“La pirámide inmortal: el secreto egipcio de Napoleón”, de Javier Sierra

«La noche en que Bonaparte se enfrentó a la inmortalidad»

  la-piramide-inmortal_9788408131441La pirámide inmortal, la nueva novela de Javier Sierra, tiene como protagonista a Napoleón Bonaparte. 

  Anteriormente, en 2002, Sierra había publicado El secreto egipcio de Napoleón. La pirámide inmortal es una versión más completa, con una trama distinta y con nuevos personajes, de áquella. Según el propio autor, «La pirámide inmortal es menos oscura que El secreto egipcio de Napoléon. Sigue siendo, quizá, la más exotérica de mis novelas, pero ahora reaparece con menos personajes que la original y con una línea argumental más clara, dentro de lo que permitía la estructura de múltiples capas del “vaciado del alma” de Bonaparte».

   En esta nueva novela, Sierra nos narra la noche que el general Napoleón Bonaparte decidió encerrarse, a solas, en la Gran Pirámide de Giza para enfrentarse a una prueba milenaria.

   Después de superar la “prueba de la pirámide”, el joven general Bonaparte regresó a Europa siendo una persona bien distinta a la que había abandonado Francia algo más de un año antes.

 «Y es que, desde aquel amanecer del 13 de agosto, Bonaparte no volvería a tener miedo a la muerte… jamás. Quizá por eso se convirtió en uno de los estrategas maás temerarios y con mejor baraka de la Historia».

Entrevista a Javier Sierra: La pirámide inmortal

SINOPSIS

   El gran misterio de la humanidad, la inmortalidad, es la piedra angular sobre la que giran los argumentos de la nueva novela de Javier Sierra, La pirámide inmortal, una versión revisada, actualizada y ampliada de su novela El secreto egipcio de Napoleón.

   Agosto de 1799. Un hombre ha quedado atrapado en el interior de la Gran Pirámide y se debate entre la vida y la muerte. Es el joven general Napoleón Bonaparte. En ese lugar, aislado bajo toneladas de piedra, está a punto de serle revelado un secreto ancestral que alterará para siempre su destino.

   Alquimistas, hechiceros, bailarinas egipcias, viejos maestros descendidos de las montañas y grandes personajes históricos competirán con él en la búsqueda del tesoro más preciado: la fórmula de la vida eterna.

   La pirámide inmortal es, sin duda, la novela más evocadora de Javier Sierra.

Booktrailer de La pirámide inmortal

JAVIER SIERRA

© Asís G. Ayerbe

   Javier Sierra (Teruel, 1971) visitó por primera vez Egipto hace dos décadas. Quedó tan impactado por los misterios de la cultura faraónica que desde entonces no ha dejado de viajar a ese país en busca de lo que él llama «las grandes respuestas». En 1997 pasó una noche a solas en el interior de la Gran Pirámide y allí creyó comprender la razón que llevó a Napoleón Bonaparte a someterse a la «prueba» de la que habla este libro. En 2002 publicó El secreto egipcio de Napoleón, del que nace la novela que el lector tiene ahora en sus manos. La pirámide inmortal no solo es la versión revisada de aquella obra, sino un replanteamiento radical de sus principales enigmas.

   Javier Sierra nos tiene acostumbrados a novelas que plantean soluciones a misterios históricos formidables como La cena secreta, El ángel perdido o El maestro del Prado. Sus libros se publican en más de cuarenta países y han cautivado ya a millones de lectores.

   Vive en Madrid. Tiene dos hijos. Y una colección de cuadernos de viaje llenos de ideas para sus próximas aventuras literarias.

FRAGMENTO DE LA NOVELA

«El 13 de agosto de 1799, hacia las seis y media de la mañana, Napoleón Bonaparte emergió por sus propios medios del vientre de la Gran Pirámide de Giza. El reencuentro con el general Kléber fue emocionante. Ambos hombres se abrazaron felices por haber superado la “prueba de la pirámide”. Kléber, no obstante, ignoraba que se encontraba ante un resucitado […]

    –Mi general, ¿qué os ha sucedido?

