Frases y citas célebres sobre las bibliotecas

De vez en cuando iba a pasar la noche en la biblioteca pública, para leer. Eso era como ocupar un palco en el paraíso. A menudo, cuando abandonaba la biblioteca, decía para mis adentros: «¿Por qué no vienes más a menudo? » El motivo de que no lo hiciera, por supuesto, era que la vida se interponía en el camino. Uno muchas veces dice la «vida» para indicar el placer o cualquier distracción tonta. Henry Miller

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El ambiente de las bibliotecas, aulas y laboratorios es peligroso para los que se encierran en ellos demasiado tiempo. Porque los separa de la realidad como una niebla. Alexis Carrel

En Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás. Jacques Benigne Bossuet

La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos. José De San Martín

Las naciones verdaderamente ilustradas se propusieron y lograron frutos muy diferentes de sus bibliotecas públicas. Las treinta y siete que contaba Roma en los tiempos de su mayor ilustración, eran la verdadera escuela de los conocimientos, que tanto distinguieron a aquella nación célebre, y las que son hoy día tan comunes en los pueblos cultos de Europa, son miradas como el mejor apoyo de las luces de nuestro siglo. Mariano Moreno

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                                                                      Biblioteca Colombina

Me gustaba leer libros de la misma manera que me gustaba ir al cine u hojear revistas y periódicos. No lo hacía porque esperara que me sirviera para algo ni porque persiguiera un objetivo como, qué sé yo, sentirme superior a los demás, más sabio o más profundo. Incluso me atrevo a afirmar que el hecho de convertirme en un ratón de biblioteca me enseñó a ser modesto. Orhan Pamuk

Nada hace a un hombre más respetuoso que una biblioteca. Winston Churchill

Para instalar una buena biblioteca particular se necesitan dos cosas: un amplio círculo de amigos y una mala memoria. George Thomalia

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Si hortum in bibliotheca habes, deerit nihil. Cicerón

Si junto a la biblioteca tienes un jardín, ya no te faltará nada. Cicerón

Siempre me había imaginado el Paraíso bajo la especia de una biblioteca. Jorge Luis Borges

“Mientras estamos muertos”, de José Ovejero

«Todo lo que sucede a nuestro alrededor nos sucede a nosotros».

Mientras estamos muertos es el último libro del escritor madrileño José Ovejero, publicado en 2022. Se trata de un conjunto de relatos en el que el autor de Humo logra mezclar magistralmente realidad y ficción. El resultado es un espléndido volumen de dieciséis relatos con una estructura muy sólida y coherente y que puede leerse como una novela. Cuenta la historia de una familia de clase humilde que trata de salir adelante en los oscuros años del tardofranquismo. 

    «Lo he contado ya, todo esto lo he contado ya, en novelas y en cuentos. Esa vida áspera de mi infancia, la brutalidad indiferente en el colegio, la competición que manteníamos para humillar a los compañeros más débiles, los celos que mi padre sentía hacia mí y cómo me hacía pagar que mi madre fuese tan cariñosa conmigo. Yo era el pequeño, yo era el inteligente, yo era el sensible. Mi madre podía proyectar sobre mí sus nostalgias, y mi padre, incapaz de colmar ninguna de ellas, tomaba nota. No es nada nuevo, ya digo, lo he escrito una y otra vez gracias a las máscaras que me fabrico con mis personajes. Escribir es rememorar justo aquello que desearíamos olvidar a toda costa. Escribir es disfrazar las cosas para poder ver su rostro real».

Durante la pandemia, Ovejero empezó a escribir un diario sobre su padre, enfermo de Alzheimer, donde se dedicó a recoger la relación con su padre y los recuerdos relacionados con él. De ahí salió el primer relato del libro: Matar a un perro, que fue tirando de los demás, que fueron surgiendo como si fueran capítulos de una novela.

Como ha reconocido su propio autor, en Mientras estamos muertos ha querido «ver qué sucedía cuando te pones a escribir sobre tu propia familia pero no con un fin autobiográfico sino para examinar literariamente una época -desde mediados del siglo pasado hasta hoy- y un contexto social, más bien, la evolución de un contexto social». El libro no sólo se adentra en la memoria de la familia, también habla de clases sociales, del deseo de progresar, de la violencia y el amor.

Estamos ante el libro más personal y comprometido a nivel político de José Ovejero. Un libro extraordinario, que recoge, además, numerosas reflexiones sobre el difícil oficio de escribir. Escrito con una prosa precisa y un estilo directo, que lo hacen muy apetecible de leer. Más que recomendable.

