“Salvatierra”, de Pedro Mairal

«La tela era una larga intemperie donde los seres podían irse y reaparecer tiempo después».

Salvatierra es una novela del escritor argentino, nacido en Buenos Aires, Pedro Mairal publicada por primera vez en Argentina en 2016. La editorial Libros del Asteroides la ha recuperado para España en una cuidada edición en 2021.

Se trata de una novela corta sobre la relación de dos hijos con la figura de su padre (que da nombre a la novela) recientemente fallecido. Juan Salvatierra, pintor mudo, humilde y autodidacta, deja a sus hijos un misterioso cuadro en herencia: un inmenso mural que ocupa casi cuatro kilómetros de rollos de tela y que pintó en secreto hasta el día de su muerte. Al descubrir que falta una parte de la obra, su hijo Miguel se irá adentrando en los enigmas del pasado del artista en una peripecia que, de Argentina a Uruguay, lo llevará a reconstruir la verdadera historia de su familia y a replantearse su propia vida.

    «Encontrar el tramo faltante era algo que necesitaba hacer para que el cuadro no fuera infinito. Si faltaba un rollo, no iba a poder mirarlo todo, conocerlo todo, y seguiría habiendo incógnitas, cosas que Salvatierra quizás había pintado, sin que yo lo supiera. Pero si lo encontraba, habría un límite para ese mundo de imágenes. El infinito tendría borde y yo podría encontrar algo que él no hubiera pintado. Algo mío. Pero son interpretaciones que hago ahora. Por esos días sólo estaba obsesionado con encontrar la tela; no pensaba en estas cosas». 

Salvatierra es una de las novelas más admiradas y traducidas de Mairal. Con precisión, sobriedad y lirismo, el autor de La uruguaya explora sutilmente los lazos entre el pasado y el presente, entre padres e hijos y entre la vida y el arte. Una narración evocadora, cargada de resonancias, sobre la aventura que supone acceder a lo más íntimo de aquellos a quienes mejor creemos conocer. 

Está narrada en primera persona por Miguel, el hijo menor de Salvatierra, y está dividida en capítulos muy breves, lo que confiere a la narración un ritmo ágil y rápido. Estamos ante una novela breve, pero intensa. Extraordinariamente bien escrita y que se lee con ganas.

SINOPSIS

A los nueve años, Juan Salvatierra quedó mudo después de un accidente de caballo. A los veinte, empezó a pintar en secreto una serie de larguísimos rollos de tela que registraban minuciosamente la vida de un pueblo litoraleño. Tras la muerte de Salvatierra, sus hijos viajan desde Buenos Aires para hacerse cargo de la herencia: un galpón inmenso atestado de rollos pintados. Intrigado por la obra monumental creada por su padre, el hijo menor, Miguel, se dispone a ordenarla. Junto con las telas, desenrolla una intriga de secretos familiares que se hunde en el pasado y echa sus sombras sobre el presente. Salvatierra parece haberlo pintado todo. Profuso como la flora y la fauna que pueblan la ribera, el cuadro se impone sobre la realidad y la desborda. Solamente falta un rollo para completar el inmenso cuadro pintado por Salvatierra y Miguel siente la imperiosa necesidad de encontrarlo para que el cuadro no sea infinito, para que tenga un borde, un límite. Para tener una vida que no haya sido pintada ya por su padre. Miguel emprende una auténtica aventura que lo llevará a descubrir algo nuevo sobre su padre e impensable sobre sí mismo.

    «El cuadro (su reproducción) está en el Museo Röell, a lo largo de un gran pasillo curvo y subterráneo que comunica el viejo edificio con el nuevo pabellón. Al bajar las escaleras, uno cree haber llegado a un acuario. Por toda la pared interna de casi treinta metros, el cuadro va pasando como un río. Contra la pared opuesta hay un banco donde la gente se sienta a descansar y mira pasar el cuadro lentamente. Tarda un día en completar su ciclo. Son casi cuatro kilómetros de imágenes que se mueven despacio de derecha a izquierda. Si digo que mi padre tardó sesenta años en pintarlo, parece como si se hubiese impuesto la tarea de completar una obra gigante. Es más justo decir que lo pintó a lo largo de sesenta años.»

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    «No necesitaba el reconocimiento, no sabía cómo lidiar con eso, le parecía algo ajeno a su tarea. Yo creo que él concebía su tela como algo demasiado personal, como un diario íntimo, como una autobiografía ilustrada. Quizá debido a su mudez, Salvatierra necesitaba narrarse a sí mismo. Contarse su propia experiencia en un mural continuo. Estaba contento con pintar su vida; no necesitaba mostrarla. Vivir su vida, para él, era pintarla.»

PEDRO MAIRAL

Pedro Mairal nació en Buenos Aires en 1970. Su novela Una noche con Sabrina Love recibió el Premio Clarín en 1998 y fue llevada al cine. Ha publicado también las novelas El año del desierto (2005) y Salvatierra (2008), el volumen de cuentos Hoy temprano (2001), y los libros de poesía Tigre como los pájaros (1996), Consumidor final (2003) y la trilogía Pornosonetos (2003, 2005 y 2008). En 2007 fue nombrado uno de los 39 mejores jóvenes escritores latinoamericanos por el Hay Festival de Bogotá. Trabaja como guionista y escribe para distintos medios de comunicación. En 2013 publicó El gran surubí, una novela en sonetos, y El equilibrio, una recopilación de las columnas que escribió durante cinco años para el diario Perfil. En 2015 publicó en Chile Maniobras de evasión, un libro de crónicas. Su última novela, La uruguaya, ha recibido en España el Premio Tigre Juan 2017 y lo ha confirmado como uno de los más destacados autores argentinos de su generación. Desde 2019 canta y compone en el dúo Pensé que era viernes.

«El alquimista», de Paulo Coelho

«Es justamente la posibilidad de realizar un sueño lo que hace que la vida sea interesante.»

El alquimista es un libro del escritor brasileño Paulo Coelho, publicado en el año 1988. Se trata de una especie de fábula inspiradora sobre la importancia de luchar por tus sueños.

Relata las aventuras de Santiago, un joven pastor andaluz que un día emprende un viaje por las arenas del desierto en busca de un tesoro. La acción transcurre en España, Marruecos, país en el que inicia su viaje, el desierto del Sahara y las pirámides de Egipto. Lo que empieza como la búsqueda de bienes mundanos se convertirá en el descubrimiento del tesoro interior. Al final se dará cuenta de que el tesoro estuvo con él durante todo ese tiempo.

Evocativa y profundamente humana, esta historia es el testimonio eterno del poder transformador de nuestros sueños, de la importancia de escuchar a nuestros corazones y de descifrar el lenguaje que está más allá de las palabras. Y es que cuando una persona desea realmente algo, el universo entero conspira para que pueda realizar su sueño.

Convertido en un clásico de nuestros días, El alquimista está considerado el libro brasileño más vendido de todos los tiempos. Se ha publicado en 170 países, traducido a 83 idiomas y se han vendido más de 47 millones de ejemplares.

Un libro con tantos detractores como defensores a ultranza. Una especie de libro de superación personal escrito como una novela, lleno de pensamientos que te ayudan a reflexionar. Narrado de forma sencilla, de fácil lectura y que se lee de un tirón.

 «Cuando escribí El alquimista intentaba comprender la razón de la existencia. En lugar de hacer un tratado filosófico, decidí conversar con el niño que existía en mi alma. Para mi sorpresa, este niño vivía todavía en millones de personas en el mundo entero. Con este libro quiero compartir con mis lectores las preguntas que, justamente por no tener respuestas, hacen de la vida una gran aventura». Paulo Coelho

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SINOPSIS

El Alquimista ha encontrado devotos seguidores en todo el mundo. Publicada en más de 170 países, es una de las novelas más traducidas del mundo (83 lenguas) y ha convertido a Paulo Coelho en uno de los autores más leídos de la historia.

Poderosa, sencilla, sabia e inspiradora, ésta es la historia de Santiago, un joven pastor andaluz que viaja desde su tierra natal hacia el desierto egipcio en busca de un tesoro oculto en las pirámides. Nadie sabe lo que contiene el tesoro, ni si Santiago será capaz de superar los obstáculos del camino. Pero lo que comienza como un viaje en busca de riquezas se convierte en un descubrimiento del tesoro interior.

Rica, evocadora y profundamente humana, la historia de Santiago es un testimonio eterno de la fuerza transformadora de nuestros sueños y de la importancia de escuchar a nuestros corazones.

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       «Existe una gran verdad en este planeta; seas quien seas o hagas lo que hagas, cuando deseas con firmeza alguna cosa, es porque este deseo nació en el alma del Universo. Es tu misión en la Tierra. […]

     El Alma del Mundo se alimenta con la felicidad de las personas. O con la infelicidad, la envidia, los celos. Cumplir su Leyenda Personal es la única obligación de los hombres. Todo es una sola cosa. Y cuando quieres algo, todo el Universo conspira para que realices tu deseo.»