El joven estratega, turbado por lo que acababa de vivir, respondió lo mismo que diría una y otra vez hasta su exilio y muerte en la isla de Santa Elena, veintidós años más tarde:

   –Aunque os lo contara, no me ibais a creer. »

“La perla”, de John Steinbeck

«La suerte trae malos compañeros»

  La perla es una novela corta del escritor estadounidense John Steinbeck que fue publicada en 1947. 

   Es una de las narraciones más intensas y conmovedoras de la literatura contemporánea, una pequeña obra maestra. En su novela, Steinbeck recrea la historia de Kino el humilde pescador, de su mujer Juana, de su hijo Coyotito y de la perla más hermosa jamás pescada. 

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   «Los carnosos labios saltaron desprendidos de las valvas y se replegaron vencidos. Kino los apartó  y allí estaba la gran perla, perfecta como la luna, Recogía la luz purificándola y devolviéndola en argéntea incandescencia. Era tan grande como un huevo de gaviota. Era la perla más grande del mundo.»

    «La noticia despertó algo infinitamente negro y malvado en la ciudad; el negro destilado era como el escorpión, como el hambre al olor de la comida o como la soledad cuando el amor se le niega. Las glándulas venenosas de la ciudad empezaron a segregar su líquido mortífero y toda la población se inflamó, infectada.»

    En su magnífica novela, Steinbeck nos ofrece una amarga alegoría social: la enorme dificultad que supone para los humildes romper con su situación de miseria al chocar con la resistencia de los poderosos y con su propia ignorancia.  

   «Dios nos libre de cosas parecidas. Sí, Dios castigó a Kino por su rebelión contra el curso normal de las cosas.»

    La novela fue llevada al cine con el mismo título por el director mexicano Emilio Fernández. Fue estrenada en 1947 y contó con Pedro Armendariz, María Elena Marqués y Charles Rooner como protagonistas.   

   El pescador Kino y su esposa Juana son muy pobres y están desesperados porque el médico extranjero del pueblo se niega a atender a su hijo Coyotito, que ha sufrido la picadura de un alacrán. Cuando, inesperadamente, Kino encuentra en el mar una magnífica perla, Juana intuye que el hallazgo sólo les traerá desgracias y trata de convencer a su marido para que la devuelva al mar. Pero él no la escucha; sólo piensa que ha llegado el momento de salir de la miseria. Así que va a ver a los comerciantes del pueblo, pero sus ofertas son tan ridículas que decide ir a venderla a la ciudad. (Filmaffinity)    

    «Yo había traducido La perla y había podido comprobar que se trataba de una obra excepcional, de una joya literaria de maravillosa belleza formal y de increíble profundidad lírica y humana. […] John Ernest Steinnbeck, nacido en Salinas, California, labrador, ayudante de laboratorio, estudiante, labrador, vigilante nocturno, periodista, bohemio, vagabundo y pícaro, tenía forzosamente que plasmar en sus entes de ficción toda la humanidad risueña y doliente, amable y ruda, aventurera y pintoresca que puebla las costas estadounidenses y mexicanas del océano Pacífico […]
   Se trata de un relato tan espontaneo, tan real, y tan humano que por su nervio supera a casi todo cuanto se ha escrito antes en el difícil y un tanto menospreciado género de la novela corta. […] Pero Steinbeck, más sútil, nos cuenta el drama profundo de los desventurados que tienen una única oportunidad de salir a respirar el aire de una vida libre y se lo impiden la organización de la sociedad y su misma ignorancia de cuanto no sea su estrecho mundo.»
Francisco Baldiz en el prólogo de La perla

   «Steinbeck es un escritor obsesionado por la pobreza del sur norteamericano, y apenas hay libro suyo en el que esto no se note desde el principio […] Obsesión que, por así decirlo, implosiona con no menos aterrador esplendor en la novela corta The Pearl (la perla), que aquí nos ocupa. Toda la obra, digamos, social de John Steinbeck esta concentrada en estas pocas páginas. Su mensaje es hondamente rural, y muy revelador de la mentalidad, sofisticada y primitiva, brutal y lírica, de su autor: una perla muy valiosa, hallada por un pescador mexicano totalmente indigente, destruye su hogar y mata a su hijo, dejándole sin esperanza. Es un mensaje sin moraleja, moral o remedio: Steinbeck expone la tragedia sin juzgarla ni suscitar ánimos. Como en una tragedia antigua, se deja al publico la tarea de interpretar, valorar, y premiar o castigar.»
Jesús Pardo 

