“Santa Cruz, te imagino”, Laury Fernández

Santa Cruz, te imagino”

    Tal vez sea un soñador, no lo sé. Pero, te imagino, coronada en las alturas como una estrella errante en el firmamento, en una noche clara de viento, y el cielo sembrado de estrellas, iluminando los cerros y los campos de Extremadura, envuelta con la luz de la luna. ¡Eres tú! LA SANTA CRUZ. Con tu belleza infinita, llena de encanto, con abrazos de luna y besos de cometas, haces que mi imaginación vuele y sienta. Como si el cosmos se juntara y formaran toda una relación de Amor a LA SANTA CRUZ.

   Te imagino aún lejos, sí, pero cerca o lejos, me inspiras ternura y alimentas mi alma, recordándome, que eres la belleza hecha palabra, “SANTA CRUZ”, cuando te veo brillar junto a las estrellas y la luna en el eterno universo. Al verte me siento como poeta, buscando las palabras que expresen mis sentimientos, pero se resisten a salir a la luz, quiero alabarlas, gritarles: eh!, despertad que la luz ha vuelto a nuestro encuentro.

   Te imagino. Allí en el horizonte abierto de la tierra, entre mares de olivos y encinares, tus hojas plateadas luminosas de amor, iluminando nuestro pueblo de hombres buenos de humildad, nobles y sencillos, que valoran tu presencia y tu esencia.

  LA SANTA CRUZ, engalanada y decorada hasta la perfección con la paciencia y la serenidad que atesora la mujer corita. Cuanto te amo, cuanto te debo. Que tu recuerdo no me abandone nunca, que florezca en mi cada primavera. Porque sin ti, hoy, no sabría iluminar mi silencio.

   Te imagino, sí, y teniendo en cuenta mis orígenes de tierra adentro, corito de Feria, tierra de campos, de primaveras floridas, cuando por mayo siento una canción o escucho alguna décima, me palpita el corazón…porque soy extremeño de un pueblo de Badajoz, y llevo conmigo LA SANTA CRUZ que nadie me puede borrar… ¡Feria cuanto la llego a querer!, es un pueblo tan bonito que siempre sueño con él.

   Dejo aquí mi voz, en la soledad de la noche, en ese cielo lejano que aún perdura en mi memoria y que evoca mi niñez, esperando un nuevo amanecer del día tres de mayo, para verte brillar como una joya, cuando a ti te alumbra el sol ¡Qué bonita tú eres SANTA CRUZ, alumbrando la mañana! Pareces el paraíso, de la primavera deseada.

   Sí. Hoy puedo decir, que soy un soñador, porque tú has sido y eres mi camino y mi luz. ¡¡¡VIVA LA SANTA CRUZ!!!

LAURY FERNÁNDEZ

Álbum de cuentos y leyendas tradicionales de Extremadura

En 1995, la Consejería de Cultura y Patrimonio de la Junta de Extremadura publicó la obra titulada Álbum de cuentos y leyendas tradicionales de Extremadura, del Grupo Alborán, con motivo del convenio suscrito entre la propia Consejería de Cultura y Patrimonio y el Grupo Alborán de Investigación en Didáctica y Literatura con el objeto de difundir la literatura tradicional extremeña y su proyección en el aula, a través de actividades de animación a la lectura, como el taller de Cuentos y Leyendas.

    «Cuando hablamos de cuentos y leyendas tradicionales es fácil «recalar» en ciertos tópicos, que van desde cierta nostalgia trasnochada hasta la «charlatanería» más desprovista de fundamento. La memoria viva de la colectividad –que eso es la cultura– no se deja asir en la foto fija de unas creencias inmóviles como una estatua, sino justamente en su recreación viva y adaptada al dinamismo histórico de la comunidad. Quiere eso decir que los cuentos y leyendas de nuestra Extremadura no son postales de «nuestro tipismo» o retablos hieráticos de nuestro pasado, sino agua huidiza, patrimonio vivo, no de piedras, pero si de palabras, tejido con la materia de los sueños, de los deseos, de la fe –en el caso de las leyendas religiosas– y, sobre todo, del esfuerzo y de la esperanza, porque, al fin y al cabo, los cuentos y las leyendas hablan simbólicamente de un aquí o de un ahora preñado de dificultades pero donde siempre es posible el compartir heroico y solitario. O, como decíamos en otro trabajo, la historia/Historia oral de Extremadura, en ese doble plano de fabular el vivir cotidiano en clave de Juan el Oso o de la Serrana de la Vera, de la Virgen de los Remedios o la mártir Eulalia de Mérida.