PAULO COELHO

000004270_1_Paulo_Coelho_C_Xavier_Gonzalez_201808221739Nacido en Río de Janeiro en 1947, trabajó como director y autor de teatro, periodista y compositor antes de dedicarse a los libros. Desde la publicación de su primer libro, El Peregrino de Compostela (Diario de un mago), se han vendido más de 320 millones de ejemplares de sus novelas en todo el mundo. Entre sus mayores éxitos destaca El Alquimista, considerado el libro brasileño más vendido de todos los tiempos. Se ha publicado en 170 países y traducido a 83 idiomas.

Coelho ha recibido destacados honores internacionales, como el premio Crystal Award que concede el Foro Económico Mundial, la prestigiosa distinción Chevalier de l’Ordre National de la Légion d’Honneur del gobierno francés y la Medalla de Oro de Galicia. Desde 2002 es miembro de la Academia Brasileña de las Letras, y desde 2007 ejerce como Mensajero de la Paz de las Naciones Unidas.

“La familia”, de Sara Mesa

La familia (2022) es la última novela de la escritora madrileña residente en Sevilla Sara Mesa. En ella nos presenta una familia compuesta por cuatro hermanos, dos niños y dos niñas, y los padres. Una familia de apariencia normal, pero que vive bajo las rígidas normas de un padre autoritario y dominante que trata de controlarlo todo. Esto provocará que la vida familiar se desarrolle en un ambiente asfixiante y opresivo, lleno de ocultamientos y secretos.

        «–¡En esta familia no hay secretos! –dijo Padre.

     Agitaba en la mano el cuaderno de Martina, un cuaderno con cerradura que ella había comprado a escondidas días atrás, con las cubiertas rosas y un estampado de pájaros con las alas abiertas o cerradas según su lugar en la composición. Martina ocultaba la llave del candado. Ni bajo tortura se la doy, pensó.

     –Que yo sepa, nadie te ha prohibido escribir un diario, ni a ti ni a tus hermanos –dijo Padre–. Es más, nos parece muy bien que os expreséis sin cortapisas, es un valioso ejercicio personal. Así que no lo entiendo. ¿De dónde nace esa desconfianza? ¿De verdad crees, Martina, que tu madre o yo vamos a leer tu diario sin permiso?»

Estamos ante una novela coral, sin orden cronológico, que abarca varias décadas y en la que los sucesivos capítulos nos transportan a diferentes vivencias narradas por distintos miembros de esta familia. Una historia con una gran carga emocional y en la que sobrevuela una constante sensación de angustia y desasosiego.

La autora de Cicatriz ha declarado recientemente que tiene la sensación de que La familia es la más sólida de sus novelas, “la más densa, porque la escribí sin distracciones, en siete meses, durante el confinamiento”, ha comentado.

La familia es una novela trenzada con una prosa precisa y sencilla, que está muy bien escrita y que se lee de un tirón. Una lectura muy recomendable.

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SINOPSIS

La contundente radiografía de una familia, de sus heridas latentes, fragilidades, contradicciones y flaquezas. 

 «¡En esta familia no hay secretos!», proclama al inicio de este libro Damián, el padre, un hombre de ideas e ideales fijos obsesionado con la rectitud y la pedagogía. Pero esa casa sin secretos está en realidad llena de grietas, y la opresión que se respira entre sus paredes terminará creando vías de escape, códigos clandestinos, ocultaciones, fingimientos y mentiras. Formada por dos niñas, dos niños, una madre y un padre, esta familia en apariencia normal, de clase trabajadora y llena de buenas intenciones, es la protagonista de una novela coral que abarca varias décadas y en cuyas historias laten el deseo de libertad y la crítica a los pilares que tradicionalmente han sostenido, y todavía sostienen en gran medida, la institución familiar: autoritarismo y obediencia, vergüenza y silencio.  

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    «Cuando se conocieron, ella estaba orgullosa de él. De hecho, todavía lo estaba, a ratos. Le parecía que era un hombre íntegro, inteligente, con principios y una prometedora carrera por delante. Esto, lo de la prometedora carrera, era una expresión que Laura repetía en todos los sitios, le sonaba muy bien. Gracias a él, ella tenía ahora la posibilidad de destacar. Despuntar, sacar cabeza, eran otras maneras de decirlo. Distinguirse. Era la época en que el valor de una mujer se tasaba en función del hombre que la elegía. ¡Y qué hombre más distinguido! ¡Un abogado!»

Sara Mesa vuelve a demostrar que posee un ojo clínico para desnudar comportamientos humanos, detectar heridas latentes y retratar en toda su complejidad la fragilidad, las contradicciones y las flaquezas que nos conforman. Este libro es una nueva vuelta de tuerca a la construcción de uno de los universos literarios más potentes de las letras españolas actuales y la confirmación de un talento que no deja de crecer.

SARA MESA

Sara Mesa (Madrid, 1976) desde niña reside en Sevilla. Ha desarrollado una notable carrera dentro de la literatura, haciendo gala de una gran habilidad en distintos géneros y formatos. De hecho, Mesa logró un gran impacto en la crítica gracias a los relatos recopilados en las antologías No es fácil ser verde y La sobriedad del galápago. También demostró su buen hacer como poeta en Este jilguero agenda, poemario que recibió el prestigioso Premio Miguel Hernández de Poesía.

Tras la aparición de El trepanador de cerebros, su primera novela, Mesa logró un gran éxito con Cuatro por cuatro, obra que llegó a ser finalista del Premio Herralde de Novela y que supuso su debut en la editorial Anagrama, donde desde entonces ha publicado títulos tan interesantes como Planeta equivocado, Cicatriz, Mala letra, Un incendio invisible, Cara de pan o Un amor. La familia es su última novela. A día se hoy es considerada como una de las voces más interesantes de su generación.

“El niño que robó el caballo de Atila”, de Iván Repila

«Parece imposible salir, dice. Y también: Pero saldremos.»

El niño que robó el caballo de Atila es una novela del escritor bilbaíno Iván Repila publicada en 2013 por la editorial Libros del Silencio. Entonces el libro pasó casi desapercibido, sin embargo, en el año 2017, Seix-Barral recuperó la novela en una cuidada edición.

Dos hermanos, a los que el narrador llama Grande y Pequeño, luchan por salir del fondo de un pozo, de unos siete metros de profundidad y en forma de pirámide, que se encuentra en el centro de un bosque. Para poder sobrevivir, se verán obligados a ingerir hormigas aplastadas, pequeños gusanos, caracoles, larvas y raíces, y a beber el agua que se filtra por las paredes del pozo.

Repila utiliza un lenguaje preciso y elaborado, poético a veces, para ofrecernos una historia intensa y descarnada con un alto contenido simbólico. Muy recomendable.

    «—Debes saber hermano, que soy el niño que robó el caballo de Atila para hacer unos zapatos con sus cascos y lograr así que la hierba nunca más creciese por donde yo pisara. Muchos hombres viles me temieron como al azote de un dios, porque sequé su tierra y su semilla en mis largos paseos por el mundo.»

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SINOPSIS

Dos hermanos, el Grande y el Pequeño, luchan por salir del pozo en el que han sido confinados en mitad de un bosque. A pesar del hambre, no prueban el contenido de una bolsa de víveres que descansa en el fondo cenagoso del agujero. Se alimentan de lo que proveen las paredes húmedas y arcillosas, y beben agua con sabor a tierra. Que sobrevivan o no depende de su fortaleza y de su ingenio. A través de una trama sencilla de gran poder metafórico y de una prosa de enorme belleza, esta impactante fábula para adultos encierra una incisiva reflexión sobre la condición humana.

    «¿No sientes el líquido que nos rodea como si fuéramos fetos? Estas paredes son membranas y flotamos entre ellas, nos damos vuelta a la espera de nuestro alumbramiento prorrogado. Este pozo es un útero, tú y yo estamos por nacer, nuestros gritos son los dolores del parto del mundo. »

IVÁN REPILA

Bilbao, 1978. Escritor, editor y gestor cultural. Autor de las novelas: Una comedia canalla (Libros del Silencio, 2012); El niño que robó el caballo de Atila (Libros del Silencio, 2013; Seix Barral 2017), traducida al italiano, francés, inglés, coreano, holandés, rumano, japonés y persa; Prólogo para una guerra (Seix Barral, 2017) y El aliado (Seix barral, 2019). Autor de relatos publicados en el diario El Correo, el Premio Bizkaidatz de la Diputación de Bizkaia y en las antologías El Quijote a través del espejo (2016), Historias de San Mamés (2015) e Ilustrofobia (2014).