SINOPSIS

  Esta novela breve narra el hallazgo de una perla de incalculable valor y las consecuencias que acarrea a un modesto pescador, Kino, cuyo hijo a sido víctima de la picadura de un escorpión. Sin embargo, el interés de esta novela reside en el enfrentamiento entre dos mundos, el de los ricos y el de los pobres, y en el proceso de cambio en las relaciones humanas en función de la situación económica de las personas. Esto explica que sea una novela ampliamente usada en la escuela para invitar a la reflexión ética.

JOHN STEINBECK

   images.1California, (1902-1968). John Steinbeck mostró desde joven una rebeldía y una oposición al modo de vida tradicional. Para complacer a sus padres, aceptó entrar en la Universidad de Stanford. Sin embargo, pasado un tiempo, prefirió recolectar fruta, trabajar en las plantaciones de azúcar o simplemente vagabundear por el país. En 1925 abandonó la universidad sin haber conseguido ningún diploma. Marchó a Nueva York, donde trabajó como obrero de la construcción a la vez que escribía pequeños artículos en periódicos. En 1935 publicó su primera novela de gran éxito: Tortilla Flat. Tras ésta vinieron En dudoso combate (1936), De ratones y hombres (1937), El pony rojo (1937), Las uvas de la ira (1939), considerada su mejor novela, y La perla (1947). En 1952 publicó el que sería su segundo gran éxito, Al Este del Edén

  John Steinbeck fue Premio Pulitzer en 1940 y Premio Nóbel en 1962. Es considerado uno de los grandes narradores del siglo XX. 

FRAGMENTO DE LA NOVELA

    «Gallos lejanos empezaron a cantar y un aire nuevo anunció la aurora. El viento del amanecer rizaba las aguas del estuario y suspiraba bajo los mangles. El golpeteo de las olas sobre la arena había cobrado mayor fuerza. Kino levantó el jergón, descubrió su perla y la puso ante sí para contemplarla. Y su belleza, reluciente a la luz de la vacilante bujía, fascinó su cerebro. Era tan hermosa, tan suave, tan musical, una música de delicada promesa, garantía del futuro, la comodidad, la seguridad… Su cálida luminiscencia era un antídoto a la enfermedad y un muro frente a la insidia. Era una puerta que se cerraba sobre el hambre. Mientras la miraba, los ojos de Kino se dulcificaban y su rostro perdía rigidez. Veía la imagen de la perla, y oía de nuevo la hermosa música del fondo del mar, de las luces verdes de las praderas submarinas. Juana, mirándolo a hurtadillas, lo vio sonreír. Y como eran una sola persona y una sola voluntad, ella sonrió con él.
     El día empezaba lleno de esperanzas.»

   

“Réquiem por un campesino español”, de Ramón J. Sender

«A veces, Dios permite que muera un inocente.»

   Réquiem por un campesino español es la obra más conocida de Ramón J. Sender y una de las mejores novelas cortas que se han escrito en lengua española. Se publicó en México, bajo el título de Mosén Millán, en 1953. Se cuenta que el novelista aragonés la escribió, durante el año 1952, empleando tan sólo una semana.

  En Réquiem por un campesino español se narra, con un lenguaje sencillo y directo, una conmovedora historia de traición y de culpa ocurrida en un pueblo aragonés durante la guerra civil española.

    Mosén Millán, el cura del pueblo, se dispone a oficiar una misa por el alma de Paco el del Molino, un joven campesino del pueblo asesinado hace justamente un año, que había sido su monaguillo, al que había bautizado, confirmado, dado la primera comunión, había casado, y al que acabaría traicionando y asistiendo en el momento de su fusilamiento.

   Mosén Millán vive atormentado por la culpa. Acabó traicionando a Paco. Reveló el paradero del joven, que se había escondido, a los asesinos y consiguió que se entregara, ante la promesa, incumplida, de éstos de que respetarían su vida.

     «Usted me prometió que me llevarían a un tribunal y me juzgarían.

