“La mediadora”, de Jesús Sánchez Adalid

Jesús Sánchez Adalid, conocido como escritor de novela histórica, nos sorprende ahora con esta novela en la que aborda un tema de total actualidad.

En La mediadora, el autor de Y de repente, Teresa nos cuenta la historia de Mavi y Agustín, un matrimonio que, tras la celebración de sus bodas de plata, inicia un complicado proceso de separación. En esta compleja situación, aparece Marga, abogada y amiga de la pareja, que va a actuar como mediadora familiar, una figura poco conocida en nuestro sistema jurídico que trata de resolver los conflictos de forma pacífica.

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  «También yo he desarrollado una metáfora propia sobre el trabajo del abogado mediador. Porque, ciertamente, a mí no me gusta demasiado llamarlo profesión a secas, aunque lo es, y sobre eso no me cabe la menor duda; pero se trata de una profesión especial, nueva y a la vez vieja como el mundo. Es la vocación propia del que ayuda a buscar, a hallar, a poner paz, a devolver cada cosa a su sitio, a reconciliar, sanar y hacer que la vida siga, porque no se acaba el mundo, porque siempre hay una posibilidad…»

La novela ha sigo la ganadora del Premio Abogados de novela 2015. El jurado ha señalado que se trata de una novela con personajes bien definidos, diálogos muy vivos de lectura sencilla y un tema muy actual no exento de polémica.

Jesús Sánchez Adalid ha comentado que este premio le ha permitido dar un salto en su carrera de escritor, con una novela contemporánea y de valores. Una novela, afirma su autor, que durante dos años ejerció como juez, en la que “hay algo biográfico, si bien no tanto de mi vida personal, si de la de muchos conocidos”.

La mediadora es, ha manifestado su autor, “una novela que identifica todo un tiempo que nos ha tocado vivir, novedoso y ciertamente desconcertante. Pero es nuestro tiempo.”

Nos encontramos ante una nueva novela de una temática totalmente distinta a la que, hasta ahora, Sánchez Adalid nos tenía acostumbrados. Una novela contemporánea, muy entretenida y fácil de leer.

«Para mí, escribir novelas supone crear un universo paralelo. Creo que cuando uno escribe, inevitablemente, deja un mensaje. Porque en torno a nuestra vida real suceden cosas, cosas que ignorándolas solo demostramos nuestra impotencia por no poder explicarlas ni darles sentido, pero que suceden… Y es bien cierto que todas las novelas son autobiográficas al final. No porque el autor cuente en ellas lo que le ha ocurrido en su propia vida, sino porque la propia experiencia es la materia prima de lo que escribe […] Todas las novelas nacen de una insatisfacción con nuestro propio mundo, y al final queremos que las cosas funcionen. Y empezamos a imaginar…
  En este relato se entrelazan muchas experiencias y casos reales, en el juego de ficción y realidad que permite la novela.»

Nota del autor

SINOPSIS

Sólo aceptando nuestra realidad podremos cambiar nuestro destino

Es muy probable que la historia que se cuenta en esta novela, la de Mavi y Agustín, nos toque muy de cerca. Su divorcio engrosa esa estadística que dice que España es el quinto país del mundo por número de rupturas matrimoniales.

El relato del desamor de esta pareja resultará tan familiar que incluso en algún momento nos parecerá haberlo vivido personalmente: es la vida misma, con su carga de incertidumbre, desconcierto y hasta fracaso. Pero también el misterioso juego de las oportunidades; la esperanza en que algunos desastres no tienen por que acabar necesariamente mal.

Esta es la historia de toda una generación que tal vez no estaba preparada del todo para los grandes cambios que iban a afectar a sus relaciones, a sus existencias y a sus más íntimos afectos; un retrato penetrante e intuitivo sobre la libertad en el mundo familiar y social que nos ha tocado vivir.

Por mucho que la suya sea una historia común, repetida miles de veces, tampoco en su caso, como en el de nadie, la estadística les había preparado para la sensación de fracaso, el rencor y la incertidumbre que acompañaron a su ruptura. ¿Cómo es posible, se preguntan, nos preguntamos todos, que dos personas que han compartido tanto –hijos, techo, ilusiones y sinsabores– hayan roto sus puentes de una manera aparentemente irreparable?

«He procurado escapar de la moralina y añadir de manera natural los ingredientes necesarios para una novela contemporánea, sin convertirla en una novela de autoayuda». Sánchez Adalid

JESÚS SÁNCHEZ ADALID

vivirextremadura.es Jesús Sánchez Adalid

                                                  vivirextremadura.es

Jesús Sánchez Adalid (1962) nació en Villanueva de la Serena (Badajoz). Se licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y realizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió Filosofía y Teología. Además, es licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca. Es profesor de Ética en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo.

Su amplia obra literaria ha conectado con multitud de lectores, gracias a la veracidad de sus argumentos y a la originalidad de sus descripciones, sustentadas en una profunda documentación. Sus novelas constituyen una permanente reflexión acerca de las relaciones humanas, la libertad individual, el amor, el poder y la búsqueda de la verdad.

La obra de Sánchez Adalid se ha convertido en un símbolo de acuerdo y armonía entre los pueblos, religiones y razas, algo especialmente necesario en un mundo desgarrado por la intolerancia y el fanatismo.

Ha publicado con gran éxito La luz del Oriente, El morázabe, Félix de Lusitania, La tierra sin mal, El cautivo, La Sublime Puerta, El caballero de Alcántara, Los milagros del vino, Galeón, El camino morázabe, Treinta doblones de oro y, últimamente, Y de repente, Teresa. Es también autor de Tras los pasos del abate viajero, una obra de encargo institucional que fue presentada en 2014.

