“Tierra de mujeres”, de María Sánchez

    «El medio rural era el sustrato en el que mi familia, tanto materna como paterna, ha ido entrañándose y sucediéndose: el huerto, la despensa, los alcornoques, encinas y olivos, los hermanos, animales, compañeros de trabajo y sustento. (…)

    Mi infancia es un destello: las manos de mis abuelos, las vendas y las navajas para hacer los injertos, los corderos sin madre, las cabras viniendo a la llamada del pastor, los olivos y alcornoques, los cencerros, los jerséis de lana, los libros y manuales de veterinaria de mi abuelo…»

Tierra de mujeres es el segundo libro publicado por la escritora y veterinaria cordobesa María Sánchez. Como indica el propio subtítulo de la obra, se trata de «una mirada íntima y familiar al mundo rural». Con Tierra de mujeres, la también autora del poemario Cuaderno de Campo pretende servir de altavoz y plataforma a aquellas mujeres del campo a las que se les negó la cultura por completo, que renunciaron a casi todo para ocuparse de sus familias, de su casa y del trabajo de la tierra.

    «Las mujeres del medio rural son doblemente discriminadas. Doblemente olvidadas. Primero por su género, pero también por el lugar en el residen y trabajan.»

En la primera parte del libro, María Sánchez escribe sobre la invisibilidad y la falta de reconocimiento del trabajo de las mujeres del mundo rural y la necesidad de acercar el feminismo a esas zonas olvidadas, y analiza los problemas de la España vacía, o vaciada como ella prefiere llamarla.

Los capítulos de la segunda parte del libro constituyen un hermoso y sentido homenaje a las mujeres de su familia que le antecedieron: su tatarabuela paterna, su abuela materna y su madre.

    «No están todas las mujeres de mi familia, pero son ellas las que todavía están y las que siento más cerca. Las que llevo siempre conmigo. Y sirva este ensayo como ejercicio de justicia con la memoria y el reconocimiento hacia ellas. Como una forma de no sentirse culpable, de redimirme por todos estos años en los que ellas no formaron parte de mi narrativa ni del espejo en el que quería verme reflejada.»

María Sánchez ha estado desde siempre vinculada al entorno rural. Proviene de una familia que siempre estuvo ligada a la tierra, creció rodeada de animales y de plantas, y su trabajo también se desarrolla en contacto con la naturaleza. Conoce el campo, lo valora y lo respeta. Por eso reivindica que se afronten de una vez las necesidades y los problemas del medio rural y de sus habitantes. Que se aporten soluciones para que ese mundo y su cultura no desaparezcan.

Tierra de mujeres me ha parecido un gran libro, lleno de lirismo, compromiso y auténtico amor por la naturaleza. Muy recomendable.

    «Nuestro medio rural morirá si no sabemos transmitir a los que vienen su importancia y su cuidado. Y no sólo nuestro medio rural, sino toda la biodiversidad que vive en él, nuestros pueblos, nuestras costumbres, nuestras historias. Nuestra cultura, así, sin el adjetivo rural, porque es cultura y es de todos. Debemos aprender a mirar y transmitir. Preguntar a nuestras abuelas, a nuestras madres. Dar importancia a nuestras historias y a nuestras aldeas. Preguntar, contar, escuchar, cuestionarse una y otra vez. Mirar más allá. Mancharse las manos de tierra. Dejar que los que vienen, los niños y niñas del futuro, se manchen también. Se empapen de tierra y animales, de historias de sus mayores, darles la mano, que quieran visitar y habitar una casa llena de raíces y patrimonio que aún está por construirse.

    Crear un vínculo y cuidarlo.

    Ésa es la única manera de que nuestro medio rural no desaparezca y siga existiendo.»

LEER UN FRAGMENTO DEL LIBRO

SINOPSIS

Hija y nieta de veterinarios, la última de varias generaciones vinculadas desde hace años a la tierra y a los animales, María Sánchez (Córdoba, 1989) es la primera mujer en su familia en dedicarse a un oficio desempeñado tradicionalmente por hombres. Su día a día como veterinaria de campo pasa por recorrer España en una furgoneta y esquivar las miradas en un entorno predominantemente masculino como es el mundo rural. En este personalísimo ensayo, la escritora se propone servir de altavoz y dar espacio a todas las mujeres silenciadas en los campos españoles, a todas aquellas que tuvieron que renunciar a una educación y a una independencia para trabajar la tierra con las manos y cuidar de sus familias.

