Santo.

El Ayuntamiento de Feria, por el amor demostrado a su pueblo y por los estudios realizados sobre su historia, costumbres y tradiciones, acordó nombrarle Cronista Oficial en 1991.

DSCN0421.1Interviene en el Comité Ejecutivo del Congreso Conmemorativo del VI Centenario del Señorío de Feria (1394-1994), donde presenta una comunicación titulada La tradición popular de las Cruces de Feria.

En 1995 asistió al I Congreso sobre el Patrimonio Cultural de Extremadura, celebrado en Badajoz, donde presentó el trabajo Las ciudades declaradas conjuntos históricos artísticos y el tipismo singular de algunos municipios.

Fue autor del libro La ermita de los bienaventurados mártires de Feria: historia, culto y tradición, publicado en 1995.

En 1988 colaboró, entre otros, en el libro Los carnavales en Extremadura, de Javier Marcos Arévalo, con el trabajo Los candelarios y otras manifestaciones carnavalescas en torno a la Candelaria de Feria.

En noviembre de 2000 figura en las actas del XXVI Congreso de la Asociación Española de Cronistas Oficiales  (A.E.C.O.) con un documento titulado El extremeño fray Francisco de Guzmán: Primer Comisario General de Indias.

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                  Muñoz, en su pueblo, con un grupo de escolares, allá por 1965

En el año 2001 su labor investigadora culminó con la publicación de su obra La villa de Feria, en dos tomos.

Participó también en la Revista de Estudios Extremeños, con la publicación del trabajo Algunos aspectos de la medicina popular en Feria (2003). Fue nombrado, en el año 2006, Hermano de Honor de la Hermandad de la Santa Cruz.

Y por último, días antes de que nos dejara definitivamente, el 10 de septiembre de 2006, concluyó el tercer volumen sobre la villa de Feria titulado Historia de Feria en el siglo XX.

“La villa de Feria», de José Muñoz Gil

«Feria: un lugar para la defensa»

En los libros de historia, el nombre de Feria suele aparecer, casi siempre, ligado a la poderosa Casa de Feria. Sin embargo, la verdadera historia de Feria, la protagonizada por sus moradores, los coritos, apenas ha sido objeto de estudio. Afortunadamente, en su libro, titulado La villa de Feria, José Muñoz nos ofrece «esa otra historia de Feria: la de su gente, aferrada a su terruño; la que lucha diariamente por su tierra». Una crónica que «no se nutre de grandes acontecimientos, sino del día a día, de sus vicisitudes en la lucha por vivir y sus comportamientos».

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MUÑOZ GIL, José

La villa de Feria / José Muñoz Gil . — Feria : José Muñoz, 2001

(Badajoz : Gráf. Diputación de Badajoz)

2 v. (418, 465 págs. ) : il. ; 24 cm

 

Como señaló el propio Muñoz en el acto de presentación de su obra: «Este libro sobre la villa de Feria es una historia que viene de muy lejos; sentida, como se siente lo que está cerca y se roza; y también consentida, practicada y enseñada, porque alguno de sus capítulos salieron del yunque de la escuela, trabajados con los alumnos, para instruirlos en el conocimiento y en el amor a lo suyo, a lo que el niño palpa, para entender el medio que le ha tocado vivir. Y también es el fruto de un compromiso de dar a conocer a los vecinos el destino que le ha deparado vivir en el transcurso de los tiempos.»

La intención de su autor ha sido ofrecer una exposición narrativa de los hechos, apoyada, cuando ha sido posible, en fuentes documentales. Para ello, se ha valido principalmente de los datos recogidos en los archivos locales. En algunos casos, ha recurrido incluso al testimonio directo de las personas más viejas del pueblo. El resultado es una completa y magnífica monografía sobre la villa de Feria, escrita en un lenguaje claro y sencillo y que resulta fácilmente comprensible y agradable de leer.

En el acto de presentación de La villa de Feria, el profesor y cronista de Jerez de los Caballeros Feliciano Correa expresó lo siguiente sobre José Muñoz y sobre su obra: «Sorprende y agrada el intento de Muñoz por hacer una obra sino exhaustiva –que ninguna lo es–, sí completa que no repleta de datos, sino una historia humanizada, leíble y comprensible.  […] Es José Muñoz un cronista llano y sin pretensiones más allá de sus sencillos intereses. No es rimbombante ni pretencioso, y podría serlo, porque es el suyo un gran esfuerzo de recopilación, cotejo y ordenación de materiales, con buenas notas a pie de página, que demuestran su permanente atención a los asuntos de Feria, siempre curioso. […] Muñoz no solo hace historia sino que acompaña croquis, fotos, cuadros o dibujos, enriqueciéndose de este modo una obra que es compleja de estructurar.»