En 2007 ganó el premio Fernando Lara por su novela El alma de la ciudad; en 2012 el premio Alfonso X el Sabio de Novela Histórica por Alcazaba; en 2013 el premio Internacional de Novela Histórica de Zaragoza por el conjunto de sus obra; el premio Diálogo de Culturas y el premio Hispanidad. En 2014 su novela Treinta doblones de oro recibió el premio Troa Libros con Valores.

En Extremadura ha sido distinguido con la Medalla de Extremadura y el premio Extremeños de Hoy.

Sánchez Adalid ha colaborado en Radio Nacional, en el diario Hoy y en revistas Historia National Geografic y Vida nueva. Actualmente colabora con Canal Historia (The History Channel), Volcán Producciones y Zebra Producciones.

FRAGMENTOS DE LA NOVELA

    «–No nos cansamos de repetir que la mediación es un mecanismo alternativo de resolución pacífica de conflictos, no algo que venga a suplantar al sistema judicial… –dice con tono vehemente–. ¡Nadie debe pensar eso! Cierto es que se trata de algo bastante novedoso en España… Y tal vez por eso, como suele ser habitual en nuestro país con todo lo que es nuevo, se ha creado en torno a la mediación un cierto revuelo, una cierta confusión… y hasta un recelo. Pero esta herramienta de gestión de conflictos, a pesar de ello, se abre camino con fuerza en nuestro sistema jurídico. »
       […]
    «Cualquiera que estuviera viendo desde lejos a aquel pescador, allí, en soledad, con la única compañía de la solitaria encina que le da sombra, tal vez pudiera imaginar que una tranquilidad y una desbordante alegría colmaban su alma, por tener la suerte de contemplar, como nunca antes quizás lo había descubierto, el fulgor plateado del agua, el cielo, las orillas, las sombras…, y que quizás se elevaba hacia la existencia de algo superior, eterno y venerable, sabiéndose inmortal, que nunca moriría… y quien le viera, si pensara eso, se equivocaría, porque Agustín, pescando solo al borde del pequeño embalse, no siente otra cosa que eso: pura soledad.»

La villa de Feria y el terremoto de Lisboa

El llamado terremoto de Lisboa ocurrió en la mañana del sábado 1 de noviembre de 1755, festividad de Todos los Santos. Su magnitud fue de casi 9 grados en la escala de Ritcher y tuvo su epicentro en el Océano Atlántico a unos 300 kilómetros de la capital portuguesa. El fuerte temblor fue seguido de un maremoto y un devastador incendio que causaron la destrucción de buena parte de la ciudad de Lisboa. El fenómeno produjo varios miles de víctimas en Portugal, España y norte de África y los daños económicos fueron muy elevados.

Efectos del terremoto en Lisboa

                                                Efectos del terremoto en Lisboa

Los efectos del terremoto también se dejaron sentir en Extremadura, produciéndose importantes daños personales y materiales. En la localidad cacereña de Coria, se derrumbó la cubierta de la Catedral, sepultando a numerosos fieles que se hallaban congregados en misa en aquel momento. Resultaron muertas 21 personas. También se desvió el cauce del río Alagón, a su paso por dicha localidad, dejando el puente de piedra que lo cruzaba bastante alejado del nuevo cauce.

LOS EFECTOS DEL TERREMOTO DE LISBOA EN LA VILLA DE FERIA

El terremoto de Lisboa también se dejó sentir en la villa de Feria. José Muñoz Gil nos aporta una amplia información sobre el mismo en su libro titulado La villa de Feria.

De los resultados del terremoto, que puso a prueba la solidez de la Iglesia parroquial, nos ha dejado un valioso testimonio, por haber sido testigo del mismo, el cura párroco, don Pedro Isidro Álvarez del Monte. Sobre este tema, escribe Muñoz Gil en la citada obra:

   «Este hombre nos ofrece una descripción, según nos tiene acostumbrado, tan minuciosa que, por su interés merece ser transcrita en nuestro Apéndice Documental. La extensa nota aparece en el Libro correspondiente de Matrimonios, inmediatamente después del asiento de la partida del día dos de noviembre. El suceso ocurrió el día antes, primero de este mes, lo que le permite hacerlo con una extraordinaria minuciosidad y viveza. El acontecimiento pudo convertirse en una tragedia, si el fenómeno hubiese tenido lugar un poco después. Los hechos sucedieron a las diez y media. Tocaban las campanas, en aquel momento, a Misa Mayor y se celebraba, a la vez, una Misa, previa a la función solemne, en la capilla de Santa Ana, la que es hoy capilla de la Milagrosa, donde se encontraba un grupo de personas recluidas junto con el celebrante. Un fuerte temblor conmovió el templo, acompañado de un fuerte estruendo. Como consecuencia de ello

se desprendieron de las claves de la bóveda, por diferentes lugares, cinco piedras de gran magnitud, con cuya novedad, persuadidos todos de que se desplomaba la yglesia y los sepultaba entre sus ruinas, los más se pusieron en fuga con imponderables clamores” […]

   Por suerte no hubo muerte alguna, sino una persona herida levemente en la cabeza. El templo, en cambio, sufrió considerables daños[…]

   Don Pedro, además de indicar los daños causados en el templo, describe otros efectos observados en el pueblo. Según manifiesta, dos mujeres abortaron y otras dos se accidentaron, incluso, llegó a afectar a algunos manantiales, apareciendo algunos nuevos y desapareciendo otros ya existentes.»