Articulista habitual en la revista Primer Acto y en el diario Bilbao. Cofundador de la editorial Masmédula Ediciones, especializada en poesía. Autor de las obras de teatro Diez y Huésped, que se representaron en el Pabellón 6 de Bilbao.

Gestor cultural para diversos organismos e instituciones nacionales e internacionales en la producción, coordinación y dirección de congresos, encuentros y festivales de teatro, música y danza. Profesor de literatura en talleres de lectura y escritura creativa para distintas escuelas del País Vasco.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

    «El bosque limita al norte con una cordillera y está rodeado de lagos tan grandes que parecen océanos. En el centro del bosque hay un pozo. El pozo tiene unos siete metros de profundidad y sus paredes irregulares son un muro de tierra húmeda y raíces que se angosta en la boca y se ensancha en la base, como una pirámide desocupada y roma. Su lecho gorgotea el agua oscura que se filtra desde venas remotas hasta las galerías que afluyen al río, dejando un poso terrizo que nunca se detiene y un fango moteado por burbujas cuyo chasquido devuelve al aire el perfume de los eucaliptos. Quizá por la presión de las placas continentales o por el remolino de una brisa continua,las pequeñas raíces se mueven y giran y señalan con una danza lenta que acongoja, pues evoca la entraña de los bosques digiriendo lentamente el mundo.»

    […]

    «Durante cuatro días el sol abrasa los campos, da fuertes manotazos de cobre sobre los árboles y seca el pozo. El agua que se filtraba a través de la tierra se convierte primero en barro, y después en grumos de arena negra. Cuando no queda nada que beber, los dos hermanos interrumpen su rutina diaria para chupar las raíces que asoman por las paredes hasta que la boca les sabe a carbón.

    —No estoy bien, dice el Pequeño.

    —Lloverá.

    Conocen bien esta tierra, los comportamientos del cielo bajo el que han crecido, los tiempos de las nubes. Saben que en este mes un sol feroz significa la llegada inminente de una tromba de agua. Lloverá por-que siempre llueve cuando la carne se despelleja, y porque en estos campos parece gobernar una mecánica del sufrimiento, según la cual a toda decisión de la naturaleza le replica su contraria. Por este motivo las personas son, aquí, severas de piel y de carácter, y enfrentan las sanciones que les impone la tierra con rigurosa paciencia, sin demandas ni quejas, aunque ello les suponga una fractura en la comunicación emocional, en el contrato humano de la convivencia y en la gestión de los afectos. Los hermanos son prueba de ello. Han dejado de mirarse a los ojos, de buscarse en el otro como hacían los primeros días. Las muestras de cariño son innecesarias cuando rige la conservación. El amor como un pacto de silencio donde se administran violencias propias de un reptil, de un cocodrilo viejo.

    —¿Tú me quieres?, pregunta el Pequeño.

    —Lloverá.»

 

“Cara de pan”, de Sara Mesa

     Ella no supo que tenía cara de pan hasta el año pasado, cuando Marga se lo dijo delante de las demás niñas, y todas rieron espontáneamente, sin maldad, de modo que no había lugar para el enfado —porque era un comentario cariñoso— ni para otra reacción que no fuese también su propia risa —fingida— y el escrutinio posterior en el espejo. ¿Qué es en concreto una cara de pan? Hay montones de panes posibles, desde bollos bien gordos hasta baguettes finas, y sin embargo ella intuye que cuando Marga le dice cara de pan se refiere más bien a lo primero —la cara redonda, fofa, blanca; la cara como símbolo de todo un cuerpo, de toda una entidad.

Cara de pan es la quinta novela publicada por la escritora madrileña afincada en Sevilla Sara Mesa. En ella nos cuenta la relación que se establece entre dos personajes muy distintos y peculiares: Casi, una niña de “casi” catorce años, de ahí su nombre; y un adulto de cincuenta y cuatro años, al que Casi llama simplemente Viejo.

Casi, que se siente un poco fuera de sitio en el instituto, decide una mañana dejar de ir a clase. Desde ese día pasa las mañanas escondida entre los setos de un parque de la ciudad hasta que llega la hora de volver a casa. Es allí donde se encuentra con Viejo, un adulto con problemas de relación que parece vivir al margen de la sociedad.

     La primera vez la coge tan desprevenida que se sobresalta al verlo. La niña está apoyada en el tronco del árbol, leyendo una revista, cuando oye sus pasos acercándose, el chasquido de las hojas secas al quebrarse, y después lo ve, de pie delante de ella, quizá un poco turbado pero no sorprendido por encontrarla allí, oculta tras los setos. El viejo pide perdón –¡no quise asustarte!, dice– y después le pregunta qué está leyendo, pero entre una cosa y otra –entre la disculpa y la pregunta– a la niña le da tiempo a reaccionar. Esto, responde mostrándole la revista, una revista para chicas.

Casi recibe en su escondite las visitas diarias de Viejo, que le habla de pájaros y de la cantante Nina Simone, y comparte con él algunas chucherías o algún refresco.

Poco a poco el Viejo le va desvelando sus secretos y se va estableciendo una relación cada vez más estrecha entre esta «pareja inadmisible», una relación atípica y sospechosa para la sociedad.

    Hay algo en la manera de hablar del Viejo que Casi, instintivamente, percibe como anormal. Para empezar, no controla el volumen como debiera: a veces habla en susurros y ella tiene que pedirle que repita sus palabras. […] Las rarezas del viejo, piensa Casi, son inofensivas, por desconcertantes que resulten, como desconcertante es, por ejemplo, el contraste entre su rostro de frente y su rostro de perfil, el primero de apariencia inocente y hasta bobalicona, el segundo introspectivo y sabio, como si pertenecieran a dos caras diferentes de dos hombres diferentes.

Con este argumento, aparentemente muy sencillo, Sara Mesa construye una magnífica historia, que cuenta con los elementos de suspense necesarios para mantener en vilo al lector hasta el final de la misma. El resultado es una magnífica novela, que está muy bien escrita y que se lee con gusto. Muy recomendable.

  «Otro libro breve que me ha gustado mucho últimamente. También es una historia muy pequeña, aparentemente muy sencilla. Es una relación entre dos personajes, un hombre mayor y una niña, pero está tan bien contada y es tal el mar de fondo que esa novela tiene, todo lo que no se cuenta, que es una lectura muy recomendable. Está muy bien escrito, me gusta mucho Sara Mesa y esta novela en concreto me parece redonda.»  Jesús Carrasco

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SINOPSIS

«La primera vez la coge tan desprevenida que se sobresalta al verlo.» El encuentro se produce en un parque. Ella es Casi, una adolescente de «casi» catorce años; él, el Viejo, tiene muchos más.

El primer contacto es casual, pero volverán a verse en más ocasiones. Ella huye de las imposiciones de la escuela y tiene dificultades para relacionarse. A él le gusta contemplar los pájaros y escuchar a Nina Simone, no trabaja y arrastra un pasado problemático.

Estos dos personajes escurridizos y heridos establecerán una relación impropia, intolerable, sospechosa, que provocará incomprensión y rechazo y en la que no necesariamente coincide lo que sucede, lo que se cuenta que sucede y lo que se interpreta que sucede.

Una historia elusiva, obsesiva, inquietante y hasta incómoda, pero al mismo tiempo extrañamente magnética, en la que palpitan el tabú, el miedo al salto al vacío de la vida adulta y la dificultad de ajustarse a las convenciones sociales… La ambiciosa carrera literaria de Sara Mesa da un nuevo paso adelante con esta novela sobre dos seres desarraigados cuyos destinos se entrecruzan en un parque, una defensa de la inadaptación y la diferencia.

    Todo empezó una mañana cualquiera. El despertador sonó a la misma hora de siempre, Casi remoloneó unos minutos entre las sábanas, se levantó con desgana, se lavó la cara, se puso el chándal. Cuando bajó, sus padres estaban tomando café; hablaban entre susurros; se callaron al entrar ella en la cocina. Se preparó un colacao, mordisqueó unas magdalenas. Todo normal, dice Casi, nada anunciaba que ese día iba a ser diferente a los demás. Ella no planificó nada, no podía saber que se acercaba el momento culminante, al momento en que todo cambió: cuando salió de casa, enfiló la avenida, apresuró el paso porque iba un poco tarde… y dio la vuelta. Dio la vuelta y se apresuró aún más, pero en sentido contrario. Sin saber bien qué hacer todavía. Sin saber adónde se dirigía.

SARA MESA

Sara Mesa (Madrid, 1976) desde niña reside en Sevilla. Ha desarrollado una notable carrera dentro de la literatura, haciendo gala de una gran habilidad en distintos géneros y formatos. De hecho, Mesa logró un gran impacto en la crítica gracias a los relatos recopilados en las antologías No es fácil ser verde y La sobriedad del galápago. También demostró su buen hacer como poeta en Este jilguero agenda, poemario que recibió el prestigioso Premio Miguel Hernández de Poesía.