Como muestra del buen trabajo que nos brinda José Muñoz en su libro, hemos tomado un párrafo del mismo, que señalamos a continuación:

    «La escasez de suelo que los vecinos tuvieron que soportar, cuando la mayor parte del término estaba ocupado por dehesas de propios y baldíos, hizo que las pendientes de este montaraz lugar se aprovecharan para cubrir sus necesidades, teniendo que acogerse a los desmontes y efectuar profundos descuajes que hoy parcelan irregularidades cuadrículas y enmarcan centenarios olivares, reduciendo el matorral a las zonas de máximas pendientes. Siempre fueron aprovechados todos sus recursos. Las espesas aulagas de las faldas del Huerto Lobo fueron apetecidas para el chamusqueo de las matanzas y la jara pringosa y “ardeviejas”, para calentar los hornos de pan, recurso que ayudaba a matar el hambre a los pobres en invierno. La Dehesa de los Pobres, en la solana, próxima al Valle de Najarro, ofrecía la leña, que en otros lugares del monte se les negaba, para hacer picón. En épocas que la leña era un bien escaso, Sierra Vieja aportó sus tupidos matorrales para cubrir estas necesidades. Baste recordar que en 1818, pasada la Guerra de la Independencia contra los franceses, el Ayuntamiento de Feria vendió al Alcalde Mayor de Fuente del Maestre 1180 cargas de leña para suministro de las tropas acantonadas en dicha Villa, y ese mismo año tuvo que aportar, como impuesto para el mismo fin, nada menos que 3322 cargas.»

En el año 2008, se publicó el libro titulado Historia de Feria en el siglo XX, con el que Muñoz completaría esta profunda, completa y rigurosa investigación sobre su pueblo.

SINOPSIS DE “LA VILLA DE FERIA”

   Tomo I

La estratégica posición, al borde de Sierra Morena, dominante sobre la amplia penillanura de los Barros, dotó a este prominente lugar, ocupado hoy por la villa de Feria, de un marcado carácter dominador y defensivo que atrajo a pobladores de diversas culturas. Más tarde fue punto de mira, tras la Reconquista, para establecer uno de los Señoríos más potentes en el concierto de la nobleza extremeña. Por tal motivo, el nombre de Feria resonó y se hace presente a la mirada del historiador trascendiendo lo local.

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                                       Fuente del Pilar de Zafra

Pero, a la vez, este condicionante geográfico ha sido un factor decisivo en el desarrollo histórico de la propia villa, hasta el punto de imprimir a su población una manera de ser y de vivir que la personaliza como pueblo serrano, apegado a su terruño, con sus comportamientos, sus costumbres, sus expresiones culturales, sus ricas tradiciones festivas, la atractiva arquitectura popular y la sublime visión que proporciona sus miradores.

Estas condiciones físicas junto a su trayectoria histórica hacen hoy volver la mirada a ella para contemplar la lucha de un pueblo por la supervivencia, en contraste con su pasado noble.

   Tomo II

 A pesar de la carga histórica con que está marcada, la villa de Feria no ha sido objeto de un trabajo sobre el hecho protagonizado por sus moradores. El presente estudio es un intento de aproximación a un pueblo que ha mantenido una larga lucha por la posesión de la tierra; el descubrimiento de sus preocupaciones, sus instituciones, sus gentes, sus expresiones religiosas y culturales; un acercamiento a una población que tiene que enfrentarse con su propio destino y hacer frente a la escasez de tierra para mantener el desarrollo de una economía rural.

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                                  Torre de la Iglesia Parroquial

Esta crónica se nutre del día a día, de las vicisitudes en la lucha por vivir; sometido a un espacio de transición, de suelos pobres, que no goza de la riqueza de la zona de Barros, ni de las exuberantes dehesas de la serranía. En esta lucha ha empleado todo sus empeño, dejando tras sí las huellas de un pueblo sufrido, ahorrador, diligente en el trabajo y también apegado a su pasado.

Al desaparecer las dehesas y baldíos, la crisis del siglo XIX, agudizó el problema del amplio sector de la población más desfavorecida. A pesar de ello, Feria es hoy un pueblo alegre y atractivo, orgulloso de sus tradiciones, que intenta sacudirse des su secular problema de la emigración.