   –Me han engañado a mí también. ¿Qué puedo hacer? Piensa, hijo, en tu alma, y olvida, si puedes, todo lo demás.»

   Y recuerda también el episodio en el que Paco le acompañó a dar la extremaunción a un pobre moribundo: «Pensaba que aquella visita de Paco a la cueva influyó mucho en todo lo que había de sucederle después. “Y vino conmigo. Yo lo llevé”, añadía un poco perplejo»Aquella experiencia pudo haber contribuido a despertar en el joven su espíritu rebelde.

    «Cuando Dios permite la pobreza y el dolor -dijo- es por algo.

   Qué puedes hacer tú? –añadió–. Esas cuevas que has visto son miserables pero las hay peores en otros pueblos.»

   En Réquiem por un campesino español, Sender critica duramente a los poderosos, representados por los tres ricos del pueblo, responsables de la muerte de Paco y que son los únicos asistentes en su misa de réquiem; y a la iglesia, personificada por Mosén Millán.

   La novela fue censurada en España durante la dictadura y estuvo prohibida hasta 1974.

   Ha sido incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico El Mundo.

   La novela fue adaptada al cine con el mismo título por el director Francesc Betriú en 1985. Los actores principales de la película fueron: Antonio Banderas, Antonio Ferrandis, Fernando Fernán Gómez, Terele Pávez, Ana Gracia, Emilio Gutiérrez Caba y Conrado Sanmartín, entre otros.

Tráiler de Réquiem por un campesino español

Mosén Millán se dispone a celebrar una misa de réquiem por Paco el del Molino. Mientras espera que la gente llegue, va recordando la vida del joven campesino. Paco había sido asesinado el año anterior por unos forasteros. En el crimen participaron activamente los ricos del pueblo y, de forma pasiva e involuntaria, el propio cura. Respetado y querido por sus vecinos, Paco fue nombrado concejal del Ayuntamiento y como tal intentó llevar a cabo algunas reformas en el sistema arrendatario de las tierras de la localidad. Esta fue precisamente la causa de que le mataran.

Lo buscaban en los montes,
pero no lo han encontrado, 
a su casa iban con perros
pa que tomen el olfato; 
ya ventean, ya ventean
las ropas viejas de Paco.
Las luces iban po´el monte
y las sombras por el saso.
En la pardina del monte
allí encontraron a Paco;
date, date a la justicia,
o aquí mismo te matamos.
Ya los llevan, ya los llevan
atados brazo con brazo.
Ya lo llevan cuesta arriba
camino del camposanto.
Ahí va Paco el del Molino,
que ya ha sido sentenciado,
y que llora por su vida,
camino del camposanto.
En las zarzas del camino
el pañuelo se ha dejado,
las aves pasan aprisa,
las nubes pasan despacio.
las cotovías se paran
en la cruz del camposanto.
Y al llegar frente a las tapias
el centurión echa el alto.
Aquél que lo bautizara,
Mosén Millán el nombrado,
en confesión desde el coche
le escuchaba los pecados.
Entre cuatro lo llevaban
adentro del camposanto,
madres, las que tenéis hijos,
Dios os los conserva sanos,
Y el Santo Ángel de la guarda…
y rindió el postrer suspiro
Al Señor de lo creado. – Amén.

Romance de Paco el del Molino que aparece inserto en la novela. El monaguillo que acompaña a Mosén Millán en la sacristía va recordando fragmentos de este romance, creado por la gente del pueblo en torno a la persecución y muerte de Paco.

SINOPSIS

   Réquiem por un campesino español recoge un dramático episodio de la guerra civil en un pueblecito aragonés. Mosén Millán se dispone a ofrecer una misa en sufragio del alma de un joven a quien había querido como a un hijo. Mientras aguarda a los asistentes, el cura reconstruye los hechos: el fracaso de su mediación, con la que creyó poder salvar al joven, pero que sólo sirvió para entregarlo a sus ejecutores. El relato es de una perfecta sobriedad y de una sencillez no por ello menos profunda y estremecedora. La narración sobrecoge por su ajustado realismo, por la eficacia de sus símbolos y por el profundo conocimiento de los mecanismos de la conciencia, puesto de manifiesto a través de la evocación del sacerdote. Sin duda, Réquiem por un campesino español es una de las mejores obras de Ramón J. Sender y un libro definitivo sobre nuestra guerra civil, alejado de cualquier panfletarismo.