   Por eso, además, es singularmente difícil moverse en un campo tan resbaladizo, o acotar las lindes en un terreno en que se mezclan la historia y la antropología, la literatura y el folklore, la religiosidad y el mundo profano. De esta naturaleza multidisciplinar deriva también la vocación de llegar a muy distintos lectores de este libro.»

Acceso a la edición digital de la obra en la página de la Biblioteca Virtual Extremeña (BVE)

LA VILLA DE FERIA EN «ÁLBUM DE CUENTOS Y LEYENDAS TRADICIONES DE EXTREMADURA»

«Vecinos del pueblo
y concurrentes,
disimulad las faltas 
y sed prudentes»

Dentro de esta obra, Álbum de cuentos y leyendas tradicionales de Extremadura, podemos encontrar información sobre La Entrega, auto sacramental que se representa en la villa de Feria durante las fiestas de la Santa Cruz.

Según José Muñoz Gil, «La Entrega, considerada por algunos folcloristas como una de las manifestaciones de teatro religioso popular más genuina de nuestra región y única quizá en su género en el folclore nacional, es lo que ha distinguido al área geográfica del Señorío de Feria. Con ligeras variantes, introducidas por aportaciones locales, antiguamente se representaba en numerosos pueblos del Ducado, incluso en otras poblaciones próximas a él.

Se trata de una pieza de teatro popular religioso, de carácter versificado, de orígenes y autor desconocidos, aunque Matías Ramón Martínez afirma que ya existía en el primer tercio del siglo XVII, y cuyo texto ha estado sometido a innumerables alteraciones e interpolaciones, donde un coro va narrando en forma cantada, con la tradicional y reiterativa melodía, el hallazgo del Lignum Crucis por Santa Elena, mientras los actores van desarrollando la acción con una lentitud casi litúrgica y donde apenas tiene cabida la forma dialogada.»

«La Entrega».  40º Aniversario. Vídeo de La Hermandad de la Santa Cruz

A continuación se reproduce el artículo titulado La Entrega de la Santa Cruz (auto popular de Feria). En él aparece el texto, versificado, completo del auto que se representa la noche del 2 mayo en la plaza de la blanca villa de Feria, que  escenifica la búsqueda del lignum crucis por Santa Elena, con las indicaciones necesarias para su desarrollo. Dicho texto ha sido elaborado a partir de los manuscritos aportados por Dionisia Lozano, vecina de Feria, y adaptados por José Muñoz Gil, con ayuda de Antolín Gómez Hurtado. La información adicional es obra de Luis Guisado Macías:

La Entrega. Vídeo de Antonio Fernández Becerra

Además del citado artículo, en este libro aparecen dos interesantes apartados más dedicados a Las Cruces de Feria y a La Entrega: La tradición popular de las Cruces de Feria y su posible conexión con los condes D. Pedro Fernández de Córdoba y Dª Ana Ponce de León, de José Muñoz Gil, y La Entrega, teatro popular religioso en la villa de Feria, de Antonio Vera Ramírez.

Dichos artículos pueden consultarse también en el enlace anteriormente señalado de la Biblioteca Virtual Extremeña (BVE).

“El perfume”, de Patrick Süskind

«Quien domina los olores, domina el corazón de los hombres.»

El perfume, historia de un asesino (Das Parfüm, die Geschichte eines Mörders) es la primera novela del escritor alemán Patrick Süskind, publicada en 1985. El libró consiguió rápidamente un gran reconocimiento por parte de los lectores y de la crítica, estuvo nueve años en la lista de best sellers del semanario alemán Spiegel, convirtiéndose en todo un clásico de nuestro tiempo. En 2010, se habían vendido más de 20 millones de ejemplares de la novela en cuarenta y siete idiomas, incluidos el islandés, el letón, el hindi y el latín.

La acción de la novela nos traslada a la Francia del siglo XVIII y nos narra la vida de «uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales.»

     «Se llamaba Jean-Baptiste Grenouille y si su nombre, a diferencia del de otros monstruos geniales como De Sade, Saint-Just, Fouchè Napoleón, etcétera, ha caído en el olvido, no se debe en modo alguno a que Grenouille fuera a la zaga de estos hombres célebres y tenebrosos en altanería, desprecio por sus semejantes, inmoralidad, en una palabra, impiedad, sino a que su genio y su única ambición se limitaban a un terreno que no deja huellas en la historia: al efímero mundo de los olores.»