RESEÑA DE “LA VILLA DE FERIA” EN LA “BIBLIOGRAFÍA EXTREMEÑA”

A continuación, reproducimos, íntegramente, la reseña que le dedicó el profesor y bibliógrafo Manuel Pecellín Lancharro a La villa de Feria en su obra titulada Bibliografía extremeña, 2002-2003:

«Más de mil páginas comprenden estos dos tomos dedicados a la historia de la pequeña villa surextremeña, aunque el autor haya querido detenerse a finales del XIX. Estamos, pues, ante una obra exhaustiva, de la que resulta difícil dar cuenta en pocas líneas.

Abre el primer volumen la descripción del medio físico, con especial detenimiento en las dos unidades geográficas más interesantes, el Valle de las Viñas y la Sierra Vieja. Sigue el rastreo de los orígenes, a partir del calcolítico, localizando los restos prerromanos, romanos e hispanovisigodos, con más amplios apuntes sobre el periodo musulmán y la reconquista. Pero serán los Suárez de Figueroa quienes hagan lucir el nombre de Feria durante la dorada época señorial. Casi la mitad de libro lo ocupan los acontecimientos desarrollados durante las dos primeras centurias de la Modernidad: la emigración hacia América, la trashumancia, minorías marginadas, guerra contra los portugueses…, dedicándose especial atención a los hijos más ilustres del pueblo, como Pedro de Feria y otros cultos evangelizadores.

El segundo volumen abarca los dos siglos últimos de la investigación, el XVIII y el XIX. Destaca el estudio de cómo ha ido configurándose urbanísticamente Feria y sus realidades más sobresalientes (parroquia de S. Bartolomé). Un extenso capítulo describe las instituciones religiosas y las festividades destacadas. Pero quizá lo más valioso sea el análisis de las condiciones socioeconómicas de la población, siempre con enormes dificultades de subsistencia y un hambre de tierras nunca saciada. Los duros avatares de la Guerra de la Independencia contra los franceses; los efectos, tan negativos, de la desamortización; las graves crisis epidemiológicas… ocupan la parte final del trabajo.

José Muñoz no desconoce la bibliografía, cada vez más abundante, sobre la Casa de Feria. Pero él se apoya preferentemente sobre sus propias investigaciones en archivos como el municipal y parroquial de la villa, la Diputación pacense, el Ducal de Medinaceli, el general de Simancas y otros. Por lo demás, cuenta con ese plus narrativo que concede el conocimiento inmediato y el amor hacia cuanto se narra, no en balde es un “corito” relevante.»

JOSÉ MUÑOZ GIL

20140930131136_00001.1Nació en Feria (Badajoz) en 1935. Inició los estudios en el Seminario Diocesano de Badajoz en el que cursó hasta 1º de Teología. Posteriormente en Madrid estudió tres años en la Facultad de Filosofía y Letras (1959-1962), para después dejarlo y continuar con la carrera de Magisterio. 

Profesor de EGB por oposición desde el año 1964. Impartió la docencia en los colegios públicos de La Parra y de Feria, siendo en este último, su pueblo natal, donde desempeñó los cargos de Director y de Jefe de Estudios, y en el que continuó la enseñanza hasta su jubilación en 1996.

En 1975 fue nombrado Alcalde, cargo que ocupó durante 16 años, perteneciendo a la Comisión Provincial de Patrimonio, ya que en 1970 fue declarada la villa de Feria Conjunto Histórico Artístico.

Colaborador en la Revista Alminar, de ámbito regional, ya desaparecida. Autor de numerosos artículos, orientó sus investigaciones sobre hechos históricos locales.

Presidente de la Hermandad de la Santa Cruz de 1967 a 1970. En el año 1980 realizó el rescate y adaptación de los textos y coplas de La Entrega, incorporando más tarde los Juegos Florales, Concursos de Cruces, Certamen Poético, nuevos estatutos, creando en 1996 la Comisión para la Protección Patrimonial que colabora con la Junta Directiva para fomentar y enriquecer los aspectos culturales de nuestras Fiestas declaradas de Interés Turístico. También se encargó de recuperar El Descendimiento para la tarde del Viernes Santo.

El Ayuntamiento de Feria, por  el amor demostrado a su pueblo y por los estudios realizados sobre su historia, costumbres y tradiciones, acordó nombrarle Cronista Oficial en 1991.

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Interviene en el Comité Ejecutivo del Congreso Conmemorativo del VI Centenerio del Señorío de Feria (1394-1994), donde presenta una comunicación titulada La tradición popular de las Cruces de Feria.