Tras la aparición de El trepanador de cerebros, su primera novela, Mesa logró un gran éxito con Cuatro por cuatro, obra que llegó a ser finalista del Premio Herralde de Novela y que supuso su debut en la editorial Anagrama, donde desde entonces ha publicado títulos tan interesantes como Planeta equivocado, Cicatriz, Mala letra, Un incendio invisible o Cara de pan. A día de hoy es considerada como una de las voces más interesantes de su generación.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

     ¿Por qué estabas allí, Viejo?, se atreve a preguntar al fin. No cree que no se lo quiera contar; más bien lo da por sabido, como si no hiciese falta explicarlo o hubiese olvidado hacerlo, pero Casi sí necesita que se lo explique, a pesar de que él la mira sin comprender –¿allí dónde?, dice– y ella tiene que concretar –en la clínica, ¿por qué estabas ingresado en esa clínica?–. El Viejo está sentado sobre la toalla, otra vez con su traje clarito, su traje ya limpio recién recogido de la tintorería y el pañuelo que sobresale del bolsillo de la chaqueta bien doblado. La mañana está desapacible, un viento frío agita las ramas de olmo siberiano, caen las hojas sobre ellos –día a día, hoja a hoja, el árbol se les está pelando encima–. El Viejo está pensando y ella se teme que ahora le dé largas, que finalmente no haya sido una cuestión de olvido, sino una ocultación premeditada. Pero el Viejo al fin habla y dice que la culpa fue de los policías de la mente, no suya, él no hizo nada para que tuvieran que encerrarlo. Él estaba feliz haciendo su trabajo, por aquel entonces trabajaba en la reserva de pájaros, ¿se acuerda Casi de la reserva? Pero la policía de la mente no perdona la felicidad a los que son como él, los que no tienen una madre y un padre como todo el mundo, ¡sino una madre y un padre-abuelo en uno!
         […]
       Un día se echa a llorar de pronto, inesperadamente, y el Viejo la toma en su regazo. La intimidad física que se crea en ese momento –repentina, espontánea– es nueva para ellos, y hace que los dos estén incómodos. Sin embargo, permanecen en la misma postura varios minutos, acompasando sus respiraciones, y él le pasa las manos por el pelo –sus primeras caricias– mientras ella deja caer sus brazos en las piernas de él, y su cabeza en la barriga de él. El Viejo no le pregunta por qué llora. Una pregunta así es superflua: uno debería ser capaz de intuirlo. Casi tampoco se esfuerza en dar explicaciones. Sabe que él no las espera. Es esa calma, solamente esa calma, pausada por el canto de un herrerillo –es lo único que dice el Viejo: ¿oyes?, un herrerillo–, y el aire frío, el invierno acercándose, el viento como síntoma de la amenaza.

 

“La uruguaya”, de Pedro Mairal

    «Qué mujer más hermosa, qué demonio de fuego me brotó de adentro y se me trepó al instante en el árbol de la sangre. ¿Cómo te llamás? Magalí. Yo soy Lucas. Fuimos a buscar más cerveza.»

La uruguaya es una novela corta, del escritor argentino Pedro Mairal, publicada con gran éxito en Argentina en 2016. En 2017 se público en España, donde se ha alzado con el Premio Tigre Juan. La novela, que ha provocado el reconocimiento unánime de público y de crítica ha confirmado a su autor como uno de los más destacados narradores de la literatura argentina contemporánea.

El escritor argentino Lucas Pereyra, casado, padre de un hijo y en plena crisis existencial y matrimonial, viaja desde Buenos Aires hasta Montevideo para cobrar los anticipos de derechos de autor de dos contratos de libros que había firmado unos meses antes. Esto iba a permitirle saldar las deudas por los meses que había estado sin trabajar y dedicarse a escribir unos meses más, si controlaba los gastos. Allí también iba a reencontrarse con la joven Magalí Guerra, la uruguaya del título de la novela, que había conocido en un festival.

    «Nunca dejaba mi correo abierto. Jamás. Era muy muy cuidadoso con eso. Me tranquilizaba sentir que había una parte de mi cerebro que no compartía con vos. Necesitaba mi cono de sombra, mi traba en la puerta, mi intimidad, aunque solo fuera para estar en silencio. Siempre me aterra esa cosa siamesa de las parejas: opinan lo mismo, comen lo mismo, se emborrachan a la par, como si compartieran el torrente sanguíneo. Debe haber un resultado químico de nivelación después de años de mantener esa coreografía constante. Mismo lugar, mismas rutinas, misma alimentación, vida sexual simultánea, estímulos idénticos, coincidencia en temperatura, nivel económico, temores, incentivos, caminatas, proyectos… ¿Qué monstruo bicéfalo se va creando así? Te volvés simétrico con el otro, los metabolismos se sincronizan, funcionás en espejo; un ser binario con un solo deseo. Y el hijo llega para envolver ese abrazo y sellarlos con un lazo eterno. Es pura asfixia la idea.»

Pero la historia, a pesar de ser atractiva, es lo que menos cuenta en esta novela, corta pero intensa. Lo que de verdad cuenta es lo extraordinariamente bien escrita que está, con un lenguaje directo y desenfadado que incluye términos y expresiones propias del país del autor. Una novela magnífica, entretenida y que se lee de un tirón. De lo mejor que he leído últimamente.

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SINOPSIS

Lucas Pereyra, un escritor recién entrado en la cuarentena, viaja de Buenos Aires a Montevideo para recoger un dinero que le han mandado desde el extranjero y que no puede recibir en su país debido a las restricciones cambiarias. Casado y con un hijo, no atraviesa su mejor momento, pero la perspectiva de pasar un día en otro país en compañía de una joven amiga es suficiente para animarle un poco. Una vez en Uruguay, las cosas no terminan de salir tal como las había planeado, así que a Lucas no le quedará más remedio que afrontar la realidad.

Narrada con una brillante voz en primera persona, La uruguaya es una divertida novela sobre una crisis conyugal que nos habla también de cómo, en algún punto de nuestras vidas, debemos enfrentarnos a las promesas que nos hacemos y que no cumplimos, a las diferencias entre aquello que somos y aquello que nos gustaría ser.

PEDRO MAIRAL

Pedro Mairal nació en Buenos Aires en 1970. Su novela Una noche con Sabrina Love recibió el Premio Clarín en 1998 y fue llevada al cine. Ha publicado también las novelas El año del desierto (2005) y Salvatierra (2008), el volumen de cuentos Hoy temprano (2001), y los libros de poesía Tigre como los pájaros (1996), Consumidor final (2003) y la trilogía Pornosonetos (2003, 2005 y 2008). En 2007 fue nombrado uno de los 39 mejores jóvenes escritores latinoamericanos por el Hay Festival de Bogotá. Trabaja como guionista y escribe para distintos medios de comunicación. En 2013 publicó El gran surubí, una novela en sonetos, y El equilibrio, una recopilación de las columnas que escribió durante cinco años para el diario Perfil. En 2015 publicó en Chile Maniobras de evasión, un libro de crónicas. Su última novela, La uruguaya, ha recibido en España el Premio Tigre Juan 2017 y lo ha confirmado como uno de los más destacados autores argentinos de su generación.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