A continuación, reproducimos el documento completo del cura párroco, don Pedro Isidro Álvarez del Monte, tal como aparece en el Apéndice documental 17 del libro La villa de Feria (Tomo II, págs. 430-432):

DOCUMENTO NÚM. 17

   Don Pedro Isidro Álvarez del Monte, cura párroco, presente en la Iglesia Parroquial, en el momento en que se produjo el terremoto de Lisboa, describe minuciosamente los acontecimientos ocurridos y los efectos causados aquel día, primero de noviembre de 1755, festividad de Todos los santos, cuando algunos fieles escuchaban una Misa en la capilla de Santa Ana.

        25, noviembre de 1755

        A.P.F.; Lib. 3º de Matrimonios, fol. 69-70 v.

   “Terremoto. Nota digna de memoria. Dia primero de nobiembre de este año de 1755 a las diez de la mañana, estando tocando a Misa Mayor se esperimentó un Temblor de Tierra que puso en bastante tribulazión y desconsuelo a todos los vezinos de esta villa, prinzipalmente a las personas que se hallaban en la Yglesia, donde por lo elebado de su fabrica y su sitio fue más formidable el estruendo, llegandose para mayor congoja averse desprendido de las claves de las Bobedas por diferentes partes, cinco piedras de bastante magnitud, con cuya novedad, persuadidos todos de que se desplomaba la yglesia y los sepultaba entre sus ruinas, los mas se pusieron en fuga con imponderables clamores. Aviendose serenado, cantamos el te Deum laudamus y otras preces gratulatorias y la salve a Maria Santisima, después la Misa conventual, con la solemnidad correspondiente, en la que hize una platica exortando al pueblo a penitencias, con algunas reflexiones utiles que me ocrrieron sobre el asumpto.

Portada de la Parroquia de San Bartolomé

«Una de las piedras que se desplomaron cayó sobre el cancel de madera de la Puerta de la Plaza y lo maltrató mucho»

    A fin de la Misa se experimento otro temblor, pero lebe y de instantanea duracion. Hubiera sucedido muchas desgracias si no es la casualidad (que todos tuvimos por misteriosa) de estarse celebrando una Misa en la ocasión en la capilla de Ntra. Sra. Santa Ana, y por este motibo hallarse toda la gente oyendola en dicha Capilla y la principal de la Yglesia, y nadie en todo su cuerpo que fue donde cayeron las piedras, no hubo muertes ni heridos, sino es uno mui lebemente en la cabeza. Abortaron dos mujeres, y otras dos se accidentaron. Una de las piedras que se desplomaron cayo sobre el cancel de madera de la Puerta de la Plaza y lo maltrato mucho. Las bobedas también lo quedaron, y se muestran algunas aperturas, unas penetrantes y otras superficiales, por diferentes partes. Algunas otras piedras de las referidas quedaron movidas, y por el defecto de concatenación , a juicio de alarifes, poco seguras. La Yglesia no está intratable, pero peligrosa; que, a permitirlo las cortas facultades de la fabrica, se hubiera providenciado no reparar. Hizose aquella tarde procesión general de Rosario publico de hombres y mugeres, y después nobena del Rosario de ambos sexos, las mugeres por la tarde y los hombres de noche, por las calles. El Regidor ha mandado por carta extra ordinaria del Sr Obispo de Cartagena, Gobernador de consejo, informe esta villa lo acaecido en este lanze, y si antes o después se obserbaron algunas particularidades; y el concepto que se formó por los ynteligentes sobre la especie y circunstancia de este terremoto. Mi sentir es que no precedio señal alguna (al menos no se obserbo) de las que señalan los Philosofos que hai regularmente, ni en las nubes, ni en las aguas, ni en la atmosphera; su duración fue de siete a ocho minutos. Su especie, Tremor, por haberse notado en los edicicios unas bibraciones aunque formidables y estrepitosas igual y no tan violentas como correspondía a las especies más graves de pulso y ynclinación que señalan los mejores phisicos (aunque varia en el numero de sus especies) a causa de no ser tan vigoroso e intenso el fuego central que lo ocasiona; e ympeler con igualdad lateralmente las cavernas subterraneas que violentamente lo oprimen.

Algunas fuentes que estaban escasas se mantienen abundantes; otras aparecieron que no se conocían y algunas conocidas se perdieron

«Algunas fuentes que estaban escasas se mantienen abundantes; otras aparecieron que no se conocían y algunas conocidas se perdieron»

   Los efectos que se han observado fueron hallarse las aguas de fuentes, pozos, y aun arroyos, lactizinosas por los Azufres que se sublimaron. Algunas fuentes que estaban escasas se mantienen abundantes; otras aparecieron que no se conocían y algunas conocidas se perdieron, lo que a regular en estos mobimientos que compactan por una parte las porosidades de la tierra, y por otra las dilantan, desentonando la direzion y escorrentia antigua de las aguas, tambien se ha notado en su extensión, según notizia, ha sido mucho mayor de lo que scribio Seneca tiene regularmente los Terremotos; que no esceden en su opinion, doscientas millas. En muchos pueblos de España, principalmente Cadiz, Sevilla, Huelva, Coria, ha avido mil trabaños; pero donde ma s ha descargado la ira de Dios, ha sydo en el Reyno de Portugal, mayormente en la Ciudad de Lisboa, cuyas lastimas no son explicables, ni el numero de las personas de todos los estados y clase que han perecido. Cualquiera mobimiento nos sorprende; las destemplanza de los vientos que ha sido regular en estos días, especialmente la noche del día diezyocho de este mes, que hizo salir a muchos asustados de sus casas, nos tiene en gran desconsuelo. Su Magestad tenga misericordia de nosotros, y nos conzeda por los ruegos de Maria Santisima Nuestra Señora, que esta recia voz, Altissimus dedit vocem suam terram trenuit, Amén (Hablo el Altísimo y la Tierra se estremeció), nos despierte de el profundo sueño de nuestras pasiones, para que lloremos nuestras culpas y hagamos penitencia con que se mitigue el rigor de la divina justicia de tan merecido Terremoto; y nos dé gracia para perseberar con estos santos propositos, para que viviendo asi hasta el fin de nuestra vida, lo acabemos en paz y amistad de Dios.