En 1995 asistió al I Congreso sobre el Patrimonio Cultural de Extremadura, celebrado en Badajoz, donde presentó el trabajo Las ciudades declaradas conjuntos históricos artísticos y el tipismo singular de algunos municipios. Fue autor del libro La ermita de los bienaventurados mártires de Feria: historia, culto y tradición, publicado en 1995.

En 1998 colaboró, entre otros, en el libro Los carnavales en Extremadura, de Javier Marcos Arévalo, con el trabajo Los candelarios y otras manifestaciones carnavalescas en torno a la Candelaria de Feria.

En noviembre de 2000 figura en las actas del XXVI Congreso de la Asociación Española de Cronistas Oficiales (A.E.C.O.) con un documento titulado El extremeño fray Francisco de Guzmán: Primer Comisario General de Indias.

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               Muñoz, en su pueblo, con un grupo de escolares, allá por 1965

En el año 2001 su labor investigadora culminó con la publicación de su obra La villa de Feria, en dos tomos.

Participó también en la Revista de Estudios Extremeños, con la publicación del trabajo Algunos aspectos de la medicina popular en Feria (2003).

Fue nombrado, en el año 2006, Hermano de Honor de la Hermandad de la Santa Cruz.

Y por último, días antes de que nos dejara definitivamente, el 10 de septiembre de 2006, concluyó el tercer volumen sobre la villa de Feria titulado Historia en Feria en el siglo XX.

«Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz» de Juan Solano de Figueroa, editada por Francisco Tejada Vizuete

 

TEJADA VIZUETE

El presbítero realiza un exhaustivo estudio de la historia documentada de Juan Solano de Figueroa

El presbítero realiza un exhaustivo estudio de la historia documentada de Juan Solano de Figueroa

   Francisco Tejada Vizuete (Granja de Torrehermosa, 1940 — Badajoz, 2014). Licenciado en Filosofía y Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Literaria de Valencia y doctor en Filosofía y Letras (especialidad, Historia del Arte) por la Universidad de Extremadura. Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, dedicó una buena parte de su actividad al estudio, promoción y difusión del Patrimonio Cultural de la Iglesia (artístico, documental y bibliográfico) en la Baja Extremadura, lo que le valió ser admitido como becario en el prestigioso Instituto Español de Historia Eclesiástica de la Iglesia Española de Santiago y Monserrat en Roma. Dirigió el Museo de la Catedral de Badajoz, de cuyo Cabildo Metropolitano formó parte, y presidió la Asociación de los Museólogos de la Iglesia en España (AMIE), así como la Revista de Teología y Humanidadaes, Pax et Emerita, del Arzobispado de Mérida-Badajoz.

HISTORIA ECLESIÁSTICA DE LA CIUDAD Y OBISPADO DE BADAJOZ

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  • Título:  Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz
  • Autor:  Juan Solano de Figueroa ; edición anotada de Francisco Tejada Vizuete
  • Nº de páginas: 800 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: Diputación de Badajoz
  • ISBN: 978-84-7796-2

   Enmarcado en la pasada Feria del Libro de Badajoz 2013, se presentó en la Diputación de Badajoz el libro Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz, edición anotada de Francisco Tejada Vizuete sobre el documentalista Solano de Figueroa (1610-1684). El trabajo ha sido editado por el Departamento de Publicaciones de la Institución Provincial en su colección Historia.

Momento de la presentación del libro en la Diputación del Badajoz

       Momento de la presentación del libro en la Diputación del Badajoz

    Solano de Figueroa (1610-1684), excelente documentalista y fiable en aquello que nos ofrece a partir de la exhaustiva documentación que maneja, conformó en su época un verdadero corpus histórico tras la reconquista de la ciudad de Badajoz (1230), sintió, como otros muchos historiadores de su época, una fatal atracción por los falsos cronicones, seducido por el mayor de los falsarios, el P. Román de la Higuera. No obstante, todo queda aclarado en las “Cuestiones Introductorias” a su Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz que nos ofrece Tejada Vizuete y en las numerosas notas relativas a estos problemas con las que se sirve acompañar el texto; notas en las que también se destila y valora la extraordinaria bibliografía que Solano de Figueroa conoció de primera mano. Digno es de destacarse, por otra parte, el brillante estilo literario de nuestro historiador, no exento de poesía en tantas páginas de carácter épico, cuyo sentido clásico de la Historia, propiciatoria de valores moralizadores, según el abulense (libri tamen historici ad moralia utiliores sunt), convierte la lectura de sus numerosas páginas en un atrayente paseo de matices barrocos por los más singulares lugares de nuestra “total historia”, por más que nuestro autor se empeñe en “reducirla” a lo “eclesiástico”

   Para componer la edición anotada del trabajo, Tejada Vizuete ha investigado durante años en el Archivo Secreto Vaticano gracias a una subvención concedida por la Diputación pacense. El resultado es una obra que aporta documentación y la pone a disposición de quien quiera estudiarla, además de actualizar y corregir la historia de Solano de Figueroa.