A partir de historias familiares, de reflexiones sobre ciencia y literatura fruto de sus lecturas y de algunos de los conflictos que asolan al medio rural en España (la despoblación y el olvido de los pueblos, la explotación de los recursos naturales, el incumplimiento de políticas ambientales o las condiciones laborales en el campo), Tierra de mujeres viene a llenar un hueco en el debate sobre feminismo y literatura rural. Busca, además, ofrecer una visión de la vida en campo realista, alejada de las postales bucólicas dadas desde las grandes ciudades, y subrayar el peligro de perder para siempre un conocimiento hasta ahora transmitido de generación en generación.

MARÍA SÁNCHEZ

Archivo personal de María Sánchez

María Sánchez es veterinaria de campo. Colabora habitualmente en medios digitales y de papel sobre literatura, feminismo, ganadería extensiva y cultura y medio rural. Coordina el proyecto Las entrañas del texto, desde el que invita a reflexionar sobre el proceso de creación, y Almáciga, un pequeño vivero de palabras del medio rural de las diferentes lenguas de nuestro territorio. Colabora habitualmente en Carne Cruda Radio, con la sección Notas de campo, un diario sonoro desde los márgenes, lleno de historias, personas y animales que habitan y cuidan nuestro medio rural. Sus poemas han sido traducidos al francés, portugués y al inglés. Es autora del libro Cuaderno de campo.

OTROS FRAGMENTOS DEL LIBRO

    «Este ensayo que crece a partir de aquí, como las vainas enrolladas del trébol carretón que se enganchan al lomo de las ovejas trashumantes para germinar a miles y miles de kilómetros del lugar donde nacieron, es simplemente eso, una llegada, espero que no demasiado tarde, a lo que conforma mi narrativa invisible, a las que no nombraron y existieron, a las que siguen ahí, en la sombra, con voz pero que no se oyen porque no hay espacio ni altavoz posibles para ellas. Este ensayo es una mano, al fin, decidida a alargar y trasplantar, a cuidar antes de que los marquitos de nuestras casas queden completamente huérfanos, callados, vacíos, sin que nadie los mire.» 
    […]
    «Yo soy una simple veterinaria de campo que trabaja todos los días en el medio rural. No soy experta en despoblación, no soy socióloga, no soy política, no soy especialista, no soy ganadera, no soy agricultora, no soy pastora, no soy investigadora, no soy.
   Nadie por sí solo tiene la solución para nada. Nos necesitamos los unos a los otros para cuestionarnos, para cambiar nuestros modelos de consumo, nuestras formas de mirar, para querer conservar y no abandonar, para arrimar el hombro y no dar la espalda. Entre todos tenemos que tender la mano. Es nuestra tarea hacer posible un futuro sostenible y verde en nuestros pueblos. (…) Una tierra donde sentirnos hermanos, donde reconocernos y buscar alternativas y soluciones. (…)
    Ésta no es sólo mi patria, ni tampoco exclusiva de los habitantes de nuestros pueblos. Esta patria es de todos.
   Y ha sido una patria llena de hombre y mujeres que han estado muriéndose solos, cubiertos de musgo y pájaros, esperando a que alguien los descubriese.
   Una tierra que al fin deja de avergonzarse de lo que es, que recupera su sitio y lo nombra, que se hace oír, que comienza a dejar miguitas por los caminos para que los demás miremos al suelo y queramos seguir el rastro.
    Sí, una patria llena de gente de la que se asumía que no tenía nombre ni voz. Los de las manos manchadas, los del sudor en la frente, los de los pies en la tierra. Esos de alpargatas y silbidos, con olor a campo, con regusto siempre a tierra mojada. (…)

 

    Pero todavía podéis reconocernos.
    Todavía podéis entendernos.
    Todavía seguimos hablando en presente.
    Un medio rural vivo que se levanta y os tiende la mano.
    Un territorio lleno de personas que sin miedo dicen:

 

    Estamos vivos y estamos aquí.»