                    Feria, y Nobiembre, 25 de 1755. Dr. Alvarez”

El blog Guiris por Extremadura, en su entrada titulada El terremoto que vino de Lisboa y acabó en Feria, recoge también el anterior testimonio tomado del libro de Alberto González Rodríguez titulado Las poblaciones de la Baja Extremadura: configuración y morfología.

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       Feria vista desde el castillo. En el centro, la Iglesia parroquial

Otro documento de gran valor, también relativo a los efectos del terremoto en la villa de Feria, nos lo proporciona José Manuel Martínez Solares en su obra titulada Los efectos en España del terremoto de Lisboa: (1 de noviembre de 1755).

En la citada obra, encontramos la transcripción de una serie de documentos, pertenecientes al Archivo Histórico Nacional, relativos al terremoto de Portugal. Dichos documentos proceden de la encuesta que ordenó llevar a cabo el rey Fernando VI al Gobernador del Real Supremo Consejo de Castilla, Obispo de Cartagena, solicitando información sobre lo sucedido en España a causa del terremoto.

Entre ellos figura el informe enviado por el Alcalde mayor de Feria Diego Becerra Cid Figueroa al Gobernador del Real Supremo Consejo de Castilla el día 26 de noviembre de 1755. Llama la atención la gran similitud que guarda con el anterior testimonio del cura párroco, don Pedro Isidro Álvarez del Monte.

Lo reproducimos, a continuación, tal como aparece en las páginas 326-327 del mencionado libro Los efectos en España del terremoto de Lisboa: (1 de noviembre de 1755).

[357] FERIA (Badajoz)

Feria, 26 de noviembre de 1755.

El Alcalde mayor.

Ilustrísimo Señor:

Señor:

En puntual observancia de lo que por V. I. se me ordena, debo decir:

      Que el día 1º de el de la fecha, entre nueve y diez de la mañana, se experimentó en este pueblo el temblor de tierra que en otros muchos, con bastante tribulación y desconsuelo de sus habitantes, principalmente de los que se hallaban en el templo donde, por lo elevado de su fábrica y sitio, fue más formidable el estruendo llegando, para mayor congoja, haberse desprendido de las claves de las bóvedas por diferentes partes cinco piedras de bastante magnitud.

        Con cuya novedad, persuadidos todos a que se desplomaba la Iglesia y los sepultaba entre sus ruinas, los más se pusieron en fuga, con imponderables clamores.

     Sereno ya todo, se cantó por el clero el tedeum laudamus, con otras preces gratulatorias y la misa con la solemnidad debida. Y por su párroco se hizo una plática exhortando al pueblo, más con lágrimas y afectos que con voces, a penitencia.

       Al fin de esta misa se experimentó otro temblor pero leve y de instantánea duración, aunque bastante por el antecedente o a ser segunda vez levantar el grito y desamparar casi todos el templo, habiendo abortado dos mujeres, y accidentándose levemente otras.

       No sucedieron muchas graves desgracias, por gran Misericordia de Dios, que dispuso la casualidad que todos hemos tenido por misteriosa de que se estuviese en la ocasión celebrando misa en una capilla separada (siendo cosa ninguna, que de aquella hora se celebrase en ella según el método de esta Parroquia) por cuya causa se hallaban todas las personas que la oyen en dicha capilla y en la principal de la Iglesia que también es obra separada de su cuerpo, de distinta fábrica, más baja y fuerte, por lo que, gracias a Dios, no hubo muertos ni heridos.

       Una de las piedras que se desplomaron cayó sobre un cancel de madera y lo dejó muy maltratado. Las bóvedas también lo están y muestran por diferentes partes aperturas, algunas penetrantes, otras superficiales.

      Algunas otras piedras se movieron, por lo que y el defecto de concatenación, a juicio de alarifes, no están muy seguras.

     La Iglesia no ha quedado intratable, pero peligrosa, que a permitirlo las cortas facultades de la fábrica se hubiera providenciado su reparo.

"De las claves de las bóvedas [se desprendieron] por diferentes partes cinco piedras de bastante magnitud".

«De las claves de las bóvedas [se desprendieron] por diferentes partes cinco piedras de bastante magnitud».         

        En las ermitas causó menos estrago, aunque también se les nota algún sentimiento.   

         El de el Castillo no fue considerable, ni en las casas de los Terinos (?).

       Este es puntualmente el hecho y habiéndome informado de las personas que me ha parecido pueden en lo doctrinal haberlo reflexionado, me aseguran no haberse observado de los signos que comúnmente señalan los filósofos alguno ni en aguas ni en nubes ni en la atmósfera.

        La duración que tuvo fue de siete a ocho minutos.

    Su especie: «tremor», por haberse notado en los edificios una vibración aunque formidable y estrepitosa, igual y no tan violenta como correspondía a las otras dos más graves especies: «de pulso» e «inclinación», que señalan comúnmente los mejores físicos (aunque varían en su número) a causa de no será tan vigoroso e intenso el fuego central que lo ocasiona a impeler con igualdad lateralmente las cavernas subterráneas, que violentamente lo oprimen.