Jean-Baptiste Grenouille es, gracias a su prodigioso sentido del olfato, el mejor elaborador de perfumes de todos los tiempos. Pero es un ser grotesco, deforme y repulsivo a los ojos de las mujeres. Como venganza a tanta ofensa sufrida a causa de su aspecto físico, elabora un raro perfume que subyuga la voluntad de quien lo huele. Así, Jean-Baptiste consigue el favor de las damas de la alta sociedad y el dominio de los poderosos. Existe un único problema: para obtener la esencia elemental de la mágica fragancia se necesitan los fluidos corporales de jovencitas vírgenes, y para ello el perfumista no duda en convertirse en un obsesivo, cruel y despiadado asesino.

El perfume fue llevado a la gran pantalla por el director alemán Tom Tykwer quien convirtió la novela en una gran película que se estrenó en todo el mundo en 2006 protagonizada por Alan Rickman y Dustin Hoffman.

Tráiler de la película

Francia, siglo XVIII. Adaptación del famoso best-seller de Patrick Süskind. Jean Baptiste Grenouille nació en medio del hedor de los restos de pescado de un mercado y fue abandonado por su madre en la basura. Las autoridades se hicieron cargo de él y lo mandaron a un hospicio. Creció en un ambiente hostil; nadie le quería, porque había en él algo excepcional: carecía por completo de olor. Estaba, sin embargo, dotado de un extraordinario sentido del olfato. A los veinte años, después de trabajar en una curtiduría, consiguió trabajo en casa del perfumista Bandini, que le enseñó a destilar esencias. Pero él vivía obsesionado con la idea de atrapar otros olores: el olor del cristal, del cobre, pero, sobre todo, el olor de algunas mujeres. (Filmaffinity)

SINOPSIS

Quizá los olores evoquen el privilegio de la invisibilidad. Antes del tacto, sucede el olor, como mensajero de una esencia que sabe desaparecer en el aire y ser agente de un gran poder. La seducción que despliega el olor es implacable: se instala en nosotros y sella su poderío en los tejidos de la memoria.

Jean-Baptiste Grenouille tiene su marca de nacimiento: no despide ningún olor y por ello hace temer la presencia de algún demonio. Al mismo tiempo posee un don excepcional: un olfato prodigioso que le permite percibir todos los olores del mundo. Desde la miseria en que nace, abandonado al cuidado de unos monjes, Jean-Baptiste Grenouille lucha contra su condición y escala posiciones sociales convirtiéndose en un afamado perfumista. Crea perfumes capaces de hacerle pasar inadvertido o inspirar simpatía, amor, compasión… Para obtener estas fórmulas magistrales debe asesinar a jóvenes muchachas vírgenes, obtener sus fluidos corporales y licuar sus olores íntimos. Su arte se convierte en una suprema e inquietante prestidigitación.

Patrick Süskind, convertido en maestro del naturalismo irónico, nos transmite una visión ácida y desengañada del hombre en un libro repleto de sabiduría olfativa, imaginación y enorme amenidad. Su persuasión iguala la de su personaje y nos propone una inmersión literaria en el arco iris natural de los olores y en los turbadores abismos del espíritu humano.

PATRICK SUSKING

Patrick Süskind nació en 1949 en la localidad bávara de Ambach, en Alemania. Su primera novela, El perfume (1985), le valió inmediata notoriedad mundial. Es autor también del monólogo El contrabajo (1986), de las novelas La paloma(1987) y La historia del señor Sommer (1991), y del libro Un combate y otros relatos (1996).