RAMON J. SENDER

   20140909102742_00001Ramón José Sender (Chalamera de Cinca, Huesca, 1901 – San Diego, California, 1982) puede ponerse, sin duda alguna, a la altura de los mejores escritores españoles del pasado siglo. Nacido en el seno de una familia acomodada, en su juventud ya se destacó por sus ideas izquierdistas. Aún menor de edad, empezó a publicar cuentos y artículos en diversos diarios aragoneses y madrileños. En 1922 tuvo que hacer el servicio militar en Marruecos, donde llegó a ser alférez. Esta experiencia le sería útil para escribir su primera novela: Imán (1930). Meses antes del estallido de la Guerra Civil obtuvo el Premio Nacional de Literatura de 1935 gracias a una de sus obras maestras, Mr. Witt en el Cantón. La guerra lo dejó viudo y le obligó a exiliarse, primero a México y después a Estados Unidos, donde fue profesor universitario. Entre su abundante obra, además de las mencionadas, destacan las conocidas Crónica del alba (1942-1966), El rey y la reina (1949), Réquiem por un campesino español (1953) o Carolus Rex (1963).

OTRO FRAGMENTO DE LA NOVELA

«Un día, mosén Millán pidió al monaguillo que le acompañara a llevar la extremaunción a un enfermo grave. Fueron a las afueras del pueblo, donde ya no había casas, y la gente vivía en unas cuevas abiertas en la roca. Se entraba en ellas por un agujero rectangular que tenía alrededor una cenefa encalada.
   Paco llevaba colgada del hombro una bolsa de terciopelo donde el cura había puesto los objetos litúrgicos. Entraron bajando la cabeza y pisando con cuidado. Había dentro dos cuartos con el suelo de losas de piedra mal ajustadas. Estaba ya oscureciendo, y en el cuarto primero no había luz. En el segundo se veía sólo una lamparilla de aceite. Una anciana, vestida de harapos, los recibió con un cabo de vela encendido. El techo de roca era muy bajo, y aunque se podía estar de pie, el sacerdote bajaba la cabeza por precaución. No había otra ventilación que la de la puerta exterior. La anciana tenía los ojos secos y una expresión de fatiga y de espanto frío.
    En un rincón había un camastro de tablas, y en él estaba el enfermo. El cura no dijo nada, la mujer tampoco. Sólo se oía un ronquido regular, bronco y persistente, que salía del -pecho del enfermo. Paco abrió la bolsa, y el sacerdote, después de ponerse la estola, fue sacando trocitos de estopa y una pequeña vasija con aceite, y comenzó a rezar en latín. La anciana escuchaba con la vista en el suelo y el cabo de vela en la mano. La silueta del enfermo -que tenía el pechó muy levantado y la cabeza muy baja- se proyectaba en el muro, y el más pequeño movimiento del cirio hacía moverse la sombra.
    Descubrió el sacerdote los pies del enfermo. Eran grandes, secos, resquebrajados. Pies de labrador. Después fue a la cabecera. Se veía que el agonizante ponía toda la energía que le quedaba en aquella horrible tarea de respirar. Los estertores eran más broncos y más frecuentes. Paco veía dos o tres moscas que revoloteaban sobre la cara del enfermo, y que a la luz tenían reflejos de metal. Mosén Millán hizo las unciones en los ojos, en la nariz, en los pies. El enfermo no se daba cuenta. Cuando terminó el sacerdote, dijo a la mujer:
    -Dios lo acoja en su seno.
    La anciana callaba. Le temblaba a veces la barba, y en aquel temblor se percibía el hueso de la mandíbula debajo de la piel. Paco seguía mirando alrededor. No había luz, ni agua, ni fuego.»

«El escritor en su paraíso”, de Ángel Esteban

«Treinta grandes autores que fueron también bibliotecarios»

"Si junto a la biblioteca tienes un jardín, ya no te faltará nada"
Marco Tulio Cicerón

  untitled  El catedrático Ángel Esteban recoge en este estupendo libro una serie de datos acerca de la vida, de la obra, y también algunas curiosas anécdotas, relacionadas con su actividad bibliotecaria, de un conjunto de 30 escritores, de distintas nacionalidades, que estuvieron vinculados profesionalmente con el mundo de las bibliotecas. En muchos casos, esta relación con el mundo bibliotecario era ya de sobra conocida, pero en otros, nos resultará sorprendente.