     «Es verdad que yo tampoco soy un testigo fiable; al fin y al cabo, soy escritor, y dónde iríamos a parar si los escritores nos viésemos obligados a respetar la veracidad de los hechos, la cronología y las cadenas causales. Francamente, de hacerlo así, la literatura sería una mierda; una crónica de sucesos salpicada de metáforas».

LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SINOPSIS

¿Puede separarse la memoria de la imaginación? ¿No es toda historia individual una forma de historia social? José Ovejero usa esas dos preguntas para construir un mundo a la vez propio y ajeno autobiografía y ficción, sin que los límites estén siempre claros.

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     «Los padres pegaban a los hijos porque no sabían qué hacer con ellos. Igual que nosotros pegábamos a los más débiles de la clase, nos reíamos de ellos, los torturábamos en la medida de nuestras posibilidades. Yo escupía cada mañana en el bocadillo de un compañero que no había aprendido a defenderse, todas las mañanas, un ritual ineludible al que él intentaba oponerse pero siempre acabábamos por quitarle el bocadillo: nosotros éramos siete u ocho. También teníamos la costumbre de pasar por la barra a quien se nos antojaba: lo atrapábamos entre todos y lo llevábamos a uno de los delgados pilares de metal que sustentaban los aleros de los pasillos abiertos que unían las aulas. Entre cuatro sujetábamos sus piernas (siempre pataleaban, por indefensos y pusilánimes que fuesen), se las abríamos y lo colocábamos de forma que la columna quedara contra la bragueta; entonces tirábamos con fuerza hasta que le aplastábamos los huevos y la víctima se retorcía de dolor, insultaba, juraba que nos iba a abrir la cabeza. Algunos lloraban. Pero de todas maneras seguíamos haciéndolo».

    Mientras estamos muertos cuenta, la historia de una familia de clase obrera que va progresando en los años opresivos del tardofranquismo. El hijo, convertido en experto en fugas, como todos los animales con los que crece, narra la vida familiar a veces como historia de terror, a veces como comedia. Con una mirada original que rompe las convenciones del género, Ovejero habla de tensiones familiares, de violencias silenciosas, del deseo de escapar a las limitaciones de clase, y también de amor, creando un juego de espejos en el que no se refleja tanto el autor como el lector.

JOSÉ OVEJERO

BN_Jose_OvejeroJosé Ovejero (Madrid, 1958) ha publicado novela, poesía, teatro, cuento, ensayo y libros de viajes. Sus obras han recibido numerosos premios, entre ellos el Anagrama de ensayo (La ética de la crueldad, 2012) y el Alfaguara de novela (La invención del amor, 2013). Otras obras suyas son Escritores delincuentes (ensayo), Nunca pasa nada Los ángeles feroces (novelas), Qué raros son los hombres (cuentos) y Mundo extraño (Editorial Páginas de Espuma, 2018), por el que ganó el Premio Setenil al mejor libro de cuentos del año. Es autor también del documental Vida y ficción. Ha colaborado frecuentemente con sus artículos y relatos en periódicos y revistas de España y de otros países. Su última novela es Humo.

“El bosque animado”, de Wenceslao Fernández Flórez

«¡Que el hombre te ignore!»

El bosque animado, de Wenceslao Fernández Flórez, es una novela en clave poética publicada en 1943. Se trata, sin duda, de una de las mejores obras del novelista y cronista parlamentario gallego, en la que trabajó durante mucho tiempo.

La acción se sitúa en la fraga de Cecebre, en la parroquia de San Salvador de Cecebre, cerca de La Coruña. Un lugar conocido por Fernández Flórez, que desde que era niño veraneaba allí con su familia. Viven allí pintorescos tipos humanos reales e imaginarios atribulados por las sempiternas esperanzas, alegrías y dolores de la existencia. Allí dialogan los animales entre sí y con los hombres, a la par que conferencian árboles, moscas o luciérnagas. En ella habitan un asaltador de caminos, Xan de Malvís o Fendetestas, el ánima en pena Fiz Cotovelo, el topo Furacroyos… Y al fondo, la conmovedora historia de los amores de Geraldo y Hermelinda.

Es muy llamativa la presentación de la obra en dieciséis Estancias y un Ultílogo, frente a la estructuración tradicional en capítulos. Cada estancia es un texto independiente que puede leerse por separado, ya que presentan historias completas. Los protagonistas son alternativamente animales, vegetales y humanos, con peripecias que se entrecruzan, se unen y separan. El título de cada estancia contribuye a esa independencia y rememora otras formas narrativas breves.