OTRO FRAGMENTO DE LA NOVELA

     «De repente le invadió un gran sosiego. No el causado por la embriaguez, como el que sentía en el interior de la montaña durante sus orgías solitarias, sino el sosiego frío y sereno que infunde la conciencia del propio poder. Ahora sabía de qué era capaz. Con un mínimo de medios, había imitado, gracias a su genio, el aroma de los seres humanos, acertándolo tanto al primer intento que incluso un niño se había dejado engañar por él. Ahora sabía que podía hacer algo más. Sabía que era capaz de mejorar este aroma. Crearía uno que no sólo fuera humano, sino sobrehumano, un aroma de ángel, tan indescriptiblemente bueno y pletórico de vigor que quien lo oliera quedaría hechizado y no tendría más remedio que amar a la persona que lo llevara, o sea, amarle a él, Grenouille, con todo su corazón.
     ¡Sí, deberían amarle cuando estuvieran dentro del círculo de su aroma, no sólo aceptarle como su semejante, sino amarle con locura, con abnegación, temblar de placer, gritar, llorar de gozo sin saber por qué, caer de rodillas como bajo el frío incienso de Dios sólo al olerle a él, Grenouille! Quería ser el dios omnipotente del perfume como lo había sido en sus fantasías, pero ahora en el mundo real y para seres reales. Y sabía que estaba en su poder hacerlo. Porque los hombres podían cerrar los ojos ante la grandeza, ante el horror, ante la belleza y cerrar los oídos a las melodías o las palabras seductoras, pero no podían sustraerse al perfume. Porque el perfume era hermano del aliento. Con él se introducía en los hombres y si éstos querían vivir, tenían que respirarlo. Y una vez en su interior, el perfume iba directamente al corazón y allí decidía de modo categórico entre inclinación y desprecio, aversión y atracción, amor y odio. Quien dominaba los olores, dominaba el corazón de los hombres.» 

 

“Extremeños en el nuevo mundo”, de Jesús Sánchez Adalid

En el año 2015, apareció, editado conjuntamente por la Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura y el Centro Extremeño de Estudios y Cooperación con Iberoamérica (Cexeci), el libro titulado Extremeños en el nuevo mundo. Se trata de una obra, con magníficas ilustraciones y con bellos textos del escritor extremeño Jesús Sánchez Adalid, que recoge la participación extremeña en el descubrimiento, colonización y evangelización de América.

La obra supone un paseo divulgativo por los aspectos más relevantes de la llegada al nuevo mundo de los extremeños, mostrándonos, además, información clave sobre los largos viajes por alta mar de nuestros paisanos. 

Según el propio autor este libro lo estaba «pidiendo a gritos la realidad para escapar del tópico y hacer algo más humano».»Es nuestra historia y hay que disfrutar de ella, sin olvidar lo malo para aprender de los errores», ha admitido el autor extremeño. En este sentido, escribe sobre la obra: «El descubrimiento, la conquista, la colonización y la evangelización de lo que entonces se consideró un “nuevo mundo” está ahí; pertenece ya a la historia como tantos y tantos hechos de la humanidad. Y es justo reconocer que hubo maldades, violencias y excesos de todo tipo. Pero también hubo hombres de buena voluntad, que pusieron precisamente en aquel momento los cimientos de lo que más tarde serían los sagrados derechos de todo ser humano. (…)

No se trata de justificar, sino de mirar hacia el pasado con un nuevo interés. Los hombres y mujeres que fueron a la gran empresa del Nuevo Mundo pertenecieron a todas las clases sociales: nobles, hidalgos segundones, labradores, pobres, pastores, acostumbrados a recorrer grandes distancias a pie, vagabundos, jóvenes sin porvenir… La mayoría de ellos eran de Andalucía y Extremadura; sobre todo porque Sevilla era el único puerto de salida hacia América y el sur de la Península había sido el último escenario de la guerra contra los musulmanes. Proseguía pues para ellos la aventura, la ocasión de nuestras hazañas semejantes a las de sus antepasados y aún mayores. Con el final de la Reconquista en el mismo 1492, con la toma de Granada, se originó una gran desocupación entre los jóvenes que orientaron sus porvenires hacia la guerra. El descubrimiento de la nueva ruta hacia Las Indias les abría la oportunidad de enriquecerse y continuar la lucha contra el infiel en lejanos territorios.»

Extremeños en el nuevo mundo es un libro de divulgación histórica, que pretende seguir profundizando en esa larga historia en común que Extremadura comparte con América y poner en valor a los extremeños que la protagonizaron.

SINOPSIS

En el recorrido que Sánchez Adalid realiza, bajo un poliédrico enfoque, a las aportaciones de los extremeños que se embarcaron en la empresa del Nuevo Mundo, relata detalles de gentes anónimas que se embarcaron en las carabelas con Colón así como de los grandes nombres que protagonizaron las grandes epopeyas como Cortés, Pizarro, Núñez de Balboa, Valdivia, Inés de Suárez o Hernando de Soto.

La evangelización tiene un apartado especial, centrándose en la importancia y relevancia que la orden franciscana tuvo, tomando como punto de partida a San Pedro de Alcántara y destacando a los Doce Apóstoles de Belvís de Monroy.

En este libro también hay espacio para otras historias, curiosidades y personas como Inés Muñoz, la extremeña que llevó el olivo y el trigo a Perú, o el arquitecto trujillano Francisco Becerra, autor de templos y conventos en México y maestro mayor de la catedral de Lima.