    Después lo que han notado es hallarse las aguas de fuentes, pozos y aún arroyos lactirinosos [sic], a causa de los azufres que se sublimaron; algunas fuentes que estaban escasas, se mantienen hasta el día de hoy abundantes; otras aparecieron que no se conocían; y algunas crecidas se perdieron; lo que es regular en tales movimientos que compactando las porosidades de la tierra por una parte y dilatándolas por otra, desentonan la dirección y economía antigua de las aguas.

      La extensión parece haber sido mucho mayor, según noticias, de la que observó Séneca en los terremotos, que dice no exceden regularmente de doscientas millas.

    Cuya circunstancia nos tiene en el mayor cuidado y no cesamos de pedir a Dios misericordia, habiendo hecho la tarde de aquel día procesión general con asistencia de los dos Cabildos, y todo el pueblo en ambos sexos, y se continúan hasta hoy con novena de rosarios públicos.

    De día y noche, cualquier movimiento nos comprende y la destemplanza de los vientos que en estos días ha sido irregular ha causado grave desconsuelo, principalmente la noche del día 18 del corriente, que hizo levantar a muchos de sus camas, por lo vehemente y continuo que se experimentó.

      Es verdad que la situación del pueblo contribuye mucho, porque es muy elevada.

    Esto es lo que puedo informar a V. S. I., cuya vida importante prospere la Majestad Divina dilatados años en la mayor felicidad y grandeza,

    Feria, y noviembre 26 de 1755.

    Ilustrísimo Señor:

    Besa la mano de V. S. I. su más rendido servidor,

 

Diego Bezerrazid [Becerra Cid]  Figueroa

 

  Ilustrísimo Señor Gobernador del Real Supremo Consejo de Castilla.

 

 

(3.173)

 

 

“Juegos de la edad tardía” de Luis Landero, la novela del «afán»

Luis Landero se dio a conocer con Juegos de la edad tardía (1989), su primera novela, que tuvo una gran acogida por parte del público y de la crítica. Con ella consiguió el Premio Ícaro, en 1989, y el Premio Nacional y el Premio de la Crítica, en 1990.9788483835081Landero nos acerca a la historia de Gregorio Olías, principal protagonista de la novela, un personaje de 46 años, casado, con una existencia vulgar, y un trabajo rutinario de oficinista. Gregorio nos va desvelando, poco a poco, los distintos pasajes de su vida, desde que, huérfano, llega a la ciudad para vivir con su tío Félix, un hombre mayor, que será su educador y que le descubrirá los secretos del afán.

      «-¿Qué es el afán, abuelo?

   -El afán es el deseo de ser un gran hombre y de hacer grandes cosas, y la pena y la gloria que todo eso produce. Eso es el afán.»

Uno de los momentos culminantes de la novela se produce cuando Gregorio entabla contacto telefónico con Gil, un representante comercial en provincias de su misma empresa. Entre ambos personajes, se establece una curiosa relación, siempre a través del teléfono, y cada vez más intensa. Poco a poco, se despierta en ellos el deseo, el afán, compartido por ambos, de alcanzar los sueños y anhelos de su adolescencia y de su primera juventud. Fruto de esta relación se irá produciendo la metamorfosis de Gregorio en Faroni, personaje triunfador, joven, apuesto, culto, poeta, ingeniero y políglota.

     «Porque la verdad nunca se da pura y necesita siempre de las apariencias, como el ciego del perro. Así que, descontadas las apariencias, yo soy Faroni.»

Hasta que llega el fatídico día en que Gil anuncia su regreso a la ciudad y todo se complica.

Aunque Juegos de la edad tardía es su primera obra conocida, Landero había escrito cientos de poemas, que no se han llegado a publicar. El escritor de Alburquerque ha afirmado, en alguna ocasión, que buena parte de su capacidad narrativa es fruto de la tradición oral. En su infancia, solía escuchar con frecuencia contar historias a sus mayores. Sobre este tema, escribe Landero, en, su última novela, El balcón en invierno (2014): «Todos sabían contar muy bien, porque todos contaban en el molde en que a ellos les contaron, pero la mejor narradora, y la que más cosas sabía, que parecía un pozo sin fondo, era mi abuela Frasca. Mi abuela Frasca había sido pastora desde la niñez hasta el matrimonio y era totalmente analfabeta, pero dominaba como nadie el arte de contar, y eso se notaba enseguida en el tono, en la línea melódica de la voz, en las pausas, en el movimiento acompasado de las manos, en cómo unía entre sí las frases, que parecía que una atraía como un imán a la siguiente…»

Luis y su abuela Frasca hacia 1965. Ilustración de El Balcón en invierno.

Luis y su abuela Frasca hacia 1965. Ilustración de El balcón en invierno.

Buena parte de los personajes y de los temas de Juegos de la edad tardía están inspirados en vivencias que tuvo el propio autor en su infancia y adolescencia. El propio Landero afirmó en una entrevista que «el germen de las historias que uno cuenta suele estar en algún lugar de la memoria. Lo que uno reinventa es, más que lo vivido, lo que la vida nos insinuó, lo que pudimos vivir y se frustró al final.»