Es una novela escrita con prosa poética, bella y descriptiva, transida de humor y de ternura y no exenta de crítica social, que nos trasporta a un mundo mágico e irreal. Un libro poético, aunque sin soslayar el realismo de la vida campesina que promueve la comunión del hombre y la naturaleza.

Se ha dicho que es el poema de Galicia, no sólo porque el espíritu de la región se refleja en toda su plenitud, sino por el estilo y la utilización del lenguaje.

   «Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que lo ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito.»

En 1987, el guionista Rafael Azcona adaptó la obra al cine, siendo dirigida por José Luis Cuerda. El resultado acabó siendo del agrado de público y crítica y consiguió los Goya correspondientes a mejor película, mejor guion adaptado, mejor actor para Alfredo Landa, mejor banda sonora y diseño de vestuario, para Javier Artiñano.

Un bandido, un pocero, una niña que trabaja, un chico que no quiere trabajar, una muchacha que emigra y un fantasma que busca compañía. Estos y otros personajes configuran el mundo fantástico que vamos descubriendo entre los árboles de un bosque. Frente al mundo de los pobres, el de los ricos: los señores del pazo, las veraneantes llegadas de Madrid y la patrona que explota a los niños porque su irremediable soltería ha exacerbado en ella el amor por el dinero. Entre todos, el tren que bordea los caminos del bosque, que trae y lleva pasajeros y es el único nexo que los une y los desune. (FilmAffinity)

En 2001 se estrenó El bosque animando, sentirás su magia, película de animación 3D preseleccionada para competir por el Premio Óscar a la mejor película de animación y galardonada con el premio Goya en la categoría mejor canción original.

SINOPSIS

Éste —nos dice Wenceslao Fernández Flórez (1885-1964)— es el libro de la fraga de Cecebre. San Salvador de Cecebre es una parroquia de Galicia, rugosa, frondosa y amena. Cuando un hombre consigue llevar a la fraga un alma atenta se entera de muchas historias… Entonces se comprende que existe otra alma allí, infinitas almas: que está animando el bosque entero.

Afinando su mirada poética, Fernández Flórez ha logrado captar todas esas historias y comunicarlas en esta novela deliciosa y profunda. El lector que se acerque a ella descubrirá bajo la seductora y mágica narración los latidos ocultos del alma humana en consonancia con la naturaleza.

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      «La fraga es un tapiz de vida apretado contra las arrugas de la tierra; en sus cuevas se hunde, en sus cerros se eleva, en sus llanos se iguala. Es toda vida: una legua, dos leguas de vida entretejida, cardada, sin agujeros, como una manta fuerte y nueva, de tanto espesor como el que puede medirse desde lo más hondo de la guarida del raposo hasta la punta del pino más alto. Donde fijáis vuestra mirada divisáis ramas estremecidas, troncos recios, verdor; donde fijáis vuestro pie dobláis hierbas que después procuran reincorporarse con el apocado esfuerzo doloroso de hombrecillos desriñonados; donde llevéis vuestra presencia habrá un sobresalto más o menos perceptible de seres que huyen entre el follaje, de alimañas que se refugian en el tojal, de insectos que se deslizan entre vuestros zapatos, con la prisa de todas sus patitas entorpecidas por los obstáculos de aquella selva virgen que para ellos representan los musgos, las zarzas, los brezos, los helechos. El corazón de la tierra siente sobre sí este hervor y este abrigo, y se regocija.»

WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ

fernandez_florez_2Wenceslao Fernández Flórez, novelista y cronista parlamentario español, abandonó los estudios para dedicarse al periodismo. En 1914 se trasladó a Madrid. Su obra muestra un intenso sentimiento del paisaje y de la tierra gallega, así como un acendrado lirismo. De sus obras destacan La procesión de los días (1915), Volvoreta (1917), con la que consiguió el premio del Círculo de Bellas Artes, El secreto de Barba Azul (1923), Las siete columnas (1926), Fantasmas (1930), Aventuras del caballero Rogelio de Amaral (1933), Una isla en el Mar Rojo (1938) y El bosque animado (1943).

FUENTES

  • Fernández Flórez, W. El bosque animado. Madrid, Espasa-Calpe, 2007
  • Fernández Flórez, W. El bosque animado. Madrid, Ediciones 98, 2007