    Nunca me cayeron bien los médicos hombres, con ese aire de grandullones con guardapolvo, escolares crónicos con gigantismo, los bravucones peludos de la clase, haciéndose los serios en la consulta , usando grandes palabras anatómicas, hipersexuados, libidinosos ni bien cierran la puerta del consultorio, cogiendo todos por ahí con enfermeras en ese doble fondo de las guardias, acceso restringido al personal, coitos de camilla, desenfrenos de rincón, entre tubos de oxígeno y carritos con material quirúrgico, guardapolvos disimulando erecciones, galenos con priapismo, grandes porongas doctas, reverenciadas, falos hipocráticos rodeados de conchitas dispuestas como mariposas rosadas en el aire, sátiros de blanco, con unas canas que hacen suspirar a la paciente y a ver si respirá profundo, otra vez, bien, levante un poco la blusa, respirá otra vez, muy bien… Hijos de puta, abusadores matacaballos, carniceros prepagos, sumando comisiones de cesáreas innecesarias, atrasando la operación para después de su semanita en Punta del Este, maltratadores seriales, ladrones del tiempo y la salud, ojalá les llegue un infierno eterno de sala de espera con revistas pegoteadas, aprovechadores parados en su columnata griega, te vas a aplicar la crema en el área pruriginosa, ¡hijo de un camión lleno de putas!, ¡el área pruriginosa!, por qué no decis «el lugar donde te pica», la concha de tu hermana, reverendo sorete grandilocuente.
      […]
     Nos faltaba el empujón. Los poquitos grados de fuerza para que se terminara de romper todo lo que estaba fisurado. ¿Se caía de maduro? No sé. Es cierto que teníamos que parar. Dejar de juntar bronca. Esas mañanas, por ejemplo, esos sábados o domingos cuando Maiko se despertaba a las siete y pedía su Nesquik y vos y yo empezábamos el concurso de ver quién se hacía más el dormido. Maiko insistía y alguno de los dos se levantaba con odio, le hacía el Nesquik, y también el café al otro, al remolón que se hacía el paralítico, el que no durmió lo suficiente, el que no puede, que necesita más horas de sueño, que sufre, pobrecito, la reputa que lo remil parió, y la reconcha de la lora. Maiko en la cocina ya en su reclamo gremial moviendo muebles, sillas, trepándose a la mesada, agarrando cuchillos, hay que estar, hay que mirarlo, hay que cuidar al enano borracho desde la madrugada, mientras el otro se envuelve entre las sábanas tibias, el otro se anula, se hace el que no existe, pero está ahí, haciéndose el desentendido en su gran traición. Entonces, vos o yo, el que se había levantado, lavaba los platos de la noche anterior haciendo la mayor cantidad de ruido posible para joder (te escuché hacerlo varias veces y yo también te lo hice) la sartén pegaba bandazos en la bacha, le hacíamos sonar como una campana de lata para despertar al horizontal, cucharas cayendo sobre el acero inoxidable que sonaba como un tambor, tintineo de vasos de vidrio a punto de partirse en mil astillas, castañeteo de platos de loza frágiles y blancos que daban ganas de estamparlos contra el piso como en un casamiento griego, hacer un smash karaoke como se hace en Japón, donde le ponen a la gente música fuerte en un cuarto con jarrones y televisores viejos y les dan un bate de béisbol para que rompan todo. Hacer mierda el juego de comedor, reventar los regalos de casamiento, el amor familiar, la lista, prender fuego Flox, dinamitar la casa y anticiparse ametrallando a los novios cuando saludan en el atrio como en una escena de El Padrino. Y el otro desde la cama: ¿Todo bien, amor? ¡Sí, todo bien! ¿Se rompió algo? No, no se rompió nada. ¿Qué querés? Decime qué querés. Quiero guerra, pensaba yo. Guerra contra vos. Pero no decía nada.

“Carta blanca”, de Lorenzo Silva

«No se compadece de nadie quien ha aprendido a no apiadarse de sí.»

Carta blanca es una novela histórica de Lorenzo Silva, publicada en 2004, con la que el escritor madrileño consiguió el VIII Premio Primavera de Novela.

La historia se desarrolla en torno a la figura de Juan Faura, un personaje enigmático y atormentado, y comprende tres partes perfectamente diferenciadas. La primera nos sitúa, de la mano de su protagonista, al que un desengaño amoroso le ha llevado a apuntarse a la Legión, en plena guerra del Rif, en el otoño de 1921.

      «Porque Faura, como algunos otros de los hombres que se habían apuntado a aquello, no obraba ebrio de amor a la patria, ni tampoco cegado por la paga, muy superior a la soldada del resto del ejército, que había atraído a la mayoría. No, era mucho más sencillo. Había decidido irrevocablemente suicidarse, y prefería que le ayudaran.»

Después de un breve paréntesis en Alzira, en la primavera de 1932, donde Faura se reencuentra con su antiguo amor, la novela nos traslada al Badajoz de agosto de 1936. Allí, después de tomar partido por la República, nuestro protagonista decide enfrentarse a las tropas sublevadas, que están a punto de tomar la ciudad extremeña. Esta circunstancia le brindará la oportunidad de redimirse, enfrentándose a los Regulares y a sus antiguos compañeros legionarios en la batalla de Badajoz.

         «Esa mañana, ante la compañía formada, el capitán que la mandaba, sin el tono solemne con que se transmitían las órdenes oficiales, les dijo que estaba al corriente de las actividades «particulares» que algunos llevaban a cabo por las noches, pero que prefería hacerse el despistado, y que sin asumir en absoluto ninguna responsabilidad ni darles la más mínima cobertura, animaba a todo aquel al que le apeteciera y no estuviera de servicio a dar rienda suelta a sus impulsos. Sólo había dos condiciones: no se excusaría a nadie el retraso ni la inexactitud en el cumplimiento de los servicios que tuviera asignados, y quedaba prohibido llevar armas de fuego. Los legionarios bien podían jugarse sus vidas, si les convenía o les apetecía, pero en modo alguno arriesgarse a perder un fusil que en su día pudiera usar el enemigo.

      –Salvo esto -concluyó-, tenéis carta blanca.

      Cada uno entendió a su modo, pero todos entendieron más o menos igual. Podían coger lo que se les antojase, y hacerles a los moros que se encontraran lo que les viniera en gana. Alguno, dos meses después de desembarcar en Melilla, ya tenía larga costumbre de eso. La misma noche en que llegó el Tercio a la plaza, un musulmán de los que vivían en la ciudad perdió las orejas a manos de uno de los vengadores, que las guardó como trofeo. Y la ferocidad hacia el moro, en todas sus posibles manifestaciones, no había hecho sino ir en aumento desde que los hombres empezaron a tropezarse con los atormentados cadáveres de los soldados del ejército aniquilado meses atrás. Los aviones tiraban bombas incendiarias en las aldeas, los artilleros no se cuidaban mucho de distinguir entre posiciones militares y objetivos civiles (tampoco era fácil, porque cualquier casa podía ser un fortín, así que un problema menos) y los infantes remataban con soltura a los heridos indefensos que daba en dejar atrás el enemigo en su retirada. Pero todavía podía irse más allá, y más de uno ya lo había hecho.»

Carta blanca es una novela dura, con algunos pasajes de extremada crudeza, sobre todo en la primera parte de la misma, la que más me ha gustado y me ha resultado más dinámica. Y que nos ofrece una historia que está muy bien documentada, bien escrita y que te atrapa desde la primera página. Muy recomendable.

   A ratos, Carta blanca es un relato espeluznante, delator de la bestialidad a la que es capaz de rebajarse el ser humano. En otros momentos, exhibe una sensibilidad delicada y melancólica, que nos invita a evocar escenas de nuestro pasado y a recordar a seres queridos ya desaparecidos. Es, ante todo, una historia sobre la paradójica fragilidad y adaptabilidad del alma humana y sobre la naturaleza errátil de las múltiples fuerzas dinámicas que construyen el destino vital.

Dionisio Viscarri

SINOPSIS

Esta novela se abre con la guerra de Marruecos, a principios de los años veinte, y se cierra con la guerra civil, en plena década de los treinta. Sin embargo, más allá de narrarnos con nitidez y profundo realismo los avatares del protagonista, Juan Faura, en ambas contiendas, primero como jovencísimo legionario inexperto y desengañado, luego ya como hombre maduro escéptico y baqueteado por la vida, es, sobre todo, la historia de una pasión que va más allá del tiempo, del destino y del dolor, de un desamor tan intenso que le llevará a desahogar su amargura en una campaña suicida en la que no espera siquiera sobrevivir. Pero lo hará, y el hombre despojado en que se ha convertido se reencontrará con su pasado y descubrirá que no puede escapar de él, porque las huellas que deja en el alma la verdadera entrega a otro son las que nos conforman, las que guían nuestro sino, marcado inevitablemente por el desencanto, el conocimiento de los límites de la crueldad humana y el refugio del amor contra todo, frente a todo, como única redención y salida.

Carta blanca nos muestra una historia valiente, descarnada, profundamente apasionada, que indaga en nuestro pasado y nos ofrece la figura carismática y apabullante de un antihéroe inmerso en una época convulsa en donde se extreman los sentimientos y la auténtica relevancia de nuestros actos.

Lorenzo Silva, con la franqueza de una prosa madura y directa, sin concesiones, que brilla especialmente por su maestría, ha escrito una novela ante la cual es imposible permanecer indiferente.