En el prólogo de Juegos de la edad tardía, Landero reconoce que en su novela late un «oscuro fondo autobiográfico» y además confiesa lo siguiente:

  «Con razón se dice que a veces uno no elige los temas, sino que más bien es elegido por ello […]

  Mi padre es la figura central de mis demonios literarios. Era un hombre con una profunda conciencia de fracaso […] Mi padre era puro deseo, puro afán. Y puro y absoluto fracaso […] En realidad, él concibió la historia, y años después yo la escribí […] Creo que Gil es en el fondo mi padre, y yo soy Gregorio. Él me llama a la gran ciudad desde su remota provincia (que quizá sea la muerte) y me pide cuentas de lo que he logrado ser en la vida. Ya no me pregunta: ¿Qué quieres ser de mayor?, sino: ¿Qué has logrado ser de mayor? Y yo, Gregorio, desde la gran ciudad mítica que el soñó, le miento y le digo que sí, que se han cumplido sus designios, su mandato, y que ahora soy un gran hombre: ingeniero, poeta, políglota, y no sé cuantas cosas más. Que ya tengo oficio, y no uno sino varios, y en todos ellos soy el mejor. Soy Faroni, el gran Faroni: el hombre que mi padre quiso que yo llegara a ser. Desde luego, lo último que mi padre hubiera sospechado es que yo iba a ser escritor y que él habría de convertirse en mi musa principal.» 

Juegos de la edad tardía es una novela extraordinaria, escrita magistralmente, con un dominio asombroso de la palabra, con una sabia mezcla de realidad y fantasía, con un cierto aire cervantino, con ese toque mágico tan del gusto de su autor, y de la que se desprende cierta añoranza por el paraíso perdido de su infancia y de su tierra. Esa tierra extremeña donde nació y vivió el autor en su niñez antes de marchase, junto a su familia, a la capital, y a la que regresa con los protagonistas de la historia.

   «Tal como había planeado, Gregorio inició la fuga hacia los lugares de la infancia. Quizás alguien allí, algún amigo o conocido de sus padres, le proporcionase un empleo o, lo que era aún mejor, una tierra en arriendo […] Las casas, casi todos bajas y pobres, se agrupaban junto a un castillo en ruinas y desde allí se derramaban dispersas hacia la alameda de un río. Hundiéndose en el barro, Gregorio atravesó unas tierras de labor y luego tomo un camino de asfalto. Un perro famélico, trotando al bies y con el rabo entre las piernas, lo adelantó como para guiarlo y anunciar su llegada. Uno tras otro llegaron hasta las tapias del cementerio y luego entraron al pueblo por una calle larga y empinada.» «Dos forasteros que habían llegado hacía unos tres años, un tal Gil y un tal Gregorio, y que hablaban mucho de sus correrías urbanas, y de cafés de artistas, y que se jactaban de haber conocido personalmente a un tal Faroni, una de las lumbreras del siglo según ellos.»

La misma tierra en la que los volverá a situar, años más tarde, en su segunda novela, Caballeros de Fortuna.

   «Dos forasteros que habían llegado hacía unos tres años, un tal Gil y un tal Gregorio, y que hablaban mucho de sus correrías urbanas, y de cafés de artistas, y que se jactaban de haber conocido personalmente a un tal Faroni, una de las lumbreras del siglo según ellos.»

Gracias a Juegos de la edad tardía, y a sus novelas posteriores, Landero está considerado como uno de los más destacados novelistas actuales en lengua española.

SINOPSIS

  «¿De dónde va a sacar el novelista sus historias y ambientes y personajes sino de la infinita e inevitable realidad?»

Luis Landero

Los anhelos de una vida amorosa e intelectual inquieta que Gregorio alimentó en su juventud se habían esfumado cuando, convertido ya en un oficinista gris, conoce un día por teléfono a Gil, hombre modesto, maduro también, quien, tras largos años de exilio, acabó idealizándolo todo en mitos anacrónicos. Gil necesita a toda costa a un héroe-artista al que adherirse y, lentamente, consigue resucitar en Gregorio sus sueños juveniles y el deseo de convertirse en esa figura simbólica. Y ha lugar la metamorfosis de Gregorio en Faroni, personaje que ninguno de los dos nunca logró ser – ingeniero y poeta, trinfador, culto, políglota, apuesto, audaz en el amor, «progre»–, pero patética caricatura del artista trasnochado. Cuando Gil va por fin a conocer a Gregorio, éste ya no puede volver atrás. Estos dos adolescentes otoñales han emprendido juegos demasiado peligrosos, y fortificando el uno por la fe redentora del otro, ya no pueden sino fundirse para siempre en Faroni.

LUIS LANDERO

Landero_bigLuis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, un veinticinco de marzo de 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas, al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos. Inició y terminó sus estudios en Filología hispánica en la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arzobispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables. El balcón en invierno (2014) está basada en hechos y vivencias reales, en la que su autor ha decidido revelarnos la verdadera historia de una parte muy importante de su vida: la de su infancia en una familia de labradores en su Alburquerque natal y la de su adolescencia en un barrio de Madrid. La vida negociable es su última novela.

Su obra sigue entusiasmando a miles de lectores tanto en España como en el extranjero, donde ha sido traducido a numerosas lenguas. Extremadura reconoció su labor con el Premio a la Creación en el apartado de Literatura en el año 2000 y en 2005 se le concedió la medalla de Extremadura.