    El libro que está prologado por Mario Vargas Llosa, cuenta con una nómina de personajes que va desde Reinaldo Arenas hasta el propio Vargas Llosa recogiendo, entre otros, a los extremeños Benito Arias Montano, sacerdote, humanista y escritor políglota, a quien Felipe II le encargó la adquisición de la mejores obras europeas para que formasen parte de los fondos de la Biblioteca de El Escorial y de la que posteriormente le encomendó su dirección; y Bartolomé J. Gallardo (“el príncipe de los bibliófilos españoles”), nombrado en 1811 bibliotecario oficial de las Cortes, en Cádiz; Jorge Luis Borges (”el escritor en su laberinto infinito”), quien imaginó el Paraíso como una biblioteca y afirmó que «uno no es por lo que escribe, sino por lo que ha leído»; Robert Burton (“el saber enciclopédico y melancólico”), autor de la Anatomía de la melancolía, que vivió una existencia «entregada como un ermitaño en cuerpo y alma a la custodia de libros, a su lectura y a la compilación literaria»; Giacomo Casanova (“el seductor seducido por la palabra”), que en la biblioteca de Bohemia, escribió la historia de su vida; Gloria Fuertes (“sus jefes, los libros”), que abandonó su trabajo como taquígrafa para dedicarse a los libros, su verdadera pasión y que escribió: «Dios me hizo poeta y yo me hice bibliotecaria»; los hermanos Grimm, quienes, cuando se lo permitía su trabajo como bibliotecarios, buscaban en el material escrito historias valiosas para sus relatos; Martín Luis Guzmán (“bibliotecario, revolucionario, hombre de letras”), que llegó a ser coronel del ejército, a las órdenes de Pancho Villa; Juan Eugenio Hartzenbusch (“el espíritu del Romanticismo”), para el que «la biblioteca fue su tesoro, pero también el lugar donde residía, el forma de libros, el espíritu del pueblo»; Menéndez Pelayo (“una biblioteca andante”), que dijo en alguna ocasión que «vivir entre los libros ha sido siempre mi mayor alegría»; Juan Carlos Onetti (“los libros y la vida”), que afirmaba que el oficio de bibliotecario era el mejor del mundo; Eugenio d´Ors, precursor del préstamo moderno;  Charles Perrault  (“un bibliotecario en el Louvre”), que consideraba los libros como un tesoro que había que custodiar; August Strindberg (“el Bibliotecario Real”), que no fue un gran bibliotecario pero que gracias a los libros de la biblioteca de la Real llegó a ser un gran escritor; y José Vasconcelos (“de la biblioteca al cielo”), que afirmó que «no se puede enseñar a leer sin dar qué leer».

Nadie rebaje a lágrima o reproche 
esta declaración de la maestría 
de Dios, que con magnífica ironía 
me dio a la vez los libros y la noche. 

De esta ciudad de libros hizo dueños 
a unos ojos sin luz, que sólo pueden 
leer en las bibliotecas de los sueños 
los insensatos párrafos que ceden 

las albas a su afán. En vano el día 
les prodiga sus libros infinitos, 
arduos como los arduos manuscritos 
que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega) 
muere un rey entre fuentes y jardines; 
yo fatigo sin rumbo los confines 
de esta alta y honda biblioteca ciega. 

Enciclopedias, atlas, el Oriente 
y el Occidente, siglos, dinastías, 
símbolos, cosmos y cosmogonías 
brindan los muros, pero inútilmente. 

Lento en mi sombra, la penumbra hueca 
exploro con el báculo indeciso, 
yo, que me figuraba el Paraíso 
bajo la especie de una biblioteca. 

Algo, que ciertamente no se nombra 
con la palabra azar, rige estas cosas; 
otro ya recibió en otras borrosas 
tardes los muchos libros y la sombra. 

Al errar por las lentas galerías 
suelo sentir con vago horror sagrado 
que soy el otro, el muerto, que habrá dado 
los mismos pasos en los mismos días. 