FRAGMENTO DEL LIBRO

Adalid ha recogido también en este gran trabajo de divulgación histórica la presencia de la mujer en el Nuevo Mundo, necesaria para vertebrar esa sociedad incipiente desde abajo, haciéndola más justa e igualitaria. Entre aquellas mujeres jugó un lugar muy destacado Inés Muñoz, la extremeña que llevó el olivo y el trigo a Perú. Sobre ella escribe Sánchez Adalid lo siguiente:

 Doña Inés Muñoz, la mujer extremeña, cuñada de Francisco Pizarro, que llevó el trigo y el olivo al Perú

    Una intrépida mujer extremeña formó parte del contingente de rudos hombres de aventuras que Francisco Pizarro llevó desde España a la conquista del imperio de los Incas. Se llamaba doña Isabel Muñoz, hija de hidalgos y mujer legítima de Francisco Martín de Alcántara, el hermano de madre de Pizarro. La animosa mujer embarcó en Sevilla, en el mes de mayo de 1530, en la nao en que viajó la expedición, soportando las incomodidades propias de una larga y penosa navegación hasta las Indias. Cruzó el Istmo y en Panamá embarcó nuevamente con destino a Tumbes y Cajamarca, dando en todo momento ejemplo de fortaleza de ánimo y resistencia física a los soldados y a su propio esposo. La circunstancia de haber agregado Francisco Martín el nombre de Alcántara a su apellido, nos hace pensar que así él como su mujer, la dicha doña Inés Muñoz, fueron naturales del pueblo de Alcántara, cabe el Tajo, en los términos de Trujillo de Extremadura.

    «Hallóse en todos los trabajos y peligros que pasaron en la conquista de este reino –escribe Cobo en el cap. XVI de su Historia de Lima–, con tan varonil pecho y ánimo, que no solamente los toleraba sin muestra de flaqueza, sino que alentaba y esforzaba a su cuñado y compañeros para que no desistiesen de la empresa, rendidos a las dificultades que se les ponían delante, de manera que podemos decir haber tenido esta gran matrona no menos parte en la conquista de este reino que le mismo Pizarro».

    Fue doña Inés la que, como una diosa Ceres Peruana, llevó a aquellas tierras los primeros plantones de olivo, que consumían la mitad de su ración de agua durante la interminable travesía por mar, y asimismo la semilla del trigo, con cuya harina se elaboraron las primeras hostias destinadas a las misas que se dijeron en Perú.

    En los Documentos Inéditos para la Historia de España, coleccionados por el Marqués de Fuensanta del Valle, se consigna a doña Inés Muñoz como la «primera mujer casada española que vino a estas Indias del Perú, y pobló en ellas».

    Cuando en junio de 1541 ocurrió la muerte de Francisco Pizarro y la de Francisco Martín de Alcántara por obra de los partidarios de Almagro el Mozo, fue doña Inés quien, «acallando los gritos de la desesperación y, dando muestra una vez más de su varonil entereza, se hizo cargo de los cadáveres del esposo y del cuñado, y a ambos dio apresurada sepultura, al amparo de la noche, ayudada de un español, de un indio y de un negro esclavo, en un hoyo de hacer adobes hallado en el patio de los Naranjos de la Iglesia Mayor en construcción.»

    Doña Inés hubo en su primer matrimonio con Francisco Martín de Alcántara un hijo que se llamó don Macabeo, el cual murió muy niño, y de su segundo matrimonio con don Antonio de Ribera, caballero de Santiago, otro que tomó el nombre y apellido de su padre, el cual murió al salir de la adolescencia.

    Viuda por segunda vez, anciana y sin hijos, doña Inés tomó la determinación de consagrar su cuantiosa fortuna a la Iglesia. Llevando a la práctica aquel propósito, y después de consultar al arzobispo don fray Jerónimo de Loayza, fundó el monasterio de la Concepción de Lima, asociando a sus iniciativas a doña María de Chávez, natural de Huamanga, hija de Diego Gavilán y de doña Isabel de Chávez, de los Chávez de Trujillo de Extremadura, viuda de un hijo de don Antonio de Rivera, su marido.

    Consta del acta de fundación –escribe Mendiburu en su Diccionario Biográfico–, otorgada el 15 de septiembre de 1573 ante el escribano Francisco de la Vega, que «la fábrica se construyó en las casas compradas a Lorenzo Estupiñán de Figueroa; que se había de seguir la regla de los frailes menores de la observancia de Castilla, confirmada por el Papa Julio II».