FRAGMENTOS DE LA NOVELA

     «Cenaron juntos, sin saber de qué hablar, y apenas acabaron preguntó Angelina:
   –¿Te acuestas?
   –Tengo que hacer –respondió Gregorio con voz de nadie.
   –¿A estas horas?
   –Los poetas siempre escriben de noche.
   –Estás tonto. Se te va a quedar cara de mochuelo.
   En cuanto se acostó Angelina, Gregorio se instaló en la sala y deslazó la caja de zapatos. Temeroso quizá de haber perdido el favor de las musas, o de no encontrar, agobiado por la responsabilidad y los años, el ardor de las pasiones juveniles, se concedió una tregua: despejó la camilla, cargó la pluma, aguzó el lápiz agrupó las virutas, numeró las páginas de la libreta –sin caer en la cuenta de que aquellos interminables preparativos eran los mismos que habían enredado a Gil en sus noches de bachiller autodidacto– y quedó sometido a los caprichos de la inspiración..»
    […]
 
  «Tal como había planeado, Gregorio inició la fuga hacia los lugares de la infancia. Quizás alguien allí, algún amigo o conocido de sus padres, le proporcionase un empleo o, lo que era aún mejor, una tierra en arriendo . Pensó que entonces, a espaldas ya de todo afán, cerraría el círculo de su existencia y esperaría a la vejez dentro de aquel tiempo definitivamente clausurado. Y se comparó al artesano que, habiendo puesto término a su obra (un cesto, por ejemplo), se sienta a la puerta a descansar y a contemplar el fruto de su larga y única destreza. En cuanto a los años restantes, querían decir que habían sobrado algunos mimbres y que el cesto podía haber sido más grande o más hermoso, pero era intocable y no admitía ya enmienda. Regresar al principio, cerrar el círculo, descansar del cesto: esto es lo que significaba para él la vuelta al escenario de la niñez.»
 

Frases y citas célebres sobre la lectura

Adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros es construirnos un refugio moral que nos protege de casi todas las miserias de la vida. W. Somerset Maugham

Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía. John F. Kennedy

Borra muchas veces si quieres escribir cosas dignas de ser leídas. Horacio

Buscad leyendo y hallaréis meditando. San Juan de la Cruz

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Cada hombre es un volumen, si sabemos cómo leerlo. William Ellery Channing

Cada lector se encuentra a sí mismo. El trabajo del escritor es simplemente una clase de instrumento óptico que permite al lector discernir sobre algo propio que, sin el libro, quizá nunca hubiese advertido. Marcel Proust

Cada vez que releo a Nietzche me parece que ya no hace falta decir nada más, y basta citarlo. André Gide

Comienzo declarando al lector que, en todo cuanto he hecho en el curso de mi vida, bueno o malo, estoy seguro de haber merecido elogios y censuras, y que, por tanto, debo creerme libre. Giacomo Casanova

Creo que lo más importante a la hora de escribir es pensar que algún lector necesitado espera con ansias ese texto. Comencé a escribir pensando en lo que quería leer. Si mantienes esa premisa, quieras o no, serás honesto. Susan Sontag

Cuando era joven leía casi siempre para aprender; hoy, a veces, leo para olvidar. Giovanni Papini

Cuando leemos, creamos nuestras propias imágenes y asociaciones. El libro vive dentro de nosotros, se reinventa en nosotros a medida que lo vamos leyendo. Jostein Gaarder

Cuando oigo que un hombre tiene el hábito de la lectura, estoy predispuesto a pensar bien de él. Nicolás Avellaneda

¡Cuántas veces la lectura de un libro no ha sido la encrucijada que ha cambiado de curso la vida de una persona! Henry David Thoreau

Cuanto más se lee, menos se imita. Jules Renard

Cuanto menos se lee más daño hace lo que se lee. Cuantas menos ideas tenga uno y más pobres sean, más esclavo será de esas pobres y pocas ideas. Miguel de Unamuno

Cultura significa que ha ampliado su experiencia a través de la lectura y la reflexión. Joseph Epstein

Dime lo que lees y te diré quién eres, eso es verdad, pero te conoceré mejor si me dices lo que relees. François Mauriac

El propósito de la lectura no es conseguir que se vendan más libros, sino que los lectores disfruten más de la vida. George Holbrook Jackson

El que lee mucho intentará algún día escribir. William Cowper

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho. Miguel de Cervantes

El ver mucho y leer mucho aviva los ingenios del hombre. Miguel de Cervantes

Elegir la lectura es tan necesario como elegir los alimentos. John Ruskin

En cada lector futuro, el escritor renace. Julio Ramón Ribeyro

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En el espejo del mundo, no me veo muy claro. Dios desafina la orquesta y yo intento sonar… Con ese dedo que acusa, yo tendré cuidado. Amo al lector que entre líneas espía al juglar. Miguel Abuelo

En la lectura debe cuidarse de dos cosas: escoger bien los libros y leerlos bien. Jaime Balmes

En muchas ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, decidiendo el curso de su vida. Ralph Waldo Emerson

En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano. Camilo José Cela

Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro. Groucho Marx

Gran diferencia existe entre la persona que pide leer un libro y la que pide un libro para leer. Gilbert Keith Chesterton

Hacia la vejez, suele ser más agradable reeleer que leer. Pío Baroja

Hay gente que lee para no tener que pensar. Georg Christoph Lichtenberg

Hay que leer para cultivar el encanto personal del aspecto físico y del sabor de la palabra. Lin Yutang

Incluso para el éxito momentáneo no basta con que una obra sea escrita con los atractivos propios del tema: tiene también que ser escrita con los atractivos propios del lector. Joseph Joubert

La educación ha logrado que las personas aprendan a leer, pero es incapaz de señalar lo que vale la pena leer. George Travelyan

La escritura puede, ciertamente, ser peligrosa. Peligrosa para el lector –si es lo suficientemente poderosa para cambiar su concepción del mundo– y peligrosa para el escritor. Paul Auster

La gente no lee, en general, si tiene otra cosa con qué distraerse. Samuel Johnson