¿Cuál de los dos escribe este poema 
de un yo plural y de una sola sombra? 
¿Qué importa la palabra que me nombra 
si es indiviso y uno el anatema? 

Groussac o Borges, miro este querido 
mundo que se deforma y que se apaga 
en una pálida ceniza vaga 
que se parece al sueño y al olvido.

Poema de los dones / Jorge Luis Borges

SINOPSIS

   Vidas, lecturas y anécdotas sin fin. No faltan el bibliotecario loco, el bibliotecario mendigo y el bibliotecario más raro del mundo.

    Un recorrido fascinante de Lewis Carroll a Borges, de Casanova a Reinaldo Arenas, de Goethe a Gloria Fuertes, de Marcel Proust a Stephen King…

   La seducción es un arte, qué duda cabe. Lo sabemos los que acostumbramos a tener siempre un libro entre las manos, los que amamos las bibliotecas y nos dejamos llevar hasta los universos que otros nos descubren. La seducción no se limita al entorno de las artes amatorias: una obra literaria puede seducir con la misma intensidad. En el caso de Casanova, uno de los protagonistas de este apasionante libro de Ángel Esteban, el hombre-conquistador y el escritor-conquistador son la misma persona: más de cien mujeres seducidas, más de cuarenta obras literarias escritas… y un empleo como bibliotecario en Bohemia.

    En un pasaje de En busca del tiempo perdido, Marcel Proust relata la visita del protagonista a una velada musical. Como llega tarde, la sirvienta lo hace pasar a la biblioteca. Proust no se define a través de su álter ego en la novela como un bibliófilo, sino como alguien que experimenta una emoción interior al recordar la primera vez que cayeron en sus manos las obras maestras de la literatura universal. Las bibliotecas fueron para él un refugio donde dar rienda suelta a su imaginación. Y en el caso es que, por azares del destino, su única ocupación laboral fue la de bibliotecario.

Stephen King, con gran humor, recuerda que lo mejor de su trabajo como bibliotecario fue que allí conoció a su futura mujer: una chica que trabajaba también como bibliotecaria en la misma sala. Una chica delgada y de risa escandalosa.

ÁNGEL ESTEBAN

    Ángel Esteban16525020140529121205angel%20esteban nació en Zaragoza en 1963. Es doctor en Filología Hispánica y catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Granada. Desde hace unos años, imparte también clases de literatura en las universidades norteamericanas de Delaware y Montclair State.
Profesor invitado en más de treinta universidades de todo el mundo, ha escrito varios ensayos de divulgación, traducidos a otros idiomas, sobre algunos escritores, sus vidas y sus obras. En 2002 publicó Cómo trabajan los grandes maestros de la literatura, escrito en colaboración con Raúl Cremades (Espasa Calpe). En 2004 firmó, con Stéphanie Panichelli, Gabo y Fidel. El paisaje de una amistad (Espasa Calpe), y en 2008, con Ana Gallego, De Gabo a Mario. La estirpe del boom, sobre las relaciones entre García Márquez y Vargas Llosa (Espasa Calpe).

FRAGMENTO DEL LIBRO

  «La seducción es un arte, qué duda cabe. Lo sabemos los que acostumbramos a tener siempre un libro entre las manos, los que amamos las bibliotecas y nos dejamos llevar hasta los universos que otros nos descubren. La seducción no se limita al entorno de las artes amatorias, aunque el término se utilice casi siempre para apellidar donjuanes, casanovas y celestinas. Una obra literaria puede seducir y, de hecho, es el fin más inmediato de cualquier manifestación artística. Lo que resulta menos corriente es la circunstancia de que en la misma persona convivan, con una pericia similar, la habilidad para la seducción amatoria y literaria. Muchas veces los poetas son capaces de escribir los mejores versos de amor pero, en la vida real, su magia para enamorar a una mujer es prácticamente nula, como ocurría a Borges en su juventud.

  Por eso, historias como la de Giacomo Casanova son más que sorprendentes […] Muy pocas personas saben que el italiano escribió cuarenta y tres obras entre novelas, poesía, memorias, cartas y libelos. Y, por si fuera poco, también fue bibliotecario…»