    Falleció doña Inés a los ciento diez años de edad, el día 3 de julio de 1594, hallándose desde algún tiempo en estado de ceguera. Por ello el arzobispo Loayza le había aconsejado que no pensase en ser religiosa, pero ella persistió en su intento y consiguió recibir los hábitos.

    Está enterrada en el muro izquierdo del presbiterio del susodicho convento. En su sepulcro se leen los siguientes versos:

Este cielo animado en breve esfera, 
Depósito es de un sol que en él reposa
El Sol de la gran madre y generosa
Doña Inés de Muñoz y de Rivera.
Fué de Hanan Huanca encomendera, 
De Don Antonio de Rivera esposa,
De aquel que tremoló con mano airosa
De Alférez Real la Real Bandera.
Fundó este, a María, gran Convento…

   Cobo, en su Historia de Lima escribe sobre la intrépida extremeña:

«Debe Lima a esta gran matrona no sólo el 
beneficio de la fundación de este
monasterio, sino otros muchos que de ella,
como su fundadora y madre, tiene
recibidos, que tanta parte tuvo con su
industria y trabajo en la pacificación y
población de esta tierra. A ella se debe el
pan de trigo de que se mantienen, a su 
segundo marido la abundancia de olivares
de que goza, y a entrambos junto otras
muchas frutas y legumbres que con gran
diligencia hicieron traer de España y
pusieron en su huerto, que hoy posee este
monasterio, donde se ve el primer olivo que
hubo en el reino, traído de España, y lo que
no es de menos consideración, el primer
obraje de lana de Castilla que hubo en esta
tierra, lo fundaron estos caballeros en su
repartimiento de indios del valle de Jauja,
al cual pertenece hasta hoy en el pueblo
llamado Cepallanda»

Olivos centenarios en el Parque Olivar de San Isidro de  Lima, procedentes de los primeros que llegaron a aquellas tierras de manos de Inés Muñoz 

JESÚS SÁNCHEZ ADALID

22894321_1464763953618817_2010764460934034265_nJesús Sánchez Adalid (1962) nació en Villanueva de la Serena (Badajoz). Se licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y realizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió Filosofía y Teología. Además, es licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca. Es profesor de Ética en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo.

Su amplia obra literaria ha conectado con multitud de lectores, gracias a la veracidad de sus argumentos y a la originalidad de sus descripciones, sustentadas en una profunda documentación. Sus novelas constituyen una permanente reflexión acerca de las relaciones humanas, la libertad individual, el amor, el poder y la búsqueda de la verdad.

La obra de Sánchez Adalid se ha convertido en un símbolo de acuerdo y armonía entre los pueblos, religiones y razas, algo especialmente necesario en un mundo desgarrado por la intolerancia y el fanatismo.

Ha publicado con gran éxito La luz del Oriente, El morázabe, Félix de Lusitania, La tierra sin mal, El cautivo, La Sublime Puerta, El caballero de Alcántara, Los milagros del vino, Galeón, El camino mozárabe, Treinta doblones de oro, Y de repente, TeresaLa mediadora y En tiempos del papa sirio.

Es también autor de Tras los pasos del abate viajero, una obra de encargo institucional que fue presentada en 2014.

En 2007 ganó el premio Fernando Lara por su novela El alma de la ciudad; en 2012 el premio Alfonso X el Sabio de Novela Histórica por Alcazaba; en 2013 el premio Internacional de Novela Histórica de Zaragoza por el conjunto de sus obra; el premio Diálogo de Culturas y el premio Hispanidad. En 2014 su novela Treinta doblones de oro recibió el premio Troa Libros con Valores.

En Extremadura ha sido distinguido con la Medalla de Extremadura y el premio Extremeños de Hoy. Además, es académico de número de la Real Academia de las Artes y las Letras de Extremadura, cuya biblioteca dirige. También es patrono de la prestigiosa Fundación Paradigma Córdoba, cuyo fin esencial es recordar los ejemplos positivos de convivencia entre las tres religiones abrahámicas: judía, cristiana y musulmana, que ocurrieron en Alándalus, buscando con ello los principios y fundamentos del ecumenismo y del diálogo.

Sánchez Adalid ha colaborado en Radio Nacional, en el diario Hoy y en revistas Historia National Geografic y Vida nueva. Actualmente colabora con Canal Historia (The History Channel), Volcán Producciones y Zebra Producciones.