La lectura de libros contribuye a la construcción mental del joven. Los lectores no se limitan a expandir sus horizontes, sino también el núcleo de su identidad. Jostein Gaarder

La lectura de un buen libro es como una conversación con el autor en la cual sólo nos descubre sus mejores pensamientos. René Descartes

La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta. André Maurois

La lectura equipa la mente solamente con los materiales para el conocimiento, es pensando como hacemos nuestros esos conocimientos. John Locke

La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo. Enrique Rojas

La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo. Joseph Addison

La lectura es a veces una estratagema para eludir pensar. Arthur Helps

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La lectura es como el alimento; el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de los que se digiere. Jaime Balmes

La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren. Francis de Croisset

La lectura es una conversación con los hombres más ilustres de los siglos pasados. René Descartes

La lectura hace al hombre completo; la conversación lo hace ágil, el escribir lo hace preciso. Francis Bacon

La lectura no da al hombre sabiduría; le da conocimientos. W. Somerset Maugham

La radio marca los minutos de la vida; el diario, las horas; el libro, los días. Jacques de Lacretelle

Lee los buenos libros primero; lo más seguro es que no alcances a leerlos todos. Henry David Thoreau

Leed mucho, pero no muchas cosas. Plinio el Joven

Leemos mal el mundo y después decimos que nos engaña. Rabindranath Tagore

Leer a los mejores escritores no nos convertirá en mejores ciudadanos. Harold Bloom

Leer es multiplicar y enriquecer la vida interior. Nicolás de Avellaneda

Leer es pensar con el cerebro ajeno en lugar de hacerlo con el propio. Arthur Schopenhauer

Leer para saber; para obrar, recapacitar. Proverbio

Leer sin reflexionar es igual que comer sin digerir. Edmund Burke

Leer y entender es algo; leer y sentir es mucho; leer y pensar es cuanto puede desearse. Anónimo

Leyendo descubrimos nuestro mundo, nuestra historia y a nosotros mismos. Daniel J. Boorstin

Lo que se escribe sin esfuerzo se lee, de ordinario, sin gusto. Samuel Johnson

Los placeres que proporciona la lectura son de todo tiempo y de cualquier lugar, y son los únicos que puede renovar a su albedrío. Nicolás Avellaneda

Los que escriben con claridad tienen lectores; los que escriben oscuramente tienen comentaristas. Albert Camus

Los que saben ocuparse en cualquier lectura útil y agradable, jamás sienten el tedio que devora a los demás hombres en medio de las delicias. François Fénelon

Charles Courtney Curran (1861-1942) - Muchacha leyendo

Mediante la lectura nos hacemos contemporáneos de todos los hombres y ciudadanos de todos los países. Antoine Houdar de La Motte

Mucho antes de sentir que escribía yo ya era, creo, un buen lector y hasta diría, un muy buen lector. Abelardo Castillo

Mucho de lo que se lee sin esfuerzo ninguno, ha sido escrito con un gran esfuerzo. Enrique Jardiel Poncela

Mucho más importante que recomendar libros es fomentar el amor a la lectura. Burrhus Frederic Skinner

Nada enriquece tanto los sentidos, la sensibilidad, los deseos humanos, como la lectura. Estoy completamente convencido de que una persona que lee, y que lee bien, disfruta muchísimo mejor de la vida, aunque también es una persona que tiene más problemas frente al mundo. Mario Vargas Llosa

No debe leer uno para devorarlo todo, sino para ver lo que puede aportarle alguna utilidad. Henrik Ibsen

No deseo conversar con un hombre que haya escrito más de lo que ha leído. Samuel Johnson

No hay dos personas que lean el mismo libro. Edmund Wilson

No hay espectáculo más hermoso que la mirada de un niño que lee. Günter Grass

No hay lector que le dicte a un narrador honesto lo que debe escribir. Hay, si, un lector que está allí enfrente del escritorio y que es más inteligente que yo y puede juzgar. Es un lector ideal, claro. Con él me mido. Pero, de alguna manera, está hecho a mi semejanza. Andrés Rivera

No hay ninguna lectura peligrosa. El mal no entra nunca por la inteligencia cuando el corazón está sano. Jacinto Benavente

No interesa leer muchos libros, sino buenos libros. Lucio Anneo Séneca

No se deberían leer más que los libros que nos pican y nos muerden. Si el libro que leemos no nos despierta con un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo? Franz Kafka

Nunca tuve una tristeza que una hora de literatura no hay conseguido disipar. Montesquieu

Para que el hombre sea fuerte debe comer regularmente, y para que sea sabio debe leer siempre. Jeremy Collier

Prefiero ser un hombre pobre en un desván con un montón de libros que un rey que no ama la lectura. Thomas Macaulay

Si a cambio de mi amor a la lectura viera a mis pies los tronos del mundo, rehusaría el cambio. François Fénelon

Sólo se puede leer por placer.  Jorge Luis Borges

Todos pueden leer, pero sin el hábito de la lectura crítica, es de poco valor. Chapman Cohen

Un hombre que no ha leído a Homero es como un hombre que no ha visto el mar. Hay algo grande de lo que no tiene idea. Walter Bagehot

Un tonto que mucho lee, más tonto se queda. Proverbio

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Uno es lo que lee. Joseph Brodsky

Uno escribe pensando en el lector que lleva dentro. Escribes o intentas escribir el libro que te gustaría leer. Rosa Montero

Uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe. Jorge Luis Borges

Uno no lee para retener lo que ha leído sino para olvidar lo que ha experimentado. Walter Benjamin

Ya que la vida es corta y las horas de descanso pocas, no debemos malgastarlas en leer libros sin valor. John Ruskin