LORENZO SILVA

Lorenzo Silva (Madrid, 1966) ha escrito, entre otras, las novelas La flaqueza del bolchevique (finalista del Premio Nadal 1997), Noviembre sin violetas,La sustancia interior, El urinario, El ángel oculto, El nombre de los nuestros, Carta blanca (Premio Primavera 2004), Niños feroces, Música para feos y Recordarán tu nombre. En 2006 publicó junto a Luis Miguel Francisco Y al final, la guerra, un libro-reportaje sobre la intervención de las tropas españolas en Irak y en 2010 Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil (Premio Algaba de Ensayo). Además, es autor de la serie policíaca protagonizada por los investigadores de la Guardia Civil Bevilacqua y Chamorro. Con uno de sus títulos, El alquimista impaciente, ganó el Premio Nadal 2000 y con otro, La marca del meridiano, el Premio Planeta 2012. Desde 2010, es guardia civil honorario.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

       «En ese momento, Faura pensó en los otros, en aquellos enemigos a los que Corral se refería, y que él, a diferencia de los demás, conocía bien. Por un momento se le pasó por la mente contarles algo de ellos. Decirles que entre los legionarios había ladrones, asesinos y sinvergüenzas, pero también (y a menudo se trataba de la misma gente) pobres hombres a quienes la vida nunca les había dado cobijo, y que con el señuelo de aquel uniforme y de una hermandad gloriosa eran atraídos a la muerte como el toro con el trapo rojo hacia la vara y el estoque. Podía explicarles cómo y dónde vivían los marroquíes que se alistaban bajo las banderas de regulares, y cómo otros hombres más astutos y menos arrojados que ellos se aprovechaban de su miseria y de su combatividad congénita, fruto de una tierra roñosa y cruel, para convertirlos en máquinas de destruir. Unos y otros no eran más que peones de una suprema demencia que lo movía todo, que arrojaba a hermanos contra hermanos y que propiciaba paradojas como que los defensores de la fe católica llevaran a aquellos moros para vaciar de cristianos la vieja ciudad musulmana de la que los católicos de otro tiempo habían echado a sus abuelos. En suma, aquel despropósito beneficiaba a cualquiera menos a los hombres que esperaban tras aquellas murallas o iban a ser estrellados contra ellas. Juntos formaban un buen hatajo de burros, por dejarse destrozar una vez más unos contra otros, sin aprender nunca la maldita lección.»  […]

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               Legionarios por las calles de Badajoz. De Cajón de Sastre

         «–Vamos hacia la parte alta –dijo Ramírez.

       Dos carabineros y Toribio cubrieron la retirada, mientras el resto del grupo embocaba por la calle Trinidad. Luego, se juntaron todos y a la carrera llegaron hasta la plaza Cervantes, donde tomaron la primera calle a la izquierda, hacia la alcazaba. Por todos lados corrían milicianos que se arrancaban las insignias, arrojaban los fusiles, se quitaban los correajes. El caos de la derrota, el espanto ante la muerte, que Faura no saboreaba por primera vez. Ellos, sin embargo, se mantuvieron agrupados. A la altura de la calle Amparo vieron a unos quince o veinte metros una partida de legionarios y regulares. Acorralaban a unos hombres contra la pared, y los moros les rasgaban las camisas y les examinaban los hombros desnudos. Faura comprendió, a la misma velocidad a la que lo vio, el significado de aquel ritual: buscaban huellas del retroceso del fusil, el enrojecimiento que provocaba en la piel el golpe repetido de la culata sobre el hombro. En dos de ellos lo encontraron, y antes de que Faura y quienes iban con él pudieran reaccionar, a los infortunados los cosieron a bayonetazos. Dispararon entonces hacia el pelotón de liquidadores, que se deshizo al punto en un desorden de cuerpos que se echaban a tierra o buscaban desenfilarse, pero no se quedaron a pelear con ellos. Ahora tenían otra prioridad.

       Llegaron hasta la calle San Lorenzo sin ser hostilizados. Una vez allí, empezaron a recibir el fuego del grupo enemigo al que acababan de atacar, y que había salido en su persecución. Faura, Corral y un carabinero aguantaron en la esquina, para contenerlos, mientras el resto se dirigía hacia la calle Brocense. Un par de giros más les permitiría tomar la vía que conducía casi recta hacia la Puerta de Carros, el hueco en la parte norte de la muralla por el que se proponían huir.

      –Fuera ya de aquí los dos –les pidió Faura a los otros, al tiempo que metía un peine nuevo en el fusil.

        Vio que Corral se resistía.

     –Vamos, joder, esto hay que hacerlo más rápido –le apremió.»

 

“El forastero misterioso”, de Mark Twain

«Nada existe salvo tú.»

No hace mucho que leí El fuego invisible, la última novela del escritor turolense Javier Sierra, ganadora del Premio Planeta 2017. En la trama de la historia, su autor introduce, hábilmente, el libro de Mark Twain titulado El forastero invisible:

     «El forastero, por supuesto, tenía mucho del propio Twain. Pero también algo que no era él. Había en un personaje un matiz siniestro, acaso maligno. Años más tarde descubriría que Twain creía haberse desplomado de cielo durante el paso del cometa Halley en 1835. Y no lo decía en broma. Nació en noviembre de aquel año. Presumía de ello siempre que tenía ocasión. Por supuesto, nadie se tomó en serio aquel chascarrillo hasta que, por un extraño azar cósmico, Mark Twain falleció justo con el retorno de su querido viajero celestial en 1910. Era evidente que se lo llevó el mismo cometa que lo había traído.

     Entonces, ¿de verdad fue un enviado del cielo?

     La duda se incrustó en mi mente infantil.

    En las primeras páginas de El forastero misterioso él mismo definía a su protagonista –un extranjero llegado de ninguna parte, capaz de adelantarse al tiempo y que trataba a los humanos cual figurillas de un belén– como «un visitante sobrenatural llegado de otro lugar». Y justo esa línea había sido subrayada con lápiz rojo por el abuelo».

Fragmento de El fuego invisible

Me picó la curiosidad por la historia y, como en otras muchas ocasiones, una lectura me llevó a la otra. De esta manera he podido descubrir un buen libro, cuya lectura me ha resultado muy interesante.

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El forastero misterioso apareció en 1916, seis años después de la muerte de su autor, y supuso un acontecimiento literario, gracias también a las ilustraciones al óleo del gran artista N. C. Wyeth. En esta novela, Twain nos traslada a Eseldorf, una pequeña aldea de Austria. Allí, en el invierno de 1590, tres jóvenes que jugaban en el bosque se encontraron con un extraño personaje que se llamaba Satanás y era capaz de hacer cosas prodigiosas. Este personaje misterioso no tardará en poner patas arriba a todo la vecindad, y no sólo por sus espectaculares obras sino también por su empeño en ridiculizar la condición humana, para él mucho más salvaje que el mundo de los animales.

    «Satanás dijo:

   –Aquí tienes otro ejemplo del sentido moral. Los propietarios son ricos, y muy santos; pero el sueldo que pagan a estos pobres hermanos suyos es solo lo bastante para evitar que caigan muertos de hambre. Trabajan catorce horas al día, en invierno y en verano; desde las seis de la mañana hasta las ocho de la noche, incluso los niños pequeños. Y tienen que ir y venir andando hasta las pocilgas donde habitan, cuatro millas de ida y cuatro de vuelta, día tras día, año tras año, entre el barro y el aguanieve, bajo lluvia, nieve, granizo o tormenta. Solo duermen cuatro horas. Viven en perreras, tres familias en un cuarto, en una mugre y hedor increíbles; cuando llegan las enfermedades, mueren como moscas. ¿Han cometido algún crimen estos pobres sarnosos? No. ¿Qué han hecho para que los castiguen tanto? Nada en absoluto, salvo nacer entre tu necia raza […] Es el sentido moral lo que les enseña a los propietarios de la fábrica la diferencia entre el bien y el mal: ya ves el resultado. Se creen mejores que los perros. ¡Ay, es tan ilógica e irracional tu raza! ¡Y mezquina… oh, indeciblemente mezquina!»

Con un derroche de imaginación que traspasa la frontera de la literatura fantástica, Mark Twain se ríe de los ritos religiosos y de la crueldad social mediante un humor ácido y provocador, mucho más amargo del que utilizó en la mayoría de las obras que le han hecho famoso.

El autor de Las aventuras de Tom Sawyer y de  Las aventuras de de Huckleberry Finn se vale de este personaje misterioso para atacar duramente la mezquindad y el sentido moral de la raza humana.

     «El hombre se hizo de barro, yo lo vi crear. Yo no estoy hecho de barro. El hombre es un museo de enfermedades, un hogar de impurezas; llega hoy y se va mañana; empieza como barro y se marcha como hedor; yo soy de la aristocracia de los imperecederos. Y el hombre tiene el sentido moral… Parece que bastaría eso para mostrar la diferencia suficiente entre nosotros».

En definitiva, un buen libro, cuya lectura me ha resultado muy interesante e inquietante a la vez, y que nos hace pararnos a pensar y a reflexionar. Muy recomendable.