   En el Archivo de la Catedral Metropolitana de Badajoz se encuentra el manuscrito original, en dos volúmenes, de la Historia eclesiástica de la çiudad y obispado de Badajoz de don Juan Solano de Figueroa y Altamirano. El primero de ellos, que aparece completo, contaba con la censura favorable, emitida por don José Hurtado de Mendoza el 20 de enero de 1670, y con licencia para su edición, otorgada un día después por don Bartolomé Ibáñez Cordente, arcediano de Badajoz. El segundo, lo dejó sin terminar al producirse su muerte quince años después.

   De este manuscrito se hicieron varias copias, una de las cuales se encuentra en la Biblioteca Nacional de España y que puede ser consultada en línea pinchando en el siguiente enlace:

   Existen dos ediciones de la obra manuscrita de Solano de Figueroa. La de su primer volumen se editó en 1910 por el Archivo Extremeño. En 1927 se comenzó a editar por el Centro de Estudios Extremeños en siete volúmenes, más otro anexo de Tirso de Lozano Rubio, la Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz de don Juan Solano de Figueroa y Altamirano que se concluyó en 1935.

   Esta última edición puede consultarse en línea en la plataforma RODA, Repositorio de Objetos Digitales y Aprendizaje de la Consejería de Educación y Cultura de Extremadura.

   La Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz se trata, según el bibliógrafo extremeño Rodriguez Moñino, de la obra de mayor relieve de Solano de Figueroa, y la más importante, a pesar de sus defectos, que de la historia de Extremadura existe, hasta el punto de que se hace necesaria su consulta por los historiadores de estudios extremeños

LA VILLA DE FERIA EN LA “HISTORIA ECLESIÁSTICA DE LA CIUDAD Y OBISPADO DE BADAJOZ”

Feria vista desde el castillo                                                 Feria vista desde el castillo

 Numerosas son las referencias que, en su obra, hace Solano de Figueroa de la villa de Feria; refiriéndose a ella tanto desde el punto de vista de municipio como desde el de Estado o Casa de Feria. También alude en ella a varios de sus hijos ilustres y a algunos personajes de la nobleza que llevaron el nombre de la villa en su título nobiliario. Entre estas citas, destacamos las siguientes:

  • En los párrafos 39 y 40 (páginas 50-51) del Capítulo I titulado Descripçión de la çiudad y obispado de Badajoz, Solano de Figueroa nos hace una literaria descripción de Feria. Entre sus frases, encontramos la siguiente: “La poblaçión no pasa de quinientos vecinos. Su sitio es alto, entre oriente y medio día. Su castillo, fuerte y antiguo. Su fundación, antiquísima, pues aseguran nuestros autores que suçedió quinientos y ochenta años antes de la venida de Christo al mundo, siendo sus pobladores los çeltas de la Lusitania, que la llamaron SERIA”.

  • El párrafo 41 (página 51) del mismo Capítulo lo dedica Solano de Figueroa a hablarnos de algunos personajes nacidos en Feria y que le han dado fama a la villa.

  • En el párrafo 42 (página 52) del citado Capítulo I se describe el paraje, perteneciente al término de Feria, conocido como Don Blasco y que fuera famoso por sus magníficos caldos.

  • Por último, en los párrafos 238 y 239 (páginas 535-536) del Capítulo XVII nos habla Solano de don fray Pedro Ruiz o de Feria, obispo de Chiapa. Nos dice de él: “Fue verdadero padre de pobres, apaçible limosnero, justo, y para los indios fue depositario de las rentas episcopales, pagando a letra vista cualquiera neçesidad que le representaban.”

Vista de Feria con el castillo al fondo

                                         Vista de Feria con el castillo al fondo

   Consideramos esta edición de la Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz de don Juan Solano de Figueroa y Altamirano, magníficamente anotada por Tejada Vizuete, una obra imprescindible para todos aquellos estudiosos o curiosos que quieran adentrarse en la historia de la villa de Feria.

FUENTES