“Los santos inocentes”, retrato de las precarias condiciones de vida de una familia de campesinos extremeños

  Los santos inocentes.inddLos santos inocentes está considerada como una de las mejores novelas de Miguel Delibes. En ella, el escritor vallisoletano, cambia los habituales paisajes castellanos por los de Extremadura y nos ofrece un estremecedor retrato de las precarias condiciones de vida de una familia de campesinos extremeños, aplastada por la miseria y el yugo que le imponen sus señoritos. Los inocentes a los que Delibes alude en el título de la novela son Azarías, que es lo que en estos parajes extremeños se conoce como un inocente, con pocas luces pero siempre dispuesto a servir; y su sobrina, la Niña Chica, una criatura con retraso mental que se comunica mediante gritos sobrecogedores.

  Los santos inocentes se publicó en 1981 como una alegoría de la España de poseedores y desposeídos, pero más vastamente como una obra sobre la violación de las relaciones entre el hombre y la naturaleza. El éxito de la novela fue extraordinario: además de las reediciones que se sucedieron en pocos meses, en 1983 Mario Camus llevó a cabo una adaptación cinematográfica que conserva todo el aire poético y el intenso humanismo del relato.

Tráiler de la película Los santos inocentes (1984)

Y no deja de ser curioso que Camus, en Extremadura, esté haciendo algo parecido, pero con adultos. También Camus trata de hacerlos jugar, aunque el juego, esta clase de juegos, no forme parte de las actividades normales del hombre. De ahí su dificultad. Porque si difícil es hacer que juegue un niño pareciendo que trabaja, no lo es menos que un adulto trabaje dando la impresión de que juega. Pero Camus lo consigue y Paco Rabal –Azarías– y Alfredo Landa –Paco, el Bajo– se comportan en la película como niños, como «santos inocentes», única manera de crear la atmósfera adecuada para que el tema propuesto funcione, es decir, convenza y conmueva al espectador.

Miguel Delibes: «Experiencias cinematográficas», artículo aparecido en La Vanguardia

Los santos inocentes, de la que se ha realizado una versión cinematográfica, consigue una de las mejores y más intensas novelas ruralistas, sobre la vida cotidiana de un cortijo y el evidente contraste entre los dueños de la «casa grande» y el desarraigo y la sórdida existencia de los campesinos.

Diccionario Bompiani de Autores

Es Los santos inocentes en realidad un relato largo, montado sobre una mínima historia, lo que la acerca tanto a un poema. Es, en su brutalidad (que la emparenta con el Felipe Trigo de Jarrapellejos, el Parmeno de Cintas rojas o el Cela de Pascual Duarte), casi un poema, por concisión e intensidad. La peculiar forma en que está escrito, como una larga e ininterrumpida salmodia en la que se han suprimidos los puntos y aparte y los recurrentes guiones que abren los diálogos, los «le dijo» y «le respondió», le acercan mucho a ese poema del agro castellano (aunque esté ambientado en Extremadura).

Andrés Trapiello. Prólogo de Obras completas, IV de Miguel Delibes

                Azarías

       Azarías  (Francisco Rabal)

SINOPSIS

  En la Extremadura profunda de los años sesenta, la humilde familia de Paco, “el Bajo”, sirve en un cortijo sometida a un régimen de explotación casi feudal que parece haberse detenido en el tiempo pero sobre el que soplan ya, tímidamente, algunos aires nuevos. Es época de caza y Paco se ha tronzado el peroné. Las presiones del señorito Iván para que lo acompañe en las batidas a pesar de su estado sirven para retratar la crueldad, los abusos y la ceguera moral de una clase instalada en unos privilegios ancestrales que considera inalienables y que los protagonistas soportan con una dignidad ejemplar.

MIGUEL DELIBES

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  Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) se dio a conocer como novelista con La sombra del ciprés es alargada, Premio Nadal 1947. Entre su vasta obra narrativa destacan Mi idolatrado hijo Sisí, El camino, Las ratas, Cinco horas con Mario, Las guerras de nuestros antepasados, El disputado voto del señor Cayo, Los santos inocentes, Señora de rojo sobre fondo gris o El hereje. Fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura (1955), el Premio de la Crítica (1962), el Premio Nacional de las Letras (1991) y el Premio Cervantes de Literatura (1993). Desde 1973 era miembro de la Real Academia Española.

FRAGMENTO DE LA NOVELA

   “… La Señora Marquesa, con objeto de erradicar el analfabetismo del cortijo, hizo venir durante tres veranos consecutivos a dos señoritos de la ciudad para que, al terminar las faenas cotidianas, les juntasen a todos en el porche de la corralada, a los pastores, a los porqueros, a los apaleadores, a los muleros, a los gañanes y a los guardas, y allí, a la cruda luz del aladino, con los moscones y las polillas bordoneando alrededor, les enseñasen las letras y sus mil misteriosas combinaciones, y los pastores, y los porqueros, y los apaleadores, y los gañanes, y los muleros, cuando les preguntaban, decían,   la B con la A hace BA, y la C con la A hace Za, y, entonces, los señoritos de la ciudad, el señorito Gabriel y el señorito Lucas, les corregían y les desvelaban las trampas, y les decían,  pues no, la C con la A, hace KA, y con la I hace CI y la C con la E hace CE y la C con la O hace KO, y los porqueros y los pastores, y los muleros, y los gañanes y los guardas se decían entre sí desconcertados, también te tienen unas cosas, parece como que a los señoritos les gustase embromarnos, pero no osaban levantar las voz, hasta que una noche, Paco, el Bajo, se tomó dos copas, se encaró con el señorito alto, el de las entradas, el de su grupo, y, ahuecando los orificios de su chata nariz (por donde, al decir del señorito Iván, los días que estaba de buen talante, se le veían los sesos) preguntó, señorito Lucas, y ¿a cuento de qué esos caprichos? Y el señorito Lucas rompió a reír y a reír con unas carcajadas rojas, incontroladas, y, al fin, cuando se calmó un poco, se limpió los ojos con el pañuelo y dijo, es la gramática, oye, el porqué pregúntaselo a los académicos, y no aclaró más,…»