MARK TWAIN

twain_mark   Samuel Langhorne Clemens, más conocido como Mark Twain, nació en la villa de Florida, Misuri, en 1835. Cuando tenía cuatro años de edad, se trasladó con su familia a la localidad de Hannibal, a orillas del Misisipi. A los doce años, empezó a trabajar como aprendiz en el periódico local. Posteriormente, trabajó como impresor en varias ciudades, y se hizo piloto de un barco de vapor. Volvió luego al periodismo, y, en 1876, publicó Las aventuras de Tom Sawyer; en 1883, La vida en el Misisipi y, en 1884, Las aventuras de Huckleberry Finn. Con estas tres obras alcanzaría gran fama en su época. En 1881, escribió El príncipe y el mendigo, que es su primera novela histórica. En 1889, publicó Un yanki en la corte del rey Arturo, y, en 1905, una de sus últimas obras, El forastero misterioso. Gracias a su ingenio y sus sátiras consiguió grandes éxitos como escritor y orador. Falleció en Redding, Connecticut, en 1910.

SINOPSIS

   Esta vez el forastero, por misterioso que pareciera, no se presentó con cuernos, ni con rabo, ni con patas de cabra. Al contrario, «vestía ropa nueva y buena, era guapo, tenía un rostro atractivo y una voz agradable». Pero hizo y dijo cosas que quedarán para siempre grabadas en la memoria desasosegada de los hombres. Mark Twain, con una leve entonación de cuento de hadas, casi fuera del tiempo y del espacio, escribió una alegoría sobre la condición humana y la absoluta relatividad de todas las cosas, tan inquietante en su aparente sencillez, que al cerrar el libro el lector acaba preguntándose abrumado si la existencia humana es sólo un sueño o una pesadilla.

OTROS FRAGMENTOS DE LA NOVELA

   «Ocurrió en el año 1590… durante el invierno. Austria estaba muy lejos del mundo, dormida; todavía era la Edad Media en Austria y prometía quedarse así siempre. Algunos la situaban incluso más remotamente en el tiempo, hace siglos y siglos, y decían que según el reloj mental y espiritual corría entonces en Austria la Edad de la Fe. Pero lo proponían como halago y no como calumnia, y así lo entendíamos y nos sentíamos orgullosos de ello. Lo recuerdo muy bien, aunque yo solo era un muchacho, y recuerdo también el placer que me causaba. Sí, Austria estaba muy lejos del mundo, y dormida; y nuestra aldea se encontraba en el centro de ese sueño.»
 […] 

   «Y tú no eres tú…, no tienes cuerpo, ni sangre, ni huesos; eres sólo pensamiento. Yo mismo no tengo existencia; no soy más que un sueño…, tu sueño, la criatura de tu imaginación. Dentro de un momento te habrás dado cuenta de esto; entonces me expulsarás de tus visiones y yo me disolveré en la nada de la cual me has hecho […]
    Dentro de poco estarás solo en el espacio ilimitado, para vagar por sus soledades infinitas sin amigo ni compañero para siempre…, porque siempre serás un pensamiento, el único pensamiento existente, y, por tu naturaleza, inextinguible, indestructible. Pero yo, tu pobre sirviente, te he revelado a ti mismo y te he liberado. ¡Sueña otros sueños, y mejores!
   Es extraño que no lo hubieras sospechado hace años…, ¡hace siglos, edades, eones! Porque has existido sin compañero a lo largo de todas las eternidades. ¡Extraño de veras que no hayas sospechado que tu universo y sus contenidos son solo sueños, visiones, ficción! Extraño, porque son tan franca e histéricamente locos… como todos los sueños: un Dios que podía crear buenos hijos tan fácilmente como malos, y, sin embargo, prefirió crearlos malos; que podría haberlos hecho felices a todos, y, sin embargo, nunca hizo feliz a ninguno; que los hizo capaces de estimar su amarga vida, y aun así la hizo mezquinamente breve; que dio a sus ángeles la felicidad eterna sin ganársela, y, sin embargo, exigió que sus otros hijos la ganaran; que dio a sus ángeles vidas sin dolor, y afligió a sus otros hijos con miserias ásperas y enfermedades de la mente y del cuerpo; que habla de la justicia e inventó el infierno…, habla de la Regla de oro y de perdonar setenta veces siete, e inventó el infierno; que pregona la moral a otras personas mientras él no tiene ninguna; que desaprueba los crímenes y, sin embargo, los comete todos; que, sin ser invitado, creó al hombre, y luego trata de librarse de las responsabilidades de los actos del hombre, dejándosela solo a éste, en vez de colocarla honradamente donde debe estar, sobre él mismo; y finalmente, con una divina torpeza, ¡invita a este pobre esclavo maltratado a adorarlo!…
   Ahora comprenderás que todas estas cosas son imposibles, salvo en un sueño. Comprendes que son puras locuras pueriles, las creaciones ridículas de una imaginación que no está consciente de sus monstruosidades; en una palabra, que son un sueño y tú eres su creador. Todas las señales del sueño son visibles; debías haberlas reconocido antes.
   Es verdad lo que te he revelado; no hay Dios, ni universo, ni raza humana, ni vida terrestre, ni cielo, ni infierno. Todo es un sueño…, un sueño grotesco y disparatado. Nada existe salvo túY tú no eres más que un pensamiento..., ¡un pensamiento errante, un pensamiento inútil, un pensamiento desamparado, vagando solitario entre las eternidades!»
 

“De ratones y hombres”, de John Steinbeck

«Un conmovedor canto a la amistad»

De ratones y hombres (Of Mice and Men) es una novela corta del escritor estadounidense John Steinbeck, ganador del premio Nobel de literatura en 1962, que se publicó en 1937.

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El autor de Las uvas de la ira, basándose en sus propias experiencias personales, nos narra la historia de Lennie y George, dos braceros casi en la indigencia que recorren las tierras de California en tiempos de la Gran Depresión y que sueñan con reunir un poco de dinero para comprar una casa y unos acres de tierra.

  «–Vamos, George –rogó Lennie–. Dímelo. Por favor, George. Como me lo dijiste antes.
    –¿Te gusta mucho, eh? Bueno: te lo diré, y después comeremos…
   Se hizo más profunda la voz de George. Recitó las palabras rítmicamente, como si las hubiera dicho muchas veces ya.
    –Los hombres como nosotros, que trabajan en los ranchos, son los tipos más solitarios del mundo. No tienen familia. No son de ningún lugar. Llegan a un rancho y trabajan hasta que tienen un poco de dinero, y después van a la ciudad y malgastan su dinero, y no les queda más remedio que ir a molerse los huesos en otro rancho. No tienen nada que esperar del futuro.
     Lennie estaba encantado.
   –Eso es… eso es. Ahora, explícame como somos nosotros.
    George prosiguió:
   –Con nosotros no pasa así. Tenemos un porvenir. Tenemos alguien con quien hablar, alguien que piensa en nosotros.»

Está considerada como una de las mejores novelas de su autor y una de las obras cumbres de la literatura americana. Una magnífica novela que se lee de un tirón. Absolutamente recomendable.

La novela ha sido llevada al cine con el mismo título en dos ocasiones. La primera, realizada en 1939, fue dirigida por Lewis Milestone e interpretada por Burgess Meredith, Betty Field, y Lon Chaney Jr. La segunda, realizada en 1992, fue dirigida por Gary Sinise y protagonizada por John Malkovich, y el propio Gary Sinise.

Tráiler de Ratones y hombres dirigida por Gary Sinise

Dos grandes amigos, Lennie (John Malkovich) y George (Gary Sinise) se encuentran en paro, en plena era de la depresión norteamericana, y con pocas posibilidades de conseguir trabajo debido al retraso mental de Lennie. Cuando son contratados en el Rancho Tyler ven como su vida progresa a pesar de la estricta supervisión de Curley (Casey Siemaszko), el desagradable hijo del jefe. Pero su mundo se tambalea cuando la insatisfecha esposa de Curley (Sherilyn Fenn) se convierte en víctima inocente de la compasión de Lennie, forzando a George a decidir entre su amistad o él mismo. (FilmaAffinity)

También se realizaron otras dos películas para ser emitidas directamente por la pequeña pantalla.

En España, la novela fue adaptada para el teatro por Miguel del Arco, estrenándose en el Teatro Español de Madrid en 2012.

SINOPSIS

La historia de Lennie y George, dos braceros al borde de la indigencia, es una denuncia implacable de las condiciones de vida en el campo californiano, pero es también un conmovedor canto a la amistad y sobre todo una novela intensa, con unos diálogos ejemplares y perfectamente construida, de la que ningún lector podrá olvidar nunca el desenlace

JOHN STEINBECK

   images.1California, (1902-1968). John Steinbeck mostró desde joven una rebeldía y una oposición al modo de vida tradicional. Para complacer a sus padres, aceptó entrar en la Universidad de Stanford. Sin embargo, pasado un tiempo, prefirió recolectar fruta, trabajar en las plantaciones de azúcar o simplemente vagabundear por el país. En 1925 abandonó la universidad sin haber conseguido ningún diploma. Marchó a Nueva York, donde trabajó como obrero de la construcción a la vez que escribía pequeños artículos en periódicos. En 1935 publicó su primera novela de gran éxito: Tortilla Flat. Tras ésta vinieron En dudoso combate (1936), De ratones y hombres (1937), El pony rojo (1937), Las uvas de la ira (1939), considerada su mejor novela, y La perla (1947). En 1952 publicó el que sería su segundo gran éxito, Al Este del Edén

  John Steinbeck fue Premio Pulitzer en 1940 y Premio Nóbel en 1962. Es considerado uno de los grandes narradores del siglo XX. 

