“¿Cómo el corto el pelo, caballero?”, de Luis Landero

    «Yo sospecho que quien al hablar (e incluso al escribir, como da la impresión de que ocurre a veces con Unamuno) te toca, te echa el aliento, te tira de la manga, te empuja, te magrea, y señala además a las cosas para dejar bien remachadas las palabras, se carga ventajosamente de razón.»

¿Cómo le corto el pelo, caballero? es una recopilación de cuarenta y un artículos, del extremeño Luis Landero, que aparecieron en la prensa entre 1990 y 2004.

Son artículos que versan sobre cuestiones de actualidad, tipos y paisajes, pero también recogen sus inquietudes y experiencias más íntimas, y reflexiones sobre el hecho mismo de la escritura. Resultan especialmente entrañables aquellos en los que nos habla de los recuerdos de su infancia en tierras extremeñas, en la raya misma con Portugal.

Por si fuera poco, en algunos de estos escritos podemos encontrar pinceladas sobre cuestiones que más tarde desarrollaría en algunas de algunas de su novelas.

     «En casi todas las plazas españolas hay o ha habido grupos de ociosos que, sentados en hilera en algún petril o banco corrido de piedra, se dedican a estar allí, mirando alrededor y meciendo en el aire los pies. Uno no necesita verles la cara para detectar las pequeñas anomalías que se producen en la vida diaria del entorno; basta con vigilar los pies. Si se mueven, es que algo excepcional está ocurriendo, y tanto más excepcional cuanto más vivo sea el vaivén; si enseguida vuelven a pararse, es que se trata de una falsa alarma. Y así pasan las horas, los años y los siglos. Si uno observa los asientos de piedra de nuestras plazas, encontrará una franja erosionada y sucia que, a manera de bajorrelieve, registra la crónica ilegible de nuestra historia cotidiana. Como el viento o la lluvia, el pueblo ha ido escribiendo y reescribiendo sobre el mismo renglón el enigma geológico de su propio pasado. Algaradas, crímenes, alzas de precios, pestes, episodios de navegantes, santos y cornudos, bandos y pregones, tedios y anhelos, todo ha quedado allí esculpido como notas a pie de página o réplica burlesca del claro discurso histórico que, al lado, nos confía otro escribano. Porque, en efecto, cerca del banco, con más hilazón y facundia, una estatua, una escalinata, el tritón de una fuente, el atrio o la picota, nos ofrecen también su versión de los tiempos.»

SINOPSIS

También en las distancias cortas brilla el mejor Landero. A medio camino entre el relato y la parábola, entre el apunte autobiográfico y el comentario de actualidad, entre el elogio de la literatura o las perplejidades del docente, este libro reúne los artículos que Luis Landero ha ido publicando -con menos asiduidad de la que le gustaría a sus lectores- en diferentes medios. Y juntos revelan una sorprendente unidad, una misteriosa coherencia tanto en su mezcla de narración y reflexión, como en su visión del mundo. Articulista de excepción, también en este género mostró Landero una escritura sabia y madura desde sus propios inicios.

Como avisa el propio autor en el prólogo, en todos ellos le guió el propósito de recuperar el valor de un instante, de fijar la mirada en los detalles, ahí donde la vida se muestra de pronto «en toda su enigmática y descarada espontaneidad», de abordar los grandes acontecimientos desde el sillón de las peluquerías, o de hablar de la actualidad desde la «épica de lo cotidiano». En todos ellos asoma el contador de historias y recuerdos que evocan una época; el lector sutil y apasionado que ofrece la clave de complicados asuntos en las palabras de Kafka, Tolstói o Shakespeare -saber leer es aprender a conocer-; o el brillante pedagogo que arremete contra los gramáticos o los teóricos para quienes la lectura directa de los libros «equivale a cursar estudios de ginecología en un burdel». Y así, avanzando entre la sonrisa maliciosa, la nostalgia indisimulada, la carcajada o la sentencia, la amenidad y el encanto están garantizados.

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      «Y es cierto que el hombre ha perdido en gran parte su vieja capacidad narrativa de siempre y, con ella, el arte y el hábito de recrear los hechos objetivos y escuetos, y de apropiarse imaginariamente de ellos y de incorporarlos así a su experiencia personal, lo cual no sólo aprovecha al conocimiento sino también a la memoria, pues todo cuanto se transforma en narración pide ser transmitido, y no se olvida nunca. Pero, de cualquier modo, somos fabuladores impenitentes, casi instintivos, y necesitamos convertir cada día la vida en relato, añadir a la verdad neutra de los periódicos las verdades hondas e intuitivas de nuestro corazón, y por eso seguiremos rescribiendo la actualidad, y guardándola y protegiéndola, como un tesoro de conocimiento que es, en libros invisibles.»

LUIS LANDERO

Landero_big Luis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. En 2017 publicó La vida negociable. Lluvia fina (2019) es la historia de una familia que, tras muchos años de distanciamiento, decide reunirse con el objeto de hacer las paces y curar las pequeñas heridas que les han distanciado durante tanto tiempo. En  El huerto de Emerson (2021) retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en inviernoUna historia ridícula (2022) es su última novela

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

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       «El escribir por oficio es uno de los grandes peligros del escritor. Cuando uno alcanza un estilo, un tono y una música y permanece fiel a ellos… Eso puede no ser bueno. Así que intento ser un escritor sin oficio, que está aprendiendo cosas continuamente.»

    Luis Landero