FRAGMENTO DE LA NOVELA

«–Cuéntame cómo será, George –pidió Lennie.

    –Ya te expliqué anoche cómo va a ser.

    –Vamos… otra vez, George.

   –Bueno, son unos diez acres –dijo George–. Hay un molino de viento. Hay una pequeña cabaña y un gallinero. Tiene cocina, huerta, cerezas, manzanas, melocotones, albaricoques y unas pocas fresas. Hay un espacio para cultivar alfalfa, y bastante agua para el riego. Hay una pocilga para los cerdos…

    –Y conejos, George.

  –No, ahora no hay sitio para los conejos, pero no me costaría mucho construir algunas conejeras y tú podrás alimentar los conejos con alfalfa.

    –Claro que sí –se animó Lennie–. Te apuesto lo que quieras a que puedo.

   –Y podríamos tener unos cuantos cerdos. Yo podría hacer un ahumadero como tenía mi abuelo y, cuando matáramos un cerdo, podríamos ahumar la panceta y los jamones, y hacer embutidos y todo lo demás. Y cuando los salmones remontaran el río podríamos pescar más de cien y salarlos y ahumarlos. Podemos guardarlos para el desayuno. No hay nada más sabroso que el salmón ahumado. Cuando la fruta madurase, podríamos ponerla en latas… y tomates, que son fáciles de conservar. Todos los domingos mataríamos un pollo o un conejo. Tal vez tengamos una vaca o una cabra, y la crema de la leche es tan, pero tan espesa, que para cortarla habrá que usar cuchillo.

  Lennie lo miraba con ojos muy abiertos, y también el viejo Candy lo miraba. Lennie preguntó suavemente:

    –¿Podríamos vivir como príncipes?

 –Claro –afirmó George–. Tendríamos toda clase de verduras, y si quisiéramos un poco de whisky podríamos vender unos huevos, o cualquier cosa, o un poco de leche. Viviríamos allí. Ésa sería nuestra casa. Nada de andar de un lado para otro y comer lo que nos da un cocinero japonés. No señor, tendríamos nuestra propia casa, y no dormiríamos en un barracón.»

“Los amores de un bibliómano”, de Eugene Field

«Un libro no se aprecia de verdad hasta que no nos lo llevamos a la cama y soñamos con él»

Numerosos son las libros que la editorial Periférica viene publicando, referidos al mundo de los libros, especialmente, al género de libros que hablan de otros libros. Anteriormente, nos hemos ido aproximando a algunos de ellos, como Mi maravillosa librería de Petra Hartlieb, El bibliótafo, de Leon H. Vincent, o La librería ambulante y La librería encantada, de Christopher Morley. Todos ellos muy recomendables, y con multitud de anécdotas en torno al maravilloso mundo de la lectura y de los libros.

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En Los amores de un bibliómano (The love affairs of a bibliomaniac), el norteamericano Eugene Field, periodista especializado en crónicas llenas de humor, nos acerca a la vida de un curioso personaje, afectado de bibliomanía, es decir, con una propensión exagerada a acumular libros, y que, ya en los comienzos de la historia, no duda en expresarnos cuáles son sus preferencias en materia amorosa:

Mi libro y mi corazón
no han de ver separación.

     «Y en esto se ejemplifica la ventaja que el amor a los libros tiene sobre otras clases de amor. Las mujeres son por naturaleza volubles, y los hombres también; su amistad es susceptible de disipación a la mínima provocación o a la menor excusa.

    No ocurre esto, sin embargo, con los libros, porque los libros no cambian. Dentro de mil años serán lo que son hoy, dirán las mismas palabras, expresarán los misma alegría, la misma promesa, el mismo consuelo; siempre constantes, ríen con los que ríen y lloran con los que lloran.» 

Field conoce bien el tema del que escribe. Al publicarse por primera vez Los amores de un bibliómano, su hermano Roswell escribió estas palabras: «Era un infatigable coleccionista de libros, y poseía una biblioteca tan valiosa como interesante, que contenía volúmenes obtenidos sólo a costa de gran sacrificio personal, así que comprendía perfectamente ese trastorno llamado bibliomanía, y conocía el aspecto medio trágico, medio humorístico de esta incurable enfermedad mental. La columna periodística que escribió casi a diario durante doce años incluía muchas veces pícaras indirectas y burlas cariñosas contra aquellos de sus infelices compatriotas que, a través de él, se habían hecho famosos por su devoción a las viejas estanterías y las subastas[…] Bibliofilia, más que bibliomanía, sería la palabra adecuada para denominar su meticuloso propósito. Si compraba libros curiosos y raros, era para poseerlos en el más amplio sentido, tanto interior como exteriormente. La manía por los libros lo llevaba a comprar constantemente; el amor por los libros sobrevino para hacer de ellos una parte de sí mismo y de su vida.»

El autor norteamericano nos ofrece en su libro numerosas historias y anécdotas sobre hechos y personajes reales (libreros, impresores, escritores, críticos…). Y todo ello expresado en un tono alegre y ameno, y haciendo gala de un humor inteligente. Totalmente recomendable.

Pero si, oh, señor, te place
mantenerme en el camino de la tentación,
con humildad ruego ser
especialmente tentado hoy.
Que mi tentación sea un libro
que pueda comprar, guardar y conservar,
y que, cuando otros lo vean,
se lamenten al saber
que lo conseguí a buen precio.

    La oración del bibliómano

SINOPSIS

Bibliomanía: «Pasión de tener muchos libros raros o los pertenecientes a tal o cual ramo, más por manía que para instruirse». Diccionario de la Lengua Española.

He aquí la historia de un viejo y peculiar coleccionista de libros, en la Norteamérica de finales del siglo XIX, rodeado de personajes tan singulares como entrañables: sus amigos, el juez Methuen y el doctor O’Rell; su hermana, la señorita Susan; sus amores de juventud, Captivity Waite, Fanchonette… Una novela repleta de humor, encanto e inteligencia sobre los deleites, aventuras y desventuras de la bibliomanía. Pero también sobre la alegría de vivir, contagiosa en todas sus páginas.

EUGENE FIELD

70050020131107125424foto-eugene-field-web-1-estrecha Eugene Field nació en 1850 en Saint Louis y murió en 1895, a los cuarenta y cinco años, en Chicago. Famoso por sus textos para niños (él mismo tuvo ocho hijos), sus poemas siguen leyéndose aún hoy en muchas casas y escuelas de Estados Unidos. Eugene fue un reputado periodista, especializado en columnas y crónicas llenas de humor y detalles costumbristas.

FRAGMENTOS DE LA NOVELA

   «Tan sutil y tan contagiosa es esta gran pasión que apenas somos conscientes de su presencia hasta que ha tomado posesión de nosotros completamente. Y he conocido casos de de hombres que, después de haber pasado una velada con el juez Methuen y conmigo, han despertado a la mañana siguiente contagiados por el incurable entusiasmo de la bibliomanía. Pero el desarrollo de la pasión no viene siempre marcado por estallidos abruptos; a veces, como el sarampión, aparece de forma lenta y persistente, y en tales casos hay que tomar medidas para alejar la enfermedad de los órganos vitales. De otro modo pueden producirse graves consecuencias»
    […]
   «Cuando el juez Methuen tiene ganas de chanza y quiere reírse de mí, me pregunta si he olvidado la época en la que estuve poseído por un espíritu de renovación y juré solemnemente no comprar más libros… Mi relación con los libreros cubre un período tan largo y ha sido tan íntima que incluso en medio de una vasta multitud, no tendría dificultad en determinar quiénes son libreros y quiénes no. Porque, al tratar con los libros, llega un momento en que estos hombres acaban pareciéndose a su mercancía, no sólo en su aspecto sino también en su conversación. Mi librero ha habitado tantos años en su rincón que habla al estilo antiguo y tiene el aspecto sencillo y atractivo de una antigua y sólida encuadernación; y para deleite de los entendidos en olores, desprende ese aroma a moho y tabaco combinados que al verdadero bibliófilo le resulta más agradable que todos los perfumes de Arabia. He estudiado el oficio con tanto interés que con sólo clavar la vista en un librero puedo decir con certeza qué tipo